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Tú... por LatexoHPo

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La fila era cada vez menos corta y Steve se mordía los labios impaciente junto a Bucky, que se sostenía de la pared fingiendo que todavía le dolía la pierna (aunque el médico del campus le había dicho que era sólo un minúsculo esguince y ni siquiera tuvieron que vendarle. A Bucky le gustaba la atención). Cuando ya estuvieron cerca de la lista Bucky tuvo que palmear la cabeza a su rubio amigo.

“No seas exagerado, Rogers”.

“Já. Y tú lo dices”, replicó Steve con el ceño fruncido. Pero aspiró profundamente y se decició a ver por fin la calificación que había sacado en el examen de Física. Solamente había dos listas cortas: aprobados y reprobados. Y aunque Steve sabía que su nombre estaría en la de aprobados, todavía dudaba un poco.

Bucky por supuesto había aprobado y el chico hizo un ruido de satisfacción. Steve se buscó en la lista y se quedó como idiota durante unos segundos. Hasta que el chico que había tras él lo empujó para ver su propio resultado.

“Pasé…”, murmuró como tonto.

“¿En serio te extraña?”, rodó los ojos Bucky. “Pasaste seis meses junto a Bruce Banner para aprender Física… y otras cosas”, agregó con una mueca divertida.

Steve siguió como idiota durante los minutos que siguieron caminando hasta el recibidor de la Facultad. Tenía una sonrisa boba en la cara. Sí, era por Bruce. Hacía seis meses que había estado a punto de tirarse a un pozo por sus malas notas en clases que no se le daban. No era que ahora le gustara más la Física y otras ciencias más que antes, seguía detestándolas porque simplemente no estaba hecho para ellas, pero pasó el examen de Física con una mejor nota de la que se había imaginado, mejor que sus demás notas. Y lo mejor es que en serio sabía un poco de Física. Con Anthony hubiera pasado sin duda, pero no habría aprendido nada. Sí, Bruce era un maravilloso y especial ángel que había entrado a su vida.

Cuando llegaron al recibidor su sonrisa se desvaneció por completo. Había un alboroto femenino frente al enorme cartel que anunciaba las reglas para el baile de fin de curso; Steve habría pensado que esas cosas se acababan en la secundaria, pero SHIELD seguía siendo una institución arcaica en varios aspectos. Como ese. Un baile de parejas en la que él tendría que asistir con una chica para abrirlo porque formaba parte del equipo de fútbol. Generalmente los jugadores iban con las porristas, le había dicho Thor, o con sus novias. A él no le hubiera sentado tan mal ir a un ridículo baile si pudiera llevar a Bruce como su pareja, y hasta ahora todavía no tenía una ni quería tenerla. Bruce lo había comprendido y no se molestó. Steve sí. Varias se le habían acercado para invitarlo sólo para que no fuera solo, pero él negaba diciendo que ya tenía pareja. Ahora comprendía lo que Thor había querido decir con el acoso femenino aunque supieran perfectamente que él era homosexual. No quería ir con una chica a la que no conociera un poco, y las que conocía ya estaban ocupadas. Había pensado en Jane o Darcy, pero Thor obviamente iría con Jane, Darcy iría con Clint, Natasha no pensaba asistir a esas ‘bobadas’ como lo catalogó pero finalmente Bucky se le adelantó y la había convencido; y él ni siquiera tenía ganas de ir a un estúpido baile universitario. Al menos no había esas tonterías de nombrar un Rey y una Reina, sería el colmo.

Las chicas murmuraban con emoción y las que más había eran precisamente las porristas. Steve se sorprendió de ver incluso a Peggy Carter ahí, la capitana de la porra era muy seria. El rubio rodó los ojos, así eran las chicas y no había nada qué hacer. Sin embargo vio que Peggy no estaba tan cerca del cartel, más bien estaba hablando seriamente con otra chica. Y Steve se sintió de pronto muy mal. Era Virginia Potts. La verdad es que ahora podía admirar un poco a esa mujer, después de todo lo que se había dicho de ella gracias a él y el espectáculo que dio con Tony, ella no bajó la cabeza. No se apartó del campus, no se amilanó ante las murmuraciones y las burlas.

Él y Bucky esperaron a que se despejara un poco el ajetreo de chicas, el castaño con una mueca divertida. Y entonces Peggy se despidió de Virginia y caminó resueltamente a ellos.

“Hola, Rogers, Barnes”, saludó con una sonrisa fácil. Seria, pero agradable, pensó Steve. “Supe que irás al baile con Romanoff, Barnes. ¿Y tú, Rogers?”

Steve parpadeó un poco sorprendido de la curiosidad de Peggy.

“Eh… aún no lo sé. No quiero ir en realidad, a menos que…”

“Que puedas ir con tu novio, ¿no? Sí, es un poco estúpido tener protocolos para un baile de cierre de curso, pero es la tradición. Tradición que dice que yo tendría que ir con Odinson igual que los dos últimos años, pero él escogió a su novia. ¿Quieres ir conmigo?”

“Uh…”, Steve volvió a parpadear.

“Es un baile que tenemos que abrir, sólo eso”, dijo la chica ampliando su sonrisa. “Eres el jugador estrella, y yo la capitana de la porra, después puedes unirte a tu novio sin ningún problema.”

“Vale. Gracias, Peggy”, contestó al fin Steve, todavía un poco confundido con la chica. Pero pensándolo bien era una buena idea.

“Bien. Mi vestido será azul. Adiós”, finalizó la chica y se marchó.

“¿Qué tiene que ver el color de su vestido?”, preguntó Steve mirando la mueca más divertida de Bucky.

“El boutonier tiene que ir a juego con el vestido de la chica. La flor que llevas en el saco del traje, idiota”, sonrió Bucky. Steve rodó los ojos por enésima vez. “¿Nos vamos ya al campo?”

Steve miró su reloj y vio que todavía tenían minutos de sobra para ir al campo y reunirse con el equipo para la última plática antes de las vacaciones.

“Ve tú, necesito hacer algo antes”.

“Ok, te veo allá”, asintió Bucky y también se marchó entre la multitud de chicas. Steve sonrió divertido cuando vio a su amigo volviendo a fingir que le dolía la pierna.

Él también se acercó a la salida, pero se desvió hacia dónde todavía estaba Virginia mirando, le pareció a Steve, un poco melancólica el cartel del dichoso baile. Se sintió peor todavía, pero tenía que hacerlo.

“Virginia”, la llamó a unos pasos de ella. No le habría extrañado que la chica le viera y se marchara, pero ella se plantó frente a él con una expresión neutra.

“Hola, Steve”, dijo ella. Él notó que se veía cansada, como si no hubiera dormido bien en días, y seguramente así era.

“Yo… Virginia, lo que menos quería era que tú salieras mal parada con toda esta situación. Lamento mucho lo que pasó…”

“No deberías lamentarlo, Steve”, le interrumpió ella. “Personalmente creo que fue una gran lección para mí”. Cuando Steve frunció el ceño, ella suspiró. “Es un poco complicado no ceder ante Tony, ¿cierto? Acepté casarme con él por darle gusto a su padre y a los míos, y porque… bueno, el asunto es que yo tampoco pensé en tí cuando lo hice. También fui egoísta contigo y con tus sentimientos. Si tú me disculpas ahora, entonces estaremos a mano.”

Steve abrió la boca para hablar, pero esa chica lo había dejado sin palabras. Estaba muy equivocado respecto a ella.  Finalmente sonrió.

“Eres increíble, Virginia. Espero que Anthony se dé cuenta de ello, o de que tú sepas que vales mucho más de lo que él piensa”.

“Oh, mi vida no se terminó con la humillación de Tony, Steve. Y si él estará en ella o no, depende de él. Gracias, Steve. Hasta luego”.

Steve la vio marcharse orgullosa sin borrar su sonrisa.

“¿Todo está bien?”

La voz le hizo girarse y vio la dulce sonrisa de Bruce. Lo miró de pies a cabeza, llevaba su bata de laboratorio doblada en un brazo y bajo ella una pila de libros que apenas si podía cargar. Era esa pinta de nerd despistado que Steve adoraba.

Se apresuró a cargar él los libros y besar los labios de su novio.

“Todo está bien. Por cierto, ya supe el resultado del examen y ya tengo pareja para el baile”, dijo llevando su brazo libre a los hombros de su chico.

Bruce se detuvo un momento para ser él el que besara a Steve alzándose un poco de puntas.

“No pude resistirme y vengo de ver la lista. Felicidades, te lo mereces”, sonrió acariciando la mejilla del rubio. “¿Y con quién vas a ir al baile?”

“Peggy Carter. Pero tengo una mejor idea de qué hacer una vez nos cansemos del baile, así que tendrás que asistir”. Cuando Bruce arrugó los labios inconforme, Steve rió divertido. “Te va a gustar. Será mi eterno agradecimiento por lograr que mi dura cabeza sepa diferenciar entre un ángulo crítico y uno de contacto”, prometió seductoramente.

 

~*~

 

Ya sin mucho qué hacer durante esa última semana de clases, Bruce se quedaba mucho tiempo en el laboratorio con el profesor Xavier y algunos de sus compañeros del Club de Ciencias para ayudar a limpiar el laboratorio y hacer planes a futuro para seguir manteniendo a SHIELD en el nível de Ciencias que tenía. Bruce estaba muy satisfecho con sus notas finales, había sido uno de los mejores en su grado y aunque Clint se burlaba de él llamándolo nerd no le importaba porque sabía que su mejor amigo lo hacía bromeando. Había sido un maravilloso inicio en la Universidad, nunca pensó que podría tener todo lo que tenía ahora, y guardaría los recuerdos de su primer año con mucho cariño.

Lo único que lo hacía entristecer un poco era que su grupo de amigos se hubiera distanciado. Clint parecía no soportar estar cerca de Natasha, y aunque Bruce hubiera tratado de convencerle de que podrían seguir siendo amigos, no hubo resultados. Clint estaba muy enojado, pero no era con Nat, era con él mismo recordando todas las veces que se humilló frente a la chica. Ahora salía con Darcy, pero era obvio que no había más que amistad ahí porque Clint simplemente seguía enamorado de Natasha. Y Bruce sabía que Nat también sentía algo por él. Darcy… bueno, Darcy era muy simpática, pero uno no podría estar seguro de lo que realmente sentía; Bruce a veces la pillaba mirando a Bucky, y Bucky aunque se juntaba más con Nat, nunca perdía oportunidad de estar cerca de la hiperactiva Darcy.

Y Loki. Loki seguía manteniendo testarudamente su relación con Sigyn y ninguno se explicaba el por qué. Muchas veces se iba con ella y los abandonaba porque estando Darcy estaba Jane, y Thor siempre terminaba estando también, sobre todo si Loki estaba presente. Era como un juego de niños muy bobos, pensaba Bruce. Pero el amor era así, te hacía actuar como un bobo. Lástima que la bobería fuera equivocada y caprichosa en sus amigos.

Él tenía que dividirse entre Clint y Nat, o a veces entre Thor y Loki. Pero no quería perder a ninguno.

“Le dije a Thor que sería dorado, o rojo. Aún no me decido”, escuchó Bruce decir a Jane entusiasmada mientras él limpiaba el horno. Esperaba que Jane todavía estuviera consciente de que salía con Thor por razones muy distintas al amor.

“Pues deberías hacerlo ya. Quedan pocos días”, contestó Betty risueña. “¿Y tú, Natasha, de qué color será tu vestido?”

Bruce vio la mueca de Nat. Estaba seguro de que su pelirroja amiga sólo asistiriá al baile para ver a Clint y a Darcy. Mujeres. Pero eso era positivo para él, porque quería decir que Nat estaba superando eso horrible que le había pasado.

“Negro. Es el único vestido de fiesta que tengo y es el que pienso usar. Pero tiene detalles rojos, así que usa el dorado, Foster”, respondió finalmente la chica.

“¡Bien! Creo que el dorado queda mejor con Thor. ¿Y tú, Betty?”

“No creo ir”, contestó la chica un poco decepcionada. “Mi novio no estudia en SHIELD, así que…”

“Pensé que irías con Richards”, presionó Jane.

“¡Oh, no!”, rió Betty. “Reed sale desde hace siglos con Susan Storm. Pero debo decir que sí me gustaría ir. Los años pasados fui con mis amigas, aunque éste año todo mundo parece tener pareja y no quiero hacer el ridículo”.

“Eso es tonto, Ross”, dijo Natasha. “Bruce también va a ir solo, al menos hasta que Carter suelte a Steve, ¿No es así, Bruce?”

Bruce asintió totalmente incómodo por ser involucrado en una charla de lo más femenina. Y se incomodó más cuando a Betty se le iluminó la cara.

“¡Bruce! Podemos ir juntos al baile, solamente para no entrar solos, entonces te dejaré libre para que puedas estar con Steve. ¿Crees que le moleste a Steve? ¿Debo preguntarle primero?”

“Eh… Bueno, yo…”, tartamudeó Bruce.

“He visto en esa boutique de Essex un precioso vestido morado, o el verde es muy bonito aunque no combina con mi ojos…”, siguió la chica entusiasmada sin esperar una respuesta de Bruce.

“Olvida el verde. Escuché a la noviecita de Loki que usará uno verde para que combine con los ojos de Loki”, dijo desdeñosamente Jane.

Bruce se quedó con cara de circunstancias y frunció el ceño cuando Natasha le sonrió muy divertida. Qué graciosa.

Y así fue como Bruce terminó comprando un boutonier en color morado para que “combinara” con el vestido de Betty Ross. ¿Cómo demonios sucedió eso? Bueno, al menos ahora Steve no sería el único que llegaría del brazo de una chica que no era su novia. Y Betty le agradaba mucho.

El día del baile de cierre escolar llegó muy pronto. Era el viernes por la noche y era la única fiesta en la que todo SHIELD tenía vía libre para asistir, algo que tenía muy contentos a los novatos, siempre discriminados de las fiestas de los grados superiores.

Bruce se despidió de Peter cuando escuchó la moto de Steve estacionar fuera de su casa. El adolescente tenía ya un montón de películas qué ver y un montón de botanas qué comer, porque Steve le había dicho que no le regresaría a Bruce hasta el otro día. Eso no lo supo Bruce pero había alegrado a Peter. No es que le gustara saber o pensar lo que el rubio le haría a su hermano durante toda una noche, pero sí le alegraba ver a Bruce tan contento y recibiendo todo lo que merecía de un buen tipo como Steve.

“Wow. Te ves increíble”, dijo Steve cuando vio a Bruce.

“Sólo es un traje, Steve. Y me pica”, replicó Bruce incómodo con el traje pero divertido con la mirada depredadora que le estaba lanzando su novio. “De hecho, el que se ve genial eres tú”, agregó mordiéndose el labio inferior, porque Steve parecía modelo de revista con ese traje negro y la discreta flor azul en la solapa.

Bruce creía que se veía ridículo con un traje de etiqueta, así que se sonrojó sin quererlo cuando llegaron a la Uni y Clint silbó cuando lo vio, Thor le miró de arriba a abajo y alzó una ceja en aprobación, y las chicas… Bueno, creía que se derretiría. Betty abrió la boca y se colgó muy contenta a su brazo para entrar al baile todos juntos. Tal vez sólo fuera que era la primera vez que le veían vestido de manera tan elegante, no era para tanto, aunque le gustaba que Steve le mirara de esa manera.

Su vergüenza pasó a segundo término cuando Natasha, Jane y Darcy llegaron a reunirse con ellos. Jane se veía muy bonita en su vestido dorado, y Darcy complació a Clint a la vista, con vestido se veía mucho más femenina y no llevaba sus anteojos, mostrando la verdadera belleza natural de su loca amiga. Pero Nat… se veía despampanante.

“Demonios, Nat. Me he vuelto hetero de sólo mirarte”, dijo Bucky que llegó justo en ese momento.

Natasha alzó una ceja y Steve se rió de lo lindo. A estas alturas ya nadie le creía a Bucky que fuera gay. Y sin embargo la mirada que buscó Natasha fue la de Clint, y aunque éste había abierto la boca estúpidamente un segundo, al otro ya estaba muy platicador con Darcy, halagando lo bonita que se veía. Para Bruce no pasó desapercibido el gesto triste de Nat, que también duró sólo un segundo. En serio podría golpearlos y no necesitaría de su otra personalidad.

“Muy guapa, Romanoff. Es bueno verte como una chica de verdad, para variar.”

Todos se giraron al escuchar la voz sarcástica. Sigyn Blake venía del brazo de Loki y al parecer ya había aceptado que no era bienvenida en su grupo de amigos porque ya se mostraba desagradable y no pretendiendo caerles bien.

“Puedes ahorrarte tus comentarios, Sigyn. Nat siempre se ve hermosa”, dijo Loki a su novia. Tampoco eso era nuevo, Loki siempre los defendía de ella. Eso calmó a Clint, que ya apretaba los dientes contra la desagradable rubia.

“Bueno, sólo falta Peggy y entramos”, comentó Steve para cortar el pesado ambiente, ese que se formaba cuando Nat y Clint estaban juntos, o Thor y Loki y Sigyn de agregada. Él también pensaba que todos eran una bola de tontos, pero no podía juzgar nada cuando él mismo se tardó una eternidad en darse cuenta de que se había enamorado de Bruce sin remedio.

Vieron desfilar a otras parejas para entrar al salón en lo que esperaban a Peggy. Pepper llegó del brazo de James Rhodes y una sutil sonrisa sincera apareció en sus labios cuando vio a Steve y a Bruce. Logan también apareció con la chica Munroe, que se veía preciosa con ese vestido plateado; como siempre que Bruce estaba cerca, Logan apresuró el paso. A veces Bruce tenía muchas ganas de ofrecerle una disculpa por haberlo golpeado, pero Steve le decía que no la merecía hasta que Logan se disculpara primero por haberlo tratado como lo trató durante los primeros meses en SHIELD.

Hubo saludos, felicitaciones a las chicas por lo guapas que se veían y hasta Johnny Storm (que llegó con un montón de chicas) felicitó a Steve por lo lindo que era su pareja, obviamente refiriéndose a Bruce. Bruce negó con la cabeza, todavía no comprendía cómo ese chico era hermano de alguien como Susan, ella sí era inteligente.

Finalmente llegó Peggy que no demeritaba el ramillete de bellezas femeninas. Su vestido azul, igual del color de los ojos de Steve y de corte muy clásico le hacían ver muy elegante.

Antes de entrar con sus respectivas parejas, Steve y Bruce se dieron un momento para besarse. Era extraño tener a una pareja que no fueran ellos, aunque fuera sólo de baile.

“¡Oh, vamos! Después se besan lo que quieran, escuché que Storm coló una botella”, exclamó Clint jalando a Darcy que iba muy divertida.

Toda la facultad estaba en la fiesta también. Era un poco raro ver tan elegantes al director Fury y al decano Coulson, incluso la supervisora Hill llevaba un vestido azul eléctrico que la hacía lucir mucho más joven y guapa.

Pasaron un buen rato viendo las decoraciones y comiendo bocadillos o tomando sodas (a las que todavía no alteraba Storm con su botella). Después el director Fury tomó la palabra en un pequeño estrado y dio un corto aunque emotivo discurso para despedir a los alumnos, esperando que todos los que tenían que regresar el próximo año lo hicieran con la misma disposición que ahora, y despidiendo definitivamente a aquellos que no volverían por haberse graduado ya. La fiesta de graduación de los de cuarto se celebraría al otro día, en un evento sólo era para ellos.

Con tantas distracciones era un poco más tolerable permanecer todos juntos cerca de la mesa de bebidas, incluso Sigyn era más tolerable si se entretenía criticando o alabando los vestidos de las demás chicas.

No pasó mucho tiempo para que el profesor Lensherr pidiera que se abriera el baile tradicional, requiriendo la presencia de  los jugadores y sus parejas. Steve casi gimió. No era un chico al que le gustara bailar, no sabía cómo hacerlo, pero suspiró resignado cuando Thor pasó a su lado palmeando su hombro junto a Jane, que parecía más que entusiasmada. Bucky casi arrastró a Natasha y finalmente el rubio movió las piernas ante la inclinación de cabeza de Peggy.

Logan ya estaba en la pista junto a Ororo y los demás jugadores se unieron a ellos, los chicos más fastidiados que las chicas. Bruce vio divertido cómo Steve se tornaba colorado cuando tuvo que pasar una de sus manos por la cintura de Peggy; hacían una bonita pareja, pero Steve era sólo suyo.

“Blonsky  no está”, comentó Loki a su lado con el ceño fruncido.

Bruce miró a todos los jugadores y, efectivamente, Blonsky no había asistido al baile. Bueno, eso a Bruce no le importaba, no veía por qué a Loki sí. Cuando iba a preguntárselo lo vio entrecerrando los ojos, clavados en Jane y Thor. Sí, no iba a durar mucho. También vio de reojo a Clint, intentando sonreírle a Darcy mientras casi asesina con la mirada a Bucky (que estaba aprovechando para apretar a Natasha y presumir que él había conseguido ir al baile con la asediada chica rusa). Bruce miró al techo y tomó un bocadillo mientras Betty sonreía como boba mirando a las parejas en la pista.

“Deberías ir y reclamar lo que es tuyo”, dijo Darcy de pronto, mirando a Loki.

“No sé de qué hablas”, respondió Loki aparentando indiferencia.

Bruce mascaba su bocadillo para ocultar su sonrisa.

“Creo que ya pasaste tu límite de estupidez, Laufeyson. Es obvio que te pican las manos con el deseo de estrangular a Jane.”

“Sí, tal vez sea hora de dejar a un lado ese orgullo, Loki.”

Bruce casi se atraganta y los demás miraron con la boca abierta a Sigyn, que había dicho aquello con una pose de superioridad.

Steve se movía lentamente, con una pequeña sonrisa cuando sus ojos encontraban los de Peggy. Pero no pudo evitar mirar hacia dónde estaban sus amigos y su novio. Vio que Darcy, Loki y Sygin parecían discutir algo en voz baja. Pero su mirada se fue indiscutiblemente a Bruce. Realmente se veía espectacular con ese traje, y ya se estaba imaginando el arrancarle la pajarita con los dientes, desabotonando esa camisa blanca poco a poco, haciéndose de ese cuerpo otra vez y mirar fascinado cómo las mejillas de Bruce se teñían y gimiendo al contacto con sus manos y su boca.

“Steve, estás temblando”, le dijo Peggy aguantándose las ganas de reír.

“Lo siento…”, se apresuró a decir Steve, muy avergonzado.

“¿Sabes? Sigo pensando que estas tradiciones son estupidas. Deberíamos tener el derecho de bailar con nuestras verdaderas parejas”.

“Supongo que es difícil romper la tradición”.

“¿Por qué?”, inquirió Peggy encogiéndose de hombros. “Creo que ya es hora de que SHIELD entre al siglo XXI. Vamos.”

Steve balbuceó una interrogante pero Peggy lo tomó de la mano y salieron de la pista siendo mirados por todo el mundo.

Bruce seguía escuchando cómo Loki se negaba a aceptar que prefería estar en los brazos de Thor en lugar de con Sigyn, así que no se dio cuenta que Steve y Peggy se acercaban a ellos hasta que prácticamente los tuvo enfrente. La discusión terminó.

Peggy no habló, sólo sonrió a Bruce con cortesía, le tomó una mano y la juntó a la de Steve. Los colores se le subieron al rostro cuando todos en el salón se les quedaron mirando.

“Vamos, Banner”, urgió Peggy y los arrastró a ambos a la pista.

Bruce balbuceaba incoherencias, pero Steve le sonrió muy agradecido a Peggy y rodeó la cintura de Bruce para moverse muy suavemente al compás de la música que no se había detenido con el pequeño espectáculo. Peggy se alejó muy satisfecha de sí misma, sin mirar a la supervisora Hill que parecía querer fulminarla con la mirada.

La mujer fue detenida por el decano Coulson cuando pretendía ir a preguntar qué diablos estaba pasando.

“Los prejuicios fuera, Maria”, le dijo con seriedad.

“No son prejuicios, Coulson. Es la tradición de SHIELD”, respondió ella buscando el apoyo del director Fury, pero éste sólo estaba alzando la ceja mirando a la primera pareja gay que bailaba en el salón de la Universidad. No se mostraba molesto.

“A  mí me parece que sí son prejuicios, Maria”, le dijo de pronto el profesor Xavier, desde su silla de ruedas. Hill ya no pudo decir nada cuando vio que el profesor Lensherr tomaba la mano del profesor Xavier. Se mordió los labios con vergüenza y cerró la boca.

Los estudiantes tuvieron su segundo de shock y luego volvieron a lo suyo.

“¡Chicas, vengan a mí!”, gritó hilarante Johnny Storm y se integró a la pista con su harem. Su hermana Susan lo reprendió, pero fue jalada por Reed para bailar. De pronto ya no sólo las parejas conformadas por los jugadores estaban en la pista.

Bruce sonreía divertido al ver lo que Peggy Carter había provocado, pero lo agradeció cuando vio cómo lo miraba Steve, como si él fuera el mejor regalo del mundo. Y la voces, el ruido, la música y el mundo desaparecieron cuando Steve se inclinó y lo besó dulcemente. Sí, ahora podía decir que estaba viviendo la mejor época de su vida.

Betty miraba conmovida a Bruce y a Steve desde la mesa y de pronto vio a Glenn Talbot. El chico era un poco engreído, pero sí que era guapo. Decidida lo invitó a bailar y en un momento ya estaban en la pista.

Clint miró a Darcy y ella asintió. Corrieron a la pista y bailaron más acelerados de lo que la música dictaba; eran amigos, lo sabían ambos. Así que cuando Darcy vio entre las ya muchas parejas a Bucky y a Nat se fue acercando a ellos llevándose a Clint con ella. Allí había otra parejita que tenía que arreglar sus asuntos y Darcy se sintió de pronto la Doctora Corazón.

Cuando captó la mirada de la pelirroja, Darcy tomó impulsivamente el rostro de Clint y le besó sonoramente. Clint se congeló, pero no era nada comparado con la cara que puso Natasha; ella se soltó de Bucky y salió del salón. Ver a Clint besarse con Darcy fue más de lo que podía soportar.

“Si  no vas tras ella te colgaré de los pulgares”, le dijo Darcy a Clint con una enorme sonrisa. Clint salió de su estupor y motivado por la cara que había puesto Natasha salió del salón para buscarla. Darcy seguía sonriendo cuando Bucky la interceptó.

“Ya que te deshiciste de tramposa manera de mi pareja, ahora bailas conmigo.”

“¡Es el sueño de mi vida!”, exclamó ella y se colgó del cuello de Bucky. Lo había dicho en ese tono bromista, pero ambos sabían que había algo allí entre ellos. Tal vez el gusto de ambos por las bromas, por sus personalidades… Qué más daba, se veían lindos juntos.

“¿Vamos a bailar o no?”, dijo Sygin con los brazos cruzados, parecían ser los únicos que no estaban en la pista.

“No”, respondió resueltamente Loki. “Tengo que hacer algo mucho más importante”.

Y dejó a Sygin temblando de coraje. Ella sabía que esto terminaría por suceder. Hacía dos noches que habían intentando tener intimidad por primera vez, pero Loki simplemente no pudo. En lugar de sentirse avergonzado se había enojado muchísimo. Ya no había nada qué hacer, Loki estaba enamorado de Odinson.

Un grito femenino se escuchó de pronto.

“¡¿Qué infiernos te sucede, Laufeyson?!”, gritó Jane tomándose el cabello que Loki le había jalado para separarla de Thor.

“Vengo por lo que me pertenece y tú no vas a seguir estorbando”, replicó él entre dientes juntándose a Thor.

“Basta, Loki”, dijo Thor en ese tono que sólo usaba para sus jugadores. La música se detuvo y de pronto fueron rodeados.

“¿Tendremos esta clase de problemas con ese grupito durante los próximos tres años? Si es así pienso renunciar ahora mismo”, exclamó Maria Hill desde su lugar entre la facultad.

“Deja que arreglen sus asuntos. Si se pone feo nos movemos”, dijo Coulson bebiendo parsimoniosamente su soda (a la que el profesor Lensherr ya había ‘alterado’).

Maria miró incrédula hacia el director Fury, pero éste también bebía muy quitado de la pena. La mujer rodó los ojos.

“Tenemos una horda de jóvenes adultos con problemas peores que sus asuntos amorosos. Mientras se peleen por eso no me importa”, declaró el rector y toda la facultad asintió. Era cierto, los problemas amorosos eran nada comparado con los problemas emocionales.

Volviendo con los problemas amorosos:

“¿Intervenimos?”, preguntó Bruce en los brazos de Steve, mirando el espectáculo que estaba dando Loki.

“No. Mientras no lastime a Jane…”

Y no podría lastimarla aunque quisiera. Thor se había separado bruscamente de Loki y había puesto a Jane tras él, a la que Loki ya había gritado y catalogado como una “Mosca muerta aprovechada”.

“¿Estás hablando de aprovecharte de la gente, Loki?”, preguntó Thor alterado. “¿No fuiste tú el que dijiste que estabas conmigo porque soy popular? ¿No te has aprovechado de Blake desde que terminamos? ¿No has estado aprovechándote de la fama de tus amigos para hacerte el importante?”

Loki no podía responder a eso porque todo era verdad. Pero no dejaba de ver a Jane de horrible manera. Darcy también se había puesto a lado de su amiga. Tenía un carácter muy bonito, pero si Loki la lastimaba otra vez sacaría las uñas. Esto tenía que suceder, pero no creyó que él se fuera a las manos.

“Hablas de pertenencia”, continuó Thor ya sin importarle que los estuvieran mirando. “¿Cuántas veces me dijiste que no eras mío? ¿Cuántas veces me dijiste que no querías que te dijera tonterías sobre sentimientos? ¿Cuál es tu jugada ahora? ¿Quieres ganar más popularidad siendo un bastardo que lastima a una mujer?”

“Estoy teniendo un deja vú aquí”, comentó Bucky al oído de Darcy. Ella asintió. El ambiente era igual que cuando Steve puso en su lugar a Stark.

“¡No se trata de ella, imbécil!”, gritó Loki. “¡Se trata de…! ¡Maldito rubio idiota! ¡Te amo!”

El jadeo de todo el mundo sonó al unísono. Loki Laufeyson, ese Loki Laufeyson estaba humillandose solito enfrente de todo el mundo. O eso era lo que ellos pensaban, menos sus amigos. ¡Al fin! Loki se había dado cuenta de que lo que sentía por Thor era amor, y estaba repitiendo lo que Steve había hecho.

Thor se quedó sin habla y sintió que el corazón se le derretía cuando vio que Loki seguía mirándolo fijamente, con los puños apretados y las lágrimas de coraje y humillación resbalando por sus mejillas.

“Discúlpate con Jane”, dijo sin embargo, bajando el tono de voz pero con la misma firmeza.

Loki abrió los ojos y la boca con sorpresa. Pero pronto se repuso. Bien, si Thor quería humillarlo lo consiguió. Pero era peor ver a Thor con ella, restregándosela en la cara. No sentía odio contra Jane porque ella de lo único que tenía la culpa era de ser una tonta que siguió el juego de Thor.

“Lo siento”, dijo mirándola, tragándose su orgullo.

Jane se mordió los labios y asintió.

“Yo también lo siento”, dijo agregando una sonrisa. “Ahora toma lo que te pertenece”, dijo la chica soltando a Thor y empujándolo hacia Loki.

“Te amo, Loki. Te amé desde que te vi”, murmuró Thor.

Loki soltó todo el aire retenido en los pulmones y se lanzó hacía Thor. El capitán del equipo lo recibió en sus brazos y dándose cuenta de que parecían atracción de circo, arrastró a Loki hasta que lo tuvo como canguro en sus brazos y salieron del salón. Ya había sido suficiente. Él también tenía mucho por lo que disculparse y mucho que recuperar, como hacerle el amor a Loki hasta que ambos perdieran la cabeza.

La fiesta volvió a animarse cuando la música volvió, cambiando el ritmo suave a uno más moderno. El bullicio creció y en pocos  minutos parecía que no había sucedido nada. Darcy y Jane fueron al baño para arreglar el peinado de ésta última y siguiendo el ejemplo de sus amigos, ninguna hizo caso a los comentarios.

Bruce y Steve volvieron a lo suyo, bailando torpemente pero sin dejar de sonreír y besarse, esperaban que el final también fuera bueno para Nat y Clint.

Clint había corrido hasta atrapar una muñeca de Natasha.

“Vamos a hablar y no vas a huir, Romanoff”, sentenció él con seriedad.

“No quiero hablar contigo…”

“Me importa un bledo, porque yo sí. Primero me rechazas hasta cansarte, y ahora te muestras molesta por verme con Darcy. No te entiendo, y deseo entenderte porque te quiero hasta doler.”

Natasha miró los ojos de Clint bajo el camino de farolas que seguían hasta el salón que acababan de abandonar. Su corazón latía tan rápido que también dolía; nunca se esperó escuchar decir a Clint que la quería… y se sentía increíble. Pero…

“No puedo…”, musitó.

“¿No puedes qué? ¿Quererme?”

Ella resopló.

“Ya te quiero.”

Clint jadeó con sorpresa.

“¿Entonces?”, preguntó en un hilo de voz.

Natasha tragó en seco y tomó las manos de Clint. Era tiempo de sincerarse, porque no estaba segura de seguir fingiendo que no tenía sentimientos.

“Voy a contarte algo, y si después de ello deseas alejarte de mí, no voy a reprochartelo”, dijo ella más convencida, con más fuerza.

Clint asintió y dejó que Nat lo llevara lejos de las farolas, a una de las bancas que adornaban los jardines del campus. Y Natasha le abrió su corazón a Clint. Le contó todo, todo, aquello que la lastimaba, el miedo que tenía de no poder corresponderle como merecía. Y lloró otra vez, ya no por desahogarse, sino por las lágrimas que Clint también derramó al escucharla, por el entendimiento que vio en sus ojos azules. Y permitió que Clint la abrazara y se sintió tan protegida en sus brazos que el miedo comenzaba a disolverse. No era igual que cuando Bruce y Loki la sostuvieron, simplemente porque Clint comenzaba a ser todo para ella. Ninguno vio cuando Thor salía del salón llevando a Loki en brazos porque estaban más ocupados en abrazarse ellos. Clint en abrazar a Natasha como si fuera todavía esa chica inmigrante e inocente que había sido ultrajada por un hijo de puta miserable.

Estaban ya sentados en el pasto. El silencio se hizo entre ellos, pero el más cómodo que habían sentido nunca estando juntos. Clint se atrevió entonces a besar la frente de Nat.

“¿Creías que iba a ser yo el que te rechazaría?”, preguntó suavemente.

“No sabía si podrías entenderlo”, respondió ella con la misma suavidad.

“Nat, ¿sabes que no fue tu culpa, verdad?”

Ella asintió un tanto insegura. Todo esto era nuevo para Clint, el ver esa vulnerabilidad en la chica más fuerte y dura que había conocido en su vida. Y ahora sentía que la quería más.

La separó un poco y después de suspirar se quitó la gruesa pulsera negra que siempre llevaba en la muñeca izquierda, esa que nunca se quitaba y por la que nadie preguntaba porque parecía un adorno normal en un chico de su edad. Natasha siguió sus movimientos con curiosidad. Creyó que había dejado de respirar cuando vio la muñeca descubierta, había una cicatriz, claramente hecha por un objeto punzocortante.

“Ambos lo sabemos, todos somos especiales aquí. Todos tenemos secretos.”, musitó Clint. “Y esta no es la peor”.

“¿Por qué?”, inquirió ella mirándolo a los ojos.

“Creí que todo había acabado para mí. Mi padre era un alcohólico abusivo. Provocó el accidente en el que él y mi madre murieron. Mi hermano mayor y yo nos unimos al circo… ahí aprendí a usar el arco y la flecha, pero él también estaba mal… se unió a gente indeseable, y me lo entregaron con una bala en la cabeza. Estaba solo y pensé que mi destino tendría que ser el mismo que el de mi familia…”

“Hasta que llegó SHIELD…”, se aventuró ella comprendiendo.

Clint asintió. A nadie le había contado todo eso más que a Bruce, su mejor amigo. Natasha pensó que había estado desperdiciando el tiempo hundiéndose en su propio rencor. Si hubiera conocido a Clint como lo conocía ahora…

“¿Tendrás paciencia conmigo?”, preguntó ella sabiendo de antemano la respuesta.

“Jamás te obligaré a hacer algo que no quieras.”

“Ahora quiero hacer algo. Quiero besarte, Clint Barton.”

Clint sonrió como niño en juguetería y besó a Natasha Romanoff. Tan hermosa como siempre, aún con el maquillaje arruinado y el vestido manchado por el pasto.


~*~

 

La fiesta ya se estaba tornando aburrida para Steve. Y no era que había bajado el ruido y el ambiente fuera aburrido en realidad. Lo que quería era marcharse ya y hacerle un montón de cosas a Bruce.

Así que apresuró su vaso de soda y vio divertido a su novio bailar al ritmo loco con el que Darcy se movía en la pista junto a Jane y Bucky. Cuando la pieza terminó atrapó la cintura de Bruce y le mordió una oreja.

“¿Nos vamos ya?”

Bruce se giró y besó los labios de Steve.

“¿Cuál es el plan?”

“Ya verás”.

Se despidieron de Bucky, Darcy y Jane. En el camino hacia el estacionamiento vieron a lo lejos a Clint y a Nat. Estaban abrazados sobre el pasto. Bruce casi gritó de júbilo y Steve le abrazó más.

Bruce se sentía en una nube mientras Steve manejaba la moto hacia quién sabía dónde, pero no le importaba. Iría al fin del mundo con Steve Rogers.

Claro que cuando llegaron a su destino sintió su cara arder. Era hotel de Essex. Steve llevaba una pequeña  mochila con él.  Bruce se sorprendió cuando la recepcionista les entregó una llave, Steve ya había reservado una habitación.

Steve no esperó ni un segundo después de cerrar la puerta para abalanzarse a Bruce y besarlo como si se le fuera a escapar en cualquier momento. Pero, oh no, Bruce no quería escaparse. Sus manos no perdieron tiempo en arrancar la pajarita del cuello de Steve mientras sentía las manos del rubio deslizando su saco. Tal vez tendrían que pagar extra por estropear un poco los trajes rentados, pero esto no tenía precio.

~*~

Se llevó ambas manos a la cabeza en un inútil intento de conseguir que la jaqueca disminuyera; Jarvis ya le había dado un par de aspirinas pero al parecer no querían hacer efecto inmediato. Tenía calor aunque todos los ventiladores estaban encendidos. Dum-e pellizcaba suavemente sus cabellos.

Tony daba el aspecto de estar muy relajado, la realidad era que  seguía sintiéndose basura. Ya había rechazado varias llamadas de gente indeseable, había rechazado también la preocupación de Jarvis y lo único que podía agradecer ahora era que Howard estaba de viaje, esperaba que no volviera pronto.

Y sin embargo… Con una mueca molesta prendió de nuevo la tablet. La información se estaba procesando; todas las respuestas al enigma que era Bruce Banner estaban a punto de estar en sus manos. Ahora más que nunca quería descubrirlo; se imaginaba un escenario en el que era él, Tony, el que humillaba a Steve por medio de Banner. Se imaginaba un rostro decepcionado y enseguida de odio en el rubio hacia el mustio del ratón de biblioteca. Si Tony no iba a tener a Steve, entonces tampoco Banner.

Pepper todavía había hecho el esfuerzo de convencerlo de dejarlos en paz. Cualquier cosa que escondiera Banner sería problema de Steve. Tony por supuesto desestimó las súplicas de la chica. Más que nada porque no era capaz de mirarla a los ojos y no sentirse más escoria de lo que ya se sentía. Aunque Pepper había llorado, lo sucedido en la facultad de Ciencias no amainó su espíritu indomable. Al único que parecía no poder amainar era a Tony. Finalmente ella se dio por vencida. Lo abandonó, y Tony sabía que por lo pronto era lo mejor.

Se levantó rápidamente y alejó las pinzas de Dum-e sin delicadeza. La tablet se había encendido. Con una molesta ansiedad Tony se apresuró a leer la nueva información hackeada. Exclamó una maldición y luego una risa sin energía salió de su garganta. Su corazón comenzó a latir a todo galope mientras leía el nuevo informe; venía de Dayton… mejor dicho, del Departamento de Policía de Ohio. Tony apartó la mirada de la tablet con genuina preocupación y angustia. La primera parte de la información era muy clara: homicidio imprudencial.

La mente de Tony sólo pudo encontrar una palabra para definir lo que acababa de leer: asesino. Bruce Banner era un asesino. Con la adrenalina malsana corriendo por sus venas, Tony se apresuró a hacer la llamada que ya tenía preparada desde que comenzó la investigación. Sabía que Banner escondía algo más que una mente disociada, que Fury era un idiota por aceptar a alguien así de peligroso conviviendo con gente sana en una institución como SHIELD y que Steve y sus estúpidos amigos vivieran en la ignorancia, probablemente en un peligro real. Steve era realmente un completo imbécil por mantener y defender una relación con alguien ya no sólo inestable, sino quizá completamente desquiciado.

Habló apresuradamente por el celular, dio órdenes, duplicó la cantidad prometida y se llevó ambas manos al rostro. Tuvo el impulso de llamar inmediatamente a Steve y decirle lo que acababa de descubrir… Pero entonces llegó la desclasificación del segundo informe en la tablet. Tony se apresuró a leerla, si había algo más entonces tomaría el auto e iría por Steve hasta SHIELD para alejarlo de Banner.

Se vio obligado a sentarse de nuevo en su cama y tragar grueso cuando leyó los detalles de la muerte de Rebecca Banner a manos de Brian Banner, todo en frente de Bruce. Siguió leyendo: información del hospital psiquiátrico de Ohio, lo que sucedió con Banner hacía tres años…

 










 

Notas finales:

Hola!

Bueno, quisiera decirles unas cositas. (Quien no quiera leerlo puede pasar de esto con toda confianza Ü).


Vale, para quienes siguen mis fics, se habrán dado cuenta de que he desaparecido por meses. Han pasado cosas muy fuertes en mi vida ultimamente, y debo decir con pesar que no podré continuar con un ritmo estable con los fics que yo escribo. Tengo dos de humor y francamente lo que menos puedo tener ahora mismo es humor.

Me decidí a continuar con esta traducción porque es un poquito más fácil para mí y porque quiero terminarla. Así que será el único fic que siga publicando. Lamento si a alguien le interesaban los demás que tengo inconclusos, pero simplemente no puedo.

Ya tengo éste fic completo hasta el final, así que actualizaré éste conforme pueda seguir teniendo acceso al Internet.

Muchas gracias por seguir allí, leyendo y alegrando mi vida con sus comentarios. Los y las amo con todo mi corazón y se los digo con toda sinceridad.

Les mando un besote enorme y mi más enorme agradecimiento por ser mi familia en la red.

Látex.


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