Ya termino… La gris estación, y mi corazón se marchito, solo en esa prisión…
La respiración forzada, sus piernas que aceleraban con fuerza alejándose de aquel lugar, el rostro que solo ocupaba sonrisas ya no podía más y ahora mostraba aquellas lagrimas ¿Qué mierda la importaba ahora? ¡Que el mundo lo supiera! Con el corazón roto la única manera en la que su cuerpo pudo reaccionar fue corriendo, corriendo como si tratara de huirle a aquel dolor ¿Qué demonios le importaba si eras las dos de la madrugada? ¿Qué mierda le importaba el sonido de aquella bocina seguido de un “Fíjate idiota” cuando cruzo la calle como el desesperado que se había vuelto en apenas segundos?
- Continua Ri… ¡Continua! Ya no queda nada más… -Aquella frase mental no dejaba de repetirse mientras se daba ánimos para continuar corriendo dejándolo todo atrás, al menos por aquellos momentos, quería sentir que podía mandar todo literalmente al diablo, tener aquella ilusión de que al menos por esos segundos, el podía darle otro enfoque a su vida, otro punto, así ese fuera el simple acto de correr para satisfacer un impulso, al menos eso podía regalarse.
¿Cómo era posible que hubiera llegado a aquel punto? ¡Maldita sea! ¿Es que acaso tenía la culpa de todo? Así parecía ¿Por qué simplemente no pudo controlarse? ¿Por qué no podía controlar aquellos impulsos que poseía? ¿Por qué no haber dicho que “no” desde un principio? Porque creyó que podría controlarlo… Creyó que podría con aquella maraña de sensaciones llamada “Amor”
Tan ingenuo, su hyung tenía razón, no era más que un niño.
- Jiyong… -musito por fin mientras sus piernas desaceleraban y su llanto se hacía más calmo-
Jiyong hyung…
Quito sus lágrimas con el dorso de su mano con fuerza mirando el paisaje y tratar de ubicarse en donde estaba, no podía escuchar nada más que el cantar de algunos grillos y otros insectos mientras miraba el agua calma no muy lejos de donde estaba, el parque central se mostraba ante el como pocas veces, tan calmo y desolado, tan en perfecta armonía como se sentía en aquel momento mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta.
No soy más que un tonto…
Su lento caminar solo tenía por meta aquella banca que se situaba junto al lado, donde se recostó mientras miraba las luciérnagas volar con lentitud sobre aquel manto de agua y una que otra, alrededor de el, y ni siquiera aquella maravillosa imagen podía detener sus pensamientos acelerados ¿Cómo se le había ocurrido? ¿Cómo lo había pensado tan siquiera? ¿Por qué de su boca salió un “si” para comprometerse con alguien a quien no amaba?... Oh claro…
Porque creyó que podía olvidarlo.
Creyó que podía utilizarla, creo que amor que ella profetizaba sería suficiente para mantener su corazón calmo ¿Qué eran unos abrazos y unos besos? ¿Una caricia o tomar una mano ajena para entrelazarla con la tuya? Nada… Simplemente nada si no era con él, era algo vacío y ahora que le dolía porque no quería romper el corazón de aquella mujer que el sabia lo adoraba, lo amaba, mientras que él amaba a otra persona.
A otro hombre.
- Dios… -musito en plegaria queda y acercaba sus rodillas a pecho, abrazándolas mientras ocultaba su rostro- Sea lo que sea lo que sea que hice, por favor perdóname… Perdóname pero quítame este dolor… Por favor…. Por favor… -
No podría considerar aquello no más que un castigo, quizás sí lo era, castigado por ser un mujeriego empedernido, castigado por querer utilizar a una persona y buscar besos en otros labios, castigado por no revelar aquellos sentimientos a tiempo ¿Pero es que acaso tenía seguridad? ¿El acaso lo amaba al igual que él? Tenía tantas preguntas en la cabeza y ninguna respuesta, el tan solo sabía una cosa.
Lo amaba como no había amado a nadie.
- Perdóname… Perdóname… -
El frio de la madrugada parecía colarse por sus huesos, sus manos se entumecían por el simple contacto con aquel viento helado, sus mejillas se mantenían extremadamente frías y sus lágrimas no estaban ayudando en nada, por eso su alivio fue repentino cuando unos brazos cálidos le rodearon por la espalda sin darle tiempo siquiera reaccionar-
- ¿Qué mal has hecho ahora Ri? –Esa voz…-
- … Algo horrible hyung –El menor mordió su labio inferior apenas termino ¿Qué hacia el allí? ¿Cómo lo había encontrado? Se suponía que huía… Que huía de él. –
- No te encontré durmiendo, has preocupado mucho a tu líder, están no son horas de andar por la calle –
- Necesitaba…. Necesitaba… - Aquel aliento caliente pegando con dulzura en su oído ¡Oh Jiyong! Tantas sensaciones con apenas un mínimo toque, una caricia, una palabra-
- ¿Necesitabas…? Necesitas un baño caliente y quitarte esas lágrimas –
El menor intento tragar aquellas lagrimas sin éxito que ahora corrían libres por sus mejillas, el mayor detrás de él lo miro con ternura, que niño, que infantil… Tonto niño travieso ¿Qué malvada travesura has hecho ahora? ¿Quién sería capaz de ponerle así? Ella no era el motivo… Lo veía en sus ojos, él no la amaba, la apreciaba.
Eran dos cosas muy diferentes.
Y ahora, había tenido que perseguir al pequeño panda al no encontrarlo en su habitación a tales horas de la madrugada, solo para encontrarlo desconsolado llorando y pidiendo perdón al cielo… ¿Pero porque?
- Ri… Dime porque sufres, tu líder puede ayudarte –
La cabeza oculta entre aquellas piernas se levantó con lentitud encontrándose con la mirada preocupada del mayor ¿Sería capaz de decirle? “Te amo… Ese es mi problema” Decir aquellas palabras y rezar al cielo por…. ¿Por qué? Si le correspondía, rompería un corazón, un corazón con el que había jugado desde hace tanto, ella no merecía tal cosa, no… No podría darle aquel sufrimiento que sabía ahora merecía, o al menos así lograba verlo ahora.
- Abrázame hyung… Abrázame hasta que amanezca, y no preguntes más –
Jiyong aparto sus brazos apenas para rodear la banca y sentarse a su lado mientras el menor colocaba la cabeza en sus piernas y él se dedicaba a acariciar aquella cabellera.
- ¿Y ahora qué, Ri? –
- Ahora… - musito cerrando sus ojos - Déjame soñar… -
Su llanto se calmaba a medida que las manos de su líder se perdían en su cabello en lentas caricias.
Déjame soñar contigo…