24 de diciembre: un día especial para muchos, un día más de trabajo para ellos.
- Muchas gracias por su trabajo.
- Muchas gracias a ti –respondió Jun con una gran sonrisa.
El concierto especial de GOTCHAROCKA y v[NEU] había concluido. No hubo ningún problema en el escenario y las dos bandas armonizaron muy bien.
Aunque no era nuevo. Ya habían compartido el escenario muchas veces durante la temporada de Crazy Monsters y en múltiples eventos del stylish wave, pero hoy habían deslumbrado.
- ¿Iremos a celebrar, cierto? –preguntó Mitsu, el cantante de la popular banda v[NEU].
- ¡Por supuesto! –Toya estaba más que emocionado por la propuesta, con lo que le gusta tomar…
- ¿Jun-san irá? –preguntó Kayuu. Se habían convertido en amigos gracias a los eventos y les gustaba compartir experiencias de guitarristas.
- Lamentablemente, no iré –respondió el pelirrosa, sólo que en ningún momento le dijo a su cara que expresara la pena por no poder ir. Jun mantenía una amplia sonrisa y estuvo bastante animado todo el día.
Al parecer sus planes para la noche de Navidad eran los mejores y estaba muy entusiasmado por ello.
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- Llegas tarde –dijo Jui justo después de entrar al carro y abrocharse el cinturón de seguridad.
- Lo siento, me tomó más tiempo del previsto. ¿Quieres que prenda la calefacción? –el frío estaba bastante fuerte, y el haber hecho que Jui esperara por él en la calle no fue tan buena idea. El vocalista se sentía congelado incluso llevando una chaqueta y bufanda para combatir la baja temperatura.
- Por favor –respondió el castaño.
- Wow, tienes las manos muy frías –dijo Jun apenas tocó una de las manos de Jui- Nee, lo siento –sin previo aviso, besó la mano del mayor como todo un caballero.
Jui aún se sorprendía por obtener ese tipo de atenciones… Nunca sabía con qué iba a salir el pelirrosa, pero estaba seguro que era algo que iba a sonrojarlo al máximo.
- No te preocupes, es sólo frío –replicó Jui, desviando su rostro. No quería que el menor lo viera así, con las mejillas sonrojadas.
- Nee, ¿no tienes curiosidad por saber a dónde vamos?
- …Pensé que íbamos al hotel… -Jui volteó a ver al guitarrista, y eso fue todo lo que necesitó Jun. De improviso, le robó un beso al cantante, aprovechando la guardia baja del contrario a su favor.
- Sería aburrido, así que daremos un paseo primero –comentó antes de dedicarle una sonrisa y disponerse a manejar.
Mantuvieron una charla casual durante la media hora que Jun condujo. Estacionó el carro junto a un parque de diversiones donde planeaban pasar buena parte de la noche.
Pasaron dos horas allí, visitando las diferentes atracciones y divirtiéndose.
Mejor dicho, era Jun quien arrastraba al castaño a todos lados, y como el pelirrosa no se daba por vencido rápidamente, ambos terminaron disfrutando del lugar.
- Tengo sueño… -murmuró Jun desde su asiento en la rueda de la fortuna. Jui soltó una risita tímida.
- Creí que jamás te agotabas… Te veías muy animado, llevándome por todos los puestos.
- Es que tengo más energía que cierto hombre de 35 años… -murmuró en defensa.
- ¿Me estás llamando viejo? –replicó Jui, usando un tono ofendido, que por supuesto, era en broma- Recuerda que sólo son 5 años de diferencia…
- ¡No, no, no! No me lo recuerdes –Jun llevó sus manos a los oídos, en un vago intento de no escuchar a Jui. Había pasado un mes y unos cuantos días desde que cumplió 30 y aún no lo aceptaba por completo. Crecer y envejecer no era lindo desde su punto de vista- Creo que ya no debe haber tanto tráfico –comentó Jun desviando el tema de la edad. El panorama que le ofrecía la altura le dejaba ver las autopistas y calles de la zona como un perfecto río de luces- Podremos llegar al hotel en 15 minutos.
- ¿Por qué tanta prisa?
- Porque te tengo una sorpresa –contestó el guitarrista con una gran sonrisa.
Tal como lo había predicho Jun, en 15 minutos ya estaban cruzando la puerta de la habitación que compartían.
Jui pasó directamente a su cama, donde se tiró sin ningún tipo de pena. Él también estaba cansado por el día que habían tenido y Morfeo insistía en dominarlo.
- Nee, Jui… -le llamó Jun mientras acariciaba su castaño cabello.
- ¿Mmm? –levantó la cabeza.
- La sorpresa –le recordó antes de darle un beso fugaz.
- Ah. Lo siento –se levantó de la cama, sólo que Jun no se veía muy convencido- ¿Qué pasa? –preguntó al ver la cara del pelirrosa.
- Es una sorpresa…
- ¿Y ento-…
Jun no le dio oportunidad para seguir hablando. Ya estaba detrás del mayor, cubriéndole los ojos.
- Caminemos un poco –susurró el pelirrosa, dirigiendo el paso de ambos hacia la modesta sala de estar de la habitación.
Con mucho cuidado, sentó a Jui en una de las sillas.
- ¿Estás listo? –preguntó por última vez. Jui se limitó a asentir en silencio, y Jun procedió.
Un espectacular Christmas Cake estaba en la mesita de caoba. Jui se sorprendió y sonrió ante el amable gesto que había tenido el menor para con él.
- Sé que Navidad la debes pasar con la persona que quieres, compartiendo uno de estos… Me costó conseguirlo, pero lo logré –terminó de decir el pelirrosa.
Jui sólo le dio un beso, uno que expresó lo que quería decir: “Gracias”.
El beso se convirtió en caricias más apasionadas.
Jun recorría con sus manos la espalda del castaño y no tardaron en caer sobre una de las camas.
La ropa fue desapareciendo poco a poco, y en pocos minutos, Jun se encontraba penetrando al mayor. El vaivén se extendió hasta que ambos llegaron al orgasmo.
Tanto el pelirrosa como el castaño cayeron sobre la cama, exhaustos, respirando entrecortadamente.
Luego de un rato, Jun se puso a jugar con las manos de Jui. Jugaba con sus dedos cuando dijo de repente:
- Jui, te quiero.
El eludido sonrió al sentir como su corazón reaccionaba con tan pocas palabras.
- Yo también te amo –respondió el castaño sin darse cuenta de las palabras que usaba.
- ¡¿Ehh?! ¡¿Me amas?! –preguntó sobresaltado por completo. “¿Escuché bien?” se preguntó a sí mismo, dudando seriamente de su oído. No podía creer que había escuchado eso.
- … -luego de unos segundos, Jui cayó en cuenta. No respondió nada, aún pensando en qué hacer a esa altura del partido.
Técnicamente, le quedaba una sola opción: desear que se lo tragase la tierra.
Por supuesto, esto nunca ocurrió, así que optó por cubrirse la cara con una de las sábanas que lo envolvía. El cantante sentía como la sangre se le acumulaba en las mejillas, y es que decir algo tan vergonzoso y por accidente lo estaba matando. Nunca antes le había ocurrido algo así.
- Nee… Jui… -comenzó a susurrar el pelirrosa.
El contrario no contestó, ni siquiera se movió. Esperaba por el momento en que La Tierra se abriera en dos y se lo tragase entero.
- …Jui… -insistió el menor, esta vez agregando unas cuantas caricias en la espalda del castaño.
Como no funcionó, intentó otra cosa.
- Jui… Sal de tu escondite, yo también debo decirte algo –tímidamente, Jui fue deslizando la sábana, dejando su rostro descubierto luego de unos segundos.
Jun acarició el rostro del cantante con suavidad, y lo miró directamente a los ojos.
- Te amo. Y si no lo dije antes es porque no estaba seguro de cómo te sentías tú al respecto.
Eso cambió la expresión de Jui.
- ¿No… …no demuestro mis sentimientos? –preguntó en un fino hilo de voz.
- No, no, no –respondió con tono amable- No es eso –continuó con sus caricias- Sabes, esto es algo delicado y lo que menos quería era presionarte con el tema –al terminar de hablar, besó al mayor, dudando un poco de si era lo correcto o no.
Jui correspondió el beso, dándole a entender al pelirrosa que todo estaba bien.
El beso se extendió hasta que Jun casó al cantante de la cama. Debían compartir su primer Christmas Cake como pareja. Cortaron un trozo y volvieron a la cama.
- ¿Por qué te gustan las fresas? –preguntó Jun, mientras le daba una a Jui en la boca.
- Quizás porque son dulces y ácidas al mismo tiempo –contestó al terminar de tragar.
- A mí me gustan por cómo se ven. Son lindas –dijo Jun y luego rio, a lo que el castaño le secundó la risa.
- Upps –un poco de crema se deslizó por la comisura de los labios de Jui, cosa que el menor no desaprovechó. A los segundos ya estaba lamiendo a Jui para limpiarlo.
Jui se sonrojó por completo, pero Jun lo ignoró. Pasó de lamerle la comisura de los labios a su cuello, empujándolo con sutileza hacia la cama.
Recorrió todo el torso del mayor con su lengua, bajando hacia la pelvis del contrario.
Jui ahora tenía una semi-erección contenida por sus boxers negros, la cual Jun avivaría por completo.
El pelirrosa retiró la estorbosa tela, pasó dos de sus dedos por el pastel y embarró el miembro de Jui con la crema.
Jui no se podía creer lo que el menor hacía. Ese tipo de cosas mostraba que Jun podía ser una caja de sorpresas.
El guitarrista comenzó a lamer la crema, jugando un poco con el glande del mayor. Fue bajando poco a poco, hasta que se cansó de usar la lengua y engulló todo el miembro del cantante.
El cielo debía ser parecido a esa sensación que sentía Jui en ese mismo instante. Y es que bajando y subiendo, con lentitud al principio, y luego con una velocidad rápida y constante, Jui se corrió en la boca del guitarrista. El placer que le brindaba era exquisito, incomparable.
Sin tiempo que perder, Jun se movió con rapidez y cambió de posición; ahora tenía las piernas de Jui enredadas entre su cadera. De esta manera tenía fácil acceso a su entrada y a sus labios.
Ya habían tenido suficientes encuentros como para saber que la posición del misionero era la mejor para ellos. Jun amaba besar a su pareja y así podía darse ese lujo.
Fue entrando lentamente en Jui. No estaba usando nada de lubricante, y aunque ya lo habían hecho horas antes, debía ser cuidadoso.
Cuando el mayor logró relajarse, Jun comenzó a penetrarlo con suavidad. Para el pelirrosa, Jui era como una pieza de cristal. Lo atesoraba y cuidaba no romperlo.
Lo que había dicho antes no era falso; lo amaba.
Amaba a Jui por todo lo que era. Toda esa pasión que empleaba en la música, todo el empeño que usaba en las letras, su forma de ser, estricto y responsable. Incluso esa personalidad un tanto tsundere le encantaba.
Esas pequeñas razones se convertían en una muy grande y pesaba, conformando así sus sentimientos por el mayor.
Por eso, no quería hacerlo sufrir, ni siquiera cuando la meta final era el placer sexual.
Continuó con las estocadas lentas, hasta que Jui comenzó a gemir con esa sensual voz.
- Jun… má-.. más rápido… -pidió el mayor con la respiración entrecortada.
Por supuesto, Jun no ignoró su pedido y aumentó la velocidad, haciendo que Jui gimiera aún más.
Continuaron con un ritmo frenético hasta que Jun se corrió primero, llenando por completo el interior del castaño.
Era de noche, estaban juntos, había un baño justo al lado, es decir, no habían excusas para no correrse adentro.
Jun continuó con las penetraciones, hasta que, segundos después, Jui se corrió por tercera vez en la noche.
Ambos quedaron agotados, uno al lado del otro. Se besaron y sólo con la mirada se desearon buenas noches.
Jun permaneció jugueteando con los mechones castaños de Jui, hasta que sintió como el mayor quedó totalmente dormido.
El pelirrosa lo acomodó entre sus brazos, le dio un beso en la frente y susurró:
- No dejaré que nada nos separe…Ni siquiera eso de lo que no debes enterarte…
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