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Tú... por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

N/A. Al final del capítulo.

Frunció el ceño cuando vio que el campus se veía realmente solitario y demasiado oscuro y fuera del bullicio de los sábados. La lluvia había menguado considerablemente, aunque aún lloviznaba. Supuso que esa era la razón.

Con un suspiro, Steve se adentró al edificio de dormitorios y sin detenerse a mirar a nadie (aunque si lo hubiera hecho habría notado las miradas molestas de los pocos compañeros que todavía rondaban los pasillos) se dirigió a su habitación.

El ruido de la ducha le indicó dónde estaba Bucky, así que se limitó a recostarse en su cama y poner los brazos sobre su cara, reflexionando su desición. Pronto un aplastante sopor lo invadió; al menos ahora podría dormir un poco después de dos días sin pegar practicamente un ojo. Pero poco le duró el gusto. El amohadazo le dejó atontado.

“¿Dónde diablos te metiste, Rogers?”

Steve se quitó la almohada del rostro para ver la mueca molesta de su amigo.

“Estaba con Bruce. ¿Qué pasó aquí? ¿Murió alguien?”

“Sí. Las esperanzas de Thor de ganar el Estatal. Casi nos come vivos a todos, y yo ni siquiera jugué. ¿Por qué no te presentaste?”.

“¿Perdimos?”, inquirió Steve levantándose de la cama.

“Cuatro a cero. Sin Howlett y sin ti nos hicieron papilla. Vete preparando para el griterío en cuanto Thor te encuentre”.

“Thor me banqueó”, se justificó Steve. Le había dolido un poco el resultado del partido.

“Thor te iba a meter de cambio. Además, aunque no fueras contemplado, tu deber con el equipo era estar en la cancha”.

“Bucky, lo que menos me importa en este momento es el equipo o si Thor me despellejará vivo”, dijo Steve con un deje de molestia y, sin hacer caso a Bucky que estaba abriendo la boca otra vez, se metió al baño a darse una ducha y poder dormir comodamente.

Bajo la regadera, Steve pensó en Bruce y lo que había sucedido con él en su casa. Seguía muy confundido, pero… ¿sería una horrible persona si seguía con esto e ilusionaba a Bruce de más? ¿O sería una horrible persona si le viera al otro día y le dijera que lo había pensado bien y era mejor separarse? No importaba, cualquier cosa que hiciera lo hacía sentir una horrible persona.

Por un lado quería estar con Bruce, cuidarlo y evitarle otro episodio como lo que había sucedido con Howlett. Por otro lado, el haber escuchado de esos labios las palabras que él nunca se atrevió a decirle a Tony… ¡Joder! ¿Por qué diablos metía a Tony en un pensamiento en el que sólo debían estar él y Bruce? Y por un tercer lado, estaba la enfermedad de Bruce.

Los libros podrían decir mil cosas, algunas nada agradables. Pero la verdad es que el comportamiento de Bruce durante el tiempo que tenían de relación, y el comportamiento que tuvo esa misma tarde no estaban en concordancia con la imagen que se había hecho. Y el pensar que había tenido que vivir con ello durante tanto tiempo sólo le hacía reafirmar su idea de permanecer a su lado.

Vale, lo mejor que podía hacer para evitarse una autolobotomía era dejar que el tiempo le diera las respuestas. Aunque esperaba que no fuera mucho, sobre todo por lo que descubrió hacía un par de horas.

Cuando confirmó que Bruce estaba durmiendo profundamente, había salido de la habitación y buscó un baño. La puerta única frente a él resultó serlo. Se lavó las manos y se mojó la cara para despejarse y cuando tomó la toalla para secarse, vio en la repisa del espejo una credencial de biblioteca con la fotografía de Peter. No le habría tomado la mayor importancia de no ser porque cuando leyó el nombre completo del chico descubrió que no se apellidaba igual que Bruce.

Peter Benjamin Parker. No Banner. Ok. Eso podía tener muchas explicaciones, pero no quería aventurar ninguna. Había visto la relación entre Bruce y Peter y era una perfectamente fraternal. Realmente se amaban como hermanos que eran… ¿verdad?

En todo caso, seguramente Bruce le explicaría muchas cosas y aclararía sus dudas. No se atrevió a cuestionar a Peter cuando salió de la casa, más que nada porque cuando le confirmó al adolescente que seguía siendo el novio de su hermano, al chico se le había iluminado la cara (y casi lo abraza cuando le dijo que Bruce había accedido a tomar las píldoras para dormir), y no tuvo ninguna objeción cuando le preguntó si podría visitar a Bruce al día siguiente. Es más, le había facilitado su número celular para confirmar la visita una vez que Bruce estuviera despierto (quien sabe cuántas horas dormiría). Así que se limitó a despedirse del chico y su novia.

Ya más relajado e intentando despejar sus pensamientos, Steve se puso una vieja camiseta para dormir al fin. Pero claro, Bucky no se lo iba a permitir tan rápidamente. Lo halló texteando en su celular cuando salió de la ducha.

“Es Natasha”, le informó su amigo con el ceño fruncido. “Amenaza con escaparse del dormitorio de chicas para que le cuentes cómo está Bruce”.

“Dile que está bien”, se limitó a decirle Steve.

“¿En serio?”, cuestionó Bucky de vuelta, alzando una ceja.

“Puedes decirle que está más sereno, que no voy a terminar mi relación con él, y que seguramente ahora mismo está durmiendo tranquilamente”.

Steve sólo escuchó durante el siguiente par de minutos el teclado del móvil de su amigo.

“Dice que habrá acoso mañana en cuanto te vea”, le dijo Bucky un rato después.

“Está bien”, suspiró Steve. “Me mentalizaré para su acoso, para el griterío de Thor, las amenzas de Tony… Puedo superarlo… ¿Crees que haya vuelos a Tumbuctú mañana a primera  hora?”

Bucky soltó una risa ligera y Steve sonrió a su vez. La loza en su pecho aligerándose un poco.

“¿Te llevarás a Bruce a Tumbuctú?”

“Probablemente”, contestó el rubio deshaciendo su sonrisa.

“¿Estás seguro de lo que haces, Steve?”, cuestionó Bucky ya más serio. “¿Crees que lo mejor para él es que sigas con esa relación?”

“Espero que sí”.

“¿Y para ti?”

“Buenas noches, Buck”, fue la respuesta demorada de Steve. Le dio la espalda a su amigo y apagó la luz.



--------



La luz de un nuevo día le dio de lleno en el rostro. Bruce se desesperezó y abrió los ojos lentamente. Lo primero que vio fue el paisaje a través de la ventana. El cielo estaba despejado aunque ya se notaban las nubes grises a lo lejos. Volvió a cerrar los ojos para ubicarse y de pronto los volvió a abrir.

Steve había estado ahí, junto a él. Se incorporó hasta quedar sentado y vio que estaba cubierto con la manta que colocaba como simple adorno en su cama (una costumbre que su madre le había enseñado). ¿Entonces no había sido un sueño? Porque había sido un sueño bastante bonito y… placentero.  Mordiéndose los labios, se llevó una mano bajo su playera y pronto palpó algo seco sobre su piel. Sus mejillas enrojecieron ferozmente ante el recuerdo.

Steve lo había masturbado para relajarlo después de tomar las píldoras. Su vista viajó a su mesita de noche y descubrió la tira con un par de huecos. Durmió. Sin pesadillas. Steve había estado ahí. Le había dicho que no lo dejaría. Habían tenido intimidad y él estuvo lo suficientemente soñoliento como para no corresponder como debería.

Pero eso no importaba realmente. Steve le había dicho que lo follaría hasta dejarlo sin caminar, o sea que volverían a hacerlo. Después de eso ya no recordaba nada, se había dormido. La crisis había pasado. Al menos la crisis en su mente.

Tragó en seco cuando recordó a Howlett. Se levantó para mirar la fecha y hora en su reloj digital. Era domigo y era casi la una de la tarde. Bueno, pensó, todavía tenía unas horas para armarse de valor y atreverse a pisar el campus. Además, esta vez no lo haría solo. Steve estaría con él.

Una enorme sonrisa se formó en sus labios. No estaba solo. Steve seguía siendo su novio, le había demostrado su preocupación y un cariño que nadie le había prodigado, no de esa manera.

Sin darse cuenta, unas lágrimas se deslizaron por sus ojos. Pero esta vez eran de felicidad. Era una emoción nueva. Algo volvía a estallar en su pecho, y era el sentimiento más positivo que había sentido en su vida.

“¿Estás bien, Bruce?”

Bruce giró el rostro para ver a Peter. El chico tenía una mano en el pomo de la puerta y medio cuerpo fuera de la habitación, pero una mirada honestamente preocupada en sus ojos.

“¿No fue un sueño, verdad?”, inquirió Bruce. Necesitaba todas las confirmaciones posibles.

“¿El qué?”

“Steve. Estuvo aquí, ¿verdad?”

Cuando Peter asintió un poco extrañado, Bruce se levantó de la cama y corrió a abrazar a su hermanito. Éste lo recibió con un suspiro de alivio.

“Creo que elegiste bien”, dijo Peter al sentir el fuerte apretón de Bruce. “Steve en realidad estaba preocupado por ti. Y por cierto, dijo que también vendría hoy, que le avisara cuando despertaras. Pero si prefieres seguir durmiendo y descansar…”

“¿Qué? No, no”, negó Bruce con otra enorme sonrisa, separándose de Peter. “Dile que venga… Yo se lo diré, ¿dónde dejé mi telefóno?”

Y Peter imitó la sonrisa de Bruce, viéndolo correr por la habitación. Amaba ver a su hermano tan contento, sobre todo después de una crisis.

“Tranquilizate”, le instó divertido. “Yo llamaré a Steve. Tú deberías darte una ducha y cuando encuentres el telefóno, hablar con el doc Samson”.

Bruce detuvo su carrera, pero no su sonrisa. Asintió resueltamente.



-------



El aroma a finas maderas le hirió la nariz y Tony hizo una mueca. Se quedó mirando los cuadros de renombrados artistas que adornaban el enorme recibidor de su ‘querido’ hogar.

Había salido del campus apenas la luna dejó de brillar en el cielo. Casi una hora de camino hasta Manhattan gracias al horrible tráfico. Había llegado a la mansión y se metió a su habitación para evitar encontrarse con su padre, y tampoco quería encontrarse con Jarvis o con algún doméstico, no tan temprano y en domingo.

Se quedó dormido de vuelta en su cama. Demonios, sí que la había extrañado. Las camas del campus eran unas rocas en comparación con su suave y calientita cama tamaño queen zise.

Ya era más de medio día cuando se despertó al escuchar el ruido proveniente de la cocina. Seguramente la servidumbre se estaba preparando la comida… o quizá para su padre, si es que no estaba demasiado ocupado para comer en casa.

Tallándose los ojos, Tony bajó para comer algo y todo fresco se sentó al comedor.

“Buenas tardes, amo Tony. ¿Algún motivo especial para su visita?”

Tony sonrió cuando vio a su fiel Jarvis. El viejo mayordomo había sido más un padre para él que su propio padre. Sobre todo después de que su madre falleciera.

“Déjame adivinar: descubriste mi auto en el garaje”.

“En realidad estaba a medio camino del garaje. Es un alivio que las columnas sigan intáctas. Supongo que está sobrio”, respondió Jarvis colocándo una bandeja en la mesa y sirviendo al joven una suculenta comida caliente.

“Gracias por el voto de confianza”, dijo Tony con un leve sarcasmo.

“Amo Anthony, ya son tres veces que viene a casa desde que se mudó a la universidad. Y las dos anteriores tuve que arrastrarlo a su habitación y llevarle remedios para la resaca. Disculpe que mi confianza se vea un poco reducida ante su comportamiento”.

“Deja los sermones viejo. Te necesito durante las próximas horas, en el taller”, replicó Tony comenzando a comer.

“Espero que su siguiente travesura no le cueste a su padre lo último ganado en la bolsa”.

“Nah. De hecho, no se trata de ingenieria. Es espionaje, mi querido Jarvis”.

Jarvis se limitó a sonreír, y antes de abandonar el comedor miró a Tony.

“¿Cómo está el joven Steve?”

Tony dejó el tenedor en el plato y miró a su mayordomo con una expresión indecifrable.

“Seguramente jugando al buen samaritano, como siempre”, dijo desdeñosamente.


-------


Bruce estaba nervioso. De un momento a otro Steve tocaría la puerta y estaría de nuevo a su lado. Peter se había marchado a ver a Gwen, según él para darles privacidad. Pero Bruce lo agradecía de todos modos.

Al poco rato, una serie de voces se escucharon por su jardín. Bruce se asomó por la ventana y descubrió que Steve no venía solo. Clint, Natasha, Loki y Thor venían con él. Eso le decepcionó un poco, hubiera preferido que Steve viniera solo y tal vez continuar lo de anoche… pero entonces sonrió como un bobo, porque si ellos estaban ahí, quería decir que había una esperanza de que no había perdido a sus amigos. Le extrañaba un poco la prescencia de Thor, pero pensó que el rubio, como siempre, no había querido separarse de Loki.

“No sé… podemos ir a Zachary’s Pizza. Tiene una buena vista”, decía Clint a Natasha a punto de llegar a la puerta de la casa de Bruce.

“Si sigues molestando olvidaré que hice una promesa, Barton. Además, no es momento para planear nada, venimos a ver a Bruce”, resopló la pelirroja.

“¿Creen que está bien el haber traído el six de cervezas?”, preguntó Thor.

“Te dije que trajeras sodas, Thor. No creo que Bruce esté en condición de beber… y seguramente no le gusta la cerveza”, replicó Loki desdeñosamente.

“También traje sodas”, sonrió el imponente rubio mostrando el six que traía en su otra mano.

Steve rodó los ojos mientras intentaba ignorar las voces de sus amigos. Le habría encantado ir solo y hablar a fondo con Bruce, quizá invitarlo a ese pizzaría de la que hablaba Clint, pero el acoso de Natasha llegó desde temprano. Luego de contarle todo (vale, casi todo) no pudo negarse cuando ella dijo que lo acompañaría. En realidad ni siquiera tuvo la oportunidad de negarse, porque Clint se añadió en cuanto supo que Natasha iría con él a ver a Bruce. Y luego fue Loki… el extraño era Thor, al que Steve todavía no podía ver a la cara después de la paliza mental y verbal que le dio por no haber ido al partido. Así que Steve realmente se sintió muy aliviado cuando Loki intervino y le gritó a su rubio novio que era obvio que para Steve era más importante Bruce. Y que si él, Loki, iba a estar por debajo de los sueños futboleros de Thor mejor sería que terminaran su relación. Y entonces Thor había cambiado su actitud y en un gesto sorpresivo para todos, también se apuntó para ir a Essex a ver a Bruce. Y no sólo eso, ofreció su camioneta para hacer el viaje.

Bucky alegó tener un trabajo en equipo para su clase de Química, así que no los acompañó. Steve sabía que sí tenía que hacer un trabajo en equipo, pero también sabía que no le había sentado nada bien el saber que Natasha había aceptado salir con Clint.

Al fin todo el mundo cerró la boca, y suspirando, Steve tocó el timbre.

No pasó ni un segundo cuando Bruce abrió la puerta con una sonrisa tímida. Bien, no significaba nada que Steve encontrara esa sonrisa absoluta y abasalladoramente adorable, ¿verdad?

Estaba a punto de besar a Bruce cuando Natasha se le adelantó y abrazó a su chico apretadamente.

“Me alegra saber que estás mejor”, susurró la pelirroja.

Bruce jadeó en medio del abrazo. De todas las personas, Natasha era la última que pensaría le abrazaría de ese modo. Así que torpemente devolvió el abrazo y un calor maravilloso se apostó en su pecho.

Cuando se separaron, Natasha le estaba sonriendo, esa sonrisa que al parecer Bruce era el único privilegiado para ver.

“Gracias”, le dijo en un murmullo, todavía abrumado.

Luego Clint también se adelantó a Steve y le dio un par de palmadas a Bruce en un hombro. Bruce le sonrió. Y luego a Loki, que se limitó a inclinar la cabeza, y finalmente a Thor, un poco confundido por su prescencia.  Cualquiera pensaría que al popular capitán del equipo, y del tercer año, no le gustaría involucrarse con los novatos (exceptuando a su novio, por supuesto).

“Hola, Banner”, le saludó el rubio con la evidente duda en sus ojos azules. Bruce recordaba a Thor mirándolo de una manera horrible cuando se precipitó a Howlett para ayudarlo.

“Hola. ¿Cómo está Howlett?”, le preguntó con nerviosismo.

Y entonces una sonrisa apareció en el rostro atractivo de Thor.

“Está bien. Algunos golpes, pero su enorme boca parece menos grande”.

Bruce se mordió los labios y bajó la vista, muy apenado. Y ahora sí, Steve le abrazó y bajó su rostro para besarle suavemente. Eso mejoró el ánimo de Bruce y los invitó a pasar.

Un par de horas después Bruce se sorprendió riendo junto a sus amigos. Habían ordenado un par de pizzas, de las cuales Thor se zampó la mayor parte, compartieron las sodas dejando a un lado las cervezas, y Clint los entretuvo contando chistes verdes. No hubo oportunidad de estar mucho rato a solas con Steve para poder hablar, pero la verdad es que Bruce estaba disfrutando cada momento.

Hablaron de Howlett, y obviamente tuvo que contarles abiertamente lo que padecía, pero les aseguró que había sido un arranque; ninguno pareció afectado por ello, porque todos se habían dado cuenta la clase de persona que era Bruce, y no era para nada un loco. Cuando ellos se lo aseguraron y le recordaron que eran sus amigos, Bruce no pudo sentirse más agradecido. No profundizaron en el tema, porque la tarde se había vuelto realmente divertida como para ensombrecerla con enfermedades mentales que podían controlarse, o eso fue lo que dijo Loki. Y todos estuvieron de acuerdo.

Al anocher, Clint había conectado su ipod a la laptop de Bruce y había puesto música de varios géneros. En un momento de hilaridad, sacó a bailar a Natasha. Pero ella le miró desdeñosamente y rechazó la mano ofrecida. Así que Clint, aún sintiéndose mal por el rechazo de la chica (pero sólo un poquito), tomó la mano de Loki, aprovechando que Thor había ido al baño, y lo levantó a la fuerza para bailar con él. Era obvio que era un juego, y se tornó más divertido cuando Loki comenzó a refunfuñar ante los movimientos locos de Clint.

Claro que Clint detuvo su loco baile con el pelinegro cuando Thor regresó y lo fulminó con la mirada.

“Oh, está bien. Ven, Bruce, te enseñaré unos cuantos pasos”, dijo alegremente el castaño soltándo a Loki y levantándo a Bruce. “Espero que Steve no sea un tonto rubio celoso y posesivo”, agregó en un murmurllo mirando a dicho rubio.

Steve negó con la cabeza bastante divertido con el espectáculo que estaba dando Clint (y eso que no había bebido), y contento de ver a Bruce sonriente después de haberlo visto destruido anímicamente.

“Clint, yo no sé bailar”, protestó Bruce entre dientes, intentando safarze del agarre de Clint.

“Por eso dije que te enseñaré algunos pasos”, replicó Barton tomando a Bruce por la espalda.

El ritmo de la canción era movido, y Clint lo aprovechó para darle varias vueltas a Bruce. Eso más que un baile era un juego pesado, pero ambos chicos parecían muy divertidos. Natasha, Loki y Thor reían también.

Pero de pronto Steve dejó de sonreír, porque cuando la música cambió a una balada -rítmica, pero balada al fin y al cabo- Clint bajó una mano para posarla en la cintura de Bruce, juntando su otra mano con la del chico de gafas, que por instinto rodeó el hombro del castaño con su brazo libre.

¿Era su imaginación o Bruce se había pegado a Clint? Intentó despejar sus pensamientos, porque eran estúpidos pensamientos. Clint no era gay, y Bruce le había dicho que lo amaba a él. Era un juego. Y sin embargo, ver a Bruce reir alegremente por causa de Clint no le gustó. Debería ser a él a quien le riera así, ¿verdad? ¡Él era su novio!

“Muévete o te lo ganan”, le dijo Loki con una sonrisa torcida, pero divertida.

Thor escondió una risa mordiendo la última rebanada de pizza que quedaba. Natasha rodó los ojos.

“Yo sería muy feliz si eso sucediera, así Barton me dejaría en paz”, dijo Natasha.

Steve se giró a mirarla con el ceño fruncido.

“Creí que dijiste que no eras celoso”, agregó la chica con una sonrisa contrahecha.

Steve apretó los dientes. No. No era celoso. Ni siquiera con Tony había sido celoso, pero claro, es que Tony le colmaba la paciencia hasta a un santo. ¡Y era Clint, por todos los cielos! Y estaban jugando. Y Bruce se reía, y Barton ya tenía la mano en la espalda baja de Bruce…

“¡Clint! Me toca enseñarle mis pasos a Bruce”, habló por fin dirigiéndose a la pareja que jugaba más que bailar.

“Está bien. Luego te enseñaré más, Brucie”, respondió Clint guiñándole un ojo al chico genio. “Claro, si tu no celoso novio me deja”.

Steve tomó el lugar que había dejado Clint y pegó a Bruce a su cuerpo. También era muy torpe para bailar, pero ambos se las arreglaron. Sin embargo Bruce hundió el rostro en su cuello, y Steve al fin pudo sonreír sinceramente.

“¿No que no?”, exclamó Clint con diversión volviendo al sillón, junto a Natasha.

“Tus métodos de Cúpido son raros, pero efectivos”, le dijo Loki.

“Ven, Loki”, dijo Thor de repente, y tomó la mano de Loki para unirse al baile improvisado frente al mueble de la televisión en la sala.

“¿Qué dices?”, preguntó Clint a Natasha sugerentemente.

“Oh, está bien”, dijo ella resignada.

Y así hubieron tres parejas bailando torpemente, con ritmos distintos, pero muy contentos.

Más tarde Thor le recordó a Steve que tenían entrenamiento, y que esta vez no le perdonaría faltar en absoluto. Así que tuvieron que despedirse de Bruce, porque nadie quería volver a SHIELD en camión, ya estaba lloviendo otra vez.

Bruce se despidió de cada uno efusivamente, agradeciéndoles la visita, y en el fondo dando gracias por haber encontrado amigos como esos. Dejó al final a Steve, y éste les pidió unos minutos para despedirse.

Mientras los demás lo esperaban en la camioneta de Thor, Bruce se abrazó una vez más al cuerpo alto y atlético de su novio. Todavía sin poder digerir la emoción del día.

“Gracias”, repitió una vez más, seguro de no poder tener más palabras para decir adecuadamente lo que sentía.

“De nada. Nos vemos mañana en el campus”, sonrió Steve correspondiendo al abrazo, y no sabía si queriendo escuchar o no a Bruce decirle ‘Te amo’.

Pero Bruce no dijo más, sólo asintió y alzó el rostro para besarlo. No fue un beso casto, Bruce parecía decirle esas palabras solamente con sus labios y su lengua.

“¡Rogers! ¡Faltan diez minutos para las siete!”

Al fin Steve y Bruce se despegaron.

“Me voy, o el capitán me deshollará. Ya es un avance que me hable y me deje subir a su auto”, sonrió Steve.

“Mañana… ¿estarás ahí, verdad? Cuando llegue al campus…”

“Vendré por ti. Así llegamos juntos y golpearé a cualquiera que se atreva a molestarte”, concluyó el rubio besando una vez más a Bruce antes de marcharse.


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Tony estacionó su auto y caminó con paso erguido hacia los dormitorios. Todavía tenía tiempo para terminar sus deberes escolares, tal vez invitar a cenar a Pepper para contarle sobre sus avances. Sabía que su prometida estallaría en reproches, pero también sabía que terminaría aceptando sus planes. Siempre había sido así. Era por eso que ella era importante para él. Y también la quería mucho, era su mejor amiga.

Decidió mejor ir por ella al campo, era justo la hora en que terminaba sus ensayos con la porra y los jugadores el entrenamiento. Podría ver también a Steve.

Sin embargo, ya a unos cuantos metros, se dio cuenta que el entrenamiento ya había terminado. Sobre todo porque Steve, junto a su grupo de amigos (al que extrañamente se había agregado Odinson) ya caminaban de regreso al campus. Al menos no estaba con ellos Banner, y eso era bueno. Lo que no era bueno era la sonrisa de Steve.

“¿Qué tal te fue en Manhattan?”

Tony dejó de mirar al grupito de perdedores para mirar a su prometida, todavía con su uniforme de porrista.

“Las cosas avanzan”, fue lo único que dijo antes de tomarla de la mano y marcharse de la zona deportiva.



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Steve se acostó en su cama molido. Thor se había pasado con él, pero sentía que se lo debía. Esta vez dio todo de sí y el entrenamiento había sido un éxito. Además estaba contento. El día había sido bueno, y aunque todavía tenía una charla importante pendiente con su novio, estaba satisfecho por su cambio de actitud. Era bueno verlo así, no quería volver a verlo jamás como el día anterior.

Y además tenía que aceptar que había sentido celos. No posesión, pero sí molestia. Tal vez no amaba a Bruce todavía, pero sin duda era ya un deber el querer hacerlo feliz. Y el otro sujeto no sería un problema. Claro que no.

 

Notas finales:

¡Hola a todos y todas!

Me disculpo por la tardanza, pero me había quedado en un hiatus con mis fics y traducciones.

Pero bueno, aquí ya está el capítulo. Prometo no tardarme siglos =(

Un besazo enorme y muchas gracias por leer!!!

PD: Feliz Halloween o Día de Muertos, lo que festejen!


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