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Ich Bin Schwach por Lucy Jeevas

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Notas del fanfic:

Diclaimer: No tengo los derechos sobre la historia de la masacre del instituto Columbine. Pero el one-shot si es de mi pertenencia.

Hola, humano. Creo que el hecho de que este relato esté inspirado en suceso real que ocurrió hace casi 15 años (por si no saben sobre esto: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_la_Escuela_Secundaria_de_Columbine) se lo considera un Slash. Si no es así avisarme lo antes posible para borrarlo y subirlo a la sección correspondiente.
Quiero aclarar que esto es un relato mitad ficticio mitad real, ¿por qué? El tiempo y espacio en el que tiene lugar es real, pero los sucesos narrados no. Por favor, pido que se ahorren comentarios a cerca de por qué he elegido hacer una historia sobre eso y demás cosas. Espero que os guste.

"Ich Bin Schwach", del alemán: "Soy débil". Narrado por Dylan.

Llegué a su casa, y toqué la puerta. Ese día teníamos programado hacer grabaciones donde argumentaríamos nuestras razones por las cuales estaríamos por desatar la peor pesadilla que una escuela secundaria podría vivir jamás. A los segundos, Eric me dejó el paso a su casa, y fuimos directo hacia el sótano.

-¿Estás listo? Esto aparecerá en televisión, en internet, diarios… ¡por todos lados! Todos querrán saber nuestro porqué. –Exclamó con notable alegría.

-Estoy de acuerdo. –Respondí.

Me senté sobre una mesa que se encontraba por ahí, Eric se puso a mi lado, lo miré. Noté en su rostro algo anormal, tenía una expresión vacía, sus ojos miraban hacia la nada; era algo sorprendente en él.

Permaneció de esa manera dos minutos, inmóvil, mientras que yo guardaba total silencio, y de vez en cuando dirigía una mirada hacia él.

-Todo se ha acabado. –Dijo en un tono de voz apagado, volviendo a la normalidad.

-Ya no hay vuelta atrás, el destino nos abrió este camino y debemos aceptarlo. Hemos sido creados para esto. Sorprendente, ¿verdad? –Dije levantando el mentón, observando el techo.

Volví mi atención hacia su persona, ahora miraba hacia el piso.

Volvimos a quedar en un silencio, pero este era mucho más sepulcral, no era incómodo, pero nunca había sentido tanto vacío en una sola situación…

Escuché un quejido, muy débil, y fugazmente miré al único ser de dónde pudo haber provenido.

-Ellos nos hicieron así, nos hicieron bestias, ahora odiarán a sus propias creaciones. Es impresionante el daño que pueden hacer las palabras, las acciones. Nosotros no estamos locos, ellos lo están, son los perpetradores de su propia destrucción, son unos malditos humanos. –Alegó con voz débil, como si estuviera por llorar.

-Eso ya no importa, Eric. Todos esos inservibles tienen diseñado el mausoleo. –Reí.

-¡Esos putos simios me hicieron lo que soy, se arrepentirán cuando tengan una bala incrustada en su cráneo luego de rogarnos de rodillas que no terminemos con sus deplorables e inútiles vidas! –Llenó de ruido el lugar, pero logró calmarse instantáneamente. –Saquemos la cámara y prosigamos con la razón por la cual estás aquí.

Obedecí, e instalé el aparato sobre una mesa, mientras esperaba que buscara a … en su habitación.

Habían pasado más de cinco minutos, y aún no regresaba.

-¡Eric! ¿Qué tanto te has puesto a hacer ahí? –Exclamé, pero no obtuve respuesta. Obviamente pensé que había encontrado algo interesante buscando su arma y se entretuvo.

Al ver que no se aparecía, fui a buscarlo a su habitación, me parecía extraño que demorara tanto por una simple escopeta.

-Hey, apúrate Reb. –Le dije una vez que me posé el marco de la puerta de su cuarto.

Pero algo me tomó por sorpresa, y guardé silencio. Él estaba encogido en un rincón de su habitación, con la cabeza entre las rodillas rodeada por sus brazos.

-¿Qué te anda pasando? –Le pregunté con preocupación.

Me acerqué a su persona, y me puse a su lado posando la palma de mi mano en su espalda. Por la cercanía, podía oír sus sollozos. Alzó el rostro, mirándome con las pupilas en exceso de dilatación, con una lágrima deslizándose sutilmente por su mejilla y su nariz rojiza.

Una sensación extraña oprimió mi pecho, me suelo sentir de esa manera muchas veces, pero ésta vez era algo distinto, era como compartir su tristeza.

-Soy débil. –Pronunció con un tono casi inaudible y muy agudo. Acto seguido metió la cabeza entre sus brazos nuevamente, ahora podía oír claramente un alarido que le rompería el corazón a cualquiera que piense como yo.

Se me generó un nudo en la garganta, pero me puse firme.

-Eric, escúchame bien. –Hice una pausa, pensando que había endurecido mucho– Mírame.

Se negaba hacerlo, tratando de empujarme sin quitar el rostro de su sitio. Pero insistí, hasta que logré que me mirara directamente.

Su expresión era de esas que diríamos que realmente está apenado por algo: los ojos hinchados, las cejas curvadas para afuera… todo eso mientras apretaba los labios tratando de no despedir más lágrimas e inhalando de manera corrompida por los mocos.

Rodee mis brazos en su nuca, pero Eric ni se inmutó en moverse; aún podía oír como tragaba costosamente saliva.

-Todo estará bien. –Susurré a su oído. En ese momento, correspondió a mi gesto de abrazo.

No sé con exactitud por qué lo hice, pero expresé lo que realmente sentía en ese momento. En un fugaz movimiento presioné mis labios contra los suyos, e inmediatamente me separé. No tenía el deseo de ver su rostro en ese momento, reconocía perfectamente que eso le había desagradado en su totalidad.

 -Lo siento. –Pronuncié, por lo que me vi obligado a mirarlo.

Voltee, y me encontré con una expresión totalmente pasmada, era probable que se hubiera rabiado, o que no haya entendido nada de lo que sucedió. Pero por alguna razón, le sonreí.

Notas finales:

Arlene: Nombre que le había puesto Eric al arma con la cual sale en una de las cintas del sótano (leer link del principio).
Reb: Apodo que utilizaba Eric.

Espero que os haya gustado, un saludo y dejen comentarios con sus opiniones o sugerencias.


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