Se podría decir que era un día normal, había rodado algunas escenas de Supernatural, me había echado unas risas con Misha y Jared y ahora estaba en mi caravana, pues aunque me encantaba estar con mi mujer, me apetecía estar a solas, quería un momento de tranquilidad. Solo Jensen con su silencio.
Vi mi ordenador, y no dudé ni un segundo en cogerlo antes de tumbarme en mi sofá y tener de fondo algún capítulo de la serie. Al momento de encender el portátil recordé que muchas veces, por curiosidad, leía algún fanfic que escribían las fangirls sobre nosotros. Bueno, la mayoría eran sobre los personajes de la serie, pero ahora se animaban y escribían sobre nosotros.
Cuando nadie me molestaba era cuando los leía, porque realmente era incómodo tener a alguien delante mientras leía ese tipo de cosas. Porque era extraño, ¿cómo debía de mirarse a un tipo que, teniendo mujer, perdía un poco de tiempo leyendo cosas gays de él y sus compañeros? No muy bien, eso seguro. Tenía que ser sincero, los fanfics me parecían divertidos, la manera en la que se inventaban historias, como hacían que se fueran juntando poco a poco los personajes, etc. Si tenía que decir la verdad, debía admitir que muchas de las escritoras podrían servir para escribir guiones.
Abrí el explorador de internet y me puse a buscar alguno para entretenerme y echarme unas risas. Con los que más me divertía era en los que nos juntaban a Jared y a mí o a Misha y a mí. Realmente, ¿de verdad se pensaban que podríamos encontrarnos en una situación así? Todos teníamos pareja, Misha y Jared tenían hijos y yo esperaba uno, ¿por qué entonces engañar a las personas que amábamos? Suspiré, de verdad tenían una gran imaginación, pero no tenía demasiada lógica.
Vi uno que me llamó la atención solo por el título, era “Más allá de lo que creíamos”. Simplemente me había llamado la atención, no sabía ni por qué, así que decidí que ese sería el que me leería hoy. Al parecer estábamos Misha y yo como personajes principales en vez de, como solía ser, Dean y Castiel. Al empezar a leerlo quería reír, estaban plasmados mis propios pensamientos en ese fanfic, quizá ese sería más interesante que los anteriores.
-¿Jensen?-Escuché a mi amigo de ojos azules llamando a la puerta.
-Entra, Misha.-Le di permiso para que entrara y así lo hizo.
-Esta noche vamos a ir los chicos y yo a cenar, y me han dicho que te preguntara si querías venir.-Informó acercándose hasta donde yo estaba y mirando la pantalla del ordenador.-¿Qué haces?-
-Creo que sí que estoy libre esta noche, así que no hay problema.-Contesté antes de fijarme en que había dejado la página abierta. Reí suavemente.-Me informaba un poco de lo que piensan que tú y yo hacemos a escondidas.-Expliqué.-Acabo de empezar a leer, ¿te interesa aprender un poco a ti también?-
Me miró con una ceja alzada y con una sonrisa divertida.-Cualquiera diría que realmente te gusta leer esas cosas.-Comentó indicándome que le hiciera un sitio en el sofá.
Me alcé de hombros, no me importaba que él dijera esas cosas porque ambos sabíamos que iba en broma.-Bueno, uno tiene que hacer pasar el tiempo.-
Me levanté dejando que se sentara a mi lado y ambos nos pusimos a leer. La historia iba, obviamente, sobre nosotros, nuestras vidas. Ambos estábamos en mi casa, los dos solos ya que mi mujer estaba ocupada y no pasaría por allí en toda la tarde. De repente, en nuestra conversación, mientras nos bebíamos algo con alcohol, salía el tema de los fics, del slash entre nosotros y el ambiente se volvía raro. Seguíamos hablando con un poco de incomodidad, pero al final los dos coincidíamos en algo, curiosidad. Teníamos curiosidad de saber qué se sentía, por averiguar por qué las fangirls escribían tantas cosas así sobre nosotros, y entonces, nos besábamos y empezaba la parte... porno.
Carraspeé con mucha incomodidad, quizá un poco ruborizado.-Creo que... esto nos lo podemos saltar...-
Miré a mi compañero, parecía estar igual que yo, solo que había puesto la cara de póker de Castiel.-¿Seguro que lo quieres saltar?-Preguntó.-¿No tienes curiosidad por leerlo?-
Maldita sea, sí, tenía curiosidad, de hecho, de todo lo que había leído, solo se me había quedado esa palabra.-Misha... Con este tipo de cosas no se bromea...-Tragué saliva con fuerza, tenía dudas, y vi en sus ojos que él también, pero entonces empezó a reír.
-Lo siento, lo siento, no lo he podido evitar.-Sabía que en el fondo estaba como yo, lo veía en su mirada, pero no debía de hacer nada, eso estaría mal y ambos lo sabíamos.-Bueno, algunos están siempre perfectos y con una ducha rápida están arreglados, pero otros se tienen que tirar un buen rato para estar bien.-Comentó levantándose.
-Ni que lo digas.-Bromeé con una sonrisa ladeada y levantándome yo también, dejando el portátil de lado.-Vale, lárgate ya, que ahora has mencionado la ducha y me apetece una más que nunca.-
Me miró con una sonrisa maliciosa.-¿Y no quieres que te acompañe?-Habló con la voz grave que usaba para interpretar al ángel.
Maldita y estúpida voz provocativa.-Si te pones unas alas en la espalda quizá me lo piense.-Contesté como su fuera el cazador de la serie.
Se alzó de hombros con una sonrisa en la cara.-Tú te lo pierdes.-Después de eso, se marchó.
Me volví a quedar solo en mi caravana y comencé a quitarme la ropa, de verdad quería tomar una ducha. Quería intentar relajarme todo lo que pudiera, pero primero llamé a mi querida mujer. Le avisé de que iba a salir con los chicos y que ya volveríamos. Como siempre, ella no puso objeciones, pero me dijo que tenía que recompensarla pasando más tiempo con ella al día siguiente. Sonreí suavemente cuando me dijo eso y yo acabé la conversación diciendo que haría lo que pudiera, después le dije que la amaba y colgué.
Me quité toda la ropa y me metí bajo el agua. Estaba a una temperatura perfecta para mi cuerpo, y éste lo agradecía.
-Maldita curiosidad...-Murmuré echándome champú en las manos y comenzando a lavarme la cabeza.
Curiosidad era la palabra que casi siempre utilizaban en los fics para describir lo que sentía Castiel, y como empezaban a follar la mayoría de veces. Pero eso no me pasaría a mí, o eso era lo que quería pensar, pues por mucha curiosidad que tuviera no pensaba engañar a mi mujer. Estaba casado y tenía un hijo recién nacido. Los amaba a los dos, ¿por qué engañarlos entonces? La respuesta estaba clara, y era la palabra que aún no sabía de mi mente: Curiosidad.
Sabía que no era correcto, pero quería hacerlo, quería probarlo, pero solo si era el moreno quien probaba la manzana de la discordia conmigo.
Acabé de ducharme con tranquilidad, decidido a dejarme llevar ante la próxima insinuación del moreno, hasta ver donde éramos capaces de llegar, o simplemente crearía yo una oportunidad para empezar todo aquello.
Entre unas cosas y otras la tardé pasó, y salí de la caravana para esperar al de los ojos azules, pues me había llamado y me había propuesto que sería él quien me llevaría hasta el lugar de la cena. Yo me lo había pensado por unos momentos pero al final acepté, así sería más fácil todo. No tardó mucho en llegar, y me subí a su coche nada más estuvo delante de mí.
Cuando estuve en el asiento del copiloto me miró fijamente, intentando averiguar algo.
-Parece que ni siquiera te ha hecho falta la ducha.-Comentó.-¿No te ibas a dar una o solo ha sido una fugaz excusa para echarme de tu casa?-Preguntó alzando una ceja.
Reí ante eso.-Nada más te has ido me he duchado, idiota, es imposible que se note aún.-Negué con la cabeza.
-Eso espero, no me gustaría averiguar que solo finges ser mi amigo.-Hizo un falso gesto de pena que consiguió hacerme reír de nuevo.
-No te preocupes, Misha, sabes que yo te quiero mucho.-Le contesté al comentario poniendo una mano sobre su hombro.
-Estos momentos son buenos para las próximas escenas Destiel en la serie.-Comentó sin dejar de conducir.
Volví a reír por ese comentario.-Ya has cortado el rollo, te parecerá bonito.-Estar con ese hombre era una risa tras otra.
-Mucho, la verdad.-Contestó él riéndose también.
Al poco rato llegamos al restaurante, encontrándonos allí a Sebastian, a Rob, a Matt, y a los dos Mark. Tanto Misha como yo nos sentamos con ellos.
-¿Quién más va a venir?-Pregunté al ver los dos sitios vacíos que quedaban en la mesa.
-Jared y Richard.-Contestó Sebastian.
Mark Sheppard hizo un comentario entonces.-Seguro que, como siempre, Gen ha entretenido de más al pobre Jared y Richard se ha tenido que quedar esperando en el coche.-Una risilla general se escuchó por toda la mesa.
Segundos después, como si los hubiéramos invocado al nombrarlos, aparecieron ambos por la puerta, y se acercaron hasta la mesa antes de sentarse.
-Lo siento, chicos, Gen me ha entretenido demasiado.-Suspiró cansado.
-Sí, y yo he estado haciendo el idiota en el coche esperándote.-Añadió el más bajito causando que volviéramos a reír.
-¿Os lo he dicho o no?-Preguntó el que actuaba como Crowley en la serie.
La cena pasó rápida entre conversaciones y risas, era agradable tener noches así. Pero casi sin darnos cuenta se hizo tarde y tuvimos que ir volviendo a casa.