Su mano comenzó a subir por su blanquecina espalda, sintiendo como el chico de cabellera azulada se estremecía al contacto. Dejo de besar su cuello para prestarle atención a su pequeña y dulce boca, adentrando su lengua, disfrutando de la deliciosa cavidad de su amante…
-Aomine…-susurro levemente al separarse de aquel fogoso beso, observando directamente aquellos penetrantes ojos azules-.
-Tetsu, di que me amas-pidió, cerca de sus labios, tentándolo con su cálida respiración cerca-.
-Te amo, Aomine-respondió rápidamente, con sinceridad y amor-.
Y tras decir eso, el moreno continuo devorando los labios del peli azul.
La vida de ambos chicos era perfecta, todos sabían y aceptaban su relación, además de que ambos comenzaron a vivir juntos en una pequeña casa desde hace unos cuantos meses. Aomine estaba más que feliz de tener todo el tiempo a su Tetsu, solo para él… o eso era hasta que…apareció…
-Tetsu… ¿Qué es…?
-Nigou
-¿Ha?
-Número dos, lo encontré en la calle, y me siguió, ¿podemos conservarlo?
-Bueno Tetsu…
Observo al peli azul, después desvió su mirada al pequeño cachorro que estaba en sus brazos, con unos ojos muy parecidos a los de su amante. Se rasco la nuca y desvió su mirada al sentir como, sin saber porque, sus mejillas se tornaron rojizas, quizá por aquella mirada que Kuroko tenía, tierna e infantil,¿cómo no aceptar con una mirada así?
-Supongo… que no hay problema
-¡Muchas gracias, Aomine-kun!
El chico se acercó al moreno, y alzándose un poco de puntitas beso los labios de su novio, tierna y levemente, para después prestarle atención al cachorro entre sus brazos, llevándolo a darse un baño.
Y su vida con el nuevo cachorro comenzó, ya había pasado un mes desde entonces, y Aomine estaba más que arto, Kuroko, su Tetsu, su novio, se pasaba la mayor parte del tiempo con aquel estúpido Malamute de Alaska. Ya no tenía tiempo para él, para besarlo o mimarlo durante la tarde y noche, solo al…
-Perro…
-¿Hm, pasa algo Aomine-kun?
-Nada
Respondió algo fastidiado, observando como nuevamente el peli azul se la pasaba acariciando al cachorro, bufo molesto y se fue a su habitación.
Y para suerte de Aomine, cierto día, Kuroko salió apresurado, casi llegaba tarde al entrenamiento y Riko era capaz de matarlo. Beso rápidamente al moreno y acaricio la cabeza de Nigou, saliendo por la puerta a toda prisa. De inmediato Aomine sonrió con maldad, observando al pequeño perro y encaminándose a la puerta.
-Rayos Tetsu, olvidaste cerrar la puerta-dijo para sí, abriendo un poco más la puerta, haciéndose a un lado para que el cachorro saliera- Oh no Tetsu, Nigou se podría escapar
Y tras haber salido el perro cerró la puerta, sonriendo dentro de la casa. Y silbando animadamente, se dirigió a la habitación a preparar todo para la sorpresa, y a esperar a que el peli azul llegara para darle la“mala noticia”
-Pero Aomine-kun…
-Lo siento Tetsu, estaba ocupado en la cocina, y fui a buscarlo pero no lo encontré...
Mintió, con fingido tono de tristeza, abrazando al pequeño peli azul, sintiendo nuevamente sus cuerpos unidos. Es cierto que se sentía culpable al ver a su novio triste, pero luego se le pasaría, cuando viera la habitación decorada con rosas y la magnífica y larga noche que le esperaba…
~
-Creo que fuiste demasiado brusco anoche, Aomine-kun-le dijo algo molesto, sobando un poco su adolorida cadera, cambiando de posición para quedar acostado boca abajo en el amplio sofá-.
-Pero te encanta, Tetsu…-susurro sensualmente en su oído, sentándose junto a él y masajeando un poco su cadera, deleitándose con las dulces expresiones que mostraba el peli azul-.
El moreno se agacho hasta llegar a sus labios, pasando lentamente su lengua por ellos, para después adentrarse a su cavidad, jugueteando con su lengua, disfrutando de los leves gemidos que se ahogaban en su boca. Tuvieron que detenerse al escuchar el timbre. Bufando molesto, el moreno se levantó del sofá, encaminándose a la puerta.
-Muy buenas tardes-dijo amablemente una señora, vecina de los chicos- al parecer encontré a su pequeña mascota, es suya, ¿cierto? El pequeño me guio hasta aquí
-Oh, lo siento, pero creo que se ha…
-¡Nigou!
Kuroko corrió hasta donde estaba el cachorro, y este al verlo, comenzó a ladrar y mover sin parar su pequeña cola. El moreno rodo los ojos con fastidio, despidiéndose nuevamente de sus cariñitos, besos y noches apasionadas, todo por aquel perro…
Como odiaba a los animales…
~Fin~
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