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Perfecto por Adid

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Notas del fanfic:

OH! Dios mío!!


Qué tarde vengo o__o pues aca por mis lares aun quedan unos 5 minutos del lunes, así que se amuelan muahaha XD 


Hay pa que le hago al cuento?? DX, a quién engaño? Rompí mi propias raglas ;m; Merezco que me den pamba T^T


Los demás temas si los posteare a tiempo, lo prometo (uta, ya valio! DX) 


Como sea, espero de verdad que les guste =)


Como dice el resumen esto fue escrito para la semana GaaLee, quien no sepa de que estoy hablando pueden chacarlo aquí 


 


=D


 

Notas del capitulo:

Ya saben, el mundo de Naruto y todos sus personajes pertenecen a Kishimoto-sensei ;) Yo solo los uso para jugar (jujuju) y no gano nada con ellos. 

Tendría que haber sido una velada perfecta. O al menos esa había sido la intención de Lee. Después de todo llevaba bastante tiempo soñando y planeando la ocasión. Y no era para menos pues esa noche saldría con el responsable de robarle el sueño desde hacía ya mucho tiempo.



Gaara y él tenían ya bastante de conocerse. Y aunque su primer encuentro había sido más  bien dramático y con un final no muy bueno para el moreno, con el pasar del tiempo había logrado forjar una tenue pero sincera amistad. Sin embargo, en algún momento, se dio cuenta de que el pelirrojo le inspiraba algo más que una simple amistad. Es decir, tenía muchos amigos y a todos y a cada uno le tenía un gran cariño y confianza, además de que daría la vida por protegerlos.  

 

Pero con Gaara era diferente, mucho más profundo. Y venía acompañado de una fuerte atracción, una inmensa necesidad de estar lo más cerca posible de él, de poder verlo, y hablar con él de ser posible, cada que tuviera la oportunidad. Sin darse realmente cuenta de cómo comenzó se vio de pronto observando su cabello, tan rojo como el más ardiente de los fuegos, su piel tan pálida e impoluta, se preguntaba si sería tan suave al tacto como lucía, pero lo que más le gustaba de él sin duda eran sus ojos. De ese color que parecía perderse entre el verde y el azul, tan brillantes y profundos, se había dado cuenta de que no le importaría perderse en ellos para siempre.

 

No había forma de negarlo, había terminado enamorándose de Gaara.

 

Cuando había caído en plena cuenta de ello se había sorprendido un poco, pero no había nada que hacer al respecto, y tampoco es como si quisiera que lo hubiera, la verdad. Es por eso que cuando tuvo la oportunidad de realizar una misión diplomática en Tsuna la había aceptado de inmediato. Poder estar más cerca de Gaara y tener la oportunidad de ver a su amigo más seguido lo había hecho inmensamente feliz.

 

Y fue así que ha estado viviendo en Tsuna desde entonces, trabajando en conjunto con los ninjas de esa aldea, su misión aun abarcará un par de meses más y no es algo por lo que tenga que quejarse. Todo ese tiempo ha procurado dar lo mejor de sí en cada una de sus misiones, no solo por dejar en alto el nombre de su propia aldea, sino también intentando impresionar al que era ya dueño de sus pensamientos y sueños.

 

Había esperado durante mucho tiempo el momento en que por fin pudiera armarse de valor e invitar al pelirrojo en una cita, y no es que él fuera tímido o inhibido, cualquiera que lo conozca sabría que él era todo menos eso, era solo que esperaba el momento ideal. Pero siempre por cualquier razón, ya sea porque uno u otro había estado demasiado ocupado, él entre sus misiones y sus arduos entrenamientos, Gaara entre todo su papeleo y demás trabajo de Kage, apenas había tenido la oportunidad de hablar con el pelirrojo.



Pero extrañamente había terminado siendo Gaara quien le propusiera el salir. Si bien, jamás habría esperado que fuera el pelirrojo quien diera el primer paso, no por eso dejó de alegrarse infinitamente y con una enorme sonrisa había aceptado la propuesta incluso antes de que el otro terminara de hacerla.

 

Ese había sido el primer acontecimiento que había salido diferente a aquello que había planeado, y quizás debió haber sido una señal. Pero Lee estaba demasiado contento para pensar siquiera en eso.

 

¿Qué podría salir mal? Se había dicho en su inocencia. Debió haber sabido ya que esa frase normalmente es la que siempre atrae los sucesos más indeseados. Casi como si el universo lo considerara un desafío



***


Esa mañana había despertado alegre, más alegre que de costumbre. Había salido a hacer un poco de ejercicio antes de disponerse a cumplir con la misión de ese día.

 

Normalmente sus misiones eran asuntos fáciles, como patrullar la aldea, o algún entrenamiento conjunto con ninjas locales, donde siempre se sentía feliz de compartir sus conocimientos de taijutsu. Los shinobis de la arena, aunque algo escépticos en un principio, pues no habían podido creer que un chico tan peculiar pudiera ser gran cosa, habían terminado respetándolo y admirándolo por sus increíbles habilidades en el combate cuerpo a cuerpo.

 

Sin embargo,  ese día había tenido que realizar varias actividades, que si bien no habían sido nada demasiado difícil, si lo habían entretenido más de lo que hubiera querido. Cuando terminó y consultó la hora se dio cuenta con espanto que estaba comenzando a hacerse tarde para su cita. Disculpándose con sus compañeros había salido disparado hacia su departamento.

 

Apenas si se había dado una rápida ducha, con agua fría pues no tenía tiempo para encender el boiler y esperar a que el agua se calentará. Se atavió con uno de sus spandex, uno nuevo para asegurarse que estuviera limpio y sin remiendos, pues no podía pensar en un traje más galante que el que le había regalado su adorado sensei. Se acomodó sus vendas en los antebrazos y salió presuroso a su encuentro.

 

Llegó al lugar dónde había quedado con Gaara con la respiración agitada por la tremenda carrera que había pegado, pues para llegar desde su apartamento debía tenido que atravesar prácticamente toda la aldea.

 

El pelirrojo acercó a él apresuradamente al verlo llegar de esa forma.

 

-Lee ¿estás bien? - Preguntó con algo de preocupación.

 

-¡Hah! … Gaara … disculpa… por favor.. la...ha… tardanza.

 

Apenas si podía hablar el pobre. Gaara lo miró confundido.

 

-¿Tardanza? Hace apenas 3 minutos que llegué.

 

¡¿Tres minutos?!

 

¡Demonios! Él odiaba llegar tarde. No podría perdonarse jamás, tendría que correr unas 500 vueltas alrededor de la aldea para compensar ese tremendo error que…

 

-¿Seguro que estas bien Lee?

 

Preguntó de nuevo Gaara al ver que el otro no reaccionaba.

 

-¿Ah? Sí, estoy bien Gaara-kun. No te preocupes. - Dijo enderezándose finalmente y haciendo su típica pose de chico bueno.



Gaara pareció tranquilizarse al ver que el otro poco a poco comenzaba a recuperar el aliento.

 

-Bien.

 

Dijo para después comenzar a caminar hacia una dirección no definida para el pelinegro, quien captó la indicación no verbalizada “sígueme”. Caminaron por un rato sin que ninguno de los dos dijera otra cosa hasta que el pelinegro no pudo soportarlo más.

 

-Ne, Gaara-kun ¿a dónde vamos?

 

El pelirrojo no contestó, simplemente se detuvo una vez que llegó a un callejón un poco menos concurrido, en donde se acercó hasta quedar muy cerca del pelinegro, quien no pudo evitar sonrojarse al sentir al otro tan cerca. Gaara puso una de sus manos sobre sus hombros. Lee estaba a punto de preguntar qué pasaba cuando de pronto se vio rodeado por arena que se arremolinaba alrededor de ambos. Cerró los ojos por instinto por lo que no vio lo que pasaba, pero sí sintió una especie de tirón, como si la arena que lo cubría de pronto lo hubiera levantado del piso.

 

Cuando abrió los ojos de nuevo lo primero que notó fue que ya no estaba dentro de la aldea de la arena. Estaba en una pequeño claro de vegetación con varias rocas y unas cuantas palmeras que  rodeaban un estanque, pequeño pero precioso. Era un oasis, y a juzgar por los cientos y cientos de kilómetros de arena a su alrededor debían de estar bastante lejos de la Tsuna.

 

Le miró maravillado el lugar antes de dirigirse de nuevo al pelirrojo.

 

-Eres increíble Gaara-kun. - Dijo con una gran sonrisa.

 

-Solo usé mi jutsu de teletransportación. - Explicó.

 

-Aún así es increíble. No sabía que podías llevar a otras personas contigo.

 

Lee no dejaba de halagarlo mirándolo realmente admirado. Gaara solo se encogió de hombros, aunque Lee hubiera jurado haber visto lo que parecía una pequeña sonrisa en sus labios, pero solo fue por un momento, pues el pelirrojo volvió a echarse a andar esta vez hacia una de las grandes rocas que rodeaban el estanque, sentándose en ella e indicándole al maestro de taijutsu que tomara asiento junto a él. Cosa que Lee hizo de inmediato.

 

-Temari nos preparó bocadillos.-

 

Comentó de pronto Gaara haciendo que Lee se percatara por primera vez de la pequeña canasta que el pelirrojo traía consigo.

 

-Oh, que amable de su parte.

 

De pronto se sintió mal, el no había llevado nada a la cita. ¿Por qué demonios no había pensado en eso? De disculpó por ese hecho, pero el pelirrojo le restó importancia con un ligero gesto de la mano, recordándole que había sido él quien lo había invitado. Le extendió uno de los recipientes que llevaba en la canastilla, el cual  Lee tomó prometiendo para sí  que la próxima vez, porque de verdad quería que hubiera una, no, que hubiera miles de veces más,  sería él quien invitase. Y por supuesto también que más tarde agradecería a Temari.

 

Comieron sus alimentos mientras la noche caía lenta pero precisa, la luz del sol se fue extinguiendo poco a poco. Pronto encendieron una pequeña fogata que había dispuesta a sus pies, imaginó que Gaara había preparado el lugar previamente. Sin embargo el silencio se fue extendiendo cada vez más pesado entre ellos. Lee sabía que Gaara era de pocas palabras, pero aun así no podía evitar querer sacar un poco de conversación. De verdad quería conocerlo más a fondo, quería que el pelirrojo confiara en él.

 

-¿Qué tal estuvo tu día, Gaara,kun?

 

Comenzó. Un tema fácil y típico, que le pareció perfecto para comenzar.

 

-Bien.

 

Fue la escueta contestación del joven Kage. Por un momento Lee se decepcionó un poco pero no permitió que eso lo desanimase. Especialmente porque el pelirrojo hizo ademán de añadir algo más.

 

-Mucho papeleo en la oficina, como siempre. Pero estaba feliz de que te vería esta tarde.

 

Eso hizo que el corazón del pelinegro diera un pequeño salto de felicidad. Su sonrisa volviendo intensamente, a la vez que un adorable sonrojo adornaba sus mejillas.

 

-¿Que tal estuvo el tuyo? - Preguntó a su vez el pelirrojo, recordando los consejos que le había dado su hermana acerca de mostrar interés por la vida del otro.

 

-Oh, sin duda fue un espléndido día. - Aseguró entusiasmado el pelinegro, y procedió a darle un pequeño pero detallado resumen de sus actividades en el transcurso del día, desde sus infalibles entrenamientos  hasta las sencillas pero arduas misiones que había realizado. El pelirrojo lo escuchaba con una ligera expresión de sorpresa, como si no pudiera creer que alguien fuera capaz de hablar tanto, pero sin dejar de poner atención.

 

Cuando finalmente Lee dejó de hablar el silencio volvió a volcarse sobre ellos. Lee se sintió un poco cohibido ante el pelirrojo, no sólo por su silencio sino también por la mirada tan intensa que este le dirigía. El rubor en sus mejillas se intensificó un poco, desvió la mirada observando a su alrededor, el pequeño oasis era realmente hermoso, pero al levantar la mirada hacia el cielo que había terminado ya de oscurecerse, la inmensa cantidad de estrellas que podían verse sobre sus cabezas lo dejó boquiabierto y totalmente maravillado. Había escuchado que en el desierto podían verse las los paisajes celestes más impresionantes del mundo, pero en todo el tiempo que tenía ahí no había tenido ocasión de detenerse a comprobarlo hasta ahora.

 

-Es de verdad hermoso.

 

Susurró quedamente aun mirando embobado el cielo.

 

-Lo es.- Escucho la voz del pelirrojo contestarle. - Encontré este lugar hace años, cuando era niño. Es mi lugar favorito desde entonces. Desde aquí puedo observar la luna y las estrellas con tranquilidad. Vengo aquí siempre que quiero relajarme un poco, pero es la primera vez que traigo a alguien más. NI siquiera Temari ó Kankuro saben de él.

 

-¿De verdad? Gaara-kun me siento tan honrado de ser la primera persona con la que compartes tu...

 

Se cortó de pronto pues al hablar había, por fin, regresado su atención al pelirrojo dándose cuenta de pronto de lo mucho que se le había acercado. Su sonrojo se multiplicó considerablemente. Gaara se inclinaba cada vez más cerca de él sin dejar de mirar sus labios, sintió su corazón acelerarse al punto de que temió que fuera a salirse de su pecho.

 

-En realidad, había algo que quería mostrarte…

 

Comenzó a explicar Gaara pero cada vez estaba  más cerca, hablando directamente sobre sus labios.



-¿Q… qué cosa?

 

Preguntó a su vez Lee sintiendo sus alientos mezclarse. Sus labios estaban a punto de tocarse cuando de pronto.

 

- Valla, valla. Parece que encontramos un par de tortolitos.

 

Comentó una desagradable y grave voz seguido de un par de risitas ridículas. Bandidos, quizás ninjas renegados que habían estado vagando en los alrededores y se habían sentido atraídos por sonido de sus voces y la luz de su fogata.

 

-No queremos hacerles daños pequeñas, solo tienen que darnos todo el dinero y la comida que traigan. - Dijo el que parecía el líder con la misma voz desagradable de hace rato.

 

O bien estos tipos no sabían que estaban enfrente de Gaara del Desierto, o bien eran unos idiotas suicidas.  Como sea, Gaara no estaba para nada feliz, no solo estaban ultrajando su lugar sagrado sino que lo habían interrumpido su cita con Lee, la noche con la que llevaba meses soñando.

 

Volvió la cabeza para mirar  a Lee y este le devolvió una mirada decidida y con un ligero gesto de diversión. Entendió enseguida y sonrió un poco de medio lado. Separándose para encarar a los maleantes que había osado interrumpirlos.




***



Eran buenos, sin duda alguna eran buenos. Pero no lo suficiente como para encarar a al Kazekage de la arena y al mejor maestro de tijutsu del mundo y salir bien parados. La batalla había durado apenas unos cuanto minutos antes de que los bandidos terminaran inconscientes y con varios huesos rotos tirados en la arena, bastante lejos de ellos para que su presencia no los molestara más, pero muy bien amordazados y atados por la arena para evitar cualquier intento de fuga.

 

Gaara y Lee descansaban de nuevo sobre las piedras del oasis, que por suerte no había sufrido daños durante la batalla, Lee había salido con algunos rasguños, pero por lo demás ninguno mostraba heridas graves. Lee suspiró limpiándose un pequeño corte de su mejilla derecha. No podía negar que la batalla había sido divertida, pelear al lado de Gaara siempre era increíble, pero aun así no podía evitar sentirse algo frustrado pues su cita soñada había sido interrumpida.

 

Gaara se arrodilló a su lado y lo ayudó a limpiarse la cara con un trapo mojado con  poco que agua del estanque, aprovechando para descansar su mano en la mejilla del pelinegro. Lee volteó a verlo y la mirada cargada de ternura que recibió lo hizo sonrojarse de nuevo. Gaara se inclinó de nuevo hacia él esta vez logrando capturar sus labios, el beso fue ligero, un pequeño roce, sus labios apenas moviéndose, pero aún así provocó en ambos una intensa y placentera  descarga eléctrica. Cuando se separaron se miraron a los ojos con una pequeña sonrisa en su cara. Gaara se incorporó ayudando a Lee a hacer lo mismo.

 

De pronto una intensa luz llamó su atención dándose cuenta de que la luna llena por fin había aparecido detrás de las grandes dunas de arena, enorme y esplendorosa. Ambos chicos se quedaron viéndola extasiados.

 

-Esto es lo que quería mostrarte Lee. La vista de la luna llena desde aquí, es hermosa.

 

Comentó Gaara sin dejar de mirar a la luna.

 

-Sin duda es la vista más hermosa que he visto.

 

Aceptó Lee haciendo sonrojar al pelirrojo pues al hablar no había sido la luna lo que había estado mirando fijamente, sino a él.

 

-Quizás podamos salir de nuevo, en otra ocasión.

 

-¡Yosh! Esta vez seré yo quien invite Gaara-kun.

 

Aceptó entusiasmado el otro, provocando que ambos sonrieran. Se quedaron un poco más observando la luna. Lee se quedo mirando la mano de Gaara ardiendo en deseos de tomarla, finalmente se decidió, rozándola suavemente con la suya. Sorprendiéndose un poco cuando el pelirrojo no solo la acepto y entrelazo sus propios dedos entre los suyos, sino que también se inclinó un poco sobre él recargando su cabeza en su hombro. Lee volvió a sonrojarse intensamente.

 

-Me gusta mucho estar contigo, Lee.

 

Comentó de pronto el pelirrojo haciendo sonreír a Lee.

 

- Yo también disfruto mucho tu compañía, Gaara-kun

 

Aceptó apretándose un poco más contra él, disfrutando de su calor. Quizás las cosas no habían salido precisamente como las habían soñado o planeado, pero de igual forma había sido una velada perfecta. Y se dieron cuenta que así sería sin importar lo que pasara, siempre y cuando ellos estuvieran juntos.




OWARI

 

Notas finales:

Lo sé. Demasiado corto, demasiado chafa. Por alguna raón este tema fue el que mas lata me dio (respecto a lo ocurriseme algo para él)  

Ojala les haya gustado. Nos vemos en la semana (si es que logro terminar los otros temas, el tiempo se me vino encima T^T) 

Pero espero que muchos se unan =D

Sueñen GaaLee! ;)


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