Con el sol encandilando sus ojos el sudor recorriéndole la espalda y cansado ya de caminar sin rumbo, se quedó a un lado del camino intentando conseguir un “aventón” con el típico auto-stop pero nadie parecía interesado en el enclenque chico a mitad de la nada, cuando perdía la esperanza de conseguir auxilio un auto de color cobrizo se detuvo a su lado.
-¡Hey!- saludó el conductor
-Hola- contestó tratando de sobreponer su voz a la alta música
-¿A dónde vas?-
-Esperaba que este fuera el camino a…- Comenzó diciendo pero algo lo detuvo y ante la mirada inquisitiva del chico rubio continuo –Ahora mismo… no tengo un destino-
-Sabes, yo tampoco- contestó sonriente -Entonces ¿me acompañas a ningún lugar?-
Al principio dudo un poco, irse con un extraño a quien sabe dónde con quien sabe quién, pero algo en la sonrisa y ojos brillantes del chico lo hicieron reconsiderar sus opciones además de seguir caminando sin rumbo a ir sin rumbo con un desconocido en auto prefería al posible secuestrador, bien, tal vez exageraba con lo de el “posible secuestrador” en realidad el sujeto no se veía como un mal tipo, era un chico tal vez un par de años mayor que él, tenía unos ojos azules y la rubia cabellera, despeinada por el viento, no era más larga de lo normal -lo suficientemente confiable- pensó en sus adentros y sin más se montó en el asiento del co-piloto ignorando todos aquellos consejos que le dieron sus padres y hermanos acerca de los desconocidos.
-Vamos- contestó sonriendo mientras se acomodaba en el pequeño asiento
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-¿Te molesta que ponga música?- pregunto luego de un rato el mayor
-No-
-Soy Adam, Adam Winchester- dijo mientras buscaba una canción en el estéreo
-Sam… Samandiriel-
-¿Es en serio?- contestó entre risas el otro
-No le veo lo divertido-
-No te molestes tigre, es solo un poco irónico que vengo escapando de mis fastidiosos, arrogantes y tediosos hermanos para encontrarme dando autostop a un sujeto que comparte nombre con uno de ellos-
-Nunca había conocido a nadie que compartiera mi nombre-
-Bueno, él no es Samandiriel es solo Sam… a secas-
Ambos se unieron en una carcajada no por que hubiera sido gracioso el comentario simplemente rieron porque querían hacerlo elevar sus voces y liberar sus almas de manera diferente, había algo en el aire no estaba seguro de él que pero se sentía extrañamente más cómodo y seguro con éste perfecto desconocido que con su propia familia.
-Y bien ¿tú de quien huyes?-
-¿Yo?-
-¿Hay alguien más en el auto?-
-Claro… ¿Qué te hace creer que huyo de alguien?-
-A parte del hecho de que te subiste al auto de un completo extraño a quien sabe dónde no se me ocurre ninguna otra cosa-
-Es... complicado-
-Vamos Sam puedes decírmelo-
-Puedes llamarme Alfie- dijo el menor al notar el desagrado en la voz del rubio al pronunciar aquel nombre
-¿Alfie?-
-Es un apodo que me pusieron mis hermanos-
-¿Así que también eres un esclavo de tus hermanos? ¡Quién lo diría!-
Pensándolo bien ambos chicos tenían características similares, ambos tenían los ojos azules, el cabello rubio y hermanos opresivos solo que Adam era más alto y parecía tener más cuerpo que el menor al menos por lo que había podido ver, sus brazos levemente contorneados sobre el volante y un abdomen plano que se asomaba vagamente por debajo de la camisa negra por la forma en que iba sentado. El resto del trayecto la pasaron en silencio a excepción de algunas preguntas ocasionales y bromas tontas sin sentido.