Hola.
Mi nombre es prus……No. Mi nombre es Gilbert Weillschmidt ex representante de la nación de Prusia actualmente inexistente.
Es graciosamente amargo el recordar como terminé en esta situación: parado en medio de la cocina de la casa que comparto con mi novio Iván Braginski representante de la nación rusa con un vaso lleno de agua y veneno para ratas en mano.
Miro durante un largo rato el vaso con el mortal brebaje y llevo mi mano a mi mejilla tocando el moretón que me ha dejado mi pareja la noche anterior.
Duele.
Y una sonrisa triste se posa en mi rostro.
¿Lo recuerdas amor? Cuando comenzamos a salir…
Yo aun lo recuerdo, tú me invitaste a salir después de una de las reuniones entre países que yo tanto odio. Esa vez se había realizado en tu casa y me ofreciste a llevarme a conocer tu país.
Supongo que te diste cuenta, viste como yo te miraba durante dichas reuniones, creo que verte era la única razón que tenia para asistir.
Ese día tu me dijiste que querías algo con migo ¡Estoy seguro de que mis mejillas estaban totalmente rojas de los nervios! Y mi piel albina no ayudaba a ocultarlo.
Tu solo sonreíste “creo que es un sí” dijiste y me llevaste a rastras prácticamente puesto que no recuerdo haber salido de tu casa.
Realmente te amaba, No, aun te amo. Estoy totalmente enamorado de ti y por eso duele tanto, duele mi corazón.
¿No que tú ibas a cuidarme? Creo que recordar las dulces palabras que decías en esos días duele más que este moretón en mi rostro, duele más que esos golpes que están debajo de este abrigo que llevo puesto.
Comencé a vestirme así dos meses después de que comenzamos a vivir juntos después de un año de relación.
Yo ya tenía mis propios abrigos pero eran más pequeños que estos que tú compraste después, estos me quedan grandes puesto que son tres tallas más que la mía.
Con el tiempo cambiaste todo mi guardarropas “es que me preocupo por ti y por eso es que me comporto así” me dijiste cuando te pregunté.
Pero mi memoria además de recordar los buenos momentos que pasábamos antes de comenzar a vivir juntos también me llevan a esas primeras noches. Si, esas noches cuando comenzaste a ausentarte y volvías a la mañana siguiente “es que fui a tomar algo con amigos y dormí en un hotel”
Te creí las primeras veces pero no soy estúpido y me di cuenta, pero ese día fue diferente, volviste pero tal vez hubiera deseado que no lo hicieras.
Llegaste completamente ebrio, a leguas se notaba que habías estado con una mujer o quizás varias.
Lo noté por las marcas de labial barato que tenias en el cuello y otro color diferente coloreando tus labios vestigio de los labios de esa mujer con la que habrás estado.
Te acercaste a mí e intentaste besarme, desvié el rostro evitando tus labios pero tus manos traviesas se internaban entre mis ropas.
“amor ve a dormir” te dije pero me ignoraste completamente y seguiste buscando el contacto de mis labios.
“detente” dije tratando de parar tus manos que ya me habían despojado de mi abrigo y mi camiseta mientras mordías mi cuello fuertemente.
Detuviste mis muñecas y me arrastraste a la cama, era diferente esa vez, tus roses no eran delicados, no eran nada suaves como siempre lo habían sido, esta vez eran toscos y me dolían.
Mordías fuertemente mi piel desgarrándola e ignorando mis quejidos y ruegos porque te detuvieras, de la misma forma en la me ignoraste al momento en que introdujiste tu miembro en mi interior desgarrando completamente mi entrada y aquellas fuertes envestidas que me propinaste terminaron por manchar las sabanas de la cama en la que tantas veces me habías dicho que me amabas.
En esa misma cama ahora tomabas mi cuerpo contra mi voluntad, no se si no te diste cuenta del daño que me provocabas o simplemente no te importó, creo que fue la segunda puesto que sí escuchaste mis gritos de dolor los cuales callaste con golpes en mi rostro.
Después de un tiempo no se cuanto exactamente te corriste en mi interior, ese liquido espeso llenando mi muy dañado interior me provocó un escozor horrible.
Solo saliste de mi interior, te vestiste y minutos después escuché el ruido de la puerta principal cerrarse de un portazo y después silencio.
Solo el ruido de mis sollozos en la habitación antes de quedarme dormido o desmayarme no se cual y sinceramente no importa.
En la mañana desperté completamente adolorido y con sangre seca restos de semen entre mis piernas.
No como pero logré pararme, me dirigí al baño me metí en la ducha y permanecí un largo tiempo bajo el chorro de agua caliente, pensando y repasando todo lo que había ocurrido la noche anterior.
Las lágrimas no se hicieron de rogar y aparecieron rápidamente mezclándose con el agua de la ducha.
Limpie cada centímetro de mi piel y creo que me hice más daño yo que el que tú me hiciste anoche.
“el estaba ebrio, no sabía lo que hacía” eso fue lo que me repetí toda la mañana mientras limpiaba aquel desastre.
Que iluso.
Y aquí volvemos nuevamente al comienzo, después de repasar aquellos sucesos de ese día que parece tan lejano.
Miro nuevamente el mortal contenido de aquel vaso, solo necesito beberlo y todo acabará, no más golpes, no más insultos ni engaños ni pasar más tiempo con mi hermano o con Italia.
Feliciano, ¡Cuánto te debo mi querido amigo! Me has ayudado tanto.
¿Cuántas veces me has curado después de una paliza? Sin importar cuánto te duele ocultarle la verdad a mi hermano, no le has dicho una palabra tal y como me prometiste.
El pequeño Ludwig no podía encontrar mejor persona con la que compartir su existencia, porque yo se que él te ama tanto como tú lo amas a él.
Lo puedo ver en aquella luz que tiene en sus ojos desde que te conoce.
¿Cómo te sentirías Ludwig si yo muriera? ¡Qué pregunta tan estúpida! ¡Estarías triste!
Si yo que parezco tan despreocupado de todo siento como si mi mundo se fuera a acabar si algo le pasara ¿Cómo se supone que se sentiría él que demuestra completamente su preocupación por mi?
Cuando me fui de la casa que habíamos compartido siempre tú te veías triste y a la vez feliz por mi ¿Qué pensarías de mi ahora si supieras lo que dejo que me haga mi “novio”?
-patético…-digo en voz alta mientras vierto el mortal liquido en el fregadero y abro el grifo.
Regreso al dormitorio abro uno de los cajones de buró junto a la cama, me siento en ella para mirar la fotografía que saqué del cajón.
Era de nosotros dos cuando comenzamos a salir, también estaban Feliciano, Ludwig, Elizabeta y Roderich después me acuesto en la cama-No podría hacerlos sufrir….Feliciano…Ludwig….Elizabeta e incluso el aristócrata estúpido…
Después solo siento como me quedo dormido con la fotografía en mano.
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