UN DIAMANTE
The GazettE Fanfic
AoixUruha
Por Sakua… Para AddictiveHeroine
Un diamante. Piedra preciosa carísima que sinceramente no había visto más que en los aparadores del centro de la ciudad, justo como ahora mismo hacía.
Yesque los diamantes no era precisamente de sus piedras favoritas para decorar la joyería. No los encontraba graciosos paras sus accesorios, ni siquiera para los de sus diferentes amantes, mucho menos para las féminas de su parentela… y vaya que a su madre y hermana las llenaba de obsequios en cada Navidad.
Pero… desgraciadamente otra vez se veía en la penosa necesidad de salir de esa tienda con una cajita alargada que contenía una gargantilla de no sé cuántos quilates de oro y un pequeño dije que llevaba incrustado un diamante todavía más minúsculo.
¿Para qué tanto teatro? El nombre en cuestión era “Mizuki”, una mujercita de veintitantos a la que venía cortejando hacia más de un mes y con la que no le interesaba nada serio… Nada más allá de unas tres o quizás cuatro horas dentro de un Love Hotel.
La reunión de selección de canciones, para las presentaciones de primavera, se llevaría acabo en cosa de veinte minutos, tenía apenas el tiempo suficiente para llegar a la PSC… cosa extraña, considerando que hasta hacia poco que estas se realizaban en casa del vocalista. Para el caso no tenían nada que argumentar, el sitio era lo de menos… el problema era que la primavera ya estaba a la vuelta de la esquina.
Llegó al condenado edificio pensando en la estúpida idea de que el accesorio que llevaba en el bolsillo de la chaqueta, no era del todo femenino, tan así que… si a él le gustase el color oro sin duda lo utilizaría en algún Live. Era elegante, casual, algo que perfectamente podría utilizar él o cualquier otro hombre con buen gusto.
Saludó a sus tres compañeros presentes con un gesto, Uruha como siempre parecía tomarse su tiempo para llegar a trabajar. Dejó botada la chaqueta junto con las de los demás, las cuales se encontraban mal puestas y amontonadas sobre un pequeño sofá junto a la puerta de entrada a la sala.
-Media hora. Lleva retrasado media hora… No se ustedes, pero yo tengo un compromiso después de esta reunión – Interrumpía un líder con un poco de desagrado- Propongo que comencemos sin Uruha y ya después le ponemos al corriente en cuanto el señor se digne a dar la cara.
La reunión dio inicio y como era costumbre en casi siempre, todos se dedicaban a apoyar lo que Ruki sugería y rara vez proponían hacer mínimas correcciones. Todo marchaba tranquilo hasta que…
-¡Perdón por la demora! –Exclamaba un acalorado Uruha, quien se las estaba viendo difíciles para que la puerta le dejase entrar – Fui a ver unas cosas a la ESP y se me fue volando el tiempo, pero… - Ya harto bajó la mirada para toparse con que en el suelo una estúpida cajita de joyería, de esas alargadas y textura afelpada, le estorbaba a la puerta para dejarle el paso.
Desde fuera se agachaba para darle alcance a su “piedra en el camino”, el resto le observaban atentos y en silencio. Nadie parecía estar interesado en otra cosa que no fuera el retardo del Takashima. Nadie excepto… Aoi.
El mayor observaba nervioso como su compañero de cuerdas tomaba el estuche, sus ojos fulminaban a su estúpida chaqueta con el bolsillo vacío, a saber en qué momento la gargantilla se había resbalado de su sitio.
-¿De quién es esta cosa?- Preguntaba el castaño sacando la gargantilla cual larga era, al fin entraba a la sala y sin dejar de admirar el accesorio en sus manos, fue a sentarse al lado del segundo en guitarra. Kai le dedicaba una significativa mirada a todos en la mesa, tal parecía que nadie planeaba responder a la pregunta del recién llegado. Aoi por su parte ni muerto dejaría en evidencia que estaba tratando de comprar sexo a una señorita con la ayuda de algunas cuantas joyas.
-Y tiene un diamante. – Acotaba Uruha provocando que sus compañeros de mirasen entre si boquiabiertos. ¿Quién en su sano juicio podía negar la propiedad de tantos yenes reunidos en un diamante y un accesorio que parecía estar hecho enteramente de oro? - ¿Seguros que no lo quiere nadie? –Preguntaba ahora divertido con una ceja enarcada – Entonces me lo quedo yo. –Sentenció para horror de cierto pelinegro que no se atrevía a mirarle, pero que se hacía a la idea de que el más alto ya se estaba poniendo la larga gargantilla en el cuello.
-Bien. Después de tu “simpática” interrupción…
El Yutaka volvía a decir algo de mal humor, todos apoyaban sus brazos cruzados y en distintas posiciones sobre la mesa… Y Aoi… Aoi se quedaba completamente prendado de la imagen que tenía a su lado: El largo y pálido cuello de Uruha luciendo ese diamante, sobre esa playera blanca sin motivo alguno, a juego con esa chaqueta negra de la que no se había deshecho, a diferencia de sus compañeros, esa sonrisa de disculpa por su retardo, sus largos y castaños cabellos cayendo con gracia alrededor de ESE condenado cuello…
-¿Pasa algo?- Preguntó Uruha en voz baja… Ahora entrecerraba sus ojos, le miraba con complicidad, con esa complicidad que solo aparecía entre ambos cuando pisaban el escenario. Era obvio que Kouyou sabía a quién pertenecía el diamante que ahora le adornaba.
-Nada. –Negó tratando de poner atención al trabajo de nueva cuenta… Algo imposible luego de percibir la ladina sonrisa que Uruha le dedicase justo antes de que le diese la vuelta.
Para sus adentros se reía de sí mismo. Ese desgraciado… Se sabía perfecto, sabía lo bien que le lucía aquel accesorio y él… Él no podía negárselo. Ni Mizuki ni ninguna otra conseguiría lo que Uruha si lograba: Hacer que de pronto… Los diamantes le parecieran la piedra preciosa más resplandeciente.