CapÃtulo 1
El sol se asomaba por su ventana, mientras el simplemente descansaba. SeguÃa en la cama durmiendo a pesar de que ya eran las 8 de la mañana y de que probablemente llegarÃa tarde al trabajo, otra vez. Su alarma no lo despertó, ni siquiera habÃa emitido el más mÃnimo ruido, Algo le harÃa despertar y no serÃa la alarma. Sonó el teléfono y con eso por fin despertó. De mala gana, como siempre a esa hora de la mañana, saco el brazo de debajo de las sabanas y se propuso a contestar el teléfono que estaba en la cómoda al lado de su cama.
-Mmm... Hola ¿quién es? - preguntaba un, aun dormido, Chris Redfield.
-Hola ¿Chris? Soy Claire. - Hablo una voz femenina a través del teléfono, alegre y un tanto divertida.
-Hola, Claire. Tanto tiempo. - un estruendoso bostezo. - ¿Qué pasa?-
- ¿Sigues dormido? Jajaja, ya levántate, grandote. Te voy a contar, estaba entre llamarte al trabajo o llamarte a casa y como suponÃa que estarÃas durmiendo aun y que llegarÃas tarde al trabajo, otra vez, decidà llamarte a casa. - El castaño seguÃa contando ovejas hasta que se dio cuenta de las palabras de su hermana.
- ¡Tarde! ¡No otras vez! - se levanto como pudo, aun con el teléfono en la mano.- Claire, se me hizo tarde. ¿Te parece si me llamas luego? Estoy apurado. -
-Si. Bueno. Esta bien.- Luego de decir lo último, la joven colgó. Chris fue rápido a la ducha. Luego de un baño que no duro más de 10 minutos, se vistió con el uniforme de los S.T.A.R.S. Salió lo más rápido que pudo de su departamento rumbo a la comisarÃa.
Ya en la oficina de los S.T.A.R.S, Chris rogaba porque Wesker no se percatara de su llegada tarde. Suficientes problemas tenÃa respecto al rubio como para encima agregarle una falta más, aunque no es la primera vez que esto sucede, también pasó en su primer dÃa de trabajo.
Chris caminaba por los pasillos de la comisarÃa tratando de encontrar la oficina del Alpha Team al cual acababa de ser asignado. Prácticamente estuvo corriendo como loco alrededor de toda la comisarÃa para encontrar dicha oficina. TenÃa un poco más de media hora de retraso y nada iba a cambiar eso. Estaba tan apurado que sin darse cuenta de la presencia de alguien más que se cercaba en su dirección, chocó contra él. Pero eso no era lo peor, esta persona llevaba un montón de papeles que, sobre sus manos, informes entre otras cosas.
- ¿Le falta el sentido de la visión? ¿O es que para usted es una molestia usar los ojos? - Estas palabras las escupió el rubio hacia Chris, mientras se agachaba a recoger los papeles dispersos por el suelo. El más joven, por mera educación, se inclinó para ayudarle.
-Discúlpeme. El problema es que soy nuevo y…- Chris no terminó la frase. En ese momento miró a aquella persona a quien le habÃa arruinado el dÃa por el simple hecho de toparse con él. Lo vio, era rubio, eso era lo que más destacaba de él, su brillante cabellera de oro. Su cara era pálida, casi blanca y sin ninguna imperfección. No pudo juzgar los ojos de ese hombre, no podÃa verlos a través del cristal oscuro que los protegÃa, aunque fue lo primero que con su vista hubiera querido encontrar. De seguro eran azules, unos ojos azules como el mar ¿O tal vez como el cielo? No le importó. Era la primera vez que sentÃa que su corazón se le iba a escapar de un salto, atravesando su pecho para finalmente dejarlo morir por amor.
Perdido en sus pensamientos respecto al rubio, no se dio cuenta que este ya no estaba en el piso junto a él, sino que le estaba viendo desde arriba con una mueca de confusión. Chris estaba mirando el suelo, no sabÃa si mirar para arriba solo para encontrase con la mirada de desaprobación del rubio, pero se decidió a hacerlo. Lo vio desde abajo y notó que el rubio presentaba en su cara algo de confusión. ¿Acaso sintió lo mismo que él? ¿O escuchó sus pensamientos? ¿O quizás los latidos acelerados de su corazón?
- ¿Chris Redfield? Supongo que usted será otro más de mis subordinados. Soy el capitán Albert Wesker, del Alpha Team y los S.T.A.R.S.- Mirando su reloj- Llega, casi, con una hora de retraso ¿Se da cuenta de ello? -
- ¿Eh?...- seguÃa embobado con la cara del Capitán y ni que hablar de su cuerpo, parecÃa que habÃa ocupado mucho de su tiempo poniéndose en forma. Se levantó con cautela temiendo lo que su ahora capitán podrÃa hacerle. Sacudió sus pensamientos. – Este… sÃ, señor. Lo lamento llegue hace casi media hora y anduve rondando por toda la comisarÃa buscando la oficina del equipo. - Al decir todo eso, hizo una señal de respeto hacia su capitán, como suelen hacerlo los soldados y los oficiales.
-Bien. Venga conmigo, yo le enseñare la oficina del equipo. Y para variar, lleve estos informes durante el camino. - El capitán dejo caer la pila de hojas sobre las manos de Chris. Este las recibió y recién ahà se dio cuenta de que no eran tan livianas como aparentaban. Pero era su castigo por llegar tarde, aunque valÃa la pena el haber chocado con el rubio y, además, el tener que llevar esos papeles. No serÃa tan mala idea tener a ese apuesto hombre como su capitán.
Chris estaba recordando ese hermoso y penoso dÃa, ya que después de aquello el capitán no fue tan amable con él. En ese momento no habÃa nadie en la oficina del equipo. Él estaba sentado en su escritorio pensando, perdido en su mar de pensamientos. La puerta se abrió y entró una chica rubia, con el cabello rizado atado en una coleta y con el uniforme de los S.T.A.R.S.
-Otra vez llegas tarde, Chris. Si Wesker se entera no me lo quiero ni imaginar. - La rubia tomo asiento frente al escritorio del joven Redfield.
-Hola, Stacy. Lo sé. Mi alarma no me despertó esta mañana y mi hermana me llamo. Luego casi me resbalo con el jabón en la ducha y prácticamente, de lo apurado que estaba, casi salgo desnudo de mi apartamento y después un conductor me grita sobre el porque me tuve que pasar el semáforo en rojo y además…- Hablaba tan sobresaltado que la chica lo interrumpió con una estruendosa carcajada.
- ¡Jajajajajajaja! Demasiada información. No te pedà que me contaras la historia de tu vida. Además, eso se lo vas a tener que explicar al capitán. - a la chica no se le borraba la sonrisa de la cara.
-SÃ. Lo sé. Estoy un poco cansado, no fue una buena noche para mÃ. - estaba un poco triste, al parecer.
- ¿Otro sueño con tu prÃncipe azul, el de los cabellos dorados y las gafas oscuras? - TenÃa un tono divertido, aunque para Chris no lo era. Un largo suspiro por parte de la chica y… - ¿Ahora qué pasó? - pregunto la chica un poco más seria.
-Que no pasó.
Chris estaba durmiendo de lo más tranquilo, no habÃa ni un ruido por todo el lugar. De pronto, alguien golpeaba la puerta. Sin pensarlo dos veces, Chris salió de la cama y fue a atender a su inesperada visita. Miró por el rabillo de la puerta y vio a su capitán del otro lado. Abrió la puerta y se encontró con el rubio, aparentemente ebrio.
- ¿Wesker? ¿Ocurre algo? - Chris estaba incrédulo al verlo asÃ, en ese estado. Era casi imposible. No. Es imposible que él estuviese asÃ.
- ¿No me vas a invitar a pasar? - su voz sonaba diferente, un poco distorsionada producto de los efectos del alcohol.
- Estee… - estaba dudando en dejarlo pasar. Estaba bastante desalineado, su camisa estaba desabotonada en los botones más cercanos al cuello. Se veÃa tan sexy. Estaba analizando los pros y contras de dejar que ese hombre ingrese a su apartamento. - Si. Adelante. - El rubio casi tambaleándose entró a la casa del joven. Chris no tenÃa ni la menor idea de que hacer. Ese hombre se presenta a esa hora de la noche, no muy arreglado que digamos y lo único que el mismo llevaba era simplemente la parte de abajo de su pijama, que solo era un pantalón corto. Era situación bastante incómoda. Aunque le hubiera gustado que el rubio llegase a su casa en otras circunstancias.
-Asà que aquà vive, Redfield. - Eso no habÃa sonado muy amigable.
-SÃ. Pero dÃgame Chris.
-Chris, Chris, Chris, Chris… me agrada. - estaba hablando demasiado alto, solo estaban ellos dos en ese apartamento, no hacÃa falta gritar, él podÃa oÃr perfectamente.
-Wesker, me disculpara, pero ¿Puedo saber qué hace en mi casa a estas horas de la noche? - Sonaba casi molesto. Como para no estarlo, lo despertó a sabiendas de que mañana debÃa presentarse a primera hora ante él.
-Estaba en un bar cerca de aquÃ, y pensé en venir a pasar un rato a verlo. También pensé en invitarlo a tomar una copa ¿Le gustarÃa? -
-Quizás otro dÃa, ahora es muy tarde. TenÃa pensado en irme a la cama a descansar, asà que…- ¿Era una indirecta hacia el rubio para que se retirase de su casa? Al parecer sÃ.
- Entonces lo acompaño. - lo tomo de la muñeca para llevarlo a la habitación del menor.
- ¿A dónde? - intentaba zafarse del agarre del rubio.
-A tu cama. ¿No quieres que vaya contigo? - ¿Le estaba proponiendo dormir con él?
-Yo… no lo…- no pudo terminar, el rubio le interrumpió.
-Quizás esto te convenza. - lo tomo de la nuca atrayéndolo hacia él y lo besó, uniendo sus labios. El rubio era tan delicioso, tan apetecible, tan adictivo. No querÃa separarse de él y que el beso se acabara. Chris solo pudo poner sus brazos sobre los hombros ajenos. Poco a poco y lentamente se fueron a la habitación del joven. El rubio empujó a su compañero torpemente sobre la cama. Se tomo unos momentos para admirar a Chris, el cual estaba con la respiración acelerada por el beso que en ningún momento fue interrumpido sino hasta que él termino tendido sobre la cama.
El rubio se posiciono encima del joven, con brazos y piernas a cada lado del chico para no dejarle escapar. Aunque esto último era lo menos probable por la excitación, que lograba deslumbrar en medio de la oscuridad, que tenÃa el joven en su entrepierna. Nuevamente le volvió a besar apasionadamente como la vez anterior. No. Este eso era mucho más apasionante que la vez anterior. El capitán dejo que sus manos exploraran el pecho y el torso del joven que estaba a su merced debajo de él. El chico solo dejaba escapar uno que otro gemido proveniente de sus labios, aquellos que el rubio deseaba probar una y otra vez hasta el cansancio. El chico tampoco se quedó atrás, comenzó a terminar de desabotonar el resto de los botones que le quedaba en su lugar al rubio.
Al poco tiempo, el rubio empezó a lamer, chupar y morder la zona más susceptible del cuerpo del chico, su cuello, eso por no mencionar otra parte de su organismo que clamaba por atención. Comenzó a regar besos, mordidas, chupones y más muestras de cariño por todo el pecho y el torso de Chris, mientras intentaba llegar a su entrepierna. El menor ya le habÃa quitado la camisa a su capitán observando extasiado el pecho muy bien formado que este poseÃa. Antes de seguir adelante con lo que ambos tenÃan planeado, Wesker miró a los ojos a Chris. Este al verle a la cara notó que ya no tenÃa sus caracterÃsticos anteojos ¿En qué momento se los habÃa quitado?
-Chris, eres tan… - no siguió, pues Chris suponÃa lo que iba a decir. Wesker le besó más suavemente demostrándole que tenÃa otros sentimientos hacia él. Se separo un poco de sus labios, aunque aún seguÃan pegados los suyos con los de él, solo que más levemente - ¿Realmente creÃste que estaba ebrio?- Esa pregunta desconcertó a Chris. Le estaba preguntando lo que era obvio, claramente su boca tenÃa gusto a alcohol.
-Sabes y apestas a alcohol. - comentó el joven.
- ¿Apesto? ¿Aun asà sigues aqu� ¿Porqué seguir con esto si yo apesto a alcohol?
-A ver. Si no estás ebrio ¿Porqué fingir que lo estás?
-Para armarme de valor. Porque querÃa llegar a este punto, Chris. Si me rechazabas, bien podÃa decir que eran los efectos del alcohol y si me aceptabas, llegarÃamos a esto. No tenia nada que perder con intentarlo.
- ¿Solo por una noche conmigo fingiste estar ebrio?
-Si y no. No solo fingà estar ebrio por una noche contigo. Fingà estar ebrio para estar contigo. No sà si lo sepas, Redfield, pero me gustas. Aunque tengo mis dudas sobre eso, creo que es algo más profundo. -no sabÃa que decirle a Chris.
- ¿Quieres decir que me amas?- el rubio notó el brillo en los ojos del castaño al pensar que el realmente podrÃa amarlo.
-Si, Redfield. Te amo. – Le expreso la sonrisa más cálida de la que fue capaz de expresar, y lo volvió a besar. Iban a seguir con su esperado momento de concretar aquello que hacÃa mucho tiempo ambos estaban esperando, hasta que un sondo molesto le despertó de ese hermoso sueño trayéndolo devuelta a la realidad.
Chris estaba recordando el hermoso sueño que tuvo esa noche, sin compartir aquello con su amiga, la cual le estaba chasqueando los dedos frente a su cara para que reaccionara, ya que tenÃa una cara de bobo en ese momento.
-¡Hey! ¡Chris! ¡Despierta! - el chico por fin reaccionó.
- Creo que me estoy volviendo loco. El sueño fue tan lindo. ¡El habÃa dicho que me amaba! - bajo la vista, pensaba que eso serÃa imposible y tal vez era verdad. Hasta ahora nunca habÃa demostrado ningún signo de cariño hacia Chris, ni un gesto de aprobación ni nada que le hiciese pensar lo contrario.
- ¡Ok! Gracias por compartir, jeje. No te pongas asÃ. Además hay alguien que si te quiere, y mucho. - dijo la rubia tratando de animarlo.
- ¿Quién? ¿Tu? - Comento Chris sin importancia
- ¡No, tontito! -Iba a decirle quien le querÃa realmente, pero fue interrumpida por la irrupción de un intruso en la oficina del equipo en el cual charlaban amigablemente.
-Hola, cariño…
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