Caminaba despacio entre las personas, observando el colorido pasaje y el cálido ambiente que emanaban aquellas noches, a pesar de que era invierno y la nieve caía, lo sentía más acogedor que en primavera.
El invierno siempre me gustó, eran las épocas donde más me inspiraba al crear canciones, pero me ponía melancólico, y más al ver a todos esos jóvenes que caminaban tomados de las manos mientras compraban regalos para esta navidad.
Seguí caminando a paso lento, no es que no tuviera prisa, simplemente mi avanzada edad no me lo permitía.
¿Cuánto tiempo ya había pasado?
Al parecer, bastante tiempo
Camine enterrando mi rostro en la bufanda, hasta llegar a la casa, donde encontré a Akira sentando en el sillón mientras tocaba el bajo. Sonreí para mis adentros.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que the GazettE se retiró de los escenarios?
Pareciera que hubiera sido ayer, donde dejamos oficialmente ser una banda, cuando dijimos en nuestro último concierto. Las fans lloraban junto con nosotros, pero nos sentíamos tranquilos, queríamos pasar nuestra vejez sin ser perseguidos por fans o algún periodista, dejar los maquillajes, los vestuarios extravagantes, estar tranquilos sin ningún estrés, queríamos dejar todo, excepto la música, cada integrante llevaba la música en el alma, pero no era necesario estar encima de un escenario para demostrar nuestra pasión.
-¿Taka, a qué hora llegaste que no me di cuenta?
Me acerque, me senté a su lado ignorando su pregunta, mientras llevaba mis manos a sus canosos cabellos, para luego acariciar su rostro ya marcado por la edad, al igual que al mío, pero yo no tenía tantas arrugas como él, yo seguía cuidando mi piel como siempre.
Sonreí soltando un suspiro. Akira me tomo entre sus manos y me dio un suave beso, sabía que en estas fechas me ponía así, melancólico.
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Más de diez años, Taka… -me miró con una expresión dolida. Él también extrañaba a nuestros antiguos compañeros, desde aquel día nadie se volvió a ver, tomando rumbos diferentes. – Hay que salir – propuso.
-¿Eh? Pero está nevando~
-¿Y? quiero salir, hoy será navidad y quiero pasarla contigo
-Pero nos podemos enfermar, y ya no estamos jóvenes Aki…
-Deja de poner “peros” – lo vi marchar al cuarto amargo y regresó con dos abrigos- póntelos, así no nos enfermaremos – me lanzó el abrigo y me lo puse sonriendo.
A los minutos ya nos encontrábamos en las calles caminando, tomados de la mano, sin importarnos las miradas de las personas, tanto tiempo había pasado que ya estaba acostumbrados, nosotros nos amamos, ¿Por qué ocultarnos?
Seguimos caminando hasta que llegamos a una feria llena de juegos, luces, adornos por todos lados, invitándonos a entrar sin dudarlo.
Al entrar nos sentimos cálidos, nos sentimos como en casa, nos sentimos acogidos a pesar de estar rodeados de extraños. Tal vez Akira lo hacía cálido, hacía que mi vida no sea fría.
Sonreí. Tome con fuerza su mano y seguimos caminando, viendo los diferentes juegos y como las personas se divertían, pero algo no cuadraba bien, nos sentíamos observados, Akira fue el que se dio cuenta primero, de que una niña nos seguía de lejos.
-¿Fujoshi? –pregunte y él rio.
Nos contagiamos de la risa hasta que un suave jalón en mi saco me detuvo, voltee y era una niña de aproximadamente 10 años nos veía como unos ojos iluminados.
-Di-disculpe –su voz era suave, pero su mirada iba por todos lados menos en la nuestra, ¿Nervios?
-¿Sí? –preguntó Akira sonriéndole.
La pequeña niña se sonrojó y bajo la mirada - ¿U-usted es Reita-san?
Nuestros ojos se abrieron sorprendidos, aunque más el de Akira, que sonrió melancólicamente.
-Era Reita…
La niña se atrevió a mirarnos, pero frunciendo el ceño.
-¿Ruki-san? –preguntó y yo solo asentí. - ¡Por Dios! – chilló, asustándonos a nosotros y también a los que nos pasaban por el lugar. -¡Hoy sí que estoy de suerte! – Akira me miró sin entender nada, yo solo levante los hombros, respondiéndole solo con gestos. -¡Es un honor poder conocerlos! – se reverenció varias veces soltando algunas lágrimas. -¡No sabe cuan fan soy de ustedes, a pesar de que ya sean una banda unida!
Akira y yo sonreímos, no era la primera vez que nos pasaba esto, algunas fans nos reconocían y se acercaban a saludarnos, agradeciendo por nuestras canciones. Me sentía feliz, a pesar de que hace 13 años ya no tocáramos, nuestras canciones salían en la radio, nos hacían tributos y muchas otras cosas más.
No nos olvidaban…
-Oh, es un gusto poder conocerte – habló Akira- es bueno saber que aún las personas nos escuchan.
La niña se mordía los labios emocionada, parecía que en cualquier momento se lanzaría hacía a nosotros.
-¡Hoy va a ser la mejor navidad que he tenido! – Gritó mientras sus puñitos se cerraban con fuerza- Hoy he podido a conocer a todos los de the GazettE.
Sentí como mi corazón se detuvo por unos segundos.
-¿To-todos?
-¡Sí! Me imagino que se van a reunir por navidad, ¿No? – señaló al fondo de la feria, donde un montón de personas estaba reunida. – ¡Por allá vi a Uruha-san, Aoi-san y Kai-san! ¡Kai-san no ha cambiado nada!
-¿E-estas segura?
-¡Claro! Desde kilómetros podría reconocer la boca de patito, los labios gruesos de Aoi-san y la hermosa sonrisa de Kai. –pronunció un poco ofendida.
Mi corazón se encogió. ¿Era verdad? ¿Los volvería ver a todos?
Desde que nos decidimos separarnos cada uno tomo diferentes caminos. A pesar de que hicimos una promesa, de volver a encontrarnos, no sabía nada de ellos desde hace 13 años.
¿Cuánto habrán cambiando?
Apreté con fuerza su mano de mi pareja. Él me miró sonriendo y me jaló, sin antes de despedirse de la niña.
Caminamos apresurados hacía ese montículo de gente de gente, buscamos por todos lados pero no lo encontrábamos, ¿Qué tan difícil era buscar unos viejitos de 60 años? ¿O es que era todo mentira?
Dejamos de buscarlo y nos acercamos donde había un escenario, unos jóvenes se encontraban tocando algún cover, hasta que un pequeño grupo me llamó la atención.
-A-Akira… - le llame y el me miró, le señale donde estaban el grupo y sonrió como nunca antes lo había visto en estos últimos años.
Me llevó jalando hasta ellos y gritó - ¡Oigan vegetes!
Todos voltearon amargos para luego desencajar su rostro, yo, en cambio mi ser estaba llena de felicidad, después de tantos años los volvía a ver.
Las lágrimas salieron de mí y me lancé a abrazarlos, a cada uno, diciéndoles cuanto les extrañaba.
¡Trece años sin vernos! ¡Era demasiado tiempo!
-Por Buda, Ruki sigue todo una diva – fastidió Yuu, con esa característica sonrisa de antaño.
No me moleste, era verdad, aún seguía con mi Rubio cabello, aunque no me veía como en mis tiempos de gloria, me veía bien.
-A comparación de ti, me veo mucho mejor.
Así nos pasamos, entre risas y anécdotas de todos estos años, como que Yuu se quedó viviendo con Uke, pero este se casó con una mujer y entonces Yuu se tuvo que ir a vivir con Kouyou, todo porque no quería pagar la renta. Pero lo dudaba, ese par siempre tuvieron algo.
Más risas llenaban el lugar, me sentía como si el tiempo se hubiera detenido, hasta que unos de los grupos que hacían covers dejaron de tocar y hablaron.
-Para todos ustedes, Wakaremichi.
Te amé demasiado pero esto termino
Las discusiones llenaban todos los días
Desde ahora viviré solo,
ya no llorare más…
Todos nos miramos sonriendo melancólicamente al recordar la primera canción que compusimos.
A decir verdad, esto hiere
duele y es tan solitario
pero sabes que
frente a ti, pretendo hacerme el fuerte.
Una al cual todos teníamos un gran aprecio, la canción cual nos despedimos en nuestro último concierto, mientras llorábamos, dejando todo en el escenario.
Lo siento,
al partir, te dije que sonriéramos
A decir verdad, fui un tonto,
Estaba llorando sin que lo notaras
No fue fácil después de eso, una depresión me invadió, no fue fácil dejar un sueño el cual camine.
Un sueño el cual todos caminamos, a pesar de las discusiones, caídas que tuvo la banda aún seguíamos unidos, hasta que llegó la hora de separarnos. ¿Todo tenía que acabar?
(…)
Es mejor perdernos de vista,
Solo te puede decir
te deseo buena suerte
llegó la hora de separarnos
A pesar de los años nada había cambiado, mi corazón sigue siendo el mismo.
Adiós, hasta luego
espero que te encuentres bien
Nunca, nunca me olvidare de ti
Adiós, seguramente nos volveremos a ver ¿No?
¡Es una promesa!
Una promesa de meñiques.
Sí, nos volvimos a ver todos, era una promesa.
Vi a los integrantes que tocaban, cada uno tenía su respectivo cosplay, eran idénticos, me hizo sentir como si yo estuviera ahí, en el escenario.
Tenía que subir al escenario, tenía que volver a cantar una vez más frente al público.
Mire a los chicos sonriendo -¿Subimos? – me miraron sorprendidos – Una vez más… - me miraron sonriendo y asintieron.
Sentía la adrenalina correr por mi cuerpo, como cada vez que iba a comenzar un concierto.
Me acerque al encargado de presentar las bandas y él me miró con una ceja alzada.
-¿Me deja subir?
-¿Usted no cree que ya es muy viejo para estas cosas?
-¿Acaso no me reconoce? - pregunté hastiado, el encargado me miró sorprendido y se reverencio disculpándose.
-¡Claro! Discúlpeme Ruki-sama. Pero usted… ¿Tiene instrumentos?
-Eh… no.
-No se preocupe, hare que una banda les preste.
-¡Listo! – grite emocionado y los chicos vinieron hacia mí.
La banda que tocó nuestra canción nos prestó sus instrumentos a cambio de unas fotos, aceptamos a gusto, todos sonreíamos.
Al subir todas las personas gritaban eufóricas, sentía de nuevo esa adrenalina, esa excitación cada vez que iba a comenzar un concierto, aunque ya no éramos los jóvenes como antes, seguíamos con esa misma pasión hacia la música.
Mire hacia atrás y pude ver como los guitarristas se quejaban por lo viejo que estaban y que las guitarras pesaban más en sus cuerpos, se quejaban con una sonrisa.
Miré hacia mi derecha y se encontraba Akira, su mirada fijada en su bajo, pero con un hermoso brillo en los ojos.
Todos tenían esa hermosa sonrisa, una sonrisa de antaño.
Voltee y me dirigí al público, que cada vez aparecía más y más.
-Gracias a todos, por los que están aquí, y por los que aún escuchan nuestra música. Es un placer poder tocar de nuevo para ustedes y para nosotros mismos. ¡Feliz navidad, hoy somos The GazettE!
Mire a Kai, dándole la señal y dio esas tres tocadas a sus baquetas para luego comenzar con la canción.
-“Miseinen”
Tenía un peso en la espalda porque era muy débil
Las voces de apoyo de mi padre, mi madre y mis amigos me dieron luz
Orgullosamente mostré... mi soledad y herida de juventud
Eran alas que me ayudaban a huir hacia un ideal que no servía para nada
Si puedo encontrar mi libertad más allá de este cielo azul e iluminado
No me importa arrancar estas orgullosas alas.
comencé a correr descuidadamente apuntando hacia el cielo
Extendí mis alas y comencé a volar y aterrice en mi libertad
“¡Que hermosa familia! ¡Que increíbles amigos!
Esos fueron los mejores días de mi vida
Si renacemos, conozcámonos otra vez...”