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Una Noche por ani 801

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-Te quiero – dijo soñolienta, una noche que me quedé en su casa.

- y yo a ti – dije del otro lado de la cama.

-me quieres pero no como yo te quiero.

-¿de qué hablas? – dije girándome hacia ella.

-ya te dije que te quiero más que como amiga.

-enserio ¿de qué estás hablando?

-hace tiempo, te quedaste aquí en mi casa y estábamos hablando… cuando te besé.

-lo siento…

-tranquila, supuse que no te acordabas, no estabas en tu mejor condición en ese momento.

-¿te gusto? – pregunté aún confundida por la confesión de mi amiga.

-¡sí!... y mucho, es que ya no lo aguanto…

Antes de que terminara de decir eso yo ya había pegado mis labios a los suyos. Suaves, carnosos y dulces. Miles de sensaciones recorriendo mi cuerpo en un instante. Me rodeó de inmediato, sin dudar, con su brazo por la cintura y me atrajo hacia ella. Pero me alejó.

-no me hagas esto.

-¿qué cosa?

-esto, no quiero que me beses solo porque te dije esto o porque quieres probar algo nuevo. Si lo vas a hacer quiero que sea e verdad.

-sabes nunca hago cosas que no me gustan, no lo hice por lo que dijiste y mucho menos por probar algo nuevo. Solo quise besarte. Como la otra vez, si lo recuerdo, no fuiste tú quien me besó, fui yo, y es que realmente… me encantan tus labios.

-mejor durmamos, no estás pensando bien lo que dices.

-puede que no lo esté pensando bien pero es la verdad.

Me acerqué nuevamente a ella y la besé otra vez. Me correspondió el beso sin reproches. Dejé que su lengua recorriera mi boca y me dejara ese gustito dulce. Nos separamos apenas un instante para respirar, pero eso era lo que menos nos importaba. Nuestros cuerpos pegados uno con otro. Nuestras piernas enredándose entre las sábanas. En algún momento se puso sobre mí. Empezó a bajar por mi cuello dejando un rastro de cada uno de sus besos sobre mi piel. Al momento de llegar a mi clavícula se entretuvo mordiéndola. Levantó la mirada y me quitó la camiseta. Ahora lo único que traía puesto eran las pantaletas y sentí que no tardarían en desaparecer, realmente quería deshacerme de ellas luego. Siguió bajando, besando mi pecho y siguiendo con mi abdomen. Me causaba cosquillas pero no eran de esas cosquillas que te desesperan, se sentían tan bien que no quería que se detuviera. Solté una risita de placer y me hizo callar de inmediato.

-shhhh, hay gente en la habitación del lado. 

Me mordí los labios y asentí.

Se puso de rodillas y me pidió que le quitara la camiseta, era una que yo le había regalado el año anterior. Su cabello cayó cubriendo sus pechos y su silueta delgada se veía aún más perfecta de lo que siempre fue. Volvió a agacharse sobre mí y ahora nos quitó las mantas de encima para poder seguir bajando.

Continuó con lo que hacía, besaba mi abdomen y yo me estremecía y se me ponía la piel de gallina por el contacto con sus labios. Sus manos recorrían mis pechos, luego mis costillas bajaban a mis caderas y volvían a subir. En un momento se detuvo y me miró como preguntándome algo, no comprendía qué. Puso su rostro cerca del mío y preguntó con voz suave y delicada.

-¿puedo?

-¿qué cosa?

-no quiero hacer nada que tu no quieras.

Levanté la barbilla, la besé y creo que entendió que mi respuesta era un sí. Puso una de sus manos en mi cadera y la otra la metió lentamente en mi ropa interior. Me puse nerviosa y estuve a punto de pedirle que se detuviera o salir corriendo, pero sus dedos comenzaron a moverse y ese miedo se transformó en placer.

-tócame… - susurró.

Algo indecisa, recorrí con mi mano su cuerpo, no tenía idea de que hacer. Así que la imité y moví mis dedos dentro de ella. Estaba húmeda y suave.

Solté un jadeó y ella me hizo callar con un beso.

-te dije que nos podían escuchar.

Volvió a besarme, mis labios, siguiendo por mi cuello… me susurró algo al oído pero estaban pasando demasiadas cosas y no logré entender que era.

Dejó de mover sus dedos y yo hice lo mismo. Puso ambas manos en mi trasero he hizo que separara las piernas. Me miró con una sonrisa pícara. Me bajó las pantaletas y las arrojó por ahí. Me sostuvo por las caderas, me besó el estómago y siguió bajando. Se sentía tan bien. Ese pequeño contacto que hacía su lengua con mi cuerpo. Era como una corriente que recorría cada parte de mí. Era imposible evitar los jadeos y la respiración agitada así que tuve que taparme la boca. Quería que ese momento durara por siempre. Sus dedos se hundían en mis piernas a tal punto que dolía pero no me importaba, me rasguñó un poco, pero no iba a detener el momento un pequeño rasguño. El momento en el que alcanzamos el orgasmo un ruidito se escapó de mi boca, puso su mano sobre mis labios, me besó la mejilla y se quedó quieta, con el rostro junto a mi oído. Su respiración era tan agitada como la mía, nuestros pechos subían y bajaban, nuestras costillas chocaban.

Se quitó de encima de mí, se acostó a un lado y apoyó su cabeza en mi hombro. Subió las mantas para cubrirnos a ambas. Jugó un rato con el dedo dibujando círculos sobre mi piel descubierta. Tuve la intención de decir algo pero no sabía qué. Luego me di cuenta de que en ese silencio nos decíamos todo, no hacían falta palabras. Detuve su mano y la puse por sobre mi cintura, su brazo subía y bajaba con mis respiraciones. Con la poca luz que había podía ver sus ojos cerrados pero sabía que estaba despierta, toqué su rostro y ella abrió los ojos, me dio un beso en la frente y dijo:

-buenas noches – sonrió y volvió a apoyarse en mi hombro.

Notas finales:

es la primera vez que escribo yuri y la verdad creo que pudo haber quedado mejor, me costó bastante pero quiero saber que opinas, si te gustó, si no te gustó, dímelo y así puedo mejorar 


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