Extrañando tus besos
Por la mañana antes de partir a Mitsuhashi recibe un tierno beso en los labios, los cuales según él son forzados y totalmente contra su voluntad. Claro que vale recordarle cada cierto tiempo que eso es lo que quiere, aunque a veces cuando llega el momento de admitirlo es solo porque ese ser te hace falta…
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Usami Akihiko recientemente había tenido que salir a un viaje a una ciudad cercana por motivos labores, pero debido a que en la universidad estaban en época de exámenes hizo imposible que Misaki le acompañase. Echo de este modo Takahashi Misaki llevaba una semana sin ver a su conejo, que si bien recibía una llamada por la mañana y otra más antes de dormir, no era lo mismo que tenerlo a su lado obligándole a dormir juntos aun cuando tuviese que estudiar.
-Misaki-kun… Misaki-kun… -vio una mano moverse frente a sus ojos, cosa que le hizo regresar de sus pensamientos –Misaki-kun la clase ah terminado
Misaki, quien hasta ahora no había prestado ni las mínima atención a lo que había a su alrededor captó que esa había sido su última clase del día y se la había perdido. Asintió y tomando sus cosas se levantó de su lugar y comenzó a caminar detrás de Sumi sin decir nada.
-¿Te encuentras bien? Has estado distraído toda la mañana, ¿Problemas en casa? –preguntó Sumi con algo de burla, cosa que sin duda molestó a Misaki, pues el aun no olvidaba que su senpai estaba enamorado de Akihiko
-Nada de eso, pensaba en lo que prepararé el día de hoy para la comida –respondió Misaki. Tenía varios días de tensión encima y mucho stress por lo que no reparó en la manera cortante en la que le había contestado
No es porque quisiera ser irrespetuoso o cortante, es solo que la tensión se acumulaba en su ser y no estaba su casero para calmarle las ansias que tenia al presentar el último examen antes de su graduación y si bien no lo admitiría en voz alta cabía decir que Misaki extrañaba a Akihiko. Quería tenerle detrás de sí, sintiendo los besos que le eran otorgados en su cuello y mejillas para después siendo tomado por sorpresa y recibir uno en los labios.
Él siempre había sabido que su pareja era un ser tierno y romántico hasta los hueso, en momentos como esos era cuando mas extrañaba las muestras de afecto que le eran otorgadas. Porque cuando recibía un beso de Usami Akihiko su cuerpo temblaba y perdía el control de su cuerpo, haciendo que este demostrara lo que él muchas veces se negaba a aceptar: el enorme amor que sentía por Usami Akihiko.
Llegó al apartamento y pronunciando un “Estoy en casa” que no obtuvo respuesta se adentró en el hogar y para evitar que su mente viajara donde su casero se dispuso a hacer los deberes del hogar del mismo modo que los escolares y para cuando hubo terminado la preparación de la cena se dio cuenta de cuan cansado estaba. Subió las escaleras y se dirigió a la habitación donde le esperaba Suzuki-san, se dejó caer en la enorme cama y cayó rendido ante el sueño.
Se sentía bien. Muy bien, el calor que se posaba en su cabello, y la suave caricia que se situó en su mejilla le hizo sonreír inconscientemente. Era tan familiar esa sensación que mientras seguía en un su soñar se acurrucó mejor en la cama y su mente lo llevaba a un agradable sueño y el calor en su cuerpo aumentaba, mas no le molestaba. Era… tan agradable y familiar.
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Definitivamente lo único que no le gustaba de ser escritor era lo escandalosa que podía llegar a ser la prensa y no hablar de sus seguidoras. Él lo único que quería era escribir y dar a conocer su historias, pero sobre todo… quería estar con el amor de su vida, su Misaki.
Por esa razón es que durante toda aquella tormentosa semana de viaje el solo contaba los días para saber cuándo podría por fin ver a su lindo castañito de ojos verdes. Así sin importar que era tarde el salió del hotel donde se hospedaba una vez había terminado sus asuntos en aquel lugar para poder llegar donde su niño.
Extrañaba todo de él. Su sonrisa, su mirada llena de brillo e inocencia, el hermoso carmín que embargaba su rostro cuando le decía palabras de amor y sus movimientos tan simples para muchos pero que en el cuerpo de Misaki parecían gráciles y certeros con la belleza de un ángel. Sin duda lo que más extrañaba Akihiko eran los besos del menor, extrañaba aquella pequeña resistencia que ponía al inicio para después corresponder que aquella timidez y vergüenza que lo caracterizaba.
Llegó al apartamento entrada la madrugada, dejó sus cosas en el recibidor y subió rápidamente donde la habitación del menor para poder estar con él, aunque grande fue su sorpresa al ver que su castañito no se encontraba ahí sino en su habitación. Tan dulce, la imagen que tenia ante él era tan dulce. Misaki estaba dormido, acostado pero del lado que le pertenecía a él mientras abrazaba a Suzuki-san, sus cabellos estaba regados en su almohada y la camisa del pijama se alzaba dejando ver un poco de su abdomen. Él, no pudiéndolo resistir se acercó a Misaki y acarició su cabello mientras que con la otra mano lo cubría, alzó las sabanas y se acostó en el lado de la cama perteneciente a Misaki mientras con su brazo lo apresaba por la cintura y le besaba suavemente su mejilla.
-Te amo, Misaki –el castaño se removió aumentando la cercanía en el cuerpo de ambos mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
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La mañana llegó y para fortuna de él era sábado y ya no tendría que saber más de la escuela ni pensar en los resultados de exámenes hasta el lunes próximo. Recordó aquellos roces tan suaves que sintió por la noche e instintivamente se giró su mirada al lado, pero no había nadie. El sitio estaba vacío y el solo en compañía de Suzuki-san.
-¿Usagi-san? –preguntó pero no obtuvo respuesta