– ¿Bill?
– ¿si?
–bésame, bésame como si no existiera un mañana, bésame como si ya no pudiéramos besarnos luego, bésame como si mañana nuestro amor fuese solo un hermoso sueño –el trenzado derramaba lagrimas en las que se reflejaba un descontrolado dolor, su gemelo extrañado no hizo mas que cumplir sus mandatos, algo le decía que lo devorase a besos.
De sus ojos inexplicablemente También brotaban lagrimas dentro del beso; Tom sollozaba y abrazaba fuerte a Bill contra su cuerpo no había nadie mas en esa habitación, ni ellos; por que ellos se encontraban en un relativo paraíso disfrutando de su contacto; especialmente Tom quien sabia que seria su ultimo encuentro.
Volvió a recordar esto y recostó con cuidado a Bill sobre el centro de esa cama, esa que tanto los ha dejado fundirse el uno con el otro. El mayor se poso sobre el cuerpo del pelinegro y siguió sus labios a su cuello, necesitaba sentir por última vez ese lugar de placer antes de partir a sitios desconocidos, besaba y respiraba agitadamente. Mientras Bill jadeaba su nombre. No quería separarse de él, su corazón en ese momento se encontraba partido en miles de pedazos, pero necesitaba recorrer por ultima vez el cuerpo del único ser que ama, y amara siempre, aunque sonara cruel en su mente; así continuara siendo. Beso sus labios de nuevo sintiendo el deseo crecer dentro de él, mordió los labios de su mitad, de su gemelo y despojándolo de sus prendas beso cada parte de su cuerpo, los lugares especiales que ya conocía de memoria y esperaba nunca olvidar en su viaje. El menor también despojo a su contrario para en una danza y acompasada ser uno solo, inundándose de placer; placer el cual hacia que alguno de ellos olvidara su dolorosa realidad y le obligara deliciosamente a concentrarse en los fascinantes sonidos y gemidos que Bill emitía haciéndolo entender que nadie mas sabia llevarlo a ese punto de éxtasis total, ese que nunca alejaba en completa manera su sensación; en ese momento, cuando ya no podían pensar en nada, nada que no fuera el contrario y cuanto lo ama su piel empezó a sudar y sus cuerpos a pedir mas, sin segur instrucciones lo hicieron, sus estocadas mas fuertes, rápidas; pero ello no implicaba menos placer, al contrario, ambos sentían tocar el cielo, se sentían plenos.
El mayor gemía miles de te amo a su pasivo y los acompañaba por el nombre del mismo. Los suspiros llegaban cada vez mas a los oídos del contrario, sus respiraciones se mesclaban al igual que su saliva en un beso húmedo y devorador en el cual los movimientos en sus caderas se hacían mas lentos, para disfrutar de calma y poder sentir mas al otro, no deseaban separarse, no deseaban que la noche terminara, menos Tom, él quería seguir junto a su verdadero y único amor. Mas y mas era lo que Bill pedía sin saber que al terminar esta noche terminaría todo, para siempre; sin repetir ni volver al pasado.
Al aumentar las embestidas Tom se veía venir; tomo el miembro de su hermano y masajeo rápidamente para hacer que ambos terminaran en el mismo instante, y así ocurrió; Bill se derramo en los vientres de ambos, mientras que Tom lo hacia dentro de él, dejándolos en algo mejor que el clímax, algo mejor que el orgasmo, en… amor, el más sincero amor, que expresan de muchas maneras; siendo esta la mas placentera, pero Tom al pensar en que esta es su despedida el trenzado se tumbo al lado de Bill llorando tristemente, siendo consiente que prefiere mil veces el que Bill lo odie a que sufra por su culpa, que sufra al verlo a él sufriendo.
Bill estaba muy confundido con la actitud de su novio, pero, lo pero decidió aferrarse a su cuerpo desnudo y dedicarle un “te amo, todo estará bien”. El mayor deseaba que todo estuviese bien, y perdurar junto a su hermano toda la vida. Toda la que de ahora en adelanta estaría en algún lugar, sin su único amor, con ese otro ser que lo quería junto a él; a como diera lugar, separándolo de Bill.
Pensando en una y mil cosas lograron dormir su última noche juntos; Tom no podía evitar sumido en sus sueños llorar con melancolía.
En la mañana despertó muy temprano, sus ojos hinchados por el llanto y los dolores de cabeza siempre presentes desde hacia unos meses, aun mayores.
Tomo su libreta una que Bill le regalo en su cumpleaños numero 23, hace un año exactamente, acompañada de una hermosa pluma dotada con sus iniciales escritas “B&T”. Procedió con dolor a escribir en la última página su despedida, una a la cual debía enfrentar con valor… y resignación.