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El chico de ojos grises por Keii-chan

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Notas del capitulo:

Hola!!! Cómo están?... //quita las telarañas del fic

Lo sé, lo sé…. Han pasado meses desde mi última actualización, no sé si aún hay gente que vaya a seguir leyendo este fic, pero prometo no volver a dejarlo solo ;w;. La verdad esto me paso porque no encontraba inspiración, a pesar de saber cómo quería desarrollar la historia y demás, no sabía cómo escribir este capítulo y la verdad es que me costó mucho escribirlo hasta que finalmente mientras lo hacía todo llego a mí y se me hizo más fácil terminarlo al final!

Espero me perdonen y no me odien por haberme demorado siglos en subir un nuevo capítulo, pero en fin, sin más espera, les dejo el nuevo capítulo y espero les guste!

Solo fue por unos segundos en los cuales pensé que tal vez podría confiar en Killian y que todo estaría bien, pero no tarde en volver a la realidad y hacerme recordar a mi mismo que eso no sería posible.

 

Ha pasado una semana desde que acepté el acuerdo que me propuso, y realmente me arrepiento de haberlo hecho. Todos los días me saludaba en la entrada de la escuela, a la hora del almuerzo viene por mí para almorzar juntos, y al final del día siempre insiste en acompañarme hasta la estación del metro. Mis días de paz ya no existen, por lo menos mientras que el este rondando a mí alrededor.

 

Al principio, todos nos miraban, éramos el centro de atención. Nunca nadie había visto que alguien se juntara conmigo, o que me hablara sin ninguna preocupación. Y claro, no faltaban los rumores absurdos que ni yo mismo entiendo como la gente puede tener tanta imaginación. Algunos decían que lo había embrujado para que se juntara conmigo, otros que lo estaba chantajeando, e incluso decían que había usado algún poder mitológico para manipularlo. Al final de la semana,  ya no era tan novedoso y la gente se estaba acostumbrando, pero aun así, la intriga del porque Killian, el chico que siempre alegra a los demás con su presencia, conocido por sus buenas notas y buena personalidad, se juntaba con el chico de ojos fríos y color plata.

 

Por primera vez en mi vida me emocionaba la idea de que fuera viernes, no tendría que ver a Killian el fin de semana y por lo menos sería capaz de descansar de él por dos días, necesitaba recuperar mi espacio personal. Hace mucho tiempo que no ansiaba que llegara la hora de ir a casa.

 

—…dro...andro…¡Alejandro!—levanté la mirada para ver quién era la persona que me llamaba con tanto desespero, para encontrarme con esos ojos color cielo.

 

—¿Qué pasa? —pregunté algo molesto.

 

—¿Escuchaste lo que te estaba diciendo? —suspire ante su pregunta.

 

—No.

 

—Como te iba diciendo —comenzó a decir mientras me miraba divertido—. Sal conmigo mañana.

 

Y con solo esa frase, destruyó mis tranquilos planes para el fin de semana.

 

—¿Para qué? —le respondí aún más molesto.

 

—¿Cómo que para qué? ¿No es obvio? —negué con la cabeza y ante mi respuesta él dejo escapar un largo suspiro—. ¿No te dije que quería hacer que confiaras en mí?, Pues el primer paso para hacer eso, es que me conozcas, ¿verdad?.

 

No sabía que responder a esa pregunta, después de todo, nunca había tratado de confiar en alguien de esa manera, por lo que decidí quedarme en silencio.

 

—Alejandro, necesitas saber de la persona para confiar en ella —respondió al ver que no daría respuesta alguna sobre la pregunta anterior.

 

La verdad, no estaba tan seguro de eso. Yo creí conocer a la persona que terminó por traicionarme y enseñarme la verdadera naturaleza humana.

Mientras pensaba en ello, desvié la mirada de Kilian inconscientemente, pero  pocos segundos después sentí dos manos frías que se posaban a cada lado de mi cara, las cuales me obligaban a girar mi rostro y verlo una vez más.

 

—Voy a ser completamente honesto y transparente, no ocultare nada de ti, lo prometo —su mirada era completamente seria y decidida. Estaba sorprendido.

 

Pasados unos cuantos segundos, que para mí fueron como largos minutos, ya que no sabía cómo reaccionar ante el si me miraba de esa manera tan firme y segura de si mismo, lo único que logre hacer fue asentir con mi cabeza, a lo que el sonrió.

 

—Bien, ya creo tenemos que irnos —dijo mientras observaba como el sol se despedía con un atardecer anaranjado detrás de las montañas, soltaba mi cara y se levantaba de la silla al frente de mi pupitre—. Se está haciendo tarde.

 

Me levante de mi puesto, y comenzamos nuestro viaje hacía el metro. Ese día, por alguna razón, a pesar de mi entusiasmo de hace unas horas de llegar lo más rápido posible a mi casa, me quedé con Kilian en el salón de clases una vez que ambos habíamos terminado nuestros deberes.

 

En nuestras conversaciones, él era quien hablaba más y prácticamente el hacía solo cada conversación que teníamos. Solía contarme su día y luego anécdotas de su vida cuando se acordaba de alguna. Me daba la impresión de que era como un perro que salta con emoción alrededor de su amo, ladrando y batiendo su cola con euforia. Últimamente para mi Kilian, parecía más mi mascota que un extraño el cual trataba de convencerme que puedo confiar en él.

 

Cuando llegamos al metro, estaba en posición de ir hacía la plataforma donde solía subirme al tren que tomaba para llegar a casa, pero Kilian detuvo mi camino al agarrarme por el brazo logrando que colocara mi atención en el.

 

—¿Pero qué…? —lo mire sorprendido y un poco enojado.

 

—Dame tu número  —dijo sin rodeos.

 

—¿Qué? ¿Para qué?.

 

—Como esperas que salgamos mañana si no te puedo contactar después para arreglar la hora y punto de encuentro, es lógico que me des tu número —dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo, aunque para mí no lo era. Después de todo no estaba acostumbrado a salir con alguien.

 

Tome un largo suspiro y comencé a dictarle mi número. Pero el hacer esto me causó inconformidad, después de todo, los únicos a quienes les había dado mi número eran mis padres. Los dos únicos contactos que tenía en el móvil le pertenecían a mi familia, claro, además del de mi casa. Luego de que el guardara mi contacto, me dijo que debía de guardar el suyo también.

 

—Am… yo… no creo que sea importante.

 

—¡Claro que lo es! Si no, ¿Cómo podrás identificar que la persona que te llama soy yo?

 

—Eso es fácil, solo hay dos personas que tienen mi número a parte de ti, ¿Quién más me llamaría? —le dije de forma indiferente.

 

—¿Hay… hay dos más? —pregunto algo sorprendido, y de alguna forma el tono que había usado para formular su pregunta me molesto.

 

—Mis padres —respondí de mala gana al tiempo que le dirigía una mala cara.

 

—Ah… tus padres, claro —su rostro parecía como si se hubiera aliviado de algo además que comenzó a reírse de si mismo—. Aun así, creo que debes tenerlo.

 

Acabado de decir esto, agarró mi celular el cual tenía en mis manos, ya que lo había sacado para darle mi número y comenzó a oprimir de forma rápida la pantalla táctil y guardar su número. Cuando termino, me mostro la pantalla del celular para mostrarme que ya tenía su número guardado y detrás de este pude ver su sonrisa de oreja a oreja.

 

Mientras observaba su número en mi celular, pensé que esto parecía más un sueño que la realidad. Tener el número de alguien a parte de mi familia en el, nunca… Mientras pensaba en ello, lentamente comencé a sentir como mi rostro subía de temperatura.

 

—Oye, ¿Estas bien? —dijo, reflejando en su expresión preocupación.

 

—¿Por qué lo dices? —pregunté extrañado.

 

—Tu cara esta roja, ¿Tienes fiebre?.

 

¿Mi cara? ¡¿ROJA?! ¿Por qué? Inmediatamente los nervios se apoderaron de mí. No podía creer que le había permitido que viera una emoción reflejada en mi rostro. Agarre mi celular de sus manos, casi arrebatándoselo y lo mire con enfado, aunque la verdad estaba más enojado conmigo mismo, que con él.

 

—Kilian, eres un idiota —dije mirándolo fijamente.

 

—¡¿Eh?! —mientras veía como su rostro pasaba de la preocupación a lo sorprendido, di media vuelta para retomar mi camino hacía mi plataforma.

 

—¡Te llamaré! —me grito mientras me alejaba de él.

 

Como si me importara si me llama o no. Mierda, como pude dejar que me afectara ver un simple número guardado en mi celular. En primer lugar, ¿Por qué me había puesto rojo? ¿Qué clase de reacción es esa? ¿Estaré realmente enfermo?.

El resto del trayecto a mi casa, no había hecho más que regañarme a mí mismo y tratar de encontrar una respuesta a esa reacción que había tenido anteriormente.

 

Extrañamente, cuando llegué a mi casa, sentía como si hubiera caminado kilómetros. Mi cuerpo estaba rendido y mi mente sin vida. Quería simplemente ir y acostarme en mi cama y descansar un poco.

 

Salude a mi madre, quien de nuevo, como todos los días insistió en que debía comer antes de ir a mi habitación, y la verdad no tenía energías de pelear con ella esta noche así que simplemente me fui al comedor sin poner mucha pelea.

Al llegar me encontré con lo que sería la cena de hoy. Ravioles de pollo en salsa Pomodoro. Nunca he sido gran amante de las pastas, pero debo admitir que las preparadas en mi casa, son lo suficientemente buenas para que me lo coma con gusto. Mi madre se sentó al frente mío, diciéndome que no le gustaba que comiera solo.

 

—Hoy llegas algo tarde, ¿verdad? —dijo unos minutos después de un incómodo silencio.

 

—Hm, sí, me entretuve con unas cosas en la escuela —no quería revelarle la existencia de Kilian, ya que sabía que haría un gran alboroto y realmente no estaba con ánimos de dar explicaciones.

 

Fue entonces cuando recordé que tenía que avisarle de mi salida de mañana.

 

—Madre, am… yo mañana tengo planeado salir por un rato —dije concentrando mi mirada en un ravioli que se rehusaba a que lo pinchara con el tenedor.

 

—¿Qué? ¿Tú? ¿Salir? —respondió sorprendida.

 

—Mamá, ¿Qué te pasa? ¿Es tan raro? —contesté con desespero tras su reacción.

 

—Pero es que nunca sales de la casa los fines de semana, nunca lo has hecho. A menos de que sea por algo que necesite tu padre o tu abuelo, ¿Vas a ir tú solo? —dijo curiosa.

 

—¿Hay algún problema con eso? —la conversación comenzaba a molestarme.

 

—Ah, no me refería a eso, cariño… es solo que… ¿Ya le dijiste a tu abuelo? —mierda, mi abuelo. Me había olvidado por completo de él.

 

Usualmente, si salgo de casa a algún lugar que no sea la escuela, debo de preguntarle a mi abuelo. A pesar de que tengo más libertad en comparación de la que tenía hace 10 años, cuando ni siquiera podía poner un pie por fuera de la casa, aun así, tenía que depender de los permisos del abuelo para salir. Él prácticamente controlaba mis acciones y si llegaba a desobedecerle o llevarle la contraria el castigo sería severo.

 

—Hijo, tienes que hablar con él, si quieres salir mañana, además… ¿ya fuiste a la biblioteca hoy? —volvió a decir mi madre al ver que no le respondía.

 

Y también olvide que tenía que ir a la biblioteca.

 

El resto de la comida fue en silencio, unas cuantas veces salía a flote un tema de conversación sin importancia. La verdad no tenía ganas de terminar mi cena, ya que sabía que luego tendría que ir y enfrentar a mi abuelo, además que tenía que inventar alguna razón por la cual quería salir, y sobretodo, yo solo.

Traté de comer lo más lento posible, pero eventualmente llegue al último ravioli y ya no tenía excusas para seguir evitando a mi abuelo.

 

—¿Dónde está? —le pregunté a mi madre.

 

—En su estudio, hijo —respondió mientras se levantaba de la mesa conmigo.

 

Trate de no pensar en ello mientras iba de camino al estudio de mi abuelo, ya que sabía que si le daba muchas vueltas al asunto nunca tendría el valor de hablar con él. No es que lo odiara o me causara temor, pero el simple hecho de tener que estar cerca de él e interactuar, me hacía sentir inconforme.

 

Estaba parado al frente de un gran portón de madera, el cual, desde pequeño siempre me intimidó. Aun dudaba en abrirla o no. Lentamente acerque mi mano en forma de puño para tocar la puerta. Sentía como si me temblara la mano cada centímetro que me acercaba a ella, hasta que finalmente mi mano tocó la madera. Pasaron unos segundos hasta que por fin tuve el valor suficiente de tocar.

 

—A…Abuelo, soy Alejandro —dije con nerviosismo mientras llamaba a la puerta.

 

—Sigue —respondió una voz imponente y vieja desde el interior.

 

Abrí las puertas de madera, para encontrarme un clásico estudió inglés. Un escritorio de madera rectangular en el centro. Una gran biblioteca detrás de este, bastante grande, de madera fina y cristal. Una silla de cuero negro. Al frente de este un tapete negro. Al lado izquierdo un gran sillón de cuero, por la derecha una pequeña mesa de madera de almacenamiento, y finalmente, el cuarto se encontraba iluminado no solo por la luz de la luna que entraba por los grandes ventanales ubicados detrás de la biblioteca, sino también por unas grandes lámparas antiguas que colgaban del techo.

 

 

Mi abuelo, se encontraba en la gran silla de cuero. Parecía que estaba leyendo algo. Dude si sería lo correcto acercármele, pero al final decidí hacerlo hasta estar a pocos centímetros del escritorio.

 

—Abuelo, si me permite, deseo hablar con usted —le dije tratando de sonar lo más tranquilo e inexpresivo que pude.

 

—¿Qué necesitas Alejandro? —respondió este de igual forma.

 

—El día de mañana tengo que salir de casa, ya que hay algunos asuntos que quisiera atender.

 

—¿A dónde vas a ir? —dijo sin quitar la vista del libro que leía.

 

Cuando escuché solo logre maldecir por dentro. No sabía a donde iría con Kilian y aun no tenía claro que mentira le diría.

 

—Solo iré a varias bibliotecas de la ciudad, quiero buscar unos cuantos libros —dije después de unos segundos de silencio—. Para mis estudios con respecto a nuestro linaje.

 

Fue lo único que se me ocurrió en ese momento, además, si le mencionaba que tenía relación con lo que a él más le importaba podría ganar puntos.

 

—¿Vas a ir solo? —mierda, ¿Es que solo sabe preguntar?.

 

—Sí, señor, no deseo incomodar a nadie con mis asuntos, además que puedo moverme sin problema en la ciudad.

 

—Y, ¿Eres consciente de que si algo te pasa, nuestras esperanzas que están contigo se perderían? —cada vez me ponía más nervioso.

 

—Sí, pero se cuidarme solo, le prometo nada me pasara.

 

—¿Qué hay de tus estudios de mañana?, ¿Piensas hacerlos? —esta vez, levanto su mirada del libro para posarla en mí.

 

—Hare mi parte de los estudios el día de hoy, si a usted no le molesta, ya que no sé cuánto tiempo necesitaré mientras realizo mi búsqueda.

 

Cada segundo que estaba allí parado, deseaba salir corriendo de ese lugar. La sola presencia de mi abuelo me molestaba, y ahora que tenía su mirada fija en mí, de a poco, sentía que estaba perdiendo mi autocontrol.

 

—Muy bien —dijo, para volver su concentración al libro.

 

Espera… ¿Qué?

 

Estaba en shock. ¿Tan rápido aceptó?, ¿él de verdad me está dando el permiso?. Por varios minutos me quede inmóvil al frente él, aun sin procesar su corta respuesta.

 

—¿Qué te pasa? ¿Hay algo más que quieras pedir? Si no es así, sal rápido Alejandro. —dijo molesto.

 

—No, señor, perdone la molestia —dije una vez reaccioné.

 

Di unos cuantos pasos hacia atrás, me gire, y traté de salir allí lo más rápido que pude. Una vez fuera, me recosté contra la puerta y dejé salir todo al soltar una gran cantidad de aire que tenía retenido. La verdad no me esperaba que me fuera a dar el permiso tan rápido, de alguna forma estaba preparado para pelear por el permiso si era necesario. El hecho de que mi abuelo fuera tan dócil no era normal y eso me asustaba un poco.

En primer lugar, ¿Por qué estaba decidido a esforzarme por salir con Kilian?, ¿No quería yo un fin de semana tranquilo sin tener que verlo?. Si mi abuelo se negaba, tenía la excusa perfecta para negarle la salida de mañana.

En ese momento me regañe a mí mismo por no pensar en ello antes.

 

De camino a la biblioteca, a pesar de que estaba completamente exhausto, tenía que hacer 4 horas de estudio, como le había prometido a mi abuelo, mi celular comenzó a vibrar. Cuando lo revisé, vi que tenía un mensaje de Kilian, lo cual se me hizo extraño ya que él dijo que llamaría, no que me escribiría.

 

“Lo siento, sé que dije que llamaría, pero no me di cuenta que ya no tengo saldo el celular, así que no me quedó de otra más que escribirte. Mañana a las 11:00 AM al frente de la entrada de la estación de tu casa. Veámonos allí.

 

Espero ansioso que ya llegue mañana :D!

 

Kilian.”

 

¿A las 11?... Encima que no podré dormir mucho esta noche por estar estudiando, que en parte es su culpa. Bloqueé el celular y seguí mi camino hacía la biblioteca.

 

De alguna forma, mi corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. Hace mucho no salía con alguien a la calle que no fuera un miembro de mi familia. Apreté sin darme cuenta el celular que llevaba en mi mano.

 

¿Por qué estoy nervioso?...

Notas finales:

 La primera cita de Kilian y Alejandro, ¿Qué creen que pueda pasar? ¿Logrará Kilian que Alejandro se abra más con él?.

 

Chicos! De nuevo me disculpo por mi ausencia de meses. Realmente que sin la inspiración es poco lo que se puede hacer. La buena noticia, es que estoy llena de inspiración, ya tengo 3 capítulos más escritos, y estaré subiéndolos espero dentro de esta semana y la otra.

 

Espero que aun sigan leyendo mi Fic, y no me hayan abandonado!

Se les quiere!

 

Keii.

PD: MUCHAS GRACIAS A LOS QUE ME ESCRIBIERON REVIEWS! Lamento haberles solo contestado hasta ahora. No me odien, por favor ; w ;!

 

PD2: Este es el estudio del abuelo de Alejandro. (http://www.mobiofic.com/data/productos/z_mobiliario-de-despacho-clasico.jpg)


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