Quédate siempre a mi lado por sweet_sasusaku

•|Quiero ser alguien como tú
Quiero ser “alguien que se sienta como yo”
Si quiero, solo puedo ir y hacerlo
¿Pero entonces sería ese realmente yo?|•


Admiraba a sus padres, siempre soñaba con ser alguien como su padre, de gran porte e inteligencia inigualable, y porque no, tener la actitud de su madre, bondadosa y gentil.
Todos los días, regresando de la primaria, abrazaba y besaba a sus padres, lo más sagrado que tenía en su corta vida. Comían juntos y después, ellos hacían su trabajo mientras que él tomaba su cuaderno de dibujo y plasmaba en él un retrato de ellos juntos, su familia, al final observaba su obra maestra terminada y sonreía encantado.

Pero llego el momento en el que los cambios físicos llegaban, el crecía y avanzaba académicamente. Por otro lado, sus padres se distanciaban, ya no comían juntos ni lo mimaban como antes. Ahora solo discutían y se encerraba cada quien en una habitación diferente, separados lo más lejos posible el uno del otro, mientras que a él lo dejaban con una enorme tristeza, sentado en el comedor solo…


•|Un sueño infantil de juegos
La manera en la que soy, alguien como yo es mejor muerto
En donde alguien como yo está vivo
Trae la tristeza a decenas de miles de personas
Y nadie me quiere|•


Ahora contaba con dieciséis años, ya no era un niño, sabía perfectamente la situación por la que sus padres pasaban, estaban por separarse. Las cosas empeoraron y empeoraron con los años, cada que llegaba a casa escuchaba los ensordecedores gritos, y unas cuantas cosas chocar contra el suelo, e inclusive, contra las paredes.


•|Quisiera que el mundo fuera así
Si solo con eliminarme cientos de millones de personas se alegraran
Y nadie guardara odio por nada, entonces yo rechazo tal cosa feliz
Mañana voy a seguir caminando entre la realidad y sueños
Justo así, amaría el desaparecer|•


No sabía exactamente cuantos minutos se llevaba haciendo aquello, lo que sí, es que se le había hecho costumbre desde hace unos cuantos años. Mirarse fijamente en el espejo, observando su algo larga cabellera color marrón oscuro, casi negro. Sus profundos pero nostálgicos ojos color avellana, mostrando el cansancio en ellos. Ambos parpados inferiores algo hinchados, con una leve tonalidad grisácea, debido a las incontables noches en las que no podía dormir al escuchar las peleas de sus padres.


•|En donde alguien como yo está vivo
Sin siquiera ser notado por cientos de millones de personas
Y nadie me quiere
Si ese fuera el mundo, ¿eso estaría bien?|•


Ahora era mucho más mayor, contando con veintisiete años de edad. Ya había asumido la separación de sus padres desde hace tiempo, era inevitable de que algo así pasara, pero… ¿Por qué arrastrarlo a él en sus problemas? Soñaba con ser una gran hombre, un reconocido escritor… o como mínimo un editor. Pero lo único que logro conseguir fue un empleo como mayordomo en una enorme mansión, donde serbia al dueño de la importantísima compañía Onodera, junto a su hijo único.


•|Incluso si yo fuera eliminado, eso no cambiaría a unos cientos de millones de personas
Si nadie fuera a odiarme, entonces el resultado es el mismo, una perdida para mí
Al final todos colapsaran de la misma manera|•


-Takano, sirve más vino a los invitados por favor
-Como ordene, Señor Onodera

Como todo lo que salía de la boca de aquel hombre era una orden, se puso en marcha. Sintiéndose sofocado por tantas personas en aquella enorme sala de reuniones. Era normal para él ver a tantos vejestorios embriagarse, así era como ellos festejaban, además, como el Señor Onodera era viudo, podía hacer de su vida lo que se le viniera en gana.

Suspiro relajado en cuanto vio al otro mayordomo que trabajaba ahí mismo, le había hecho una señal de que fuera a tomarse un descanso, y vaya que lo haría, aquella sala llena de viejos oliendo a alcohol y cigarrillo le molestaba, irritaba.
Una vez que cerró las puertas tras de sí, comenzó a caminar rumbo al jardín, a esas horas de la noche sería el lugar perfecto para descansar, se recostaría en una banca, o tal vez en el césped, observando el hermoso cielo nocturno adornado por brillantes estrellas.


•|“Mi yo” hecho, en otros se desmoronara
Al final, todos se separan de la misma manera, pero…
Solo porque estoy vivo, ¿Por qué sonríes tanto?|•


-Oh, Takano-san. Buenas noches

No se esperó ver al chico allí afuera, mucho menos tan tarde, creía que se encontraba en su habitación durmiendo. Se aclaró un poco la garganta y le respondió un cortes “Buenas noches, joven amo”escuchando después una ligera risita. Su mirada se clavó en él, observándolo recargado en un frondoso árbol. El ligero viento mecía su cabellera castaña, y la resplandeciente luz de la luna hacia resaltar hermosamente sus inocentes ojos verdes.

-¿Qué hace tan tarde, joven amo?
-Soy Ritsu, ya lo sabes-le reprendió al instante, haciendo un pequeño mohín, para después regalarle una sonrisa- Y solo observaba la noche, no podía dormir con tanto ruido en casa
-Hm, supongo que está en lo correcto…

Se sorprendió un poco al ver cómo era observado por aquellos orbes verdes. El chico palmeo ligeramente el césped con su mano, diciéndole que lo que quería era que se sentara a su lado. Sin dudarlo, obedeció, le agradaba estar al lado de él.
Siempre tenía pensamientos extraños, quería desparecer, morir… después de todo nadie notaria su ausencia, además de que la vida ya no le deparaba nada bueno… Pero cuando estaba con aquel chico…aquellos pensamientos se esfumaban…


•|Si tú sonríes así, no importa cuán triste, cuanto quiera desaparecer
Si todas mis razones para decir adiós se han ido|•



-Takano-san, ¿Por qué tus ojos siempre reflejan tristeza?

Parpadeo sorprendido por unos momentos. Según él, había ocultado bien sus gestos y sentimientos, haciéndolo parecer una persona normal, trabajando diariamente, normalmente… pero aquel chico castaño…

-Eso no es verdad
-Claro que lo es-respondió enseguida, mirándolo fijamente, con una mirada seria pero a la vez inocente, intentando traspasar el alma del peli marrón, quería ver más allá de su apariencia externa…-.
-No te interesa…
-Sabes que yo, yo siempre estaré a tu lado… quiero apoyarte cuando lo necesites… Es por eso que… te pido que me aceptes…

Había dicho aquello último en una voz tan suave, mientras que un ligero tono carmín adornaba sus mejillas. Takano solo lo observo sorprendido, para después mostrar una pequeña sonrisa, acercándose un poco más al chico.


•|Incluso si yo fuera eliminado
Eso no cambiaría a unos cientos de millones de personas
Pero hay alguien que me lo impide|•


Sus labios fueron cubiertos por los del peli marrón. Sus inocentes ojos verdes se abrieron de par en par, sorprendido, correspondiendo torpemente aquel gesto, sintiéndose nervioso, a pesar de tener veinticinco años… Su lengua sintió la calidez del otro, cerro con fuerza sus ojos, pasando sus brazos por el cuello del mayor, acercándose a él.
Una vez que el beso termino, no pudo evitar el perderse en aquella profunda e intrigante mirada… aquella que lo estaba mirando con una extraña calidez…

-T-Takano-san…


•Y mostrándome esa cara, no puedo soportar el sonreír•


-Quédate siempre a mi lado, Ritsu…


End~