El pequeño Winchester correteaba por toda la casa con la pequeña libreta rojiza que solía llevar al colegio y un par de crayolas en la mano, había cogido el abrigo de papa y el cepillo de mama.
“Hoy seré reportero” había afirmado cuando su madre pregunto qué estaba haciendo brincando y rodando por todo sitio que estuviera a su alcance. Comenzó preguntándole a su madre pero era demasiado amorosa para que fuera una entrevista seria, así que fue con su padre pero estaba muy ocupado en sus autos tanto que cuando Sammy le pregunto “¿porque no puedo tener un perro?” le contesto que si no comía sus vegetales estaría debilucho y pequeño para siempre.
Defraudado por la ausencia de una historia interesante se tiro bajo la sombra de un árbol en el patio y cerró los ojos para imaginar una historia realmente increíble que pudiera contar a sus amigos el lunes en clases, cuando una sensación de frio le acaricio la rosada mejilla.
-¿Mamá?-
-Toma, hoy hace mucha calor- dijo Mary sentándose a un lado de su pequeño mientras le estiraba un bolis de color azul -¿Qué paso pequeñín?-
-No encuentro historias interesantes- gruño tomando lo que su madre ofrecía.
-¿Qué pasa con la historia de la operación del abuelo?-
-¡Mamá! Eso no es interesante- protesto.
-¿Qué hay del tío Bobby? Siempre tiene historias que contar ¿no es así?-
El pequeño se quedó meditándolo un momento para después echarse a correr con su libreta en mano y alejándose gritaba agradeciéndole a madre. La casa del tío Bobby estaba a una cuadra de la suya así que no se demoró demasiado en llegar pero para su desgracia el tío Bobby no estaba en casa y era fácil saberlo porque siempre estaba sentado fuera en su mecedora bebiendo lo que sea que bebiera.
Ya frustrado se puso de regreso, a zancadas, hacia casa cruzando por un pequeño atajo cuando a través de los arbustos que cubrían el caminillo por lado y lado encontró la solución a su problema ¡¿Cómo no se le había ocurrido antes?! ¡Castiel!.
Castiel era el mejor amigo de su hermano mayor Dean, Sam tenía 9 años y Dean le ganaba por ocho años más, pero a pesar de eso eran muy buenos amigos aunque como todo par de hermanos tenían sus diferencias. Cass (como le apodaba su hermano) era un chico de la edad de Dean con los ojos más azules que hubiera visto jamás en su vida, si bien era un chico tranquilo que no le gustaba meterse en problemas (todo lo contario al Winchester mayor) Sam recordó algo que había escuchado mientras jugaba al escondite con su madre y prometía ser increíble.
Se acercó tratando de disimular su entusiasmo por haber encontrado una historia interesante antes de que terminara el día.
-Disculpe joven- dijo sonriente mientras se acercaba al chico con las manos en la espalda y un tono de voz como el hombre que daba las noticias en la tv.
-Hey Sammy, hola- saludo el otro bajando el pequeño libro en el que hace unos segundos estaba perdido.
-¿Qué hace?-
-…Leía… - contestó un poco extrañado por la forma de actuar del menor
-¿Puede decirme que leía? señor… Novak ¿Correcto?-
-Si…ehmm…solo leía un poco de Zacarías, 8:14 para ser exactos, habla sobre la promesa de restauración de-
-¿Te gusta Dean?- le interrumpió.
-¿Qué?-
-¿A usted, señor, le gusta Dean?- pregunto de nuevo, esta vez más lento y separando la frase en silabas.
-Somos amigos-
-Esa no es la respuesta a la pregunta que le hice-
-ah…- “Sammy es mucho más inteligente de lo que aparenta” pensó Castiel, alguna vez Dean se lo había mencionado pero no lo había tomado mucho en cuenta -¿Por qué preguntas? Claro que me agrada, somos amigos-
-Entonces ¿Porque le dijiste a Benny que te querías casar con mi her... con el joven Dean Winchester? - pregunto inocentemente pero su mirada era acusadora.
A el joven de ojos azules parecía que estos buscaban unirse con su hermano en color, el cielo, porque se abrieron de par en par incluso su rostro se había enrojecido al escuchar aquella declaración, porque a eso sonaba, a una declaración no a una pregunta.
-¿Co…Cómo sabes que yo?-
-Tengo mis medios- le volvió a interrumpir
-Sam…-
-¿Está aceptando los hechos señor Novak?-
Haber visto tantas películas de policías por fin estaba rindiendo frutos por que conseguiría su historia, si mal no recordaba había escuchado aquello cuando se escondió bajo la mesa de la cocina cuando entraron a la habitación su hermano y los otros dos chicos involucrados, Dean fue a su habitación por unos videojuegos para ir a casa de Benny según había escuchado, por un momento pensó en salir de su escondite para asustar a el par de muchachos pero prefirió no hacerlo, entonces Benny había dicho algo como:
-Te trae loquito ¿no es cierto?-
-¿De qué hablas?- le había contestado Cass.
-Que te gusta ese idiota-
-No es verdad-
-Vamos, eres pésimo mintiendo ángel-
-¿Se nota tanto?- pregunto preocupado, así lo había interpretado Sam por que esa era el tipo de voz que ponía su madre cuando él se raspaba la rodilla o llegaba un reporte de la escuela por Dean.
-No, solo yo lo haría, los conozco demasiado bien- le contestó Benny entre risas –el problema es ¿qué tanto te gusta?-
-Me gusta mucho-
-¿Cómo para casarte con él?-
-S…si-
Entonces había llegado Dean, liando con Benny por haber puesto rojo a Cass, como estaba ahora también, el menor se preguntó si su hermano igual que en aquella ocasión se molestaría porque había puesto rojo a Cass aunque realmente no era tan difícil hacerlo.
-Sam, esto no se lo puede saber Dean ¿de acuerdo?-
-¿Eso es un sí?-
-Si- confeso luego de un largo suspiro –Pero promete que no se lo dirás jamás- dijo extendiéndole el dedo meñique, un juramento según le había dicho Dean aunque no entendía bien el objetivo tenía más o menos clara la idea.
-Lo prometo- contesto uniendo sus meñiques.
**Varios minutos después…**
-¡¿Estas de broma?! ¿No? ¿Cass?... ¿Estás seguro?-
-Así es joven Winchester, por mi palabra de reportero estrella que su amigo el joven Castiel Novak esta loquito por usted- dijo recordando las palabras que le había escuchado decir a Benny – Entonces, ¿Qué piensa al respecto?- pregunto pero Dean se fue corriendo y Sam como todo buen reportero le siguió, le siguió hasta llegar a casa del oji azul en la que entraban como si fuera su propio hogar encontrando a Castiel en su habitación mirando televisión.
-¿¡Cass?!- le grito Dean y esa era su señal para actuar así que dirigió el peine que usaba de micrófono hacia ambos
-¿Dean?-
-¿Cass? ¿Tú me quieres?-
Parecía que a Cass le gustaba mucho cambiar de colores porque ahora su rostro estaba blanco y le dirigió una mirada rápida al menor de los Winchester.
-Sam- murmuró.
-¿Cass? ¿Es verdad?- insistía el mayor tomándolo por los hombros mientras su rostro también cambiaba de color pero diferente al tono del de cabellos castaños.
Esto se estaba poniendo cada vez más interesante por fin había conseguido que algo interesante pasara y ¡lo tenía todo en directo! o eso pensaba… porque su hermano mayor cayo en cuenta que un pequeño niño les miraba atentamente mientras extendía el cepillo rosado de su madre y entonces lo había corrido casi a patadas, la mejor parte de todo y lo habían sacado cual trapo viejo, todo su esfuerzo había sido para nada.
No sabía que había pasado después de que le echaran de aquella habitación pero a partir de ese día Castiel y Dean pasaban mucho más tiempo juntos, en alguna ocasión se había preguntado si eso era posible y al parecer si lo era, incluso a veces cerraban la puerta de su habitación y no le dejaban entrar, además nunca le quisieron decir que paso aquella vez, solo se sonreían el uno al otro, Sam no entendía que de divertido tenia echar a alguien de su habitación y arruinar su gran nota.
“Sam es más listo de lo que parece, pero aun es un crio” había dicho Dean mientras le revolvía el cabello a su hermanito, el gran reportero.