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Forjando una Familia por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

Vale, segundo capítulo =)

 

 

 

Suelo escribir muy rápido cuando estoy inspirada, así que...

 

 

 

Los primeros tres capítulos son algo así como la introducción. El por qué actúan así, el por qué Mini-Bruce actúa raro...

 

¡Agh! No me lió más. Les dejo el capítulo.

Cuando entró a ese lugar obligado por Thor estaba aterrado. El tonto rubio le había dicho que se divertirían, que lo tomara como un desafío para ambos. Era un poco complicado adaptarse a la simple vida Midgardiana, y lo era más si se pasaba la mayor parte del tiempo viendo pasar la vida sin hacer gran cosa más que satisfacer los instintos básicos: comer y dormir. Ya había pasado el tiempo suficiente para que Loki terminara por aceptar que estaba condenado. Así que lo más sensato era intentar… adaptarse. Lo que era sumamente frustrante para alguien como él, acostumbrado a ser un príncipe y no simplemente ‘uno más‘.

Sin embargo, la vida en Midgard no era tan horrible como pensó que sería. Una vez que los súpertontos dejaron de verlo como si los fuera a hacer cenizas de la nada (¡Cómo odiaba no tener poderes!) comenzó a disfrutar un poco el asunto. Los libros eran bastante esclarecedores y entretenidos, y eran ahora su única distracción. Había aprendido mucho sobre las costumbres Midgardianas, sobre los avances tecnológicos, su Historia, sus fantasías y además se había burlado de los conceptos errados que tenían sobre lo que ellos llamaban ‘Mitología’.

¿Sobre los súpertontos? Era vergonzoso, pero tenía que aceptar que al principio tuvo mucho miedo. Cuando llegó junto a Thor para instalarse en la torre de Stark estuvo seguro que lo harían puré. Es decir, había lanzado al dueño de esa ostentosa y ridícula torre por una ventana, había insultado a la espía pelirroja, había utilizado como marioneta al arquero, había jugado con el soldado de otro tiempo, y la bestia verde… bueno, creyó que se orinaría cuando vio ese destello color jade en los ojos del hombre que lo contenía.

A pesar de la inicial animosidad de todos ellos para con él, no intentaron siquiera tocarle un pelo (no que no hubieran querido hacerlo), cosa que debía agradecer a Thor, por mucho que lo odiara. Las palabras no lo herían y las indirectas se le resbalaban; o eso intentaba creer. Así que pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en la habitación que ‘amablemente’ Stark había adaptado para él. Eso molestaba a Thor. Su tonto no hermano creía que aquello eran unas lindas vacaciones familiares. Y no lo eran, definitivamente. ¿Qué parte de la condena de Odín no había entendido Thor?

Y ahora esto. Oh sí, distracciones Midgardianas. Una sala con asientos incómodos y llena de patéticos humanos que comían como cerdos unas cosas pequeñas deformes a las que Thor llamaba ‘palomitas de maíz’. ¿Cómo demonios aceptó ir a ese lugar con Thor? Ah sí, la amenaza de quitarle su única y preciada verdadera distracción: sus libros.

Así que allí estaba, vestido para la ocasión (ridículas prendas a las que también tuvo que acostumbrarse); estaba seguro de que le dolería la parte baja de la espalda una vez terminara el espectáculo. A su lado, un par de adolescentes terrestres chillaban mientras la que supuso sería su madre les regañaba escandalosamente. Del otro lado, Thor se atragantaba con las ‘palomitas’ y sorbía asquerosamente la bebida gaseosa. Loki rodó los ojos y suspiró pensando que la tortura apenas comenzaba.

Y así fue. En un momento, las luces de todo el lugar se apagaron, dejandolos en una intranquila oscuridad. Los chillidos de los adolescentes incrementaron a su lado. Loki no sabía si sentirse aterrado por la repentina oscuridad o con ansias asesinas hacia esos chicos. La enorme pantalla frente a ellos alumbró el lugar; el ruido era estridente…

Media hora después, Loki dejó de poner atención a los ruidos a su alrededor (y a que Thor le insistiera en comer también de esas palomitas). Lo que veía en pantalla lo tenía absolutamente absorto. Era como sus libros, sólo que con imágenes. No fue tan desagradable hasta que un ruidito extraño se apoderó de la sala. Era como una música que incrementaba de decibeles. Sonaba bastante cerca y era muy molesta. La gente comenzó a protestar, y si no fuera porque era indigno para él rebajarse a ser como los mortales, Loki también lo habría hecho.

La segunda vez que la músiquita sonó, Loki estuvo seguro: salía de Thor. Le dio un codazo y fue entonces que el rubio reaccionó (también estaba muy metido en lo que veía en la pantalla). Thor le sonrió y procedió a sacar uno de esos tontos aparatos tecnológicos del bolsillo de su pantalón. Loki estaba avergonzado, la gente le gritaba a Thor…

“¡AQUÍ THOR! ¿QUIÉN ALLÁ?”

Primera lección aprendida: Nunca, NUNCA hablar en voz alta en una sala de cine. Segunda lección aprendida: Los mortales eran más atemorizantes de lo que se imaginaba, sobre todo cuando se juntaban contra un enemigo común (en este caso Thor). Tercera: Pretender que no conocía a Thor cuando salieran (si es que volvía a salir con él siquiera). Cuarta: Las palomitas de maíz eran asquerosamente grasosas y se enredaban en su pelo. Quinta: Aprender la juerga popular de los Midgardianos. Estaba seguro que eso que le gritaron era un insulto, a él y a su madre.

Loki se quitaba los restos salados y grasosos de las cochinas palomitas mientras caminaba a lado de Thor. Ya era suficientemente embarazoso que los hubieran sacado de la sala de cine como si fueran criminales, en medio de insultos y sílbidos. Si no fuera porque Loki no sabría cómo regresar a la torre si abandonaba al rubio, ya se habría alejado de él. Thor fruncía el ceño mientras hablaba por la cosa esa tecnológica.

“Llegaremos enseguida”, fue lo último que dijo antes de acelerar el paso.

Se le veía preocupado, serio. Eso no era buena señal para Loki. Cuando Thor se comportaba así era porque algo verdaderamente malo pasaba. Sobre todo si tenía en cuenta que los súpertontos eran considerados héroes. No pudo evitar su curiosidad.

“¿Algo malo?”, preguntó a Thor mientras le seguía.

El rubio sólo asintió, luego lo miró.

“Lamento que no haya sido muy divertida tu primera salida al cine. Yo también estoy aprendiendo, y me gusta la idea de aprender contigo.”

Loki se encogió de hombros y no dijo nada. No le gustaba cuando Thor hablaba de ellos como si su hermandad nunca hubiera sido destrozada.

La ventaja de vivir en una ciudad tan caótica como esa era que todo estaba cerca. No pasó mucho tiempo para que ambos ya estuvieran en el ascensor de la torre Stark. Loki odiaba ese aparato también, le ponía enfermo. Pero no había opción. Thor no podía simplemente volar hacia lo últimos pisos sin llamar más atención de lo que ya lo hacia.

Una vez en el piso común, Loki se marchó a su habitación. Cualquiera que fuera el problema de los súpertontos no era asunto suyo. Thor lo había dejado cinco pisos abajo, en el área de los laboratorios.

El amigo Tony de verdad había sonado preocupado. La sola mención de ‘Vengador en problemas’ fue suficiente para que casi corriera a lo largo del pasillo y llamara a Mjolnir, sin importarle que su preciado martillo hiciera unas nuevas y lindas decoraciones mientras bajaba a toda velocidad a reunirse con su dueño.

Casi al final del pasillo, y ya con Mjolnir en su mano, divisó que una de las puertas estaba abierta de par en par, y que una ligera humareda salía de ahí. Entró con su grito de guerra y alzando en el aire su martillo, dispuesto a volarle la cabeza a cualquier enemigo que se hubiera atrevido a traspasar las barreras del sacrosanto hogar de los Vengadores.

Pero entonces se detuvo abruptamente, quedando en una posición bastante estúpida. Había agua por todos lados, y el amigo Tony y el amigo Steve estaban al fondo del lugar, al parecer muy preocupados. Pero aunque no hubiera signos de algún enemigo, él era Thor, y tenía que actuar.

“¡AQUÍ ESTOY, AMIGOS MÍOS…!”

“¡Cállate, Thor!”, le dijo Tony casi en un susurro, moviendo las manos para que se tranquilizara.

Entonces un ruido extraño llegó a los oídos del semidios. Bajó a Mjolnir lentamente, frunciendo el ceño y poniendo más atención. Eso sonaba como… ¿un gatito? Steve ya estaba agachado, murmurando palabras ininteligibles para él. Se acercó también lentamente para ver qué era lo que estaba pasando; el destrozo era evidente. La mano de Tony le detuvo posándose en su pecho.

“Vamos, doctor…”, habló Steve suavemente, estirando un brazo bajo una mesa de trabajo que milagrosamente había sobrevivido a la explosión.

“Es estúpido que le llames ‘doctor’, Rogers. Su nombre es Bruce”, bufó Tony agachándose también.

Thor imitó el movimiento pensando que había un gatito atrapado entre los escombros. Aunque no tenía idea del por qué sus amigos lo habían nombrado Bruce. Seguramente al doctor Banner no le gustaría… Y entonces unos ojos marrones se posaron directamente en los suyos. Thor puso más atención al resto del cuerpecito que temblaba y apenas se veía bajo la mesa. Era un niño pequeño. Pero esos ojos…

“¡¿DOCTOR BANNER?!”, exclamó el semidios, provocando que el niño se agazapara más bajo la mesa, sollozando.

“¡Thor!”, gritaron Tony y Steve al mismo tiempo.

“Te dije que no era buena idea llamar a Thor”, gruñó Steve a Tony.

“Fue el único que contestó”, replicó el millonario.

“¿Alguien podría explicarme qué es lo que pasa?”, preguntó Thor sin despegar la mirada de Bruce, que seguía llorando suavemente. Era descorazonador.

“Accidente de laboratorio. ¡Todo es culpa de Rogers!”, gritó Tony muy molesto.

“¿Mi culpa? Te recuerdo que fuíste tú el que…”

“¡SILENCIO!”, increpó Thor. “¡Lo están asustando!”

Aunque en realidad lo que parecía asustar más a Bruce era la potente voz del Asgardiano.

“Estamos jodidos”, gimió Tony frustrado. “Bruce no quiere salir de allí. No habla, no nada… Sólo nos mira y tiembla como gelatina.”

“A lo mejor tiene hambre. Deberíamos tentarlo con una caja de Poptarts”, dijo Thor. “A mí siempre me anima”, agregó cuando los otros dos lo miraron de mal modo.

Steve resopló.

“Vamos, Bruce. Sal de ahí. Tenemos que averiguar qué pasó y cómo solucionarlo”, dijo hablándole amablemente al pequeño niño que no dejaba de mirarlos asustado.

“Sí, claro. Como si un niño de esa edad supiera cómo solucionar un problema de regresión”, declaró Tony fastidiado. “Aunque tienes un punto, anciano. Tengo que hacerle exámenes y ver qué tanto de su mente encogió también”

Thor se puso de pie resueltamente (Bruce se encogió aún más en sí mismo bajo la mesa).

“Iré por Loki”

“¿Qué?”, inquirió Tony. “Thor, ¿no me digas que la diva de tu hermano puede…?”

“Créeme, amigo Tony. Loki sabrá cómo sacar al pequeño amigo Bruce de allí”

Sus pasos resonaron fuerte entre el agua que estaba regada.

“… ¿Ony?”

Tanto Steve como Tony dejaron de ver marcharse a Thor cuando escucharon la pequeña vocecita. Ambos se giraron a la velocidad de la luz para mirar a Bruce. Tan rápidamente que sus cabezas chocaron.

“!Agh! ¡Eres un idiota, anciano!”, reclamó Tony sobándose la frente.

“¡No tanto como tú, Stark!”

Bruce hizo un ruidito extraño y volvió a sollozar, esta vez tapándose las orejitas. Tony y Steve volvieron su atención a él.

“¿Dijiste mi nombre, verdad Brucie?”, preguntó Tony. “Me reconoces, ¿verdad? Ven aquí, amiguito…”

Pero Bruce ya no los miraba. Había enterrado su carita en sus rodillas.

“Genial, Stark. Está asustado otra vez”


“Si dejaras de incordiar todo lo que hago y digo, Rogers…”

No má”, dijo en un sollozo la pequeña vocecita.

“¿Dijo ‘nomá’?”, inquirió Steve.

“¿Quieres a tu mamá?”, preguntó Tony. Pensó que eso era lo más lógico.

Pero el pequeño, sin mirarlos, negó con su cabecita. Un escalofrío lo sacudió.

“Tenemos que sacarlo de allí”, habló Steve. “Va a enfermarse, está mojado de pies a cabeza.”

El ruido de agua chapoteando se escuchó entonces. Thor regresaba y tras él, un Loki bastante incómodo y con los brazos cruzados miraba feo a su alrededor, sobre todo al agua que atravesaba su calzado y que ya le había mojado los pies.

“No puede ser posible que Cuernitos sea nuestra única opción”, dijo Tony enojado.

“Si es que él puede hacer algo”, secundó Steve alzando una ceja.

A pesar de saber que Loki era prácticamente vulnerable en su estancia en la torre, de ninguna manera confiaba en él. Al fin una mirada de complicidad surgió entre Tony y Steve. Ambos se levantaron del suelo para dejar que los Asgardianos tomaran sus lugares.

“Si haces algo que lo lastime o asuste más de lo que ya está, te devolveré el favor de un tour gratis por la ciudad vía la ventana del último piso”, advirtió Tony a Loki.

El pelinegro rodó los ojos pero se abstuvo de comentar. Realmente no hablaba casi nunca con ninguno de ellos, y era mejor así. Thor ya le había explicado entre incoherencias que la bestia verde en su forma humana había sufrido un accidente. No veía cómo él podía ayudarlo, y ni siquiera tenía la intención de hacerlo. Pero indefenso como estaba, al menos podía fingir que lo intentaba.

No estaba preparado para ver lo que vio cuando al fin se arrodilló en el suelo. Eso no era la bestia… tampoco el humano. Tragó en seco y acercó una mano hasta rozar con sus finos y largos dedos los rizos oscuros del pequeño.

Bruce se estremeció ligeramente y alzó la carita. Ya no lloraba, pero seguía asustado, eso era evidente. Cuando los grandes y marrones ojos se encontraron con los suyos, Loki pareció comprender y una media sonrisa apareció en su rostro.

“¿Oki?”, murmuró el pequeñín con su adorable vocecita.

Loki susurró algo, pero ni Tony ni Steve lograron escucharlo. Ambos demasiado sorprendidos porque Bruce había reconocido al villano… exvillano. Thor sonreía misteriosamente.

Y entonces ocurrió. El pequeño Bruce salió de su escondite y se abrazó a Loki. Éste hizo una mueca desagradable pero lo recibió entre sus brazos de todos  modos. El pequeño monstruo lo estaba mojando todavía más.  Al fin se puso de pie mientras seguía susurrando en el oído del niño, que ya tenía enterrada su carita en el cuello del Asgardiano.

Las caras de Tony y Steve eran todo una Oda a la sorpresa, y la indignación en el caso del primero.

“¿Cómo es que prefiere a tu loco hermano?”, inquirió Tony molesto a Thor.

“¿Celoso, Stark?”, cuestionó Loki sin permitir que Thor contestara. “Toma a tu engendro”, agregó mientras le entregaba al niño. “No me importa saber qué demonios le sucedió. Yo me voy. Ah, una cosa más…”, dijo antes de abandonar la habitación, se giró enseguida, sin poder soportar el puchero en esa carita adorable. “… dejen de gritar enfrente de él. Eso lo asusta”.

“¿Oki?”, repitió Bruce con voz quebrada.

Pero Loki ya se había marchado.

“¿Qué diablos acaba de pasar?”, preguntó Steve verdaderamente anonadado.

“Loki tiene un don especial con los niños pequeños”, explicó Thor. “Larga historia”.

Tony no podía salir de su estupor. Hasta que sintió cómo el cuerpecito en sus brazos temblaba. Lo miró y sí, estaba un poco morado.

“Tendremos que conseguirle algo de ropa. Y hacerle un exámen médico… curar estos cortes… aunque no sé mucho de eso…”

“Será mejor llevarlo a un hospital, Stark”, añadió Steve.

¡No!”, gritó Bruce removiéndose entre los brazos de Tony. “No pital, Ony

Y ahí estaba, otra vez llorando.

“Hey, tranquilo, Brucie. Nadie te llevará a un hospital. No hagas caso al anciano, su cerebro sigue congelado”, le tranquilizó Tony.

“Stark...”

“¿Olvidas dónde estamos, Rogers? ¿O quiénes somos? Podremos manejarlo”, interrumpió Tony mirando de mal modo a Steve, intentando que su voz no sonara alterada para no asustar a Bruce.

Thor se quitó la camisa para envolver a Bruce. Un poco más calientito, el niño se acurrucó en el cuerpo de Tony, sin despegar la mirada del brillante reactor-arc. Seguía temblando un poco, pero parecía sentirse un poco más seguro que hace unos momentos.

Los tres súper héroes abandonaron el laboratorio hecho ruinas. Steve miraba preocupado al pequeño Bruce en los brazos de Tony, pero cuando el niño le miró y le regaló una pequeña sonrisa, Steve le sonrió de vuelta, con ternura.

"¡Thor! ¡Mi techo!", gritó Anthony Stark cuando vio la nueva decoración.

Bruce comenzó a llorar desconsoladamente.

Notas finales:

Muchisímas gracias por leer y por sus reviews!

 

Próximo capítulo: Mamá Natasha.

 

Besos!


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