–Key…
–¿Qué pasa amor? –Dijo mientras se acurrucaba en su pecho-
–Tengo algo que contarte
–Bueno pues dilo, después de todo soy tu novio
–Aquí y ahora no… no después de haber hecho el amor… -el rubio sonrió-
–Tranquilo, será cuando quieras –le dio un beso y cerró los ojos-
Tenía medio año que se conocían y eran la pareja más feliz que se veía en la cuidad, tomados de la mano al caminar y siempre sonriendo. Perfectos. Así los describían.
Aunque esa perfección tendría una pausa, Minho recibió una carta de sus padres donde decía que necesitaba volver a los Estados Unidos para tomar su cargo de vicepresidente en la empresa de la familia, algo en lo que el moreno no estaba de acuerdo. Detestaba tener que ir a ese aburrido edificio a revisar papeles y firmar otros más, es por eso que tomó vacaciones fuera del continente, decidió ir a Corea; después de todo ahí nació.
Solo que no esperaba encontrarse con ese chico. El de cabello rubio, piel blanca, labios acorazonados y rosas, con unos ojos hermosos a pesar de tener lágrimas en ellos.
–¿Por qué lloras? –se atrevió a preguntarle-
–Porque me abandonaron… -le respondió levantando un poco su cabeza-
–¿Fue de tu familia? –Choi decidió sentarse a un lado del él-
–La única que me quedaba… era mi gato, lo encontré en este puente hace unas semanas y lo lleve a casa conmigo… crei que ya no estaría solo pero me dejo, al final siempre me dejan solo…
–¿Tus padres?... -el rubio negó –yo no te voy a dejar solo…
–No me conoces…
–Pero puedo hacerlo, nos podemos conocer… yo también estoy solo
–¿E-En serio? -limpio sus lágrimas y lo volteo a ver-
–Sí, me acabo de mudar y necesito amigos… al igual que tú… podemos ser amigos ¿Qué dices?
Había algo en su mirada, inexplicable sensación de tranquilidad pudo encontrar en su mirada, el atardecer se encontraba enfrente de ellos y su corazón palpito; fue así como todo empezó. Al principio Kibum era temeroso, un completo extraño que te ofrece amistad era de sospechar.
– ¿Cómo te llamas?
–Kim Kibum… me puedes decir Key…
–Key… es bonito -se sonrojo-
El resto de la tarde se quedaron juntos, y fue hasta la noche que se separaron. Vaya encuentro; los demás días fueron iguales, siempre en ese puente a la misma hora justo antes de que se pusiera el sol, se conocían cada vez más, fueron secretos lo que se contaban y como se enamoraron.
–Key tengo un secreto que contarte
–¿Qué es?
–Pensaras que estoy loco
–No puede ser tan malo, vamos hombre dilo
–Te amo… Estoy enamorado de ti, te amo -Kim trago saliva-
–Pues estamos igual de locos… -los dos se rieron-
–¿Quieres ser mi novio?
–Si quiero…
Se acercaron uniendo sus labios en un roce suave, lento, descubriendo sus sabores, disfrutando del momento, el primero de muchos besos que se darían. Que mezclarían con abrazos, para convertirse en caricias y finalmente terminar desnudos demostrando solo una cosa. Amor. Muy bueno para ser cierto.
Choi iba a regresar a Estados Unidos, pero lo haría solo por una cosa; renunciaría a todo por tener una vida junto a su pareja. Tiraría todo a la basura con sus padres por una persona, pero se encontraba en su derecho. Desde pequeño le dijeron “Busca la felicidad”. Él la había encontrado y se llamaba Kim Kibum, de eso podía vivir para siempre.
–Vamos a ir al puente del rio
–Me parece perfecto, hemos estado yendo a otros lugares que casi lo abandonamos
–Tiene que ser hoy…
–Lo que tú digas amor
Aun no sabía cuáles eran las palabras correctas para explicar todo, diría la verdad de eso estaba seguro solo que… ¿Cómo?...
–Estamos a tiempo, hay que sentarnos para ver el atardecer juntos -el de mirada gatuna se subió a la barda esperando que su novio hiciera lo mismo-
–Key… tengo que decirte algo
–Anda, suéltalo -sonreía, desde que estaba con Minho siempre sonreía-
–Saldré de viaje…
–Oh… bueno tú dime cuando tengo que empacar -soltó una risilla-
–Me voy del país…
–Mis papales están en orden así que no habrá problema con la visa
–Solo…
–¿Q-Qué dices?...
–Es un asunto que debo de resolver, tengo que irme del país
–Llévame…-susurro con la cabeza agachada-
–No puedo, necesito que estés aquí… lo lamento pero no hay opción
Para Kibum habían dos opciones, morir o vivir.
–Quiero pasar el resto de mis días contigo… -apenas pudo susurrar-
–Eso es algo que ahora no puedo cumplir… -le respondió frio-
Queda una.
–Entonces… déjame morir en tus brazos… –cuando levanto la vista las lágrimas ya corrían por sus mejillas pero eso no alteraba la sonrisa en su rostro, esa sonrisa que era la más sincera de todas y expresaba el deseo-
–Sabes que eso no pasará
Un fragmento más del corazón de Kibum se rompió.
–Minho… siempre te voy a amar… -el alto se dio la vuelta y comenzó a caminar con las manos dentro de la chamarra-
Tenía la esperanza de que una vez regresara de América lo encontraría en el mismo puente donde lo encontró. Lo vio llorando, se despedía cuando él estaba llorando y nuevamente Key lloraría en el momento que lo viera dar el primer paso a esa construcción de cemento.
Eso creía.
–No mires atrás… Minho, no mires atrás… -susurraba para sí mismo, pero no lo logró-
Se detuvo antes de llegar al otro lado del puente y se giró para verlo por última vez.
–K-Kibum… -fue entonces que sus ojos se cristalizaron -¡¡¡KIBUM!!!
Corrió a donde estaban los dos y volteaba a todos lados buscándolo, en casi un minutos desapareció. Entonces recordó sus palabras y con miedo se asomó por la barda de concreto derrumbándose por el dolor, el amor de su vida estaba tirado en el pequeño rio machando el azul para pintarlo de rojo, dejando que el agua se llevara sus ganar de vivir.
–Imbécil… ¡¡¡ERES UN MALDITO IMBECIL!!! –Se puso de pie sobre la barda y dejó caer su cuerpo-
Si esa era la única manera de llegar hasta él pues lo haría, se aventó cayendo a un lado del cuerpo de Kibum.
–Estaremos juntos…
El atardecer era hermoso, ese fue su último atardecer juntos, estaban ahí los dos, tirados, mirándose.
–Minho… -Kim seguía llorando –T-Te amo… -y dio su respiro final-
–Para siempre… -el moreno alcanzo a juntar sus manos para después cerrar los ojos-
–¿Puede decirnos lo que ocurrió?
–Yo iba caminado por el rio… una pareja estaba en el puente… platicando… uno parado y el otro sentado en la barda… luego el alto se fue y el que estaba sentado se echó para atrás… escuche como su cabeza se estrellaba con las rocas, luego el otro volvió e hizo lo mismo…
–Gracias, por su ayuda –el policía le dio la mano -¿cuál es su nombre?
–Jonghyun… Kim Jonghyun, dirá que estoy loco pero… creo que fue hermoso
– ¿Disculpe?
–Se amaban tanto que se mataron uno al otro…