Pov Spencer
Todo comenzó el fatidico día en que mi abuela murió, mis padres debían hacer un viaje a Europa por toda una semana para asistir a su funeral, por desgracia no podían llevarnos ni a mi ni a mi hermana, así que decidieron que lo mejor seria dejarnos con la niñera que cuidaba de papá cuando era pequeño, y por supuesto protesté, odiaba a esa mujer, nos trataba como bebes
-mamá no quiero quedarme con la niñera ¿no hay alguna posibilidad de quedarme con algún familiar o algo?-no perdía nada con preguntar, cualquier cosa era mejor que esa mujer
-mmh…puede que si…déjame llamar a tu primo para peguntarle ¿si? Es el familiar mas cercano de aquí y ya sabes que tenemos que irnos o perderemos el vuelo - mamá tomó rápidamente el teléfono y marcó su numero, no sabia que tenia un primo nunca nadie lo había mencionado antes, hablo unos cuantos minutos por el teléfono un tanto acelerada y luego colgó, se acerco a mi con una gran sonrisa
-puedes quedarte con el primo Baruch, esta semana no tiene problema, ya que se quedara en su mansión toda esta semana. Arregla tus cosas que ya debemos irnos- apenas mamá termino la frase corrí a mi habitación a guardar mis cosas, ¿habría escuchado bien? ella dijo ¡mansión!, me quedare un una mansión esta semana será excelente
-¡mamá yo quiero ir con Spencer!- grito jessica enojada, siempre tiene que arruinarlo todo
-hija tu te quedaras aquí a cuidar la casa junto con la niñera ¿esta bien?- cuando oí a mi mamá negarle ir conmigo me sentí aun mas feliz, ahora si seria una buena semana, libre de mi odiosa hermana
Narrador
Spencer alegre guardo sus cosas en la maletera del auto y subió, tenia mucha curiosidad de saber como seria su primo, pero de seguro seria importante o conocido, miraba por la ventana del auto sorprendido de haber llegado a una extraña mansión, el portón de afuera era como una partitura con sus notas musicales y a un lado se podía apreciar las siglas BJC, además de un gran jardín delantero y un tobogán que salía desde lo mas alto de la gran casa lo de daba a conocer que tendría una piscina
El castaño bajo aun sorprendido del auto y empujo el portón para ver si se encontraba abierto, al comprobar que lo estaba, se adentro lentamente en el jardín para apreciar tanta majestuosidad, nunca había estado en un lugar así de extravagante, cuando estuvo frente a la puerta toco suavemente, y luego de unos segundos se abrió dejando ver a un chico alto de cabello negro y ojos de igual color que no aparentaba más de 19 años, que llevaba puesto solo unos shorts de traje baño rayado naranjo con amarillo, que por lógica el se encontraba en la piscina momentos atrás, ambos se mirarón fijamente unos minutos analizándose
-Supongo que tú…eres Spencer…-dijo con desgano el pelinegro por la interrupción
-eh…si y tu debes ser Baru…-pero antes de que el castaño terminara la frase fue violentamente interrumpidlo
-¡No me llames así! Odio ese nombre… solo dime Billy- después de eso se dio media vuelta para volver a la piscina, dejando al pequeño castaño solo en la entrada
-pero que genio, ya veo por que vive solo- dijo para si el menor que no sabia ya que hacer y no quería seguir molestando a su primo, así que se decidió a recorrer aquel gran lugar solo
Vagó por varios pasillos y habitaciones hasta encontrar un ascensor que le causo curiosidad, subió hasta que llego a una gran habitación que tenia absolutamente de todo, un par de sofás, un televisor gigante, maquinas de juegos y de caramelos, esta demás decir que la decoración era increíble digna del dueño que obviamente era Billy, esto le había pasado la cuenta a sus expectativas sobre el lugar, estaba tan distraído con la increíble habitación que no se dio cuenta de la entrada de su primo
-¿Qué haces aquí?-dijo el pelinegro con calma, al parecer no le había importado que estuviese en su habitación
-y-yo esto…l-lo siento...solo buscaba...u-una habitación p-para quedarme…-dijo muy nervioso el pequeño castaño que parecía que estuviera a punto de llorar de los nervios
-relájate amigo puedes quedarte esta semana en esta habitación…yo puedo ocupar cualquiera, me da igual…oye ¿que tal un video juego para romper el hielo?- dicho se cambio rápidamente de ropa y luego encendió la gran TV e inserto en la consola uno de sus millones de juegos
Se la pasarón toda la tarde gritando y riendo entre ellos, visiblemente ambos estaban mas felices, animados y relajados, habían entrado en confianza