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¿Me quiere o no me quiere? por Baby

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“Me quiere, no me quiere… Me quiere, no me quiere… Me quiere… ¿No me quiere?”

 

DaeHyun, con audífonos sobre los oídos y un frasco de perfume en mano, estaba armando su propio musical frente al espejo de la habitación. La lista de reproducción del iPod llegaba a su fin, cuando finalmente el artista decidió despedirse del público imaginario con una de sus famosas notas altas. Abandonar la habitación fue lo siguiente; abandonarla e ir por un bocadillo a la cocina. En el recorrido se encontró con todos sus compañeros, bueno, todos menos el de ojos sonrientes. Luego de rellenar el estómago con sólidos, decidió buscar a su pequeño compañero. Salón, comedor, habitaciones,… ¿baño?, pero no había ni un rastro de él.

Segundo paso: cuestionar a los miembros, pero nada obtuvo, así que fue necesario abandonar su domicilio para buscar alrededor del edificio.

“¿Has visto a JongUp?” fue la oración que DaeHyun más repitió durante esa búsqueda; el único cambio que le pudo haber hecho fue el de quitar o colocar la “ese” para demostrar educación.

“No” fue lo único que éste obtuvo como respuesta.

 

Cansado de gastar saliva en vano, el castaño se resignó.

—JongUp volverá… cuando tenga hambre —pensó, probablemente de la única manera en la que él podría pensar.

Pero, en un momento así, no solo podía pensar. Tenía que actuar.

Sabía que JongUp no podría ir a un lugar con gente alrededor, su popularidad se lo impedía. DaeHyun cerró los ojos y trató de imaginar qué podría estar haciendo el pequeño en estos instantes.

 

—Me quiere, no me quiere… Me quiere, no me quiere… Me quiere… ¿No me quiere?

—Las azucenas solo tienen seis pétalos, JongUp. La respuesta siempre será la misma a menos de que cambies el orden de las frases —dije, mientras le observaba deshojar los pétalos de una flor que halló en algún jardín.

—Pero, hyung —replicó éste—… El juego va en ese orden, no puedo cambiarlo.

—Entonces… no podrás hacer nada con eso.

JongUp solo bufó indignado como el pequeño toro que no era. Recogió los pétalos que adornaban el suelo y abandonó el lecho casi a los segundos. Se dirigió a la cocina y yo le seguí.

—Estúpida flor embustera… —masculló él, mientras dejaba caer aquellos tristes gemelos sin vida dentro del bote de basura.

—… Eh, no le digas así —el pequeño gruñón ladeó el rostro para encontrarse conmigo, su anterior compañero de charla—. Las flores nunca mienten, así que no tienes por qué pensar tan negativamente.

Él no respondió más, solo asintió y me dedicó una linda sonrisa. Imité su gesto y me fui del lugar.

 

DaeHyun estiró el brazo izquierdo para tomar un hibisco que yacía dentro de un jarrón.

—Me quiere, no me quiere —retiró los pétalos de la flor a medida que hablaba—, me quiere, no me quiere… Me quiere —fue la respuesta que obtuvo ante su ritual—… Y yo te quiero… aquí.

Estaba más que claro. Recordaba que, aquella mañana, JongUp jugaba con una flor, una azucena para ser más exactos. No muy lejos del domicilio se hallaba una granja que, en la parte trasera, era adornada por azucenas de tantos colores. Una máscara cubriendo la mitad de la cara, fue lo último que DaeHyun necesitó para encaminarse al lugar. La tarde, dentro de poco, se convertiría en noche, así que este hombrecillo apuró el paso. Unos puercos rechonchitos que mostraban la cabeza entre las maderas de su corral, gruñeron con fuerza al ver al intruso por ahí; ¡pobres animales!, si supieran que tenían tanta suerte de observar al encantador vocalista de una agrupación internacional. De repente, una violácea cabellera se asomó sobre el campo de azucenas y DaeHyun fue directamente hacia ella.

El hombre más buscado —al menos por nuestro protagonista— yacía con los ojos hinchados, al parecer, de tanto llorar. Buscaba algo de lado a lado, mas parecía no hallar nada. Sus suaves pisadas parecieron ser un guía dentro de aquel callado sendero.

 

—¿Se te perdió algo? —cuestionó DaeHyun en voz baja que, solo pese al extremo silencio, podía ser escuchada.

JongUp alzó la vista; no parecía estar muy sorprendido por encontrarse con el mayor. Negó rápidamente en un movimiento de cabeza.

—Hyung, las flores no mienten…, ¿verdad?

—Claro que no. No mienten.

—Pero —la voz del menor se quebró durante unos instantes—…, por más que lo intente, ella solo dice que ÉL no me quiere…

 En los labios de DaeHyun se formó una pequeña sonrisa. Se agachó para arrancar una flor y despedirla de sus fieles compañeras.

—Va, dilo conmigo… —dijo en un tono cautivador al pequeño.

Rápidamente, la tranquilidad se inundó de un dueto de voces que solo se dignaron a repetir dos únicas frases, aquellas que dieron inicio a este corto cuento.

—Es mentira, ¿ves? —el pequeño mencionó en voz tenue luego de finalizar el canto.

—No, no es mentira.

JongUp no pudo evitar sobresaltarse al oírle hablar de aquella forma tan severa.

—¿E-entonces hyung no me quiere? —volvió a preguntar, esta vez muy débilmente.

—Es cierto, no te quiero —murmulló DaeHyun, rodeando el torso contrario con ambos brazos—… Lo que siento por ti es mucho más que eso… Yo te amo.

 

Esta escena de amor finalizó muy al estilo de una película romántica. Solo dos personas, dos seres amados el uno por el otro en un lugar solitario. Dos actores, sin un guion pre-escrito, uniendo sus bocas. El público de azucenas suspiró de ternura al estar presentes en esa gratuita función.


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