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Tú... por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

A leer! =)

Las fuertes manos le recorrían las caderas, aprisionándolas entre sus gruesos dedos; luego se posaron en el recogido trasero, apretando suavemente.

"Thor…", gimió Loki también aprovechando sus manos para acariciar la ancha espalda de su novio mientras los labios de éste recorrían su cuello con salvaje lascivia. "Me encanta que no te duches después del entrenamiento", ronroneó divertido el pelinegro cuando sus manos recorrieron la húmeda nuca del imponente rubio.

Thor se dio un segundo para sonreír sobre el cuello blanco que se le ofrecía. Apretó más su toque en el trasero de Loki y luego bajó hasta el cuello de la camisa, bajándola un poco con los dientes. Y ahí se detuvo.

"No usaste tu colonia habitual", le dijo confundido. Volvió a aspirar el aroma en la clavícula de Loki. "Ni siquiera es una aroma que te guste", habló de nuevo, separándose al sentir la leve tensión en el cuerpo pegado a él. "¿Dejaste que alguien más te tocara?"

Loki se abstuvo de tragar en seco para no denotar más su estupidez. Había discutido con Barton por la montaña de ropa sucia y regada por toda su habitación y se le había hecho lo suficientemente tarde como para pensar que era más que probable que el haber estado pegado a Stark por un buen rato le había dejado el escandaloso aroma del niño mimado.

"No es lo que piensas, Thor", dijo con el tono más inocente que pudo encontrar en su garganta, acariciando los cabellos que se soltaban sensualmente de la coleta del rubio, enrollándolos en sus dedos. "Me topé con Stark hace un rato y sabes que prácticamente se baña en loción. Cualquiera que esté a su lado queda impregnado", añadió con el mismo tono inocente y acompañado con una sonrisa cándida.

"Sabes que puedo partirle la cara a cualquiera que se te acerque, ¿verdad?", le dijo Thor con seriedad.

"Lo sé, por eso me encantas", ronroneó Loki para volver al ataque y acallar cualquier mal pensamiento de Thor.

Afortunadamente Thor atendió a su demandante beso. Era muy sencillo aplacar los celos del rubio con unas cuantas caricias. Era verdad eso de que a Loki le encantaba Thor, era un chico bastante popular y estaba en el tercer año, capitán del equipo de fútbol y hacedor de los sueños más sucios de todas las chicas del campus; como extra, Thor también era hijo de uno de los hombres más poderosos de la ciudad y por si fuera poco, era guapo y sexy; tenía un cuerpo de campeonato y seguramente sus miles de aventuras le habían hecho un experto besador. Loki estaba demasiado orgulloso de sí mismo al haber llamado la atención de ese portento de hombre desde que piso la Facultad por primera vez.

Había sido un encuentro más bien torpe, pues Loki, recién llegado a la ciudad y hecho un manojo de nervios al haber pasado de un internado a la libertad absoluta que la Universidad le proporcionaría, se había quedado parado como idiota a las puertas del lugar. Alguien le empujó, y ese alguien se disculpó apenas, pero cuando los zafiros se encontraron con sus ojos, Loki supo que había cautivado al dueño de dichos zafiros, sobre todo cuando la primaria disculpa sin convicción se convirtió en una sonrisa depredadora.

Thor se presentó, le ofreció enseñarle el campus y no pasó ni una semana cuando se besaron por primera vez. Thor había sido más bien cauteloso en sus acciones y palabras, pero Loki podía distinguir a un chico gay a kilómetros.

Loki podía auto clasificarse como hetero, pero habiendo crecido en un internado, dónde el descubrimiento a la sexualidad tenía que ser con los chicos con los que vivía, sabía perfectamente cómo manejarse ante encuentros homosexuales. Además, Loki era ambicioso; una necesidad que más de cosas materiales era de afecto. Su padre lo había abandonado en el internado para dedicarse a su Política, y ello lo había hecho codicioso. Se aprovechaba de su fina figura, de su rostro agraciado y los gestos que harían que cualquiera se rindiera a sus pies. Y tenía suerte, una muy afortunada al saberse deseado por un chico como Thor.

Lo único que no soportaba de Thor era su incesante celo. Thor era posesivo y engreído, algo que le había hecho ser único a su manera, pero que a Loki no le agradaba. Se había convertido prácticamente en su objeto más preciado. ¿Sentimientos? Loki sabía poco de ellos, sobre todo de los positivos. Thor era audaz y salvaje y le encantaba. También le encantaba que nunca dijera cursilerías como "te amo" o "te quiero".

El amor y la amistad eran desconocidos para Loki. Para él existían los lazos de conveniencia, aquellos de lo que podía sacar provecho. Por eso no desestimó el juntarse con alguien como Anthony Stark, el príncipe del que Loki sabía su existencia por las casi nulas charlas con su padre, quien convivía en los círculos de alto poder con el empresario por excelencia Howard Stark, y por los miles de artículos de las revistas de la alta sociedad. El tener a Anthony como aliado era satisfactorio y un punto más a su lista de celebridades para hacerse de un nombre en la Universidad. Thor era su punto número uno, por supuesto. Las amistades intimas del rubio sabían de sus preferencias, y ahora sabían que Loki era intocable (algo genial cuando eres novato). Pero aunque el resto de la Universidad no sabía sobre su verdadera relación, simplemente les bastaba saber que Loki era amigo de Thor para que también fuera intocable a sus ojos.

Loki se sabía convertido en la 'princesa' de Thor, pero para sus fines a corto plazo era conveniente. Cuando alcanzara potencial por sí mismo y se cansara del rubio, lo dejaría sin más para labrar su propio camino.

Un carraspeó los obligó a separase de repente. Thor hizo un ruido de molestia y Loki agradeció internamente al metiche (y agradeció que no fuera el decano en una de sus interminables vigilancias nocturnas).

"Lo siento Thor, pero ya no pude hablar contigo después del entrenamiento".

Era James Barnes, distinguió Loki. Un chico de su año. Bastante petulante para ser un novato y si mal no recordaba, amigo de Rogers.

"Barnes, si no quieres una cita en la enfermería será mejor que hables rápido. Tengo una asunto mucho más importante y apetecible aquí, por si no lo has notado", dijo Thor sin soltar a Loki; el tono de voz fue un poco amenazante y muy fastidiado.

"Es sobre Rogers", se apresuró a excusarse el moreno. "Sé que el entrenador Howlett dijo que sólo habría una oportunidad, pero si tú hablas con él… Lo viste, Thor, es bueno y de verdad se sintió mierda al no poder asistir al entrenamiento".

"El entrenador Howlett y yo exigimos disciplina, Barnes. Si Rogers no se tomó en serio su convocatoria no es asunto mío", respondió Thor más bien cortante.

"Tuvo que ir a tutoría. Puede perder su beca si no pasa Física…"

"Los problemas de Rogers también me importan poco, Barnes".

"Eh… Thor", habló Loki entonces. Era una buena oportunidad para probar su poder sobre el popular capitán del equipo, y de paso sacarse la molestia por ser parte del juego de Stark. "Tal vez Rogers merezca una oportunidad. No pierdes nada con dársela, ¿no?", solicitó con ese tono de voz que sabía le harían al rubio bajarle la luna y las estrellas.

"¿Por qué el interés en Rogers?", inquirió Thor entrecerrando los ojos.

Loki evitó rodar los ojos. A la vista de Thor todo el mundo estaba tras Loki o Loki tras todo el mundo. Qué fastidio. Compuso sin embargo una sonrisa de esas inocentes que probablemente patentaría comprobada su eficacia.

"Realmente quiere ser parte del equipo. Nos fastidió a todos durante la semana de pruebas con tácticas, estrategias y no sé qué más. Y si no le das una oportunidad, probablemente nos fastidie a todos con lo miserable que se siente ahora porque el malvado de Thor no abogó por él ante el entrenador Howlett".

¡Lo sabía! Thor sonrió cándidamente y miró a Barnes.

"Dile que lo espero mañana a las siete de la mañana en el campo. Si no se presenta no habrá más oportunidades, ¿quedó claro?".

"¡A sus órdenes, mi capitán!", respondió Barnes. "Gracias, Laufeyson", sonrió sinceramente y se marchó corriendo entusiasmado.

"¿Podemos volver a lo que estábamos?", inquirió Loki antes de que a Thor se le ocurriera que la sonrisa de Barnes había sido un coqueteo.

 

---

 

Bruce estaba verdaderamente agotado. Toda la semana se la pasó en 'tutorías' y aunque le agradaba mucho ayudar a los demás o simplemente hablar de Física o Ciencias con los chicos de grados superiores, llegaba a un punto en el que su cerebro necesitaba de cosas simples. Tal vez una película en la sala de su pequeño hogar junto a Pet o simplemente hablar de cosas que no involucraran fórmulas, ecuaciones o algoritmos.

Mientras caminaba a la parada de autobuses no pudo evitar sentirse un poco mal por su reacción ante la evidente falta de interés de Steven Rogers. Esa misma tarde el profesor Selvig le había dicho que aceptara una tutoría más, para Steve. Bruce aceptó más que nada porque había notado que Steve había logrado estar en clase simplemente porque era ayudado por Anthony Stark, pero de dos semanas para acá, su amistad o cualquiera que fuera su relación se había roto y Steve se había visto más bien… inadecuado (para no ser grosero hasta en su mente).

El profesor Selvig era un hombre muy amable y hasta bonachón, por lo que no dudó en sugerirle a Rogers una tutoría para que pudiera pasar el parcial, y como él ya tenía suficiente trabajo como catedrático, le pidió a Bruce que fuera él el que se encargara del rubio. Así que Bruce aceptó con la idea de ayudarlo. Sinceramente no esperaba que Rogers fuera en realidad tan corto de mollera como todos aquellos que amaban el deporte sobre todas las cosas. Se equivocó y eso le decepcionaba por alguna razón. No era que se había fijado mucho en Rogers (en realidad en ninguno de sus compañeros), pero le agradaba.

¿Para qué se engañaba? Rogers le había parecido muy atractivo desde que se decidió a mirar más profundamente a la gente con la que tendría que convivir en SHIELD. Claro que ello siempre quedaba como mera observación. Nunca había tenido el valor suficiente para iniciar una relación con nadie, mucho menos cuando descubrió que le gustaban los hombres, sabiendo toda la discriminación que ello traería y añadiendo sus problemas emocionales. Ya era suficientemente peligroso para su estabilidad mental el tener viviendo con él a Pet, siempre en constante riesgo de que se lo quitaran. No le gustaba pensar en Peter como si el chico fuera de su propiedad, pero era lo único que tenía en la vida, y él, Bruce, era lo único que tenía Peter.

Con un nuevo suspiro llegó hasta la parada, esperando que el autobús no tardara mucho. Él no vivía en el campus y el camino hasta su casa si bien no era largo se le antojaba pesado, sobre todo los viernes, en los que lo único que quería era llegar y acostarse en el viejo sofá para descansar de la semana; cerrar los ojos e imaginarse que su vida era tan feliz como pretendía.

Sin embargo, cuando llegó a la parada vio una motocicleta estacionada no muy lejos, y sobre ella al rubio en el que había estado pensando hasta hace unos segundos. Bruce se sintió completamente incómodo, ¿qué hacia ahí Rogers? Hasta donde él sabía el rubio sí vivía en los dormitorios del campus… Pero no podía fingir que no lo había visto o pasar de largo. Podía caminar hasta casa, claro, pero sus fuerzas no era suficientes para tal cometido ahora mismo.

Se le escapó una mueca entre sorprendida e interrogante. Steve lo había visto y ahora lo miraba inquisitivamente, tal vez pensando igual que él y preguntándose qué hacía en la parada de autobuses.

Para la mala fortuna de ambos, no había nadie más en la parada. Bruce se obligó a caminar y tomó asiento para esperar el autobús, aunque no dejó de mirar a Steven.

"Hola, otra vez", dijo para no parecer maleducado una vez llegó lo suficientemente cerca de su compañero.

"Hola", contestó el rubio sin dejar de mirarlo. Se le veía molesto.

Entonces un muy incómodo silencio se formó entre ellos. Bruce prestó su atención al horizonte. Aquella zona era bastante solitaria, era la carretera que comunicaba la Universidad con la ciudad y había muy poco negocios dedicados a los estudiantes: pequeños restaurantes, uno que otro bar, negocios de computación y fotocopiado.

"Oye, Banner, lamento haber sido tan grosero hace un rato".

Bruce tornó a mirar a Steven y descubrió que sus palabras habían sido sinceras. Compuso una pequeña sonrisa tímida.

"Está bien. Supongo que estamos a mano, creo que yo también me comporté descortés contigo. Pero fui sincero, puedes cambiar el horario o pedir tutoría directamente del profesor Selvig; seguro él puede hacer algo por ti".

"No", se apresuró a decir Steve. Se bajó de su moto y sorprendentemente se sentó a su lado en la banca bajo la mampara de la parada de autobuses. "Tengo muy buenas referencias sobre ti. Es sólo que estaba molesto por no poder ir al entrenamiento y por… Bueno, estaba irritado. Pero de verdad necesito la tutoría. Te lo agradeceré toda la vida si logras que pase ese examen".

Bruce sonrió abiertamente sin poder evitarlo. No era presumido, pero el cumplido de Steve le sonaba lo bastante reconfortante en esos momentos.

Steve se encontró con la sonrisa abierta de Bruce Banner y descubrió que le agradaba, y mucho. Ahora que lo tenía prácticamente a poca distancia podía apreciar sus facciones más que bien. Banner era lindo.

Había pasado momentos de furia absoluta desde que vio a Tony muy acaramelado con Laufeyson. Se detuvo en la parada de autobuses simplemente porque cayó en la cuenta de que si seguía manejando en ese estado colérico llegaría hasta el próximo condado, o tendría un accidente. Y era muy joven para morir y mucho menos por una situación de 'amores'. Estaba celoso, de eso no había duda. Estaba furioso, tampoco había duda. Pero si se jactaba de conocer bien a Tony, suponía que si se había exhibido de aquella manera era sólo para molestarlo a él. No era la primera vez que Tony intentaba atraparlo con la táctica de los celos; una que lamentablemente seguía funcionando y que le hacía volver a sus brazos más rápido de lo que se debía suponer.

Pero no estaba vez, pensó Steve mientras miraba cómo Bruce desviaba la mirada al otro lado de la carretera, esperando el autobús.

"¿No vives en el campus?", preguntó para distraerse más que nada.

"No", respondió Bruce con una extraña timidez. "Alquilo una casa pequeña en la ciudad".

Steve asintió simplemente.

"Entonces…", comenzó Steve un poco embarazado, "Ya que ambos nos disculpamos y yo de verdad necesito la tutoría, ¿mañana podemos vernos?"

Bruce le miró profundamente. Steven realmente se veía con ganas de aprender ahora que no tenía los gritos del entrenador a su alcance. Generalmente no daba tutorías los sábados, pero él mismo le había dicho al rubio que podían comenzar al otro día.

"Está bien", respondió al fin con otra pequeña sonrisa y volviendo su rostro al camino para ver si ya venía el camión.

"¿A las siete?", preguntó Steve. "O a la hora que tú me digas, tengo todo el tiempo del mundo", añadió con un resoplido.

"A las siete estará bien", dijo Bruce volviendo su atención al rubio.

Un trueno se escuchó entonces en el cielo. La temporada de lluvias comenzaba y la noche se antojaba como una de tormenta. Ambos miraron el cielo negro.

Steve vio que Bruce hacía una mueca. Ni siquiera supo por qué, pero habló enseguida.

"Si quieres puedo llevarte a tu casa. No estamos muy lejos de la ciudad".

Bruce le miró con los ojos muy abiertos, pero negó enseguida.

"No… no, gracias. Puedo esperar el autobús. Y si no quieres mojarte, será mejor que regreses a los dormitorios".

"No tengo ganas de regresar al campus. En serio puedo llevarte, no me molesta".

Pero Bruce tragó saliva y negó de nuevo con la cabeza. Para su fortuna, el autobús ya se veía llegar, justo en el momento en que una ligera llovizna comenzó a caer.

"Ahí está el autobús", dijo apresuradamente y se levantó. Miró a Steve con otra sonrisa tímida. "Gracias por tu oferta".

Steve devolvió la sonrisa y se encogió de hombros. El autobús se detuvo frente a ellos. Bruce le regaló una sonrisa más antes de subirse.

"Hasta mañana", se despidió Steve.

Bruce sólo asintió y se perdió dentro del transporte.

Steve suspiró. Ahora estaba mucho más tranquilo con respecto a todo. Tony intentaba ponerlo celoso, lo que era un buen aliciente a su ego; Banner había aceptado darle la tutoría que tanto necesitaba y la ligera llovizna le refrescó el rostro. Tal vez todo comenzaba a mejorar. Con una sonrisa verdadera subió a su moto de nuevo y emprendió el viaje de regreso al campus.

 

---

 

Cuando Bruce bajó del autobús tuvo que correr para no mojarse demasiado. La ligera llovizna se había convertido, tal y como lo vaticinó, en una tormenta. Para su alivio, la puerta de su casa estaba abierta de par en par para cuando estuvo frente a la fachada.

Peter le recibió con una radiante sonrisa.

"¡Apresúrate, Bruce!", demandó el chico sin perder la sonrisa. "¡Gwen aceptó salir conmigo!", gritó entusiasmado una vez Bruce cruzó el umbral de su pequeña casita.

Aquella declaración hizo sonreír a Bruce con todos los dientes. Ya no se sentía tan agotado.

 

Notas finales:

Un capítulo más!!! Y vamos conociendo  a toda la pandilla =)

 

Un besote y gracias por leer!!!

 

Látex.


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