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Rey de Diamantes. por YourOTPPukeRainbows

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Notas del capitulo:

Bueno, un capitulo más y esta vez uno más largo. Espero sea de su agrado y ya saben, se aceptan sugerencias para futuras parejas!

 

Jjelo

JunHong, o más conocido como Zelo, miraba con notable aburrimiento la escena frente a él. Tras haberse escapado de su jaula de oro, solo había algunos treinta minutos en el centro comercial, cuando al salir, unos tipos le rodearon y exigieron sus pertenencias, no era de sorprenderse, un chico atractivo, alto, bien vestido y apariencia débil, era un perfecto blanco para los pandilleros. Obviamente, se había negado y más que eso, los había retado. JunHong no era quien para tenerle miedo a unos “pandilleros de quinta” como los había llamado. Y por eso yacía en ese oscuro y húmedo callejón, apestoso por cierto, mientras era rodeado.

—¿Y ahora que harás mocoso?— Preguntó el que parecía ser el cabecilla del grupo a un desinteresado Zelo, quien solo bostezaba constantemente, hasta el punto que pequeñas gotas de agua surcaron sus ojos. El pequeño no emitía palabra alguna, solo permanecía en silencio, se estaba aburrimiento demasiado. No quería salir de casa para encontrarse con esas cosas, él quería amigos y poder divertirse como un chico de su edad, pero su plan se vio arruinado cuando esos tipos se interpusieron en su camino y seguramente para ese momento, ya había sido localizado.

 

—Jefe, deberíamos jugar un poco con él y venderlo al prostíbulo de siempre.— Comentó uno de los hombres con una sonrisa lujuriosa, que solo revolvió el estomago de Zelo, pero no debía hacer nada, sus “héroes” habían llegado sin darse cuenta, inclusive antes de que uno de aquellos tipos le pusiera una mano encima.

 

Las brillantes luces de una furgoneta cegaron por unos segundos a Zelo, haciendo que desviara su mirada e inclusive cerrara sus ojos, al abrir sus ojos, ya era rodeado por el cuerpo de seguridad.

 

—¿A caso no te he dicho que no debes salir de casa solo?— Una vez la intensa luz artificial no llegó más a su rostro, fue capaz de abrir de sus ojos y cruzar sus brazos a la vez que sus mejillas se inflaban en un pequeño puchero, seguramente sería regañado al llegar a casa.

Los pandilleros de antes, simplemente se habían quedado petrificados. No eran idiotas, conocían esa voz, todo el bajo mundo de Corea conocía esa voz. Era Jay Park y si estaban bien, se habían metido con uno de los suyos.

 

Simplemente intentaron escapar sin ser detectados, pero un disparo que pasó muy cerca del líder, hizo que se detuviera.

 

—¿Ya se van? La fiesta apenas comienza.— Park tenía una amplia y socarrona sonrisa en sus facciones. Era de noche, pero ese hombre aún lucía lentes de sol, viendo con claridad a través de ellos. —Zelo, ve adentro.— Ordenó con simpleza y el menor solo obedeció como si realmente fuera un chico obediente. Tan pronto la puerta del auto se cerró, escuchó los disparos justos para eliminar a los vándalos.

 

No odiaba su vida, tenía sus ratos desagradables y los buenos amigos que había hecho. Era la vida difícil con dinero fácil, pero su vida era mucho más complicada. Nadie en el “clan” sabía exactamente qué papel jugaba un chico de 17 años en tan peligrosa organización, ni siquiera el cómo había ingresado, su vida era un tanto misteriosa para algunos, no para otros.

 

Zelo, como bien era conocido, era una especie de hijo para Jay, por lo tanto, los demás lo trataban como todo un príncipe. Pero el jefe quería más del pequeño maknae de su organización, lo adoraba como a nadie, secretamente, era su talón de Aquiles, por eso, ese pequeño debía permanecer dentro de la mansión, donde pudiera verlo, protegerlo y cuidarlo, hasta que tuviera la edad suficiente, de poder tomarlo como suyo, ya que le pertenecía solo a él.

 

[···]

Bang Yong Guk había arribado en Corea, ya estaba todo listo, desde donde viviría, hasta como comenzaría a trabajar. Sin plan, no hay éxito. Y era por eso, que debía seguir todo según el plan.

 

Su “hogar” no era lo que realmente fuera de su agrado, pero no pensaba permanecer en ese lugar por mucho tiempo, claro, al infiltrarse en el clan Park, sería capaz de vivir en otro lugar, solo debía mantener la apariencia. Tan pronto estuvo en ese departamento tan pequeño y en una zona bastante peligrosa de Corea, se puso en contacto con sus superiores, luego de verificar que la comunicación era segura.

 

—Jay Park suele pasar muchas horas de fiesta, visitar los bares y clubs de corea, debería ser algo fácil para ti, agente Bang.—

 

Bang solo chasqueó su lengua y miró el teléfono como si fuera la cosa más extraña del mundo. —No es lo mío hacer esas cosas, sir.—

 

—Sea o no, es tu misión.— Y con esas palabras, la comunicación termino. El moreno permaneció en silencio por unos momentos, caminó por el pequeño departamento, pensando, analizando la situación, y finalmente, tal y como estaba, salió de su hogar. No sabía exactamente por donde comenzar, ¿Clubs conocidos o clubs del bajo mundo? Jay Park disfrutaba de las fiestas, así que comenzaría por el bajo mundo.

 

[···]

 

r—Ya te dijo, Zelo hizo de las suyas de nuevo, no sé cómo se escapa.—

 

—Seguro el jefe lo habrá castigado.—

 

—¿Qué? ¿Eres nuevo?— Rió a carcajadas el sujeto dando un largo trago a su cerveza. —Zelo puede hacer y deshacer lo que quiera un el jefe, ya sabes, dicen que Zelo es el punto débil de él.—

 

—Cierto, a veces olvido que el gran Jay Park también tiene puntos débiles.—

 

—¡¡Shh!!— Bramó alterado el primer sujeto. —Pueden escucharnos.— Dijo en un tono más bajo.

 

—Jajaja, pero si nadie sabe dónde encontrar al jefe o a Zelo, solo pasan en Night, nadie aquí tiene el poder o dinero para entrar.— Su compañero le dio un golpe en la cabeza que le hizo callar, la música era fuerte y cada quien estaba en su mundo, era cierto, nadie escucharía su conversación, pero sin darse cuenta, hicieron la noche de cierto agente, más fácil.

 

[···]

 

Contrario a lo que pensó, no fue enviado a casa como normalmente Jay lo hubiera hecho, lo llevó a una fiesta, aunque era la misma situación. La zona V.I.P. estaba completamente reservada para ellos y nadie más podía subir, Jay podía bajar, pero él, él debía permanecer quieto y sentado, mirando a los otros divertirse.

 

Suspiró resignado y pegó su rostro al cristal que tenia vista a la pista de baile, el mayor le había dejado solo una vez más, seguro se habrá ido a tomar sin control alguno. Mirar a la persona ya estaba haciéndose un hobby para él. Los guardaespaldas sentían pena por el semblante que el pequeño tenia, si, era bastante insoportable y caprichoso, pero era un niño a fin de cuentas, en un mundo oscuro.

 

—¿Qué hace ese tipo? ¿A eso llama bailar? Es patético.—

 

Zelo se dedicaba ahora a criticar el bailar de las personas, él quería hacer lo mismo, pero sería imposible salir. Pero hubo algo que llamó su atención, entre toda esa multitud, entre toda esa gente divirtiéndose, uno parecía odiar estar en ese lugar. Bufó por lo bajo, maldiciendo a quien se negaba a divertirse de tenerlo a la mano, pero como si sus pensamientos llamaran a esa persona, sus miradas se cruzaron. No fue un engaño ni un espejismo. Ese extraño le estaba mirando, analizando completamente y sin darse cuenta, sus mejillas se habían coloreado de rosa y al siguiente momento, se alejó de ese cristal. ¿Qué le pasaba a ese tipo?


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