“Cuando las palabras que dices con todo tu corazón pierden el significado para la otra persona y estas caen vacías”
—Te amo, te amo mucho. Mucho más de lo que yo pensé amarte, mucho más de lo que desearía hacerlo—suspiré—.Eres el amor de mi vida, eres todo lo que amo—mis palabras salían desde lo más profundo de mi ser, mi corazón latía fuertemente que parecía que iba a salir de mi pecho. Ansioso esperé una respuesta.
—Yo también te amo, Bill— tan seco y frío.
Mis labios que estaban antes curvados en una sonrisa sincera, todo eso que sentía se fue tan simple como llego, pero dolía más que antes.
—¿Por qué?—solté un sollozo— ¿por qué ya no me dices lo mucho que me amas?— una lágrima rodó por mi pálida mejilla. Agaché la cabeza para que mis largos cabellos negros cubrieran parte de mi rostro y mi novio no me pudiera ver tan frágil y tan vulnerable.
Me sentía tonto por demostrar mis sentimientos y estos ya no eran correspondidos con la misma intensidad que antes.
—Lo siento— musitó.
Alce la cabeza y lo miré fijamente con un poco de odio, si se podía llamar así.
—No me digas eso. No digas que lo sientes, odio esas dos palabras.
—¿Por qué?—frunció el ceño. Me cogió del mentón con ambos dedos, pero me aparte débilmente, como si sus manos quemaran.
—Las palabras pierden su peso cuando se las dice tantas veces, cuando hieres tanto a una persona—con el borde de mi de mano me limpié mis lágrimas que seguían cayendo.
—Oh, está bien—soltó un leve quejido y tomó aire—.Escucha Bill, no podemos seguir con esto. Esto está mal, lo que tenemos ya no es suficiente, el amor no es suficiente.
Abrí la boca de par, no podía replicar nada. No lo podía creer, no quería creerlo. Oh, por favor que esto sea un pesadilla, una mentira, había cambiado tanto por él y ahora me dejaba sin más. No lo aceptaba no lo haría.
—¿Qué?—no era justo—No es posible, no me puedes dejar. Cambie por ti, deje atrás la frialdad con la que te trataba y ahora tú me quieres dejar. ¡NO!—grité al final. El dolor me consumía.
—Es verdad, pero yo no te pedí que cambiaras por mí. Lo sien…—calló—Te amo, pero no es suficiente esto que siento por ti, ya no llena nuestra relación.
—Pero, pero—titubeé por miedo a escuchar lo siguiente—te amo, te necesito, no quiero que me dejes. Yo te perdono todo lo que me has hecho.
—No, Bill, entiéndelo, esto que tu sientes no es amor, bueno no del todo. Solo es costumbre—abrí los ojos como plato.
¿Cómo se atrevía a decir eso? No era costumbre, claro que no, mis sentimientos eran verdaderos, eran puros, por primera vez sentía amor hacía otra persona.
—No— negué con la cabeza una y otra vez—no—sollocé fuertemente—Yo te amo, eres todo para mí, eres…—un dedo se posó en mis fríos labios.
—No lo digas, ya lo has dicho muchas veces y cuando lo haces pierden su valor para mí—no entendía como una persona que me había dado tanto antes, ahora me lo quitaba sin más.
La vida es injusta y el amor es mierda.
—Se acabó—dijo finalmente. —Te deseo lo mejor del mundo para ti, mereces ser feliz y ya encontraras a alguien para darle todo eso que siente por mí. Eres especial, pero no podemos seguir.
De mi boca no salía ni una palabra más, nada, cero, nulo. Mi corazón gritaba una y otra vez que no se vaya, pero ya no lo podía retener más tiempo.
Agaché la cabeza resignado.
—Sé feliz, Bibi, sé feliz— y con un beso en mi frente, se levantó del banco del parque y vi cómo se alejaba lentamente.
Lo seguí con la vista nublada por las lágrimas y con el corazón roto. Me había hecho tanto daño y tan feliz en el pasado. Habíamos pasado de todo.
Me había enamorado, me había sido infiel, me había insultado, me había dejado como un muñeco y me había recogido de nuevo.
Quizá era un amor destructivo, pero era amor al fin y al cabo.
—Cambiaré—le dije, cuando veía como él soltaba unas amargas lágrimas por el daño que yo también le ocasione sin darme cuenta, quizá mi inconsciente quería “venganza” por todo lo que me hizo—cambiaré solo por ti, solo porque te amo—lo besé dulcemente en los labios y Tom confió en mí. — No importa el daño que me hayas hecho hace un año, yo también te lo hice y ambos saldremos de esto. Te amo—le susurré.
—Yo te amo más.
Todo lo que habíamos vivido juntos había quedado en el pasado, junto con las promesas y el posible amor qué él me tenía.
La promesas se las había llevado el viento, las palabras también y todo lo que dije esa tarde soleada, no valió nada para Tom, seguro se cansó de lo nuestro, seguro amaba a alguien más, eso no lo podría saber nunca, pero lo único que tenía en claro era que lo amaba tanto y así sería por mucho tiempo más.
—Te amo—musité, con los ojos brillantes.
—¿De verdad?— preguntó incrédulo.
— Sí, hasta que mi corazón deje de latir. —sonreí.