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Inseguridad [KaiSoo] por SoolSan

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Notas del capitulo:

Sé que dije que el epílogo no tardaría, pero derrepente todo se volco en mi contra u-u disculpen en serio

Quiero dar las gracias a todas las lindas personas que dejaron sus comentarios, que se dieron el tiempo de leer, y que disfrutaron de este sensillo fanfic ^^ <3

No quiero que termine ;-; pero ¿así es la vida? espero que disfruten mucho el epílogo y que, en general, hayan disfrutado del Fic. 

Chani estuvo una noche entera preguntandome del casamiento de KyungSoo con JongIn -no va a pasar- y fue inevitable no imaginarmelos con vestidos y portaligas hahahahahah (soy una tarada)

Sin más que decir ¡Gracias por todo! *w* 

*Les dejo a dyo con gafas, porque es tan malditamente sexy y cute.

Epílogo 

 

El viento que corre los días de otoño es realmente frío. Trae consigo el olor a hojas secas y a pasto húmedo, a cafés de mediados de noviembre y a atardeceres sin final, a una ciudad metálica pero que aún respira, congestionada pero a la vez liguera. La brisa que corre los días de otoño últimamente trae recuerdos embotellados y  sueños mal trechos bajo la almohada, a finales felices y a veces, las noches en que todo se restructura de alguna forma lineal, huele a vainilla con cacao esparcidos meticulosamente por el aire. 

Definitivamente el otoño es la estación preferida de KyungSoo. Lástima que ya haya terminado, y que ahora sea mediados de diciembre y el invierno ya está cubriendo Seúl por completo. Que las hojas secas estén destrozadas por la lluvia que ha caído por casi tres días seguidos sobre la ciudad, que los atardeceres eternos empapelando el cielo de un cálido naranja ahora sean nubes negras advirtiendo de un largo temporal, y lo más triste, según KyungSoo, es que el olor a café que JongIn siempre trae impregnado en su ropa de trabajo, ahora se encuentre mezclado con el olor a pavimento mojado, agua sucia quizás lanzada por algún camión que traspaso los límites de velocidad legales, más un leve toque de congestión vehicular muy bien envuelto. Es una verdadera lástima.

Gotas de lluvia salpicando su ventana y el tic tac del reloj haciendo eco en las cuatro paredes de su habitación son algunos de los camaradas  que acompañan a KyungSoo este vienes por la noche. Todo es, en teoría  perfecto, tomando en cuenta que aún le quedan algunos días de vacaciones, tiene encima de su escritorio su taza con su té  chai preferido y  además, JongIn está tendido en su cama con sólo su bóxer puesto y una polera casi tres tallas más grande que lo hace lucir malditamente perfecto. Suena al panorama ideal, quizá desnudar a JongIn sería el más magnífico mientras le muerde el cuello y lo obliga a hacer alguna idiotez, porque KyungSoo ama que JongIn se sienta, no sé ¿Un niño desprotegido que no sabe qué hacer con su hyung? Quién sabe.

Pero KyungSoo no está desnudando a JongIn en este minuto, sino que está leyendo el manual de “Reglamento de Ética y Moral interno del docente” de su nuevo trabajo mientras el menor hace mohines para llamar su atención. Ya que en teoría, JongIn no debería estar acá, de hecho, debería estar trabajando o haciendo cualquier otra cosa lejos de su apartamento, menos distraerlo. No es que KyungSoo no quisiera a JongIn en bóxer encima de su cama mostrando sus hermosa retaguardia – ¡dios no! –  y que lo deleite con su hermoso cuerpo mientras husmea sus gavetas. Es sólo que KyungSoo de verdad no puede prestar atención con el jodido de Kim JongIn en su habitación, y si de aquí a mañana no termina de leer el puto reglamento, está seguro que lo molerán a palos. O quizá el papá de LuHan lo quemé en la hoguera mientras dicta un discurso de por qué no hay que traicionar a los Xiao, o alguna ridiculez China. Eran tan impredecibles.

 

 Reglamento de Ética y Moral interna para el Docente

Universidad de Corea.

2.- Profesionalismo:

a)         No deberá traspasar la barrera de respeto maestro-alumno y alumno-maestro.

b)         No deberá dar su número personal ni de su domicilio, ni darle a ningún alumno la dirección donde vive.

c)      No deberá hablar sobre su vida privada, problemas sentimentales, o preferencias sexuales. No tratará temas ligados a la religión y mucho menos de algún bando político. 

d)        No deberá invitar a ninguno de sus alumnos a realizar ningún tipo de convivio o reunión de cualquier tipo afuera del establecimiento educativo.

 

Ya era la octava vez que leía el estatuto de “No deberá invitar a ninguno de sus alumnos a realizar ningún tipo de convivio o reunión de cualquier tipo afuera del establecimiento educativo” y aún no podía conectarse al jodido libro. Los estúpidos estatutos se burlaban de él, en su propia cara le decían que era un inmoral y un sucio humano porque tenía en su estúpida habitación a su ex alumno en ropa interior y husmeando sus cajones ¿Es acaso KyungSoo alguien merecedor de dar clases y decirse un ejemplo a seguir? No, por supuesto que no. Eso era todo lo que su inconsciente le decía mientras levantaba la vista para mirarle el culo a JongIn por tercera vez en el mismo minuto.

Si bien, KyungSoo está completamente embobado por el chico moreno de cabellos rubios rebeldes que ahora está indagando en sus papeles que se encuentran encima de su escritorio, y que por el amor a todos los dioses, la curvatura de su espalda hace remarcar más esa deleitable retaguardia mientras se apoya en la mesa. La verdad, KyungSoo aún escucha en su cabeza, y de una u otra manera con la voz de BaekHyun, el cómo no pudo controlarse por una puta vez.

Es difícil controlar esa inepta voz que le replica a diario, y más si el manual de ética que ya ha leído veces anteriores, pero que hoy es puntualmente algo más doloroso y molesto, le dice que su moral, en simples palabras, es una mierda.

Pero él ya está acá, ya rompió las reglas, ya se folló lo que no debía. Así que después de relamerse por tercera vez sus labios mientras ve a JongIn merodear como un acosador a su alrededor, procede a leer el siguiente estatuto, y después de quizás cinco minutos con su concentración al máximo en los párrafos siguientes, terminó con la parte de profesionalismo  y por fin pudo quitar esa estúpida voz de su cabeza.

Jodida sea la ética.

 

—JongIn ah—dice por primera vez KyungSoo después de treinta minutos en silencio, que de alguna u otra manera los estaba enloqueciendo a ambos. Al mayor porque tenía una disputa emocional y ética en su cabeza, y JongIn porque jamás había estado tanto tiempo callado —. ¿Por qué viniste tan tarde y sin avisar? Estoy un poco ocupado—dice KyungSoo mientras arreglas su gafas para leer, que al parecer a JongIn le gustan porque lo observa con admiración.

 

—Creí que necesitarías mi ayuda—dice inocentemente JongIn. Se acomoda pulcramente encima de la cama y le sonríe tímidamente al mayor, haciendo que el universo de KyungSoo giré por completo y quiera lanzar las tres carpetas que aún no termina de rellenar a la mierda, sólo para pasar un buen tiempo con el tipo que está encima de su cama—. Perdón por no avisar.

 

—Está bien. Es sólo que no te puedo dar atención, me quedan muchas cosas por hacer—KyungSoo hace un esfuerzo por sonreír y JongIn sólo se queda ahí, mirándolo, casi rogando por no ser echado con la mirada mientras KyungSoo se soba ligeramente su cuello tensionado con sus manos, cortesía de la semana que ha estado preparando sus papeles hasta altas horas de la noche—. ¿Puedo preguntar por qué estás en sólo ropa interior?—alza una ceja, expectante por la respuesta, porque ahora que lo recuerda, ni siquiera se había dado cuenta cuándo JongIn se había sacado sus pantalones.

 

—Tienes la estufa prendida y me dio calor—sonríe extensamente JongIn mostrando sus dientes, provocando que el corazón de KyungSoo se acelere, y es en verdad estúpido, porque KyungSoo se conoce de memoria a Kim JongIn. Pero jamás podrá evitar sentirse exprimido por esa sonrisa. Por sus labios arqueándose de forma inocente y a la vez tan pura que le causan nauseas, pero de las buenas—. ¿Te distraigo KyungSoo seonsaengnim?—se burla ahora ultimo el menor.

 

—Tu enorme trasero distrae hasta a alguien heterosexual—frunce el ceño KyungSoo y JongIn se ríe más fuerte—. Tú ya no tienes vergüenza niño—niega con la cabeza fingiendo ser un anciano, pero la verdad, KyungSoo no se esfuerza mucho, sólo tiene que cambiar su tono de voz y listo.

 

—Te ves mono con lentes—se carcajea JongIn y se aproxima a donde el mayor, tomándolo desprevenidamente por las mejillas y acercando sus rostros—. ¿Por qué nunca los usas?—ladea inocentemente la cabeza y luego una sonrisa se escapa de sus labios, al ver como KyungSoo se sonroja al sentir  su aliento cayendo en su rostro. Victoria.

 

—Estas pasando los límites Kim JongIn—la voz de KyungSoo suena amenazadora, y si alguien que no los conoce la escuchara, pensaría que KyungSoo va a asesinar al moreno rubio que ahora tiene un rostro de suma satisfacción—. Y no los uso en clases porque son de lectura.

 

—Ya veo—dice con tono divertido el menor. Cómo ama cuando KyungSoo no puede controlarse con sus ataques inadvertidos—- ¿Cuánto te falta para terminar? Hanna se queda en el departamento hoy, y la verdad, no quiero escucharla gemir, otra vez.

 

—Hmm… puedo dejar mi libro de ética por hoy—suelta un suspiro KyungSoo mientras se reclina en su silla, analiza la situación y bueno, ya ha leído antes este tipo de “normas” y al final de cuentas, le interesan un carajo—. ¿Cuándo asumirás que LuHan tiene pene? –se carcajea ahora último, y la sonrisa de KyungSoo se doblega al ver la cara de asco de su novio –porque tiene ¿Sabías?

 

—¿Se lo has visto acaso?—alza un ceja JongIn, y su pose desafiante al frente de KyungSoo es muy adorable según el mayor. Porque al final de cuentas esta con una polera y sólo su ropa interior rogando por atención ¿Acaso no es demasiado adorable?

 

—No juegues con fuego Kim—se levanta KyungSoo de su puesto y sonríe de manera imprudente—. Te puedes quemar con ese tipo de sugerencias.

 

—¿Así?

 

No hay nada mejor que una pelea de besos encima de la cama. O puede que sí, una pelea de besos más abrazos y mimos hasta el amanecer, esos es algo que llena el corazón de JongIn mientras lanza el cuerpo de su  hyung a la cama para poder al fin tocarlo como es debido. Tener a KyungSoo sólo para él los días lluviosos no tiene comparación.

JongIn odia ser negativo, así que se está tomando con calma las horas que no ve a KyungSoo. Se aproxima el segundo semestre, y ahora es completamente diferente por una simple razón; Do KyungSoo no estará torturándolo en el salón de clases. Hay veces que JongIn quiere detener el tiempo y quedarse con KyungSoo todo el día y reírse de sus indirectas demasiado directas, de sus chistes que lanza con un rostro totalmente serio, y  apreciar la forma en que concibe que se olvide de todo a su alrededor.

Pero el tiempo no se detiene por nadie. Ni muchos menos por dos tipos cursimente enamoradas en épocas desesperadas.

Después de una tonta pelea sobre el colchón, en la que KyungSoo ganó y ahora está sentado sobre  JongIn victoriosamente mientras el menor  está acostado sonriéndole desde abajo,  abruptamente un silencio se apodera del lugar. No es molesto, pero la forma en que las palabras se acumulan en la garganta de los dos es asfixiante. De alguna forma, ambos están tan sumergidos en sus pensamientos que no se percatan del cómo la habitación se vuelve más fría, y todo en verdad, se vuelve angustiante.

 

—El lunes tengo la conferencia en la Universidad ¿Quieres ir?—pregunta tímido KyungSoo, sonriendo mientras pone las palmas de sus manos sobre el pecho de JongIn—. Será entretenido.

 

—Creo que trabajo hyung. Yixing pidió libre y se aprovecha de nuestras bondadosas almas—JongIn pide disculpas con los ojos y aprovecha de colocar sus manos en las caderas de KyungSoo traspasando de a poco su calor hacia el cuerpo de KyungSoo—. Lo siento.

 

—Deja de pedir disculpas, si no puedes está bien. Otro día podrás conocer mi nuevo trabajo—KyungSoo intenta borrar lo amargo que suena lo último dándole un beso a JongIn, que al parecer no tiene mucho que decir—. ¡Ya! Quita esa cara de cachorro mojado.

 

—Lo sient–

 

La forma en que KyungSoo besa a veces a JongIn es demasiado desesperada. Es como si quisiera borrar todo su presente con la conexión de sus labios. Elimina los rastros de amargura con el néctar de sus lenguas y luego, sólo deja que el amarre de sus brazos con su cuello desligue a JongIn de todo. Y al parecer funciona, porque a JongIn de a poco se le quita la melancolía. Se olvida de los malos tiempos y ya lo tiene agarrado desde la nuca acalorando más el beso. Lenguas lamiendo cuellos y manos sacando poleras innecesarias. Todo es casi mecánico. 

 

—Tienes que dejar de tentarme así—susurra KyungSoo en el cuello del menor mientras deposita cortos besos y suelta un desprevenido sollozo al sentir las tibias manos de JongIn en su espalda baja.

 

—Te amo.

 

Hace tres meses atrás, KyungSoo al escuchar esas últimas palabras hubiera entrado en pánico, y quizá, le hubiera dado un manotazo en la cara a JongIn. Y más si se toma en cuenta que es a escasos minutos de hacer el amor, tema más que importante para KyungSoo. Hoy,  sólo toma con ambas manos el rostro de JongIn y deja que el latido de su corazón lo tranquilice, que sus manos tambaleantes  marquen cada rincón del cuerpo del menor y que la forma en que su vista se nubla con los mordiscos de JongIn sobre su cuello lo relaje. 

 

—¿Desde cuándo esto se volvió una novela adolescente?—la risa estrepitosa que BaekHyun lanza al entrar a la habitación de KyungSoo provoca, de alguna forma, que KyungSoo pierda el equilibrio y se caiga del regazo de JongIn a un lado de la cama, chocando contra su muralla y provocando que Baek se carcajee aún más fuerte. Y es que en esa risa se escucha la burla a leguas, y además, Baek jamás es silencioso si se trata de joder a su amigo—. Deberían cerrar la puerta si van a hacer esas cosas—frunce el ceño aún entretenido. KyungSoo lo fulmina con la mirada, y JongIn sólo lo tranquiliza sobando su brazo que recibió el impacto con la pared cuando cayó por la intromisión.

 

—¡Y tú deberías tocar antes!—gruñe KyungSoo abriendo sus ojos y mostrando sus dientes. BaekHyun está muy ocupado riéndose, así que lo ignora—. ¿Qué quieres de todos modos?

 

—¡Ya! Cálmate Do KyungSoo. Para que sepas, no me interesa verlos o escucharlos follar—BaekHyun se da la atribución de ingresar a la habitación y sentarse en la silla del escritorio. KyungSoo con la mirada ensombrecida lo observa sigilosamente sentado al lado de JongIn; midiendo cada movimiento del intruso—. Los he escuchado lo suficiente para saber que son demasiado ¿lujuriosos? Ni siquiera quiero… uhg no.

 

—BaekHyun hyung—habla tímido JongIn. Y es que no quiere presenciar una masacre, y la yugular sobresaliendo del cuello de KyungSoo advierte de una—. ¿Qué quiere?

 

—¡Oh! ¡Cierto!—brinca en el puesto y comienza a sacar algo desde su bolsillo del pantalón bajo la atenta mirada de la pareja—. Tú teléfono se quedó en mi habitación anoche y han estado llamando por un rato—BaekHyun le entrega en las manos el aparato a KyungSoo  y éste lo mira con curiosidad ¿Desde cuándo BeakHyun es tan caritativo?

 

—¿En serio viniste sólo por eso?

 

—Así es. Con su permiso—el castaño avanza tranquilamente hacía la puerta y KyungSoo no puede estar más perdido. JongIn aún estaba analizando la situación cuando Baek antes de salir por completo de la habitación se da media vuelta y los queda mirando detenidamente—. Deberías fijarte quién llamó.

 

KyungSoo traga saliva al escuchar la seriedad golpearle en el rostro con aquellas últimas palabras y, puede que en verdad sea serio. Desbloquea el celular bajo la mirada de curiosidad de JongIn y revisa las llamadas perdidas. Dos segundos después, el rostro de KyungSoo palidece y sus ojos, ya enormes, estaban casi saliéndose de las cuencas. JongIn mira aún incrédulo a su hyung, que al parecer perdió el habla, y quita de sus manos el aparato. Lee silenciosamente lo que sea que a KyungSoo le provocó aquella reacción y ahora JongIn chilla, masculinamente.

 

Llamas perdidas (4) Papá

 

—Él nunca llama—dice aún pálido KyungSoo—. ¡Mierda!

 

KyungSoo comienza a moverse inquietamente por la habitación mientras tiene su teléfono en el oído, al parecer, mientras llama a su padre. El menor bota un suspiro ahogado y cierra los ojos mientras se recuesta en la cama ¿Cómo quiere que no crea que su suegro es un jodido mafioso si reacciona así? La impaciencia desbordándose por los ojos de KyungSoo dio por finalizado su momento íntimo, así que JongIn a duras penas intento relajar su cuerpo de la forma más inteligente posible, cubriendo su entrepierna con una almohada.

 

—¿Aló papá? … Sí. Disculpa, estaba ocupado haciendo algo del papeleo… hmm no, claro que no…. ¡Qué no!... ¿Enserio quieres saber qué estaba haciendo con JongIn? ¡Santo cielo! No sé cuál es tu manía con respecto a esas cosas… ¿Cómo?...Entiendo… ¿Mañana? ¿No era la otra semana? … ¿Puedo pensarlo?....  Aish, entonces mañana… Sí, sí. Hablamos… Yo también te quiero.

 

—¿Qué pasa?—pregunta dudoso el menor al ver el rostro de espanto de KyungSoo—. ¿Paso algo malo?

 

—Prepara tu culo para mañana. Tenemos reunión con mi padre y si dices que no, olvida la boda cariño.

 

Hay dos cosas mal planteadas en la oración que KyungSoo acaba de lanzar que provocan que JongIn entre en pánico. Primero “tenemos reunión con mi padre” que es lo que gatilla que las palmas de sus manos se pongan sudorosas y que de pronto quiera lanzarse por la ventana en este preciso momento. Segundo, la forma en que KyungSoo añade el Cariño suena tan malditamente macabro, que en verdad chillar suena a una buena opción ¿Qué no podían estar en paz un jodido día?

 

— ¡¿Qué?!—gime JongIn mientras se levanta a horcajadas de la cama, intentando no enredar su pie con las sábanas ya revueltas por el ajetreo de antes. 

 

—Lo que oíste JongIn ah, papá adelanto su viaje a China y la reunión será mañana.

 

—Santa mierda ¡No tengo un traje!

 

—No necesitas traje—frunce el ceño KyungSoo mientras agarra a su ahora histérico novio por los brazos—. Sólo tienes que ser tú mismo—sonríe de medio lado el mayor. Pero JongIn no cree que ser él mismo ayude, la verdad.

 

—Como tú no eres el crío mantenid-

 

—¿Vas a empezar con eso otra vez?—KyungSoo rueda los ojos, molesto. Porque JongIn lleva semanas diciendo lo mismo, y enserio ya quiere aventarle un golpe en las costillas por ser tan idiota—. Te dije que no eres un mantenido. Tienes un trabajo y estudias, tienes un don increíble con los números y de plus, bailas condenadamente bien ¿Quieres confiar en ti sólo un poco?

 

—Pero tú…

 

—¿Yo qué?—mira desafiante y JongIn baja la mirada. Un golpe de emociones traspasa le médula de KyungSoo y el enojo se acumula—. Yo tengo un título y un sueldo ¿Eso es impedimento para que no te apruebe mi padre? Y si fuera así ¿qué? ¿Me dejarías?

 

—Es sólo que no quiero hacer el ridículo—KyungSoo abre los ojos, porque JongIn se nota molesto, y es curioso como ahora está tomando sus pantalones y se los comienza a poner sin mirarlo a los ojos—. ¿Sabes? Yo en verdad no sé cómo actuar ante tu padre. Digo, es un jodido accionista de un centro comercial, eso me intimida—dice el menor mientras sube el cierre de su pantalón.

 

—Tienes que ser tú. Fin de la historia.

 

—Lo dices como si fuera la puta madre llegar y decir ¡Hola! Soy Kim JongIn, ex alumno de su hijo, y ¡oh! Profundizamos nuestra relación con una mamada en el baño de la Universidad, un gusto.

 

—Al menos seriamos sinceros—dice KyungSoo sin gesticular nada en su rostro. JongIn toma aire e intenta, de alguna forma no elevar más la voz, ya que se encuentran parados de frente con miradas desafiantes, y eso jamás termina bien.

 

—¡Detesto que seas así!—exclama JongIn. El más bajo tensa la mandíbula y lo reta a proseguir mientras se cruza de brazos—- ¡Siempre te importa una mierda todo! Ni siquiera finges darle importancia.

 

—¿Eso piensas?

 

—La mayoría del tiempo.

 

—¿Piensas que no me interesa que le caigas bien a mi papá? ¿Enserio?—KyungSoo no eleva la voz, sino que su semblante se vuelve más serio. Tan jodidamente serio que a JongIn se le congelan los huesos, pero no afloja su rostro desafiante—. Te estoy diciendo que no tienes que fingir ser nadie más, y me vienes con la mierda de que no me importa ¿Quién te entiende?

 

—¡A eso me refiero!—JongIn toma por el brazo a KyungSoo y pone presión con sus manos—. ¡Hablas como si yo fuera el culpable de todo! Yo soy el dramático, yo soy el que no pone de su parte en la relación, yo soy el que no entiende nada. Pero al final, siempre retrocedemos por ti.

 

La lluvia que salpica contra la ventana inesperadamente incrementa su frecuencia, y el sonido del agua contra el cristal hace eco en la habitación. Segundos de silencio acompañados del intercambio de oxígeno que realizan sus pulmones y el estruendo de un terrible temporal acoplan la habitación. KyungSoo relaja sus hombros y suelta un suspiro, no de alivio, pero ya no tiene ganas de discutir, y menos con JongIn, así que se sienta en su escritorio, arregla sus gafas pacientemente bajo la mirada del menor y toma con sus manos nuevamente su libro.

 

—Has lo que quieras. Yo sólo no quería abrumarte.

 

El pecho de JongIn se contrajo. Remordimiento carcomiendo sus dedos y un lo siento a media garganta lo dejan estático. Puede que se haya pasado un poco con lo que dijo, pero en cierto punto es lo que piensa, y a veces KyungSoo actúa como si el puto mundo se tiene que poner a sus pies, y a JongIn le enferma. Le aburre tener que humanizarlo para poder sentir que lo está apoyando. Él de verdad que se siente inseguro consigo mismo para la junta de mañana.

JongIn distrae la molestia en su estómago y la sangre acumulándose en sus orejas para mirar por última vez la espalda de KyungSoo y salir de la habitación, sin antes cerrar no tan sigilosamente la puerta antes de salir. Tomó su chaqueta que estaba en la entrada y colocó su bolso en su hombro con molestia, con rabia porque el jodido de Do KyungSoo siempre hacía lo mismo, lo hacía sentir culpable. JongIn tomo el pomo de la puerta y contrajo sus puños al ver la silueta de KyungSoo, mirándolo sin ninguna cuota de piedad con los brazos cruzados. JongIn sólo atino a dar un portazo y salir caminando rápido afuera de ese edificio.

 

¿Cuánto tiempo le das hoy?—preguntó un poco interesado BaekHyun que yacía sentado en el sofá del living a oscuras, leyendo bajo la luz de una lámpara una tira cómica mirando de reojo a KyungSoo—. Hoy parecía más arrepentido que enojado. 

 

—30 minutos como máximo—soltó otro suspiro KyungSoo, y empezó con sus dedos a frotar su  sien con los ojos cerrados—. Está lloviendo demasiado y no tiene a donde ir.

 

—Quizá se encuentre a una chica bonita que lo lleve a su departamento—sonrió de medio lado BaekHyun bajando la tira cómica para mirar a los ojos al pelinegro. KyungSoo gruño de manera tosca haciendo gesto de exasperación y se fue directo a su alcoba.

 

28 minutos y 35 segundos después, el timbre del departamento sonó. Un JongIn mojado, con 10 litros de agua encima del cuerpo, un halo escapando de su boca sosteniendo una lata de café con ambas manos tiritando de frio decoran la entrada. KyungSoo lo mira de pie a cabeza y lo deja entrar. Quita su chaqueta con la mayor parsimonia posible, tratando de tranquilizar a su corazón inquieto tras ver las mejillas rojizas de JongIn, que claramente no son por vergüenza, sino que por los grados bajo cero que deben estar  cayendo por las calles. Lanza la chaqueta a la canasta de ropa más cercana y luego, sólo deja que JongIn lo siga hasta su habitación mientras van tomados de la mano. Sin decir ninguna palabra.

BaekHyun siempre dice que KyungSoo con JongIn son la pareja más dramática que él ha conocido al momento de discutir. Hay veces que JongIn golpea la puerta y se va de donde sea que estén cenando, dejando a KyungSoo con las palabras atoradas en la garganta y las ganas de matarlo en los puños. Hay otras, que KyungSoo tira con demasiada imprudencia a JongIn y deja marcas moradas en su cuerpo. También, está la vez que BaekHyun presencio la casi masacre que hubo en el café donde trabajan los chicos porque JongIn le sonrió de manera extensa más del tiempo debido a una chica con pechos grandes y piernas demasiado largas, que para el gusto de KyungSoo, con 10 segundos apreciando sus pechos está bien, no casi 10 minutos mientras se le cae la baba.

Últimamente que JongIn saliera del departamento enfadado y volviera arrepentido se estaba haciendo demasiado habitual. BaekHyun estaba esperando el momento que JongIn no volviera al apartamento y KyungSoo saliera desesperado a buscarlo, y mejor si habían lágrimas de por medio. Pero todo a su tiempo.

 

—Toma una ducha caliente. No quiero que andes sorbeteando mocos mañana.

 

—Duchémonos juntos hyung.

 

Y las duchas con agua caliente son las favoritas de KyungSoo, y más si JongIn está metido en ellas y lo abraza por la espalda mientras susurra cosas inconexas en su cuello con voz de cachorro dolido.

Quizás KyungSoo ama el drama después de todo.

 

~*~

 

Después de un largo temporal, con una lluvia extensa y ruidosa, al amanecer, siempre aparece el sol. Es la metáfora más sobre utilizada y cliché que existe. Pero precisamente después de la lluvia y los tragos amargos, el sol aparece y un cielo completamente despejado y celeste adorna la ciudad. El viento corre frío y rápido, el aire no huele a metal ni a congestión vehicular, es más, huele a tierra húmeda. A un invierno solemne y a principios de diciembre mezclados con un sol traicionero.

Los viajes en bus son generalmente acogedores, estimulantes y relajantes para JongIn. La brisa ingresando por la pequeña ventana, revoloteando su ya alborotado cabello y la hermosa vista de un Seúl que lo desconcierta es reconfortante. Hoy el sol atraviesa el cristal e ilumina su rostro, por la ventana reconoce calles y pasajes,  luego de un rato ya no más. Es un lugar nuevo. Uno que no conoce y que al parecer, va  a visitar más seguido. Goyang es algo totalmente nuevo para JongIn.

La rodilla de KyungSoo choca con su muslo, JongIn quita la vista de la ventana y mira de reojo a su acompañante; Ojos oscuros mirando hacia el frente, manos relajadas sobre su regazo y piernas demasiado quietas.  Hay algo en la forma que KyungSoo muerde su labio inferior que le atrae, es casi una paradoja el cómo mordisquea, luego pasa su lengua sobre sus labios y casi como un ritual, luego pasa su mano por sus cabellos y ordena su flequillo. JongIn así se da cuenta que no es el único que está nervioso.

Veinte minutos después están caminando por el vecindario donde nació KyungSoo. El mayor comenta nostálgicamente que en la primera esquina donde doblan es donde él jugaba cuando pequeño, que en el siguiente cruce una vez se cayó cuando corría mientas iba atrasado para la escuela, y con los ojos inquietos y la voz un poco más aguda, comenta que la casa de dos pisos y pintada de un blanco eterno con una patio demasiado grande es donde vivió toda su adolescencia.

JongIn recuerda la vez que SeHun estaba saliendo con una chica. Una chica adinerada y que generalmente los invitaba a sus fiestas en su casa mientras movía sus cabellos rubios de forma arrogante. La casa era enorme, paredes demasiado altas y el piso más brilloso que el sol, muebles caros y porcelana italiana por doquier.

La casa que estaba al frente suyo, era quizá igual de grande y con paredes más altas.

El estómago de JongIn sufrió un revuelco de entrañas, su pecho oprimido y la boca tan abierta cuando vio la forma en que el portón de casi 4 metros de altura se abría mecánicamente ante su presencia.

 

—Nunca esta demás mencionar que eres el jodido hijo de un mafioso ¿Sabes? —parpadea JongIn mientras intenta controlar sus piernas temblorosas, KyungSoo toma su mano y le sonríe de medio lado mientras ingresan a la mansión en medio del hermoso patio repleto de césped verde—. Quiero vomitar.

 

—Recuerda que mi padre es el de la pasta. No yo—KyungSoo sonríe y muestra sus dientes en una sonrisa sincera que hacen que sus ojos se vuelvan medias lunas. JongIn ahora quiere llorar—. No vomites el patio, el jardinero se demora dos días enteros en tenerlo así de bonito—se carcajea al ver el rostro pálido del menor. 

 

—No sabes cuánto te odio.

 

—Tienes la camisa arrugada—KyungSoo se detiene ante la puerta de entrada a la casa y comienza a arreglar el cuello de la camisa de JongIn. El menor traga saliva al sentir las manos del mayor tan cerca de su cuello y el calor se acumula en sus mejillas. KyungSoo siempre se preocupa de cosas tan mínimas que provocan torbellinos en su pecho—. Listo.

 

—Me va a dar un paro cardíaco.

 

—Todo va a estar bien.

 

KyungSoo se coloca de cuclillas para besar los perfectos labios de JongIn y luego suelta una corta risita sobre ellos. JongIn lo besa nuevamente porque su corazón está demasiado acelerado por el pánico que lo está poseyendo, así que decide que su medicina son ahora los labios del mayor.

Pero nunca duden del poder de las cámaras de seguridad de una mansión.

 

—Bienvenidos. El señor Do lo está esperando en su despacho señorito KyungSoo.

 

¡¿Servidumbre?! ¿Enserio? Si las piernas de JongIn temblaban, ahora estaba a punto de caer tumbado al suelo sino lo afirmaban. Se dispuso a hacer una corta reverencia al hombre que les estaba brindando la bienvenida, que no lucía ningún tipo de uniforme extrañamente,  pero la mano de KyungSoo lo detuvo, JongIn miró de reojo y su novio boto un sonoro suspiro mientras daba un paso adentro de la casa ¿pero qué carajo?

 

—No molestes a JongIn hyung—dio un corto abrazo a su hermano KyungSoo mientras JongIn lo miraba incrédulo aún afuera del umbral de la entrada—. Te presento a mi hermano JongIn ah. SeungSoo hyung, él es JongIn.

 

—¿Qué?

 

—Hyung es un tarado, ama hacer la broma de la servidumbre cuando alguien viene a la casa, dice que así al menos vale la pena la apariencia ricachona.

 

—¡Mucho gusto JongIn ssi!—abrazo abruptamente el chicho a JongIn ignorando por completo a su hermano, el menor quedó paralizado por la efusividad nada a la par con su novio ¿en serio eran hermanos?—. ¿Así que eres el novio de Kyunggie?

 

—Sí, un gusto, Kim JongIn—hizo una corta reverencia y camino tras KyungSoo que lo miraba con ojos de compasión.

 

—Estoy en verdad sorprendido. No sé si lo sabes, pero no es habitual ver a chicos acá—SeungSoo pasó su brazo sobre los hombros de su hermanito, y JongIn sólo sonreía al ver la cara de aburrimiento de KyungSoo—. A Kyunggie no le gusta traer chicos ¿Será que son más serios hermanito?—se carcajeó ahora ultimo mientras miraba a JongIn con cariño.

 

—Es porque todos en esta casa son unos raros—se zafó KyungSoo— ¿Hyeri noona no vino?

 

—No. Dijo que te mandaba saludos—ensombreció la mirada el chico. JongIn sólo escuchaba desde lejos y contemplaba el lugar muy ajeno a la conversación. Por dentro la casa no era asquerosamente ostentoso como lucía por fuera, más bien, era una típica casa con una infraestructura formidable.

 

—¿Se pelearon?—enarco una ceja KyungSoo con burla—. ¿Te engaño? ¡Oh por favor! Dime que te engaño.

 

—¡Claro que no! sólo tenía que ir a donde su familia ¡Eres de lo peor!—dio un corto golpe en el brazo del más bajo y fijo su mirada en el chico moreno y de cabello rubio que miraba con atención el lugar—. ¿Cómo soportas a alguien como él?—JongIn sintió repentinamente que le estaban  hablando y pestañeo –Es en verdad molesto.

 

—Después de un tiempo, te acostumbras a su acidez—se rió sigilosamente el menor.

 

—Llevo 29 años aguantándolo y aún no me acostumbro, Debes tener mucha paciencia—JongIn quiere gritar ¡diablos sí! Pero KyungSoo lo mira casi como si tuviera un cuchillo oculto, así que mejor esboza una sonrisa tímida— Me alegro que se lleven bien de todos modos. Kyunggie, papá está en el despacho los está esperando, yo voy de salida, vuelvo para la cena.

 

—Nos vemos hyung.

 

—Mucho gusto—se inclina JongIn. SeungSoo se acerca discretamente y le golpetea la espalda.

 

—Gracias por sopórtalo—susurra en el oído de JongIn, y él sólo se queda mirando fijo hacía la puerta— ¡Suerte JongIn ssi!

 

Seung Soo dio una última reverencia para ambos y salió por la puerta. KyungSoo soltó otro suspiro y relajo sus hombros, definitivamente las visitas a su hogar nunca eran normales. 

 

—Vamos, el despacho es arriba—sugirió KyungSoo. JongIn sonrió algo nervioso y relamió sus labios.

 

—Tú hermano es agradable—contestó ya un poco más calmado el menor. Recorrió con la mirada el resto de la casa que le faltaba y cuando ya iban camino a la escala, JongIn noto que encima de una mesa había un portarretrato, en él salía; KyungSoo,  Seung Soo, un hombre y una mujer abrazados, JongIn asumió que eran sus padres.

 

—No la mires mucho—recriminó KyungSoo, JongIn frunció el ceño—. Hay muchas fotos en esta casa que no quieres ver.

 

—Suenas a que tienes una vida oculta.

 

—O que tengo un padre sin pudor alguno.

 

—¿Hay alguna foto tuya desnudo que no quieres que vea? ¿Sabes que no tiene sentido alguno si es así?

 

—¿Y tú nerviosismo a dónde fue JongIn ah? Hablando de verme desnudo en mi propio hogar. Qué sucio eres—se carcajea KyungSoo. Terminan de subir escalas y caminan hasta al final del pasillo que no es demasiado largo. Una puerta de roble notoriamente más cara que el resto de las puertas hace acto de presencia.

 

—Tú hablas de pollas y desnudos todo el tiempo.

 

—¿Me estas diciendo una mala influencia?

 

JongIn iba a decir que KyungSoo era la peor influencia habida y por haber. Iba a decir que no había alguien más descarado y sin vergüenza que él, pero JongIn abruptamente se quedó con las palabras en la garganta. Por el simple hecho de que la puerta se abrió y un hombre con traje, pero no demasiado conservador, los observaba atentamente desde adentro de la habitación. La respiración de JongIn se detuvo y su estómago se revolvió, su garganta se contrajo y sus piernas temblaron. Primer reflejo; reverencia de 90 grados para el hombre imponente que está al frente. 

 

— ¡Oh! Papá ¿Cómo estás?—dijo calmadamente KyungSoo mientras relajaba a JongIn con su mano sobando su espalda—. Él es JongIn.

 

—Un gusto.

 

—H-hola. Soy Kim JongIn el …

 

—Así que tú eres Kim JongIn— interrumpió el padre de KyungSoo. Mirada inquisidora desde su cabello, hasta la punta de sus pies. JongIn quería llorar por la forma en que todo era brutalmente sofocante, pero había que calmarse, además no podía vomitar al frente de su suegro—. Veo que es realmente guapo.

 

—Jamás miento con respecto a eso.

 

—Adelante, toma asiento JongIn. Estas en tú casa.

 

JongIn ingresó a la hermosa oficina tomado de la mano con KyungSoo y sintió sus hombros contraerse. El lugar estaba repleto de estantes con libros muy bien alineados, una mesa de caoba perfectamente colocada al centro, al lado una silla de cuero negro muy elegante, un poco más allá sillas tapizadas de una tela color bordo, a la par con el cortinaje y para darle el toque más jodidamente sofisticado, una alfombra de color rubí. Reflejo número dos; siempre ser cordial. Si te dicen que es tú casa, jamás les creas, sigue siendo el hombre más caballero que jamás serás. 

 

—Así que al fin nos visitas JongIn ah—el padre de KyungSoo se paseó delante de la pareja que tomaba asiento en las sillas tapizadas y luego procedió a sentarse en su silla reclinable de cuero. Para JongIn era casi una escena sacada de una de esas películas de contrabandos italianos, demasiado macabros—. Disculpa que haya sido de improviso, pero mi viaje se adelantó y no podíamos seguir retrasando nuestro encuentro ¿Cierto?

 

—E-eh, por supuesto. Yo también deseaba conocerlo.

 

—KyungSoo me dijo que estudiabas Ingeniería Civil ¿Cómo vas con eso?

 

—Bien. Digo… Aprobé todo el primer semestre, supongo que estoy comenzando bien.

 

—¡JongIn es muy inteligente!— oh, gloriosa sea la intromisión de Do KyungSoo. Dos segundos más y JongIn casi se desmaya ¿Cómo hablar con el padre de lo que fue alguna vez tu jodido maestro? ¡Hey! Su hijo enseña excelente y folla fenomenal. Condenados sean todos – Aprobó calculo como si nada y tiene un don increíble con los números.

 

—Ya veo—el señor Do, o el hombre de traje, como lo denominó JongIn mientras admiraba desde lejos su chaqueta muy bien planchada, lucía de una u otra forma tranquilo. Como sí el hecho de que él fuera el alumno de su hijo no tuviera nada de malo, y quizá hasta cierto punto, lo observa con simpatía desde su escritorio. Cosa que tranquilizo un poco a su pie inquieto –Me alegro que mi hijo te haya enseñado bien.

 

Por todos los putos dioses.

 

—No digas eso—frunció el ceño KyungSoo—. Suena como si lo estuvieras juzgando.

 

—Hijo—la voz rasposa del señor Do no suena atemorizante, pero quizá calculadoramente inquisitiva. Reflejo número tres; siempre sonríe—. ¿Puedes ir a buscar algo de beber a la cocina?

 

—Claro.

 

JongIn apretó su mandíbula y trago saliva. KyungSoo salió lentamente del lugar mirando de vez en cuando la figura de su no-estudiante rígido en el puesto, JongIn no se da cuenta, pero KyungSoo le susurra desde la puerta a su padre no lo intimides, por favor. Ojos oscuros fijos en el  cuerpo del moreno y una sonrisa calculadora vigilándolo. Llegó la prueba de fuego.

 

—Puedo apreciar que eres una persona agradable—dice sin titubear el señor Do, cruza su pierna para el otro sentido y luego coloca los codos sobre la madera—. ¿Cuánto llevas con KyungSoo?

 

—Oficialmente, unos dos o tres meses—sonríe JongIn, tragándose los nervios y de pasada la picazón en sus nudillos.

 

—¿Qué es lo que buscas de mi hijo?

 

—Disculpe, no comprendo.

 

—Un alumno comienza a salir con su maestro de cálculo, a lo que da la casualidad que su padre es un accionista de un gran centro comercial ¿Curioso no, JongIn ssi?

 

—Yo no tenía idea de su puesto señor. Incluso, hace muy poco me enteré de lo que usted realizaba.

 

—¿Es eso cierto?

 

—Absolutamente. A mí me gusta su hijo, no su dinero.

 

Un silencio abrumador repleta el lugar y el hombre de traje sonríe. Mira con ojos de satisfacción al joven que aún está en desconcierto  y que probablemente no se le quite en un buen rato. Reflejo número cuatro; morderse el labio inferior hasta desangrar.

 

—Pareces buen chico JongIn. Me sorprende una sola cosa de esta relación—JongIn fija su mirada en el hombre y tranquiliza su masacre con sus labios para escuchar expectante la opinión de su suegro—. KyungSoo jamás sale con gente menor. Me explico, de las personas que he conocido o son de su edad, o mayores, jamás alguien 5 años menor. No es del tipo paciente, supongo que ya lo sabes.

 

—No es para nada del tipo paciente—suelta ligeramente el menor y ambos se ríen, de algún modo, desatando el nudo en la garganta de JongIn—. Siempre hay alguien que encuentra el talón de Aquiles de las personas. Puede que desde ahí parta nuestra relación.

 

—Mi hijo es terco como una mula. Desde los 15 años le hablé de que tenía que hacerse cargo de la empresa cuando yo muriera con SeungSoo. Velo ahora siendo un maestro. 

 

—¿Desde niño es así?—se sobresalta JongIn y el hombre se carcajea por la inesperada reacción. JongIn no puede evitar pensar en un lindo y adorable KyungSoo con el ceño fruncido y con mofletes muy grandes mandando a la mierda a sus compañeros de clase.

 

—Desde que nació es así.

 

—Ya estás hablando de cosas que no debes—la voz de KyungSoo interrumpe la oficina e intersecta con un relajado JongIn. El mayor deja la bandeja con bebidas sobre el escritorio y luego sonríe con desgano—. ¿No te hizo una charla de que no hay que traicionar a los Do cierto? Siempre habla de esas cosas raras como si fuera Al Pacino o qué sé yo. Las juntas con el padre de LuHan le afectan.

 

—Deja de hablar así de tu padre ¿Qué va pensar tu novio de mí?

 

—La palabra novio saliendo de tus labios suena horrendo.

 

—¿Cómo soportas a este tipo JongIn ssi?

 

Y por segunda vez en el día a JongIn le preguntan cómo es el que sobrevive con Do KyungSoo como pareja, y siendo realmente sincero, es que no tiene ni puta idea cómo es que KyungSoo se metió de lleno en su vida, en su corazón, en sus suspiros y por último en toda su sangre fluyendo hasta sus orejas.

 

—Te llaman en la plata baja papá, creo que la noona de la cocina te necesita para saber algo de la cena de hoy.

 

—Qué excusa más barata hijo.

 

—¡Ya! Sólo anda ver qué quiere—. Es inevitable pensar, por el tono de voz que utiliza, que a KyungSoo le pican los dedos por saber de lo que su padre hablo con JongIn. O quizá le hierven las manos por toquetear al menor en el estudio. Puede que ambas. 

 

—Estoy bien hyung. Creo—sonríe el menor mientras siente como la mandíbula de KyungSoo se afloja y luego mira de reojo la puerta para ver si su padrea al fin se fue.

 

—¿Seguro?

 

—Fue agradable. Un poco intimidante al principio, pero él no es así realmente ¿cierto?

 

—No—KyungSoo reposa su cuerpo en la esquina del escritorio mientras se cruza de brazos ante la mirada de JongIn—. Es muy dulce cuando lo llegas a conocer.

 

—Es una gran persona, se preocupa mucho por ti.

 

JongIn acorta la distancia entre ambos y se coloca al frente del mayor, pasa sus brazos alrededor de la cintura de KyungSoo y se sujeta firmemente de los borde del escritorio. Mirada fija en el hombre que tiene apresado y respiraciones chocando contra los rostros.

 

—Ojalá se lleven bien.

 

—Lo haremos, si no me botas antes claro.

 

—Eres un  idiota.

 

KyungSoo con JongIn jamás se pidieron permiso para besarse. Jamás se dictaron palabras de amor para acceder a cada uno. Todo fue de forma casual e instintiva, actos arrebatados y nada de sutiles. Es curioso como ahora es totalmente lo contrario, porque ahora JongIn pide permiso para poder besar a KyungSoo con la mirada; nada es casual si no que todo es premeditado y calculado; todo es generoso y sin apuros.

 

—Eres un mocoso demasiado obstinado—dice KyungSoo separándose levemente de los labios de JongIn—. No sé cómo hiciste que terminara siendo el tipo más cursi que he conocido. 

 

—Y tú eres el peor maestro que existe—se carcajea JongIn y presiona más su cuerpo contra el mayor—. Te follaste a tu alumno y después lo enamoraste.

 

—Ese no era el plan. 

 

—Tus planes apestan.

 

—Si sigues metiendo tus manos bajo mi camisa te advierto que no me detendré Kim JongIn.

 

—Probemos—susurra JongIn mientras besa el cuello de KyungSoo. Y en verdad es que si Do KyungSoo está al frente no puede parar, ni siquiera en la oficina de su suegro.  

 

—Siempre he querido intentarlo en éste escritorio la verdad, luce cómodo.

 

—Eres imposible hyung.

 

Un botón menos en la camisa de KyungSoo y el calor desbordante de la lengua de JongIn dentro de su boca inunda sus sentidos. El aroma del perfume de JongIn llega de frentón a la nariz de KyungSoo y suelta un pequeño gemido al sentir los dientes del menos sobre su cuello, dejando una clara marca en él.

En serio que no podrá detener.

 

—¡KyungSoo! ¡Sal de mi oficina y baja de inmediato!—se escuchó el grito del señor Do desde las escala.

 

—Ese hombre cada vez agudiza más su oído.

 

—Bajemos—Sonríe JongIn y KyungSoo suelta chasquea con la boca.

 

Una cena con el padre de KyungSoo es algo que jamás JongIn hubiera pensado alguna vez realizar, o presenciar al menos. De hecho, JongIn nunca creyó que podría establecerse con Do KyungSoo –si es que a esto se llamaba establecer una relación – sinceramente, JongIn sólo quería tener un grandioso año universitario, conocer personas nuevas y aprobar todos sus ramos. Disfrutar del enorme Seúl mientras camina desprevenido por la acera y crecer como persona. JongIn Recibió mucho más de lo quería; consiguió un maestro caprichoso y obstinado; un novio maleducado y a veces encantador que le hacía sacar lo mejor y peor de él; un inseguro pero poderoso KyungSoo que le dictaba con sólo unas cuantas palabras que todo iba a estar bien.  

 

Kim JongIn esperaba que de aquí en adelante todo estuviera bien. Pero con KyungSoo, si es que era posible. 

 

 

Notas finales:

Es el capítulo más largo al parecer ;-; si se preguntan por qué JongIn estaba sólo con polera y bóxer es porque así me lo imagine siempre con KyungSoo xDDD no sé. 

Ojalá no lo odien, todo se puso muy ghei xDDDDDD 

Nos leemos en el siguiente proyecto :3 

 


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