Han pasado días desde aquella enigmática noche, JongDae siquiera ha vuelto a saber algo de aquel joven. Sin embargo, mantiene una pequeña chispa de esperanza muy en el fondo de su cerebro, junto a sus deseos más grandes.
No hay novedades en particular que pueda contar, las cosas siguen igual, bueno casi igual. LuHan, ha vuelto a esa faceta de estar ocupado todo el día, han vuelto a dejar de verse y esta vez, JongDae ha vuelto a justificarlo, a perdonarle.
A pesar de la aventura que ha tenido, eso no se asemeja a la cantidad de cosas que le hace LuHan a JongDae, aunque este lo niegue, aunque se haga el fuerte e intente no ver lo evidente. Muy a su pesar, ya va siendo hora de que se quite la venda que el mismo coloco sobre sus ojos.
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JongDae:
Ha pasado una semana desde que me comprometí con LuHan, todo debería marchar de maravilla, siquiera un poco mejor. Sin embargo, todo se está yendo en picada y me frustra no poder hacer nada, por más que lo intento, él pone su muralla frente a mí, me aleja y eso, sin duda; duele.
He comenzado a sentirme cansado, quizás soy patético por creerle, o por hacerme creer que soy feliz tan sólo con esto. Intentar, intentar y fracasar, es lo único que he hecho desde aquel día.
Estoy perdiéndome a mí mismo.
Quisiera haberle pedido su número telefónico a aquel joven, o siquiera haber quedado de verme luego con él. Necesito que calme mi dolor, que quite la venda por un momento para ver la vida de nueva cuenta, como es en realidad.
Mi almohada aún está impregnada con su perfume, ni hablar de la muñequera que se ha quedado sobre el sofá. Necesito hablar con alguien, más MinHo no es una opción, he perdido a uno de mis mejores amigos por mi relación y para bien o para mal, estoy perdiendo a mi mejor amigo a causa de la misma.
He llamado a LuHan alrededor de 15 veces el día de hoy, no ha atendido en ninguna ocasión, casi puedo escuchar su escusa cuando le llame esta noche.
“JongDae, lo siento he estado muy cansado y no he podido atender, moría de sueño”.
Y como de costumbre, de forma patética le voy a creer, a pesar de que sé que hay algo más. Simplemente no deseo perderlo, él es mi razón para enfrentar a la vida día a día.
>> ¿Las promesas sirven de algo? <<
Estoy dudando de ello, creo que sólo son parte de darle ilusiones y esperanzas a las personas, algo así como un juego. Uno que es fácil de jugar, pero seguro que sales lastimado. El juego del “Yo te digo todo lo que deseas escuchar, pero a cambió da todo por mí”.
Me he dado de topes contra la pared, la ansiedad me está ganando. Algo no está bien, puedo sentirlo y no precisamente hablo de que necesito decirle a LuHan lo que paso con aquel joven, sino unas cuantas cuestiones más.
Las horas pasan, parecen minutos esfumarse con el romper de las olas sobre la arena.
Soy un desastre, LuHan sigue cansado, le he ido a ver y se ha dormido, sin siquiera prestarme atención. Entonces, ahí me tienen recargado sobre la cabecera de la cama, con su cabeza sobre mis piernas mientras le acaricio el cabello con delicadeza, parece un ángel cuando duerme de esta forma.
—Kris…
Un ángel destructor, el cual está arrasando conmigo.
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JongDae ha cuidado a LuHan toda la noche, escuchándole pronunciar el nombre de un desconocido en sueños; un desconocido que él odia, cabe destacar. Siquiera de esa forma desea alejarse, lo quiere demasiado y con él, encontró un refugio. Entonces, ¿Por qué viene este tipo y se lo arrebata?
El dolor que se instala en el pecho de JongDae le sofoca, le hace marearse y le da unas tremendas ganas de llorar, más no es tan frágil, él puede con ello o eso cree.
Los días pasan, y pasan. LuHan sigue evitándole, haciéndole daño con sus escusas, con cada mentirá o simplemente prefiriendo todo menos ver al más joven.
La complejidad de la situación está pudiendo con JongDae, que se siente tan cerca del colapso, esta vez, no podría negarlo. Hay una canción que se repite una y otra vez en la mente del joven castaño, una que describirá perfectamente su situación. Es que él haría cualquier cosa por LuHan, pero el otro no haría nada por él.
Grenade.
El tiempo sigue corriendo, no puede detenerlo y aunque deseara volverlo atrás, para recuperar lo que una vez fue la relación más hermosa del universo. Sabe que es imposible. O siquiera, volver a ser un chico libre que nunca ha sido capaz de amar a alguien. Una persona que no ha sufrido por amor.
Quizás hablar con los amigos, le enseñe que no hay nada más valioso que su dignidad y sus propios sentimientos.
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JongDae:
—Te digo que no lo estoy justificando, pero el trabajo y la escuela le tiene agotado.
—Por favor, deja de justificarlo.
—Te digo la verdad, no lo justifico, ni lo estoy excusando.
—Odio que te haga esto, es feo verte tan mal por culpa de un idiota.
—Soo…
—Nada, Jong no es justo que haga eso.
—…
— ¿En qué momento habrá tiempo para ti, para ustedes? ¿Ah?
—No sabría contestar a eso.
—Él no merece a alguien tan bueno como tú.
—Claro que lo hace, soy yo quien no le merece.
—Por supuesto, mereces alguien mejor… Por dios JongDae, eres unas gran persona, tan romántico, amable, dulce, carismático… No sé, me da coraje que te haga como quiere.
—No soy tan bueno como parezco, ¿sabes Soo? Le he hecho algo terrible, lo peor es que no me arrepiento ni me causa ningún remordimiento.
— ¿Qué coño le pudiste haber hecho? ¿Un nuevo departamento? ¿Le pediste que se mude contigo?
—Me ha acostado con alguien más, justo después de pedirle matrimonio.
— ¿Es enserio? Porque te informo que esta broma no es graciosa.
—Hablo completamente enserio, nunca mentiría con algo así, sabes que odio las mentiras.
— ¿Él lo sabe?
—No, no estoy muy seguro de desear que se entere, pero tampoco quiero mantener el secreto.
—Entonces, deberás hablarlo con él después, y… ¿Cómo era?
Esa fue la única pregunta que me descoloco, que me hizo perderme en mi mente, recapitulando lo que paso aquella noche, la cual consideraba la mejor en toda mi vida. Su cabello castaño rojizo, aquellos labios color melocotón o esos hoyuelos en sus mejillas… Esos ojos color marrón, que carentes de brillo y esperanza, me han llevado al borde del abismo. Que me han hipnotizado, más no es prudente que le confiese esto a Soo.
—YiXing, él fue cosa de una sola noche, algo que no planeo volver a repetir.
—No te creo, esa sonrisa me dice que hay algo más y ya lo veraz.
¿Sonrisa? ¿Qué sonrisa?
Toque mis labios, delineando la curvatura que se había formado en estos, estaba sonriendo sin siquiera darme cuenta. Esto no… No, no puede estar pasando. No puedo estar cayendo en sus encantos.
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JongDae no esperaba todo lo que estaba por venir, nunca imagino una situación como esa presentarse ante su vida. Sin embargo, ahí la tenía una noche de sábado, a principios de Junio.
Está a punto de encontrar otro refugio, pero uno más fuerte y sustentable.
El castaño camina a paso ligero hacia la puerta de su apartamento, ha dejado la camioneta en el taller. Mantiene la mirada perdida en la nada, no necesita ver para dar con la puerta de su hogar, conoce el camino mejor que su propia mano. Escuchar a Bruno Mars se ha vuelto su pasatiempo, más porque sus canciones están repletas de verdad y su voz es hermosa.
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JongDae:
—Just take my hand, falling in love with me again…
Cantar se ha vuelto un pasatiempo, algo rutinario que conjunto a escuchar música me ha traído paz. En verdad necesitaba algo que me tranquilizara, que me alejare del abismo y la perdición.
La fresca brisa nocturna acaricia mi rostro, remolineando mis cabellos castaños claros, casi miel, que alborotados golpetean mi cara, más estoy disfrutando de esta noche con clima agradable, fresca que acongoja el calor que hace de día. Las manos en los bolsillos de mi chaqueta, vengo de intentar ganar un poco de atención por parte de LuHan, más he vuelto a obtener nada.
Justo antes de llegar al umbral de la puerta, he notado que hay alguien ahí, frente a la puerta de mi departamento, que recargado contra el marco, se muestra impetuoso.
Me acerco con cautela, encontrándome con esa sonrisa socarrona y esos ojos carentes de brillo, YiXing está ahí y no entiendo el porqué. Aunque en realidad, no me importa porque vino o para que lo hiciera, sino que le he vuelto a ver.
Él ha venido a buscarme, algo que LuHan jamás haría por mí…
—Dae~
—Xing… Mhm… ¿Qué haces aquí? Digo, no es que te esté corriendo o algo así, sólo me has tomado por sorpresa.
—Es sábado por la noche, me tome la libertad de venir a entretener tu aburrida vida.
—Jajá, mira como me diviertes.
Él me mostro la lengua, sus frías acciones, pero repentinos cambios de humor me abochornan. No sé cómo va a reaccionar, por ende, no sé qué hacer frente a él.
—Podrías abrir, que hace frío.
Dijo mirándome con diversión, asentí algo perdido y abrí la puerta de mi departamento para él, dejándole pasar primero. Nos fuimos a la sala, sentándonos a ver una película.
Poco a poco se estaba ganando mi confianza, es demasiado fácil creer en él. No puedo creer que estoy dejando de desconfiar de las personas, tan frío que suelo ser, pero…es que con él no puedo serlo.
Él saca mi lado cálido.
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Los encuentros casuales se repiten con frecuencia, cada fin de semana YiXing se la pasa con JongDae, ganando cada partícula en su cuerpo. Él castaño claro comienza a pertenecerle al castaño rojizo, ha robado parte de lo que es ese pequeño niño, que pretende ser hombre ante la vida.
Quizás no ve a LuHan, o tampoco habla con él, pero a diario, YiXing le habla tan sólo para saber cómo se encuentra.
Sin embargo, la relación ahí sigue, todavía hay amor e incluso, habían decidido tener un hijo. LuHan y JongDae han alquilado un vientre, el pelinegro ha sido quien puso su esperma, la joven va a aliviarse pronto, no le faltan ni tres meses para el parto.
JongDae junto con KyungSoo están revolucionados, preparando una habitación en el departamento del castaño claro, la habitación que en unos pocos meces, Ziyü ocupará.
El tiempo pasa y JongDae sigue justificando a LuHan, pero también ha comenzado a quejarse. A pesar de tener poco tiempo de conocer a YiXing, ellos han iniciado una relación a escondidas de LuHan, y del resto.
YiXing necesita a JongDae, y JongDae ha comenzado a enamorarse de él.
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JongDae:
Tengo un par de semanas saliendo con YiXing, es la persona más atenta y dulce que he conocido, él me cuida, me ama… Él me ama.
Y yo, estoy comenzando a enamorarme de él.
¿Qué tan malo puede ser enamorarte de dos personas? ¿Es siquiera posible?
Es sábado por la noche, estoy sobré el sofá viendo televisión, se supone que hoy YiXing no vendrá, sin embargo alguien ha llamado a mi puerta. Estoy casi seguro de que alguien toco el timbre, y voy a investigar.
Y fue ahí que mi corazón se hizo añicos, encontrarme con un YiXing con lágrimas surcando sus hermosos ojos, que habían comenzado a adquirir brillo, me hizo perder los estribos.
Lo abrazo con fuerza, no hago preguntas, sólo deseo consolarlo. Él sigue llorando, es de esta forma por el resto de la noche, he incluso he pensado en llorar con él.
He aprendido que odio verle llorar.
Esa noche nos recostamos en mi cama, le canto al oído y me dedico a consolarle hasta el amanecer. No importa si no duermo, él es más valioso que un par de horas de sueño. Necesito cuidarle, deseo cuidarle y no permitir que nadie le haga daño de nuevo.
—Voy a cuidarte, no dejaré que nadie te haga daño de nuevo, te lo prometo.
Esa noche, le he hecho la primera promesa, una que no planeo romper.