La risa de Luhan es estridente y parece rebotar en las paredes del baño mientras el resto de los chicos se duchan después de una agotadora clase de educación física. Tao no soporta mucho antes de salir de bajo de su grifo así como está, cómo dios lo mandó al mundo, para llegar hasta el pequeño ciervo y golpearle el brazo tan fuerte que le hace cerrar la boca de golpe. Con eso se extinguen todos los otros sonidos.
Tao está conforme.
—Te dije que aprendas a controlar tu fuerza. Odio que me golpeen —El timbre en su voz está casi cargado de rabia.
Todos vuelven a lo que hacían antes de que Luhan rompiera la normalidad con su risa exagerada y el tema no parece volver a tocarse, lo que hace feliz a Tao aunque su mejor amigo esté ahora enojado con él, porque en realidad Luhan está enojado con él siete de las veinticuatro horas del día (el resto es Tao el que no quiere ni ver al otro chino) y sin embargo siguen siendo cercanos, así que no, no importa que Luhan esté enfadado con la reina de Inglaterra mientras nadie vuelva a mencionar el…
—¿…somer-eu sault-eu kis-seu?
Y Huang Zitao no tiene que preguntarse a sí mismo que pasó mientras él estaba demasiado perdido en la figura de su novio jugando fútbol a través de la ventana, porque es obvio que Joonmyun está preguntando qué es el:
—Somersault Kiss —Corrige Tao de inmediato.
—¿Y eso es…?
—Es una estupidez que está de moda en China y que Tao quiere probar —Luhan sigue molesto, y lo demuestra con su voz antes de volver a su almuerzo.
—¿Qué es Zitao?
El mencionado suspira con los ojos cerrados antes de mirar a Joonmyun y fingir una sonrisa.
—Es un vídeo en el que dos personas se dan un beso, pero uno está entre las piernas del otro y… no —Tao siente los colores subir a sus mejillas mientras se arrepiente y vuelve a buscar las palabras correctas —Es algo relacionado con la gimnasia y…
Al final el menor de la mesa termina por sacar el teléfono y buscar en weibo uno de los vídeos nombrados. Al menos Yixing tiene la boca abierta y asiente, como dando su apoyo.
—Y ahora que viste, ¿tú crees que va a poder con Jongin? ¡Ha!
—Creo que sí.
Luhan arruga la nariz mirando a otro lado cuando Joonmyun mira a Tao sonriente.
El receso pasa con otros temas. Preferentemente los que Sehun propone cuando llega recién duchado después de la práctica con el equipo de hándbol. Zitao escucha con poca atención las voces flotar una sobre la otra hasta que una mano no tan suave hace presión sobre sus ojos por detrás de su cabeza.
—Está siendo raptado y vendido en África a un tal rey Jongin.
Zitao quita con su propia mano la otra y se muerde los labios para no reír al hacer espacio para que su novio se siente a su lado. Desde allí en adelante lo que pasa en la mesa pasa a segundo plano, porque el menor de los chinos está demasiado ocupado intentando meter el meñique en la oreja de Jongin para molestarlo.
—Vamos, Taoer, dile lo del beso.
Tao vuelve a sonrojarse y decide que no es saludable hacerlo más de una vez cada una hora, sin embargo vuelve a sonreír tan pronto las cejas ceñudas de Jongin se voltean para darle la cara.
—No es eso. Luhan está enojado, así que habla raro, y lo del beso de lo digo después.
Pero no. Es muy tarde, porque Sehun está picoteando por debajo de la mesa para que Tao suelte eso del beso, lo-que-sea que sea.
—El Somersault Kiss—Dice al final un derrotado Zitao.
—¿El que qué?
Esta vez no hay explicaciones fallidas, sólo un celular (el de Luhan) con el vídeo explicativo.
Y la risa de Jongin.
El timbre después.
El señor Youngmin los envía a todos a clases tan pronto el timbre suena y por primera vez desde que Zitao llegó a la institución quiere abrazar al inspector.
De todas formas no se salva. Porque de compañero en química sigue teniendo a Sehun en el asiento de al lado: a él y a un “Tao quiere besar a Jongin-ah” que le pone los nervios de punta.
Sehun no se calla ni siquiera cuando salen del salón de clases y Jongin está esperando afuera mientras juega con una pelota de fútbol.
—Tao quiere besar a Jongin.
Y si hubiese un día en que el chino quisiera poder detener el tiempo para correr y nadar hasta llegar a casa de su madre sería hoy. La risa de Jongin no ayuda en nada y Tao se replantea esta relación con el mejor amigo de Sehun simplemente por eso. Nada cercano a Sehun puede ser bueno.
—Yo también lo quiero besar.
Esta vez la risa es de la boca de Zitao, porque es su forma de salir del tema y, entre las convulsiones que le produce, tomar la mano de Jongin y echarse a correr dejando a Sehun en la entrada con las manos estiradas y el rostro desfigurado.
—Nos vemos Sehunnie —Grita el mayor de los novios antes de doblar la esquina.
—¿Sehunnie? —Cuestiona Jongin con el aliento algo gastado después de alcanzar el parque.
—No te pongas celoso. Podemos saltarnos esa parte. Sabes que te quiero a ti.
Aunque Tao habla rápidamente sacudiendo su vestón, sus labios se curvan contentos y Jongin cree que es suficiente.
—¿Y qué era eso del beso sumerio?
—So-mer-sault Kiss.
—Cierto, había olvidado tu perfecto inglés.
Tao suelta un sonido que parece risa mientras extiende la mano para que Jongin la tome.
Llegan a casa del menor con los dedos entrelazados y antes de despedirse Jongin le susurra en el oído un “podríamos intentarlo, ¿sabes? Pero tendríamos que practicar” que deja al chino clavado en su lugar por buen rato.
Desde mañana van a practicar. Huang Zitao lo decide con una sonrisa en la cara mientras camina en dirección a los dormitorios de intercambio.