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I´m not perfect por K BL

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24 de Mayo. “Compromiso”.

JongDae:

Llevaba todo el día en la universidad planeando como me propondría. Ser años más joven que tu pareja no ayuda en nada, menos cuando hablas sobre matrimonio.

LuHan es un chico divino, mi novio, el primero y el único que planeo tener. Pienso desposarlo, es lo que más deseo en el mundo, lo amo. Él es dulce, tierno, adorable, infantil, guapo, agraciado, sofisticado, abrazable, bueno, lo dejamos en que es perfecto.

Para mí, lo es.

Lo conocí hace 1año, en la fiesta de algunos amigos.

 

~ Flash Back~

Caminaba por los pasillos de aquel lugar, buscando algún rostro conocido entre la muchedumbre, que se meneaba alborotada por el alcohol que circulaba en su sangre. En su mayoría jóvenes universitarios, todo gracias a mi hermano, Kim MinSeok, quien me invito a esta fiesta.

De pronto me vi parado, ahí admirando a un joven castaño claro, que en un rincón; llorando, viendo sus dulces ojos de ciervo a medio morir, al estilo Bambi. Me conmoví. Sin dudarlo me acerque a él. No lo pensé, solo actué, envolviéndolo en mis brazos susurre sobre su oído.

—Hey, no llores que arruinas la belleza de tus dulces ojos… —

Realmente no pretendía lo que sucedió, solo deseaba consolarlo, pero a cambio de un abrazo sincero, él beso mi mejilla y guío por el lugar, sacándome de ahí. Sin siquiera decir nada. Una vez fuera de la multitud de cuerpos sudados, alcoholizados y asquerosos del resto de los invitados, note como se aferraba a mi camisa blanca, llorando sin decir nada, siquiera su nombre o algo.

Estreche su cuerpo contra el mío, repartiendo suaves caricias por su espalda para confortarlo, esperando consolarlo, quizás sin éxito. Ya que seguía llorando de una forma salvaje, aferrándose a mí; como si fuera la última fuente de agua en medio de una catástrofe.

—Kris… —

Casi sonó como un gemido, un bramido o murmullo lleno de dolor, angustia y tristeza. Se le veía tan frágil, que no pude evitarlo, de pronto me vi acariciando su mejilla derecha con el pulgar de mi mano izquierda, limpiando cada lagrima derramada, una sonrisa suave se posó en mis labios y él volvió a abrazarme, hundiendo su cara en mi cuello.

~ Fin del Flash Back ~

 

Nadie se hubiera imaginado en que ese chico se volvería mi novio meses más tarde, mucho menos que me miraría embelesado, que tomaría mi mano mientras paseamos por el parque o iría a cenar a casa con tal de no dejarme solo en sábado. Siquiera creí que MinHo hyung fuera su hermano.

Bueno, el punto no es ese, el caso es que he preparado la situación más importante en mi vida; hasta hoy. He preparado todo para proponerle matrimonio de la forma más romántica y dulce del mundo, con la esperanza de que se conmueva y acepte.

“Conmueva”. Esa misma palabra resonaba en mi cabeza durante toda la sesión de Biología, entre células que se niegan a morir y una maestra devastadoramente atractiva, tuve que tragarme las repentinas ganas de gemir en frustración. Había hecho una lista de como las cosas debían suceder.

Así que intente relajarme el resto de la clase, prestando atención a la maestra Minerva con su conferencia sobre el Cáncer. De esa forma me sumergí en las imágenes que se proyectaban en mi mente, tal como si estuviera mirando a través del microscopio en este momento. Era bueno memorizando las cosas, recordando,  excelente eh de admitir. Un excelente prospecto para medicina.

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JongDae hizo todo, exactamente todo lo que estaba planeado y el plan marchaba de la forma más correcta posible. Con un LuHan sentado frente a él, en aquel hermoso restauran frente al océano, que ante el atardecer reflejaba un color azul marino, casi purpura con algunos matices en tonos naranjas, rojos y amarillos. >>El escenario perfecto<< pensó el joven hombre, memorizando cada una de las perfectas facciones del rostro de LuHan bajo la luz del crepúsculo.

Unos minutos más tarde, cuando hubo estado terminada la cena, ambos caminaban por la playa, sintiendo la arena sobre sus pies descalzos. Sus manos entrelazadas en un firme agarre, que no cualquiera podría destruir. Un contacto placentero para ambos, que bajo la luna admiraban las olas romper contra la orilla de la playa, arrasando con la arena y piedras cerca de ahí.

De pronto se detuvieron, admirando embelesados la hermosa imagen frente a sus ojos. JongDae aspiro con fuerza, sabiendo que era el momento perfecto, aquella oportunidad que estaba esperando con impaciencia. Así que se arrodillo frente a LuHan, mostrando una seriedad antes vista por el chico de cabello castaño, quien le miraba con incredulidad durante unos momentos.

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JongDae:

De frente al mar, con la brisa golpeteando mi rostro, con un LuHan estupefacto, una cajita de cristal en el bolsillo del pantalón. Con eso y el corazón en la mano, me coloque sobre mis rodillas. Eleve la mirada, buscando la de mi precioso novio. Alce la mano en su dirección, alcanzando su mano izquierda, la tome con cuidado, llevándola hasta mis labios, deje un casto beso sobre el dorso de la misma.

Quería sonreír, los nervios me iban a traicionar, podía sentir mi corazón latir desenfrenado.

Respira…respira, respira.

Mi mente estaba hecha un desastre, posiblemente un torbellino de emociones, sentimientos y pensamientos. Centre mi mirada en él, en LuHan.

Nos sostuvimos la mirada por un minuto. Él cual pareció un siglo entero.  Carraspee, esperando aclarar mi garganta y en ese instante, percibí incertidumbre en sus ojos. Pero eso no detuvo, ni freno mi determinación.

—LuHan… —

—JongDae. —

—No digas nada, por favor, sólo escucha. —

Él asintió, sin apartar sus ojos de ciervo de los míos. Tome una bocanada de aire, justo antes de lanzar mi discurso.

—Choi LuHan, hombre con alma de niño. Dulce trozo de algodón de azúcar… Porque hace ya un año, que este sueño se tornó realidad, llevándome contigo a ese paraíso que son tus brazos. Hace ya bastante tiempo que nos cuidamos mutuamente. —

Comenzaba a desesperarme, no sabía exactamente qué decir, lo estaba confundiendo y lo podía saber por su ceño fruncido.  Saque la cajita de cristal, extendiéndola hacia él, mostrando el reluciente metal.

—El caso es que… Me permitas actuar de forma egoísta, des tu consentimiento para que continúe con esta propuesta altruista. Que con este anillo, el cual está hecho de sueños e ilusiones. Me concedas, ofrecerte y entregarte mi corazón, que hoy día ya te pertenece. Choi LuHan, déjame pedirte aceptes pasar el resto de la eternidad a mi lado. ¿Quisieras hacerme el honor de casarte conmigo? —

Ahí estaba, lo había dicho. No había vuelta atrás.

Él suspiro, se quedó en una especie de trance.  

Quizás fueron sólo unos instantes, pero los sentí como años. Él me iba a rechazar, evitaba mi mirada y no ha tomado siquiera el anillo, que incertidumbre. Quiero morir, LuHan no desea ser mi esposo. ¿Acaso soy demasiado poco para él? ¿Será qué no me ama? ¿No le he demostrado lo suficiente cuanto le amo? ¿Acaso jamás podre desposarle? …

Una pregunta tras otra, mi mente estaba en discordia, tenía miedo. Estoy asustado, él no me acepta. Aún no me he ganado su corazón. Yo…

—Sí.

Le miré, aquel simple monosílabo me dejo perplejo. Él me miraba directo a los ojos y una de sus manos se posó en mi mejilla, acariciándola con delicadeza, ternura quizás…

— ¿Q-Qué?

— ¿Podrías ponerme el anillo?

Sólo asentí, le coloque el anillo y miré como encajaba a la perfección. Sonreí, conteniendo mi felicidad que quería derramarse en lágrimas, me puse en pie y le abrace con fuerza, sintiendo sus brazos rodearme firme por la cintura.

 

Así fue como entregue por primera vez mi virgen corazón.

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Lo que JongDae no sabe, es que la vida le tiene preparado algo mucho mejor o quizás no. Lo que sí, es que esa persona es perfecta para él. Son complementarios, lo cual los vuelve un par de piezas que encajan sólo la una con la otra.

Esa misma noche camina de regreso a casa, ha dejado a LuHan con sus hermanos, como suele hacer siempre que salen. Va por las penumbras de la noche, paseando por aquellas calles poco iluminadas y de pronto se pasa frente a un bar, desea una copa.

No sabe exactamente cómo, cuándo, ni dónde. Él sólo sabe que conversa con un joven castaño rojizo, siquiera ha bebido una gota de licor. Está en todos sus sentidos. No puede culpar al alcohol.

Él siquiera puede culpar a nada ni nadie, porque realmente lo deseaba.

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JongDae:

Caminar cuesta abajo por aquella avenida, hombro con hombro; rozando nuestras manos ocasionalmente, como si fuera un adolescente. ¿Un extraño? No me importaba, aunque acaba de proponerle matrimonio a LuHan, sabía que las cosas no iban muy bien, seré torpe y despistado, más no tonto.

No pasamos tiempo juntos, sólo cuando yo le busco. Sólo, cuando yo le llamo podemos hablar, sólo no le importa lo que suceda conmigo.

>>No pienses de esa forma JongDae, no digas ni pienses tonterías, no hagas una locura<<.

No lo lastimes.

Seguimos en silencio, uno que no deseaba romper, por más ganas que tuviera de conocerle. Encontrarle me ha alegrado la noche aún más. Mirarle de reojo es divertido, él también lo hace. Nuestras miradas chocan, y botan chispas. Tenemos una química impresionante.

Él mantiene una sonrisa socarrona, quizás algo divertida. Mientras yo sigo alucinado, perdido en el hoyuelo que se forma en su mejilla derecha. Sus ojos casi no brillan, pero aun así me mantienen atrapado y rendido a sus pies.

No entiendo la situación del todo, sólo sé que vamos llegando a mi apartamento y que él mira el lugar con curiosidad.

— ¿Qué?

Pregunto tan pronto estamos dentro, él ríe y niega con suavidad, caminando como si estuviese en su casa. Inspecciona el lugar, se da el lujo de ignorarme mientras yo me deshago de mi chaqueta de mezclilla.

Él siquiera trae un suéter, estamos en pleno mayo. ¿A quién le importa si usa un suéter o no? En unos minutos estará desnudo bajo mi cuerpo.

—Lindo lugar, es acogedor.

Le miré divertido, él me retuvo la mirada, caminando a paso lento hacia él y es que me encanta que no aparte la mirada o se sonroje cuando le miro.

Él es justo lo que siempre he deseado.

Su expresión inescrutable, esos ojos carentes de brillo y esa playera negra. Él, simplemente él me está atrapando.

¿Por qué haces esto?

No me detuve a explicarme porque lo hacía, sólo lo hice. Extinguí la distancia entre ambos y le acaricie la mano, jugando con sus delicados dedos. Él correspondió mi gesto, acariciando el dorso de mi mano con el pulgar.

Sonreí, sonrió. Sonreímos cómplices, acortando la distancia entre nuestros labios.

 

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Todo inicio con un roce, una caricia con los labios. Un beso delicado, suave y extrañamente necesitado.

Ambos recorriendo el vestíbulo entre besos y caricias, roces ligeros. Delicados mimos y atenciones.

Sólo se separaron un momento para desaparecer la playera negra del castaño rojizo durante el pasillo, otro para abrir la puerta de la habitación de JongDae. El resto, es historia.

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JongDae:

Mis manos se paseaban libremente sobre su piel desnuda, desde el hueso de la pelvis hasta sus pectorales. Trazar sus músculos, deslizar los dedos, deleitarme con su suavidad. Con su belleza.

Los besos son suaves, húmedos, cambiantes. Sus labios se amoldan a los míos, como si esa fuera realmente la forma en que deberían estar desde siempre.

Nuestros vientres desnudos se rozan, saludándose. Los besos nunca se detiene, por más necesidad de aire, en ese momento nada importa. Nada en lo que haya creído antes tiene validez.

Ahora nuestros dedos están entrelazados a la altura de su cabeza, no puedo parar de besarle, es necesario. Si no lo hago, sino le beso, sé que moriré. Sus labios se han vuelto mi oxigeno por esta noche. Él es lidocaína.

Nuestras caderas se mecen rítmicamente, un vaivén desenfrenado, uno lleno de lujuria y pasión.

Nuestros cuerpos se enredan bajo las sabanas, su cabello esta revuelto, mi corazón late desenfrenado. Mi cuerpo entero sufre ligeras convulsiones, estoy al límite.

Grito el orgasmo, vaciándome en el preservativo que él me ha pedido utilizar.

Me derrumbo sobre su cuerpo, más duro unos segundos en recuperarme, él también ha terminado e incluso antes que yo. Me recompongo, retirándome de su interior y deshaciéndome del condón.

Él esta inexpresivo en la cama, se sienta y toma una foto de LuHan que estaba en la mesita de noche. Sonríe con malicia cuando mi móvil suena, es sólo un mensaje.

—Anda, debe ser importante.

Me incita, sólo me limito a hacer lo propio, tomo el móvil y veo que es un texto de mi prometido.


 

 

 

 

“JongDae, cariño.

Buenas noches, ten dulces sueños. Descansa, que te hace falta, recuerda que te amo.

Nos vemos, por siempre tuyo, LuHan.”

 

No me inmuto, siquiera me preocupo. Es la primera vez que LuHan da muestras de vida, sin que yo tenga que intervenir.

Siquiera le contesto, sigo en las nubes a casusa del castaño que descansa sobre mi cama.

— ¿Tu novio?

—Mi prometido, hoy le he propuesto matrimonio.

—Oh, lindo regalo. Es muy afortunado, eres bueno en la cama.

— ¿Perdón?

—Bueno, me retiro.

Sin más, tomo sus cosas, se cambió y se marchó, sin siquiera darme tiempo de saber un poco más sobre él. Desapareció, dejando en mi mente un recuerdo muy excitante.

Este ha sido, un evento de sólo una noche. Una noche cualquiera. 

Notas finales:

 

Les dejo por hoy, quizás si mañana tengo ánimos de escribir suba capítulo de 7 Minutes In Heaven -Sí, del normal [Les tengo una sorpresa].- 

Pueden dejar comentarios, opiniones, dudas, aclaraciones, reclamos, lo que ustedes gusten... Si no desean dejar nada, pues no problem. 

 

Espero que les haya gustado, les amo. 


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