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Cita con el Psicólogo por Diva_SnowQueen

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Notas del capitulo:

Esta es una nueva pareja con la que deseo experimentar leanlo despacito y disfruten.

Los personajes no me pertenecen. Todos y cada uno de los  personajes y la serie de BLEACH son propiedad de Tite Kubo-sama 

Hola mi nombre es Tetsuzaemon Iba y esta es mi historia. Comencé teniendo síntomas depresivos y los achacaba a los años, suelen llamarla la crisis de la mediana edad. Así que mi esposa me recomendó buscara una terapia psicológica para salir de ese estado de ánimo.


De antemano sé que a un médico no se le elige por azar y mucho menos cuando te encuentras vulnerable, pero no estaba dispuesto a que todo el barrio se enterase que andaba de psicólogos. Además, que no pensaba ir a más de dos sesiones ya que solamente lo hacía para que los idiotas de la oficina y mi mujer dejaran de decirme que lo hiciese.


Sí, ella sabía perfectamente que mi principal problema era la odiosa monotonía en la que se había convertido nuestra vida, sobre todo la sexual. Si es que podía calificarse así. Más bien, lo definiría con la frase: "10 minutos perdidos". ¡Y con reloj en mano! Era realmente ridículo, todo comenzaba con una pregunta tan excitante como..."¿lo vas a hacer?"...y mi respuesta no sin antes ver la hora..."está bien"...Acto seguido me quito las prendas que lleve de la cintura para abajo y ella se desnuda..., ¿excitante no? Después ambos a la cama, penetración rápida por que la señora se cansa, entrada y salida del miembro por escasos 6 minutos y eyaculación. Fin. Cada uno a lo suyo. 

Llegó el día de la cita con el psicólogo. Llegué al consultorio que por cierto estaba bastante bien decorado y le anuncié a la recepcionista de que el médico me esperaba a esa hora. Hizo unas cuantas preguntas y me hizo pasar al privado. Tras un enorme escritorio de madera de cedro estaba él; Yasochika Lemura un tipo de unos 40 años alto y de tez muy pálida, de pelo rubio pajizo que luce engominado y peinado hacia atrás. De rasgos angulosos y marcados pómulos, sus ojos están tapados por unas gafas de cristales rectangulares, que le confieren cierto aspecto sobrio y aburrido pero bastante atractivo. No quería mirarle por mucho tiempo pues sabía que trataría de analizar hasta el mínimo movimiento que tuvieran mis ojos y cualquier palabra emitida, así que entré y saludé cordialmente. El me invitó a sentarme en un amplio sillón que estaba junto a un gran ventanal por donde se apreciaba buena parte de la ciudad. 

Comenzó la sesión y me preguntó por los motivos de mi cita. Yo no di detalles de nada. Le hablé de mi aburrimiento y de que me sentía insatisfecho, pero nunca mencioné nada de sexo ya que quería terminar con eso lo más pronto posible y largarme a mi casa con la convicción de cerrar este tedioso capitulo del día cuanto antes.


Al principio de la conversación el estaba sentado en una silla frente al diván donde me encontraba, a los poco minutos se puso de pie y se sentó a mi lado. Eso me empezó a poner un poco nervioso, ya que la sensación de cercanía no me ofrecía ninguna tranquilidad y mucho menos en el estado tan vulnerable y sensible en el que me encontraba. Seguramente él lo percibió pues cuando empezó a hacerme alguna pregunta me tomó la mano. Sentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo al contacto con su piel, me gustaba como acariciaba mi mano pero la quité de inmediato, pues no iba ahí para que me mimaran y me dijeran "anda niño todo está bien", que para eso hubiera llamado a mi madre…no, miento, esa anciana podría ser todo menos afectuosa. 

Cuando quité la mano me preguntó muy cerca de mi oído casi susurrando "¿a que le tienes miedo? sólo quiero que sientas confianza" y yo que siempre me he preciado de no ser un hombre temeroso, contesté "a nada"...acto seguido volvió a tomar mi mano y yo ya no hice nada. Solo pensé que obviamente, la recepcionista no interrumpiría sus sesiones. Que tendría la orden de no hacerlo por ningún motivo. Eso me tranquilizó.


Y empecé a sentir como con tan sólo ese contacto de su mano en la mía, mi cuerpo experimentaba lúbricas sensaciones.  Ya no recuerdo que me estaba diciendo cuando de pronto se acercó y sus labios se hundieron en los míos apasionadamente. Al principio mi boca estaba cerrada pero poco a poco su lengua penetró y empezó a hurgar en cada parte presurosamente. Era una orgía de sensaciones las que se generaron ahí.


La poca resistencia que puse ante él se doblegó, y sus manos empezaron a recorrerme la espalda y a atraerme contra su cuerpo. Inmediatamente sentí como restregaba su pene contra él mío, sus manos bajaban y subían por mi espalda en vertical hasta llegar a mis nalgas, las apretaba fuerte contra él. En unos minutos ya estaba sobre mí, introduciendo ahora su mano sin ningún problema dentro del pantalón y de mi ropa interior... Empezó a tocarme la polla, la recorría una y otra vez con los dedos sin dejar de besarme el cuello y las orejas, dejando saliva por todos lados. Lo rodeé con mis brazos como si fuera una adolescente enamorada y le dije:

-Solo dime una cosa. ¿Quieres un polvo lento y romántico…o prefieres que follemos duro y salvaje?- le dije

-Ahmmm…me pido ambas, ahmmm… creo que sí-  me dijo en su tranquila y cadenciosa forma de hablar.

Con ambas manos, le toqué su culo y empecé a masajearlo por encima de sus pantalones mientras seguíamos besándonos. Su respiración se volvió más rápida, en ese momento ya sabía lo que debía hacer me sorprendí a mi mismo pues nunca había estado con un hombre.

Nos levantamos del diván y comenzamos a desvestirnos me quite el saco y mi camisa en seguida me arrodillé despacio ante él, mientras él se quitaba la camisa y abrí la boca despacio mientras nos mirábamos, saqué la lengua y de forma lenta seguí el camino marcado por el enorme bulto que tenía. Estuve cierto tiempo pasando la lengua por su marcada polla tras el pantalon. Me dije, no hagas nada, solo pasa la lengua. Se puso muy nervioso porque tenía muchas ganas de que se la chupara. Bajó su cremallera, y sin quitar el botón la sacó, no llevaba puesto calzoncillos. Tenía frente a mí su enorme pollón. Seguí la misma táctica. Pasé mi nariz por su enorme tronco, acariciándolo, luego le tocó el turno a la lengua, pero no me decidí a metérmela en la boca, sabía que le pondría más nervioso y más cachondo. Así estuve unos segundos, hasta que no aguantó más y me dice:

-Jooooodeer…abre la boca de una puta vez…ufff….estoy a cien…cómete mi rabo

Abrí la boca y me la metió hasta el final, mientras me cogía la cabeza con las manos para meterla hasta el fondo, hasta la garganta, así estuvo unos segundos hasta que no pude más. La sacó toda llena de saliva, y me la restregó por la cara manchando mis gafas. Se dio cuenta de que no me gustó demasiado que me la metiera tan adentro, y aunque lo vi entusiasmado no lo volvió a hacer. La metió en mi boca y empezó a follármela despacito, eso sí me gustaba y adivinó que disfrutaba y dio más rapidez a sus impulsos. Lo miraba y él me miraba, me miraba con una sonrisa malévola pero a la vez muy cariñosa, me repetía una y otra vez:

-¿Te gusta? ¿Eh? ¿Te gusta?¿Está rica?...cómela, joder, traga.

La cogí del tronco y comencé a comerme el glande de su polla como si de una paleta se tratara, ufff…eso lo puso a cien, y empezaba a salirle alguna gota pre-seminal. Estaba salada. Me gustaba. Seguí así durante un buen rato, hasta que me puse en pie, lo tiré sobre el diván. Le indiqué que se colocara a cuatro patas, así hizo. Pasé mi cara sobre su culo, aún envuelto por los pantalones negros que llevaba, le quité el botón de delante y le quité el pantalón con fuerza dejando el culo al descubierto.

Era toda una visión, su culo, era tan redondo, tan apetecible y tan blanco culo, era hermoso, no había follado con ningún culo igual ni siquiera mi mujer lo tenía tan bello, era el típico culo perfecto de película porno. Humedecí mi dedo corazón, y masajeé su ano haciendo círculos a su alrededor, y ahora era yo quien no podía esperar, deseaba tremendamente comérmelo. Abrí con las manos su culo y pasé la lengua por su ano, una y otra vez, hasta que me detuve en su ano un rato intentando meter mi lengua dentro, era mi pequeño gran placer, comerle el culo a mi psicólogo. Sabía que no hallaría más placer en la vida, ni el cine, ni nada, su culo era divino. Lemura jadeaba, no se creía que estuviera haciendo con él todo lo hacía. Quería inmortalizar ese momento y alargarlo por toda la eternidad, su culo y su ano, ya había tocado “el cielo”.

Hubiera estado así, toda la vida, pero decidir avanzar. Me quité el resto de la ropa mientras él hacía lo mismo con los pantalones que le habían quedado por las rodillas. Recuerdo que después de eso me comió la polla, con tanta violencia que crei que iba a enloquecer.

Una ves los dos estuvimos totalmente desnudos. En un arrebato de pasión, lo lancé sobre el diván para continuar lo que al inicio era un simple beso. Parecíamos dos adolescentes que acaban de descubrir el amor.

-Quiero romperte ese culito y darte fuerte -dije con firmeza y sin titubear.

-Claro- dijo sorprendiéndome un poco de que esa simple palabra me estremeciera de pies a cabeza, pero me gustaba.

-Abre esas piernas –le dije mientras le propinaba un azote en el trasero. ¿Te gusta ehh?

Lemura se puso en cuatro sobre el diván exponiendo su culo a Tetsuzaemon.

-Pa’dentro –dijo mientras comenzaba a penetrarle el culo.

-Así, despacio, despacio… Aaaaahhh… espera…Despacio –a Lemura le gustaba lo que me hacía pero prefería que comenzara despacio.

-Tranquilo nene, seré bueno por ahora –le dije mientras le metía mi polla lentamente hasta el final. Joder que culo –le decía.

-UFFFF…que flipe, despacio, así, despacio, ya está dentro –

Wow, si comerle el culo a este tío era un placer de la vida, estar dentro de él, no era menos.

Comencé a metérsela y a sacarla despacio, si culo se iba haciendo la idea de lo que le esperaba, se fue dilatando, y cada vez iba más rápido. De pronto los papeles se cambiaron Lemura me saco de su interior y me tiro de espaldas sobre la alfombra, empezó a besarme a tocarme por todos lados. Dios no sabía donde empezaba yo y donde terminaba el, luego paso a sentarse a horcajadas de espaldas a mí, sentí como tomo mi falo y MMMmmmm, mi cuerpo se tensó mis piernas y mis caderas empujaron un poco hacia arriba, sus piernas lo sostuvieron, pero soltaron su peso completo al sentir como iba entrando en él y de un solo movimiento estuve hasta en su interior.

Lemura lanzó un gemido de dolor, seguido de gemido de placer.

Aquello fue brutal, no estaba en mi, cuanto placer este hombre me podría dar, es lo máximo, sentía la textura de su interior y podía adivinar su calentura pues mi verga estaba siendo quemada del calor que había en su interior.

Él se dejaba caer y rebotaba sobre mi, mi pija casi salía del todo y luego entraba un milímetro más.

Exquisito, eso lo puedo asegurar.

Mi psicólogo detuvo su cabalgar y se dejó ensartar hasta lo profundo de su ser, con mi pecho agitado miré esa espalda divina y pude notar como poco a poco con movimiento lento pero seguro fue moviendo su pierna a un lado mío y arrastrando su cuerpo se comenzó a girar, mi pija en su interior era friccionada por las paredes de su membrana y me causo un enorme placer.

Lemura miró mi cara y continuó su movimiento hasta estar frente a mí y sus pies a mis costados a la altura de mi pecho, los tomé y llevé sus pies a mi nariz, los olfatee, los lamí y los quería devorar.

Un manjar a mis papilas olfativas, un postre para mi boca y en eso mi psiquiatra se tiró hacia atrás dejándose ensartado en mi leño y comenzó un vaivén de sus caderas, algo así como si estuviera bailando un ritmo de esos que bailan los africanos en sus danzas de ritual, en el que sus caderas parecieran no pertenecerles a ellos; sino, a un Dios pagano del África y estuviera moviendo al ritmo de los tambores tucutu, tucutu, tucutu; un movimiento salvaje y singular.

Mi verga se tensó aún mucho más y podía sentir su próstata al rosarla en su interior y como su verga estaba hacia arriba como obelisco colosal, pude ver cuando comenzó a lanzar un sinfín de disparos al aire y como su culo se contraía a cada uno de ellos y apretaba mi pija y mi pija frotaba la próstata y su semen salía y nos bañaba por igual.

Podía sentir como si fueran gotas calientes de un aguacero en invierno al caer sobre mi y uno y otro y otro y otro más, nuestros pechos se expandían y contraían con tanta excitación, mi verga al ser frotada contra el interior de su ser no tardó en comenzar su baño interior, era imposible que no pasara, su culo me apretaba la base, mi glande frotándolo todo por dentro y todo, todo su intestino me apretaba la pija como el mejor guante de terciopelo que pudiera existir.

Derramé en su interior todo el líquido seminal que pudiera tener, mis pelotas fueron estrujadas y vuelto a estrujar; aquello fue amor de verdad.

Me incorporé teniendo mi pija metida en el culo de mi psicólogo y quedando en posición del misionero lo besé, no quería salir de él.

Nos besamos hasta que mi verga salió sola, abandonando ese nido tierno y suave que era el culito de mi psicólogo.  

Momentos después nos incorporamos, nos vestimos y me indicó que ya había terminado el tiempo de la terapia. Yo le di las gracias y salí de allí pensando en que no había sido tan mala idea la de empezar a visitar al psicólogo, y alegrándome por las muchas más citas venideras que tendría.

Notas finales:

Que les parecio al menos espero que les haya gustado la escena sexual cualquier cosa dejenme un review y procurare contestar lo antes posible  


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