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Deseo convertirme en Papá 'S por Akarui Draconis

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Notas del fanfic:

Hola, aquí reportando mi excistecia con un nuevo fic, ya saben lo curioso que escribo y estas locuras que pasan por mi mente osiosa XD Así que no me queda más que aclarar que AMO LOS TRÍOS Y CUARTETOS xD... y que espero les guste, sino pues ni modo, y si les gusto comenten.

Esta es una idea surgida en una fiesta, viendo los felices que eran la pareja principal y del gran deseo porque mi hermano pueda quedar mpreg (espero que la ciencia avance y pueda suceder algún día) waa! TwT

¡A leer!
:3


Notas del capitulo:

*-Por cierto, casi lo olvido...

-Habrá contenido hetero, o trans en mi particular forma de ver a este personaje... Pero les advierto, será casi al final y lo marcaré por si no quieren leer. Para mí una escena erotica es igual, que lemon pero sabiendo que no todos lo ven de esta forma les aclaro y todos bien. 

-Otra, me gustan la familias grandes así que no se asusten por tanto hijo que aparecerá.

-Y por último, dije Amo los tríos. Para mí una preja ideas es aquella que no se oculta nada, que se tiene confianza y si eso, puede funcionar con dos ¿porque no con tres? Eso pienso YO, tal vez ustedes no, pero lo digo para que lo tengan en cuenta y entiendan porque del resultado de este fic. No fomento la poligamina ni nada, solo que en lo personal creo que eso evitaría muchas infidelidades. Pero lo dice alguien soltero -w-  así que, mejor leean si todavía les quedarón ganas.


El amor es amor sin importar genero, sexo, religión o politica. El amor se siente, se entrega, se planta y cosecha.-*


Mi mayor deseo es convertirme en papá 'S.

 
Categoría: Yaoi/ originales.

Advertencias: Contenido hetero/ Lemon/ Orgías - Tríos.

Capítulo 1: Fiesta.

 

*** 

 

Una pareja cruza la calle para ir a caminar por un parque tomados de la mano; ya no les importa el que dirán ni lo que puedan pensar los demás, en ese momento solo piensan en ellos y en aquel intenso dolor que les carcome el alma.

Ese día muy temprano por la mañana habían ido a hacerse las pruebas de paternidad que necesitaban para así (al final de todo) confirmar que apellidos llevarían sus hijos. No querían llegar a esos extremos, pero sino lo hacían correrían con la mala suerte de perderlos si al regresar "ella" quisiera pelearlos.

Habían pasado ya tres años desde que sus hijos habían nacido; sí, sus pequeños mellizos que gracias a "ella" concibieron. Una preciosa niña con cabellos castaños, ojos verdes y mejillas coloradas como manzanas; a quien llamaron Aneth. Y un varón de cabello castaño cobrizo (que solo se veía a la luz del sol), ojos avellana muy lindos y una boquita rosada (que al bostezar se formaba una pequeña "o"); aunque cargaba con la suerte de ser mas parecido a su... madre. Su pequeño bebé llamado Esteban.

 

Les amaban tanto, sus pequeños hijos, y ya habían pasado tres años desde ese raro incidente que los había llevado a cometer una locura moralmente mal; que les seguía dando dolores de cabeza, felicidad en la más pura extensión de la palabra y dolor de perdida, pero también de amor nunca antes conocido.

La pareja seguía caminando, no querían encontrar un lugar para sentarse y leer los devastadores resultados... Iván lo recordaba como si hubiera sucedido todo apenas ayer...

 

 

 

**

 

 

 

Era noviembre, el frío ya hacía su entrada con esos aires frescos; recostados en una gran cama estaban un par de hombres platicando. Ese día las cosas se fueron por fin al pozo y nada podría consolarles durante mucho tiempo pasarían penando.

 

—Esto es tan injusto cariño—le dijo Iván, un alto moreno de cabellos castaños claros abrazando a su pareja, dándole consuelo y tratando que dejara de llorar. —Calma... shh... Pronto encontraremos una solución.

 

Ernesto no paraba de llorar aun llevaba entre sus manos un papel arrugado. Esa bestia cruel que donde les informaban que no eran una pareja certificada, razón por la cual no eran adecuados para adoptar un bebé.

 

—Esa era la última opción Iván. Ninguno de nosotros es portador para tener hijos entre nosotros... ya oíste lo que dijo el doctor... "Siento comunicarles que no son compatibles. Por esa razón ninguno puede concebir, bla, bla bla..." ¡Yo quiero ser papá! Tengo veintiocho años, no quiero llegar a los 30's (o ni imaginar a mis 40's) y no haber tenido la dicha de ser padre...—lloriqueaba el sensible Ernesto histéricamente sobre el pecho de su marido. —Llevamos juntos cinco años, en todo ese tiempo me pareció extraño que no quedara embarazado... por eso insistí en ir a esa revisión.. ahora... ni siquiera nos dejarán adoptar... ¿el mundo puede ser mas cruel?

 

—Lo sé cariño, lo sé... Sabes que uno de mis mas grandes deseos es verte siempre feliz mientras cuidas a nuestra hija; pero a veces así pasan las cosas. Además aun no hemos intentado todas las posibilidades... aun nos queda...

 

—¡Ni lo digas Iván Fabracii!—interrumpió la frase su conyugue. Esa idea le causaba escalofríos. —Entiende que tenemos que encontrar otra solución... eso... no quiero hacerlo. No, no, no.

 

 

Iván no pudo hacer nada más que seguir abrazando a su amado, él también deseaba ser padre, lo ansiaba más que a nada en el mundo (claro, después del bien formado cuerpo de su querido Ernesto y de esa carita de puchero que le ponía cuando necesitaba solo de su atención); pero sabía que no le gustaba la idea de comprar a un hijo, le parecía una idea espantosa y le había dejado muy claro que eso no lo iban a intentar jamás.

Aunque al pobre castaño le pareciera buena idea pagarle una buena cantidad de dinero a una mujer adicta o tal vez, hubiera alguna prostituta que no pudiera hacerse cargo de sus hijos, de esa forma podrían venderles a ellos uno... pero dudaba que hubiera mujeres con tan poco corazón para hacer eso con un pedazo de su carne. La sola idea quedo en su mente porque su moreno no quería saber nada.

 

Luego de meditar la idea, también había llegado a la conclusión que era algo horrendo; no sabrían la herencia que el niño podría traer y prácticamente sabrían lo mismo de la madre. Tendrían muchos problemas al crecer el pequeño.

No estaba claro que comprar bebés no era la mejor forma para ser padres, comprar a su hijo estaba moralmente mal y también era penado por la ley.

 

Cansado de verlo llorar comenzó a besarle la frente, las mejillas por donde corría las lágrimas, cada uno de sus ojos y al final esos dulces labios tan solo mirarlos le encendía hasta el alma. Descubrió que el moreno le respondía con una necesidad jamás antes demostrada; porque le besaba el cuello, luego la oreja en la cual había dado un pequeño mordisco. El castaño sonrió, no era su intención ponerlo caliente sino solo consolarlo, aunque esa era una mejor forma para calmarlo. Así que, sin remordimiento alguno, siguió su tarea.

Le beso el cuello, mordió ligeramente encima de la clavícula (donde ya tenía varias marcas iguales) porque le fascinaba la forma como se estremecía el moreno bajo él. Se detuvo solo para mirarle a los ojos y ver lo nublados que estaban por ese inmenso amor y deseo que se tenían ambos; luego se demoraría besando nuevamente esos labios, saboreando cada rincón de la cavidad y solo hasta que se lo pidieran, seguiría más allá...

 

Ernesto no podía soportarlo más, aunque estaba muy triste; sabía aceptar una derrota y de momento había perdido, pero encontraría la forma para levantarse... aunque la parte entre sus piernas ya llevaba la ventaja. Su amado Iván, sabía como excitarlo hasta en la situación más imposible; pero secretamente le gustaba. Además había encontrado la mejor forma de hacer el amor lento, tranquilo y sin prisa como lo prefería él... no los encuentros salvajes y lujuriosos que le gustaban a su marido. Y si tenía que llorar todos los días para conseguirlo, así lo haría. Solo se dejaría querer (N.A: que manipulador salió el pequeño uke Ernesto >w<°! Ja!).

 

El castaño seguía con su labor en descenso, el que no lo soportaría más era él. Sin mayor demora, fue desvistiendo al moreno; besaba cada trozo de piel que iba quedando al descubierto. Saboreo los pezones uno a uno, siguió bajando hasta el ombligo dejando un camino de saliva, ahí dio un mordisco mas fuerte dejando el lugar rojo, pero consiguió un buen gemido del moreno. Este le miraba con molestia, pero el sentimiento no duro porque ya le acariciaban el bulto apretujado por los jeans. Ya sin mayor tacto, le despojo de la ropa inferior (incluyendo los boxers), lo observo un momento...

 

Ernesto estaba ruborizado hasta el cuello, tenía marcas por todo su cuerpo (delgado y un poco marcado por el gimnasio) algunas nuevas otras ya viejas; se vía hermoso, pero sobre todo, sus ojos negros eran algo que siempre, desde que lo había conocido era su perdición. Tenía que poseerlo, hacerlo suyo hasta el final de sus vidas... y con ese pensamiento, una ronda de amor comenzó.

 

Iván tomo la intimidad de su amor entre sus manos para llevárselo a la boca poco después, mientras miraba la cara que ponía el dueño. Unas chupadas rápidas, habilidosas, pero no quería que terminara tan pronto. Se detuvo para despojarse de toda prenda frente a un rostro lujurioso y una sonrisa de aprobación. Antes de regresar ala cama, tomo el bote de lubricante que siempre dejaban en el cajón de la mesita de noche... Unto sus dedos, luego los puso sobre la fruncida entrada de su marido para prepararlo; aunque llevaban años juntos, aun seguía doliéndole un poco.

 

Un dedo dentro... el castaño acerco su rostro para besarlo mientras se acostumbraba. Un beso siempre cargado de pasión. Dos dedos... llevo su otra mano al pene desatendido del moreno, dándole placer para que se relajara; arriba y abajo, en movimientos lentos y pasando la yema de su dedo pulgar sobre el glande haciéndolo estremecer aun más. Tres dedos... su moreno ya movía las caderas contra la mano ajena dichoso.

 

—Amor... ya deprisa... te necesito... te quiero dentro—dijo el moreno mirando directo a sus ojos con unas pocas lágrimas o tal vez eran unas perlas de sudor en momentos como ese era difícil saber.

 

—Cariño aun no lo pides como se debe—dijo Iván mirándolo burlonamente desde entre sus piernas, lamiendo cual helado sus testículos. Sabía que al moreno le disgustaba hacer ese tipo de cosas, pe estando así de caliente no le importaba hacerlas con tal del más placer.

 

El moreno se movió deprisa; se volteo apoyando sus rodillas en la cama con el rostro hundido en la cama, mientras sus manos tomaban sus nalgas y dejaban expuesta su entrada dilatada y húmeda...

 

—Iván penétrame... ¡por favor! No lo soporto... ¡Hazme tuyo ya!—respondió Ernesto tan expuesto como podía y sumamente avergonzado.

 

El castaño no tuvo objeción y le dio lo que pedía. De una sola estocada entro; el moreno gimió y apretó las cobijas. Dolor mezclado con intenso placer, "¿cómo puede ser eso posible?" pensaba el moreno en un fugaz momento de claridad tras la bruma de la pasión sintiendo cada centímetro de esa carne que le atravesaba; mientras el castaño salía casi por completo y volvía a entrar deprisa de no perder ni un segundo fuera de la suavidad y calidez que le proporcionaba su amado. Con una fuerza en sus embistes pronto dio con el punto en su interior que lo hacía estremecer en una corriente intensa por todo el cuerpo.

 

—¡Ahí cariño! Vuelve a darle ahí...—dijo el moreno volviendo un poco la cabeza con los ojos entrecerrados y un hilo de saliva que se escapaba de su boca.

 

Iván se concentro en acertar en ese punto cuantas veces fuera necesario por seguir viendo a su amado retorcerse de esa forma; no paraba, llevaba un ritmo apresurado, sentía que no soportaría mas...

 

—Cariño no puedo más...

 

El moreno lo detuvo y en un fuerte agarre lo tiro sobre la cama, se monto a horcajadas siendo quién llevaba ahora el ritmo. Sensuales movimientos sobre ese falo duro como una roca, sentir como le apretaba con esa lentitud y firmeza; sabía que su castaño no soportaba cuando actuaba de esa forma y que le encantaba ver como se tocaba mientras lo montaba para explotar en chorros cálidos, juntos.

Y así fue, unos minutos después de que Ernesto tomará el control, ya se derramaba entre sus manos y manchando el pecho de su amor; mientras Iván lo hacía en su interior que apretaba sintiendo el clímax.

Cansado, el moreno se derrumbo sobre el castaño que lo abrazo y acomodo a su lado, luego le beso tiernamente fueron interrumpidos por un sonido estridente.

 

El celular de Iván estaba sonando y vibrando tirado en el suelo de madera, donde había quedado tras botar la ropa; el horrible sonido arruina cualquier escena de amor. El castaño no tuvo más que ir por el aparato y contestar... Era su madre quien llamaba o eso decía el identificador.

 

—Si... Mamá, dime, ¿qué paso?

 

—Hijo siento molestarte a esta hora, pero mañana quiero que vengan Ernesto y tú. Esther quiere hacer una cena para anunciar el matrimonio de Jorge... ¿por qué si recuerdas que tu sobrino se casa en un mes verdad?

 

—Claro mamá. Ahí estaremos sin falta, pero a que hora va a iniciar todo...

 

—A las ocho de la noche hijo. Además quería decirte que vas a ser tío otra vez... María esta embarazada. Estaba aquí hace un rato, me enseño el ultrasonido y parece que va a ser niña o al menos eso le dijo el doctor... ¿qué bonito verdad Iván? Ya va siendo hora que tú me des un nieto o nieta, no creo durar eternamente para conocer a todos mis nietos, así que date prisa hijo. Bueno entonces los espero mañana. Buenas noches descansa hijo, y dale un beso al lindo de Ernesto de mi parte—dijo la señora antes de colgar.

 

—Seguro mamá. Que bien. Gracias, igual tú mamá y si yo le digo. Beso, adiós—respondía Iván antes de colgar, con el ceño.— Mi madre te manda un beso y nos invito mañana a una cena por el compromiso de Jorge; además es para felicitar que María mi hermana esta otra vez embarazada y al parecer por fin se le va a cumplir que sea niña.

 

—Jorge ya se va a casar... pero aun es muy joven. María... ¿embarazada otra vez? Wow. ¿No esta conforme con los cinco niños que tiene? Bueno, me alegro, pero en el fondo o estaría igual que ella queriendo tener una linda niña... ya me conformaría con solo niño, pero vez...

 

—Supongo que si. Pero no quiero más tristezas por esa noche... ¿o es que quieres ora ronda para olvidar?—pregunto el castaño guiñando un ojo y sonriendo lascivamente.

 

—Ni creas, ya estoy cansado. Además mañana vamos a tener que estar frescos y descansados para acaparar el kareoke.

 

—Bien. Hay veces que no puedo contigo, pero la próxima vez que te pongas en plan llorón ni caso te voy a poner... solo te aviso. Yo que quiero darte más felicidad y tú que no quieres.

 

— ¿Llorón yo? ¡Solo quieres darme más felicidad! Que ese cuento te lo crea tu madre porque yo no. Lo único que quieres estar dentro de mí todo el tiempo—dijo el moreno entre cerrando los ojos mientras se arropaba bien con las cobijas.

 

—La verdad de todo esto, es que me conoces muy bien amor. Pero no digas que no te encanta cada vez que hacemos el amor, porque estos últimos cinco años a mi lado no te haz quejado de lo que hemos hecho—contesto el castaño con tono de burla; y como no quería comenzar una pelea fue y se acomodó al lado de su amado para dormir abrazados como hacían siempre.

 

—No contestaré eso porque estoy muy cansado. Aunque si te aviso que estarás castigado por algún tiempo, ¿de acuerdo señor Iván? —digo el moreno bostezando.

 

—Si amor, lo que digas. Al final el que sale más castigado eres tu, pero sabes que puedes hacerme lo que quieras—respondía conteniendo la risa y bostezando de cansancio, pues las sesiones de amor les dejaban exhaustos.

 

 

El moreno se quedo pensando que era cierto que cada vez que castigaba a su esposo sin sexo se reprimía también; luego quien terminaba buscando el calor del otro cuerpo era él. Cosa que lo molesto un poco, aunque ya calientito bajo las mantas no quiso pelear... Mejor dicho, no supo a que hora se quedo completamente dormido.

 


~Continuará...~

Notas finales:

Nos vemos en el siguiente cap :D 

See you!!


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