Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico que me ponía los anclajes por yumiyu

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

He hecho este oneshot como regalo de cumpleaños de mi gran amigo Sebastián =) (Los personajes son totalmente reales y algunas circunstancias también). Una historia real para personas reales. Que la disffruten =)

 

PARTE I. ÉL.

 

Hacía poco que había comenzado en éste nuevo gimnasio. Desde hace tiempo que quería apuntarme y aprovechando que Andrea había decidido hacerlo conmigo me había animado finalmente a ello.

Poco a poco había podido ir subiéndole el peso a las mancuernas lo cual no solo me hacía sentir más fuerte sino también más guapo.

-Ey, mira lo que hay allí dentro- Miré por un segundo a Andrea que no quitaba sus ojos de la pared del fondo. Seguí con mi vista esa dirección para toparme con un culo hermoso. No pude evitar sonreír en cuanto lo vi. Relamí mi labio y observé detenidamente, jamás me había cortado en ese tipo de cosas aunque igual si se daba cuenta es cuando empezaría a tener vergüenza. Recorrí su cuerpo esbelto comiéndomelo con los ojos. Brazos marcados, abdomen fuerte, severo culazo. Las mallas ajustadas que llevaba lo realzaba y lo convertían en un lindo manjar. Es gay seguro, sólo un gay cuidaría así ese culo tan penetrable. Mordí mi labio y mis ojos subieron hasta su cara una vez que ya me había prendido de su hermoso cuerpo.

La sonrisa se convirtió en una ligera risa, ¿Cómo podía tener un cuerpo tan sumamente perfecto una cara así pegado a él? Bueno, no es que el chico sea feo del todo pero desentona bastante, más bien, su cara no es bonita. Lo miré atentamente intentando hacerme a ella. Ojos pequeños, pelo corto oscuro, nariz grande y alargada y unos labios demasiado finos. Saqué todos los pensamientos de mi cabeza y seguí con mi rutina.

 

Cuando acabé, esperé a que Andrea también lo hiciese para dejar la llave en la recepción e irnos juntos para casa.

-Mira quién está hoy en la recepción-Me dijo Andrea Bajito llamando mi atención. Miré disimuladamente y me encontré con el mismo chico de antes. Nos acercamos como si no hubiésemos estado hablando de él y como si no quisiese penetrar ese hermoso culo que tiene y me sorprendí cuando se quedó mirándonos fijamente con sus diminutos ojos.

-Vamos Juan y Andrea- Los dos sonreímos sin responder y salimos hacia afuera. ¿Por qué sabía mi nombre? ¿Acaso daban la bienvenida a todos los nuevos de esa manera tan personalizada? Nunca me había gustado que me llamasen Juan. De hecho a veces hasta olvidaba mi primer nombre si se pronunciaba solo. Para los amigos soy Sebastián o Sebas y para los documentos Juan Sebastián. Pero pocas veces soy sólo Juan.

 

Dejé a Andrea en su casa y me dirigía la mía deseando ducharme. No sabía por qué había pensado tanto en ese chico pero desde que me encontraba sólo en el coche no había salido de mi cabeza. Cuando llegué a casa y por fin pude descansar me tumbé en la cama y dejé volar mi mente. Mañana sería otro día.

 

------

 

Ya habían pasado varios días desde que Andrea y yo habíamos comenzado a asistir al gimnasio. En más de una ocasión me había vuelto a cruzar con el chico de los ojos pequeños. José ponía en su identificación. No entendía muy bien el por qué pero una parte de mí quería saber más de él.

-Andrea- Le dije mientras me apoyaba en la máquina que ella estaba usando en ese preciso instante para hacer sus series. -¿Nos apuntamos a la clase de Jose? Así podemos morborsearlo de cerca.- Andrea rió.

-Por mí vale.- Sonreí satisfecho y fui a ver a qué hora se daban las clases. Estábamos justo a tiempo de poder asistir a una de ellas ¿Acaso era el destino?

En cuanto pasamos por la puerta sus ojos se posaron en nosotros y esbozó una sonrisa provocando que me pusiese nervioso ¿Había sido una buena idea? La clase comenzó y no nos quitó ojo de encima. ¿Por qué sentía su mirada tan fijamente puesta en mí? Sentía como mi espina dorsal vibraba cada vez que nuestros ojos se cruzaban. No… No parecía que fuese la mirada de un profesor que ayuda a sus alumnos, estaba totalmente centrada en mí y eso que Andrea también era nueva en la clase. Este chico tiene que ser gay seguro. Cada vez había más pruebas, sonreí por dentro intentando no perderme en la clase para no hacer el ridículo.

Mi cuerpo se confundió a sí mismo intentando hacer lo mismo que el hacía. Era la primera vez que entraba a una clase así así que supongo que sería normal confundirme de vez en cuando. Volví a sentir sus ojos posados en mí y mi cuerpo ardió de vergüenza. Seguramente estaba haciendo el ridículo. Intenté desviar mi mirada hacia otro lado fingiendo que no sabía que él estaba ahí cuando sentí cómo sus manos se posaban sobre mi cuerpo, me dio el vuelco al corazón haciendo que mi cara se tornase roja como el vino.

-Mira, se hace así- Cogió mis manos guiándome para explicarme cómo debía hacer los ejercicios ¿Acaso tanta confianza era normal? Asentí sin decir palabra y volvió a su sitio.

¿Por qué me había puesto tan nervioso? ¿Por qué había sentido esa sensación en el estómago? Oh vamos Sebas, sabes perfectamente el por qué. Me daba igual que su cara fuese fea, este chico me estaba empezando a gustar.

Me había sumido tanto en mis pensamientos que no me enteré cuando la clase había acabado y él salía sonriente como siempre despidiéndose de nosotros.

-Sebas, te has puesto rojo- Andrea empezó a acercarse a mí burlándose por el hecho de que el chico me hubiese gustado.

-Ya, cállate Andrea- Volvimos a discutir delante de la gente. No es que Andrea y yo discutiésemos, sólo que teníamos nuestra propia forma de hablar.

-Sebastián- Miré a quién había pronunciado mi nombre. Jose estaba fuera de la clase y saludaba con la mano. ¿Me había llamado Sebastián? Sonreí. -¿Qué ocurre?- Preguntó al ver que me había quedado totalmente pasmado. Negué con la cabeza.

-Nada, que me ha extrañado que dijeses Sebastián cuando me llamabas Juan.- Jose sonrió.

-Bueno, como la gente te llamaba así supuse que preferías que te llamasen así.- Eso era muy lógico.

-Ahora vengo.- Andrea pasó por al lado nuestro echándome una de sus miradas y dejándonos a solas.

-Sólo quería saber si te ha gustado la clase.-Ah, vale. Sólo era eso. -¿Volveréis a venir?- Asentí. Había vuelto a dirigirse a ambos en vez de a mí solo ¿Debía sentir pena por ello? Asentí a su pregunta y levanté la mirada. Me quedé petrificado antes su mirada. Tenía unos ojos preciosos. De un azul clarito, como el mar de las grandes playas. ¿Cómo no me había dado cuenta hasta ahora? Él se fue sonriente y fui directo a encontrarme con Andrea que ya esperaba saber qué había pasado.

Por el camino a casa le conté a Andrea que el chico había empezado a gustarme y pudimos cotillear un poco sobre él. Quería saber más cosas. Si realmente era Gay, si tenía novio, qué le gustaba, dónde vivía. Quería saber más de él.

Cuando llegué a casa, intenté buscar en Facebook con su nombre a ver si por casualidad lograba encontrarlo pero, después de varios minutos disentí totalmente. Era imposible sólo con el nombre encontrar a una persona. Podía incluso no ser de aquí. Resoplé resignado y me metí en la cama. Debería hacer algo para poder acercarme más.

 

 ……

Ya había pasado varios días y aún no conseguía nada más. Sabía que me miraba y por su puesto yo hacía lo mismo con él ¿Tal vez era por eso? ¿Tal vez me miraba porque se daba cuenta que yo lo hacía? No quería pensar en ello, prefería pensar que yo podría haberle gustado. Andrea y yo entramos más temprano que de costumbre a su clase aunque por desgracia él no estaba ahí. Nos sentamos en el suelo y comenzamos a estirar.

-Hola- Desvié mi mirada hacia la puerta y me puse nervioso al notar que entraba y se ponía al lado de nosotros. –Bueno y ¿Qué tal chicos?- Andrea y yo nos miramos por un segundo de reojo pensando lo mismo.

-Bien, aquí estamos otra vez.

-¿Os gusta la clase?- Asentimos. ¿Por qué si hablaba a los dos me miraba prácticamente todo el rato a mí? -¿De dónde sois?

-De aquí. ¿Y tú?

-De aquí también, nunca os he visto de fiesta ni nada. Y… ¿A qué os dedicáis?

-Acabamos de terminar la carrera de económicas- ¿Por qué parecía nervioso? Parecía estar obligado a mirar Andrea o tal vez era la forma en que yo lo miraba la que lo hacía sentirse así. Sonreí y le miré más atentamente, mis ojos descaradamente podían estar diciendo que me lo comería entero.

Seguimos hablando de todo lo que se nos pasaba por la cabeza hasta que la gente empezó a entrar en la clase y tuvimos que parar para comenzar. Tan sólo llevábamos un rato de clase cuando decidí ponerle un poco nervioso o en cuyo caso, conseguir que volviese a acercarse.

-Profesor, me pierdo- En parte era verdad, pero se conseguía que viniese eso que me llevase.

-¡Pues concéntrate!- Era la primera vez que no se acercaba a ayudarme.

-¿Con o sin tu ayuda?- Insinué consiguiendo mi objetivo de ponerle nervioso.

 

 

 

 

 

PARTE II. CONOCIÉNDONOS.

 

Más clases y más clases pasaron y siempre era lo mismo. Siempre venía para colocarme bien los anclajes de suspensión y eso que habituaba a ponerme lo más atrás posible, pero aun así lo único que me demostraba haciendo eso era que le interesaba, sin dejar de lado por su puesto el que siempre me saludase y la infinidad de miradas que cruzábamos todos los días e incluso guiños indiscretos. Si a éste chico no le interesaba, algo estaba fallando en mi cabeza. Me puse colorado cuando la imagen el otro día pasó por mi cabeza. Aún sentía vergüenza de ello, recordaba perfectamente cómo se acercó al final de la clase y colocó su mano agarrando fuertemente justo debajo de mi culo “mira cómo se te pone esto de duro” Eso fue claramente para mí una declaración de guerra, sexual evidentemente. Si quería ponerme nervioso yo no me quedaría corto.

Intenté llegar hasta los anclajes pero por más que estiraba mi cuerpo no lo conseguía, no es que fuese bajo pero me encontraba en una estatura de lo más normal; además saltando como lo estaba haciendo y con lo patoso que soy igual y rompía un cristal. Sentí como me observaba desde lejos divertido ¿Acaso le hacía gracia que no llegase? Sonrió divertido y se acercó rápidamente a mí.

-¿Te pones aquí?- Menuda pregunta, si ya sabe que siempre escojo por éste lado. Se estiró y agarró los anclajes con mucha facilidad. Su cuerpo totalmente tensado marcaba sus músculos y enviaron una reacción inmediata a mi entrepierna. Bajó los anclajes y me los entregó. –Porque es tu sitio y las costumbres son las costumbres.- ¿Qué quería decir con eso?

La clase empezó como cualquier otro día y me concentré en mis movimientos siguiendo siempre sus indicaciones, fortaleciendo mi cuerpo y marcando mi espalda.  Intenté hacerlo lo mejor que pude sabiendo que sus ojos no se apartaban ni un instante de mí y mis reacciones.

-Lo estás haciendo muy bien- Oigo su voz en mi oído y me percato de su presencia. ¿Cómo no me había dado cuenta de que se había acercado? Mis pensamientos habían volado tanto que había perdido la visión del mundo real. Andrea me mira cómplice sabiendo exactamente en qué estoy pensando en ese momento. Se quedó cerca de mí el resto de la clase y en cuanto terminamos salí corriendo hacia afuera. Si me quedaba más tiempo mirando sus ojos y su cuerpo me volvería loco.

-Espera- Andrea me paró llegando a la salida.

-Perdona Andre, tenía que salir de ahí- Rió.

-¿Cómo va lo cosa con él? ¿Qué pasó el otro día que no me enteré? ¿De qué hablabais?

-Resultó que tenemos un amigo en común. ¿Recuerdas al chico que conocí en Coruña con el que dormí?

-¿El que era hetero?- Asentí.

-Resulta que son amigos de la universidad- Andrea y yo reímos. –¡Se quedó con una cara cuando le dije que habíamos dormido juntos!. Me está volviendo loco.

-Creo que es más que evidente que le gustas- Me lo había planteado mil veces pero entonces, ¿Por qué no hacía nada?

-Le dije además que no queríamos de nuevo al profesor que vino la última vez.

-¿La última vez?- Inquirió Andrea.

-Sí, cuando Jose se puso malo. El que me jodió el hombro- Asintió. Había sido gracioso ver su cara cuando le dije que era a él al que queríamos y no al otro tío.

-¿Y qué dijo?- Me sonrojé.

- En cuanto lo mencioné agarró mi espalda y mi abdomen así en plan de broma.

-¿Vas a hacer algo?

-¡No sé! ¿Qué podría hacer? A veces parece que todo indica a que le gusto y otras sin embargo no pasa absolutamente nada. No paran de haber miradas indiscretas, susurros, el que empezase a llamarme Sebas y no Sebastián.

-Bueno, a partir de mañana lo tendrás todo para ti.- Eso me puso triste. Había olvidado que Andrea ya se iba de la ciudad y ahora tendría que ir solo al gimnasio. Eso no me apetecía nada la verdad.

 

….

 

-¿Cómo estás?- Preguntó en cuanto se acabó la clase. Éste era el primer día que realmente hablábamos totalmente a solas y un sentimiento extraño se posó en mi corazón y aceleró la sangre de mi cuerpo.

-Bien ¿y tú?- Le sonreí sincero.

-Tirando. ¿Cómo llevas el trabajo de fin de carrera?- ¿Cómo podía acordarse de todo lo que habíamos hablado en este tiempo y estar siempre tan atento y yo seguir planteándome si realmente le gustaba?

-Un coñazo la verdad. Esa profesora es un horror de mujer.- Rió.

-Bueno, tu tranquilo, tan solo es el último empujón. Voy saliendo que me tengo que ir- Asentí sin decir palabra y pasó por mi lado, haciendo que nuestros hombros se rozasen por un instante y me estremeciese. Realmente éste chico me gustaba. Por fin encontraba a alguien que podía hacerme revolucionar todas las partes de mi cuerpo, alguien de quien no solo quería sexo y eso lo hacía todo más complicado.

Me quedé absorto mirando a la nada, echaba de menos a Andrea para poder hablar ahora mismo. Debía parecer un idiota ahí parado solo en medio de la sala. Suspiré y me dirigí hacia los vestuarios. Estaban siempre abarrotados y los tíos se ponían a hablar como si estuvieran en un bar o en plena calle, formando un bullicio de sonido que colapsaba las conversaciones y que obligaba a tener que gritar si te encontrabas a más de 30 centímetros de una persona.

Empecé a andar hasta mi casillero cuando lo vi con el rabillo del ojo. Recién salido de la ducha, con las gotas de agua aun cayendo de su cabello. Deslizándose provocativamente por su cuello y por su pecho hasta acabar en esa toalla verde que tapaba sus parte más íntimas. Por fin podía ver ese pecho fornido sin necesidad de que la ropa me obligase a imaginar qué había debajo.

Cogí rápidamente las cosas de mi casillero y me fui antes de que la sangre que mi corazón bombeaba ahora mismo a toda velocidad acabase en mis partes bajas en mi cara, no quería excitarme delante de él y por supuesto, tampoco quería acabar totalmente colorado.

-Hasta luego Sebastián- Oí su voz. Como si todos los sonidos de la habitación se hubiesen apagado en mis oídos, como si siempre hubiésemos estado solos en ese vestuario. Me giré viendo todo lo que pasaba a mí alrededor a una velocidad más lenta a la habitual. A cámara lenta recorrí su cuerpo con la mirada desde la parte de abajo hasta llegar a posarme en sus ojos. Cuando por fin llegué a sus ojos, giró la cabeza sin poder sostenerme la mirada. Igual ni se había dado cuenta de que estaba desnudo. Cerré los ojos por un instante y la realidad volvió. Los sonidos, la gente, las conversaciones, el bullicio. Las imágenes pasaron ya a su velocidad normal y me di la vuelta para dirigirme a mi casa.

Mierda. Me había dejado la llave puesta en casillero. ¿Qué pensaría Jose si vuelvo a pasar por al lado suya después de haberlo mirado desnudo tan fijamente? Anduve de nuevo hacia el casillero, bajando ligeramente la mirada para que no pensase que volvía por él. Volví a mirarlo disimuladamente y me di cuenta de una cosa. Ya no lo miraba con ojos sexuales, ya no quería comérmelo de arriba abajo. Quería abrazarle, quería que nuestros cuerpos se fundiesen en uno solo. Sentir sus brazos a mí alrededor y refugiarme en su fornido pecho.

 

 

 

 

 

 

 

PARTE III. LO QUE PASÓ DESPUÉS.

 

-Me alegro que hayamos salido- Le dije a Andrea, la verdad es que necesitaba despejarme y me había venido bastante bien que ella y su novio se pasasen hoy por la ciudad. Ella sonrió.

-Mira quién viene por ahí- Miré en la dirección que Andrea señalaba con un gesto de su cabeza y me giré para encontrarle a él. Venía totalmente arreglado de la mano… De una chica. Sentí cómo mi cuerpo empezó a ponerse nervioso, la sangre voló a mis mejillas tornándolas rosadas y mi cabeza y corazón hicieron un “Crick” totalmente literal. ¿Entonces era eso? ¿Era heterosexual? ¿Tenía novia? ¿Por eso no había pasado nada entre nosotros? Eran demasiadas preguntas y no sabía cómo obtener la respuesta.

-Ese tío no es gay- Dijo el novio de Andrea muy convencido. Aunque en realidad no creo que sea así. Un hetero no hace todas esas cosas. ¿Me habría estado confundiendo todo este tiempo? Noté su mirada en mí y se acercó con su chica. Me daba rabia esa tía. Ojalá y no estuviese aquí.

-Hola, ¿Qué tal?- Dijo totalmente indiferente. Con todo lo que habíamos pasado en el gimnasio y ahora sólo obtenía un simple hola… Sentí la rabia invadiéndome. Los tres saludamos y el tan solo sonrió y se alejó para poder sentarse en una mesa.

Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando. Tiene que ser bisexual, o un gay reprimido en el armario. Suelo tener buen ojo para saber quién juega en el mismo bando que yo y no podía estar equivocándome ahora. ¿Tal vez imaginé cosas porque siento algo por él? No… 
Esto no podía estar pasando.

-¿Salimos a fumar?- Asentí a Andrea que me miraba. Había bebido hoy de más y me había rallado tanto la cabeza que realmente necesitaba un cigarrillo. Salimos hacia a fuera y nuestras miradas se cruzaron justo antes de llegar a la puerta. Desvié mis ojos hacia otro punto. Ni él iba a acercarse ni yo a él. Estaba claro que sólo podríamos ser “nosotros” cuando estábamos bajo las cuatro paredes del gimnasio.

-No te ralles Sebas- Asentí al novio de Andrea. Eso era lo mejor. Olvidarme. Jose salió con su novia cuando estaba acabando mi segundo pitillo. ¿Acaso venía a ver si estaba aquí? ¿Por qué jugaba tanto conmigo? ¿Por qué me tenía que sentir así? Ya no me apetecía estar aquí. Me despedí de los chicos y me fui para mi casa. Me tumbaría en la cama y me olvidaría de todo. Mañana tenía gimnasio de nuevo y pronto llegarían las vacaciones. Disfrutaría de verle un par de días más y me conseguiría olvidar de él en verano.

Realmente me estaba haciendo daño con éste chico, vamos Sebastián, es un chico que tiene novia ¿Qué esperas que pase? ¿Qué salga del armario por ti? Bueno… Eso sería una historia muy bonita pero debo hacerme a la idea de que no pasará. Tengo clarísimo que le quiero, que siento algo más fuerte por él. A veces tengo tantas ganas de hacer el amor con él, pero no logro masturbarme pensando en su cuerpo porque le quiero, cuando quiero a alguien no lo puedo ver sexualmente... Aunque otras veces lo veo y quisiera chupársela e incluso hacer cosas como tragármelo entero o incluso comerme su apetitoso culo.

Suspiro resignado tumbado en la cama e intento dormir, mañana será otro día y como esté pensando en él todo el rato seguro que no consigo pegar ojo. Deseché todos los pensamientos de mi cabeza y me dejé llevar por las garras de Morfeo.

 

………

 

Lo tenía clarísimo, por fin había llegado a una conclusión. Aunque estuviese en el gimnasio lo ignoraría completamente. No podía seguir haciéndome daño. Cogí la mancuerna y empecé a hacer pesas. Ni si quiera iría a su clase. No. Me quedaría aquí y sería distante con él. Como él lo fue en la noche.

Los alumnos fueron pasando y vi como miraba hacia donde yo estaba, extrañándose de que no pasase. Decidí darme la vuelta. Si me llamaba seguramente volvería a caer en sus garras. Acabé con mi serie de pesas y cambié de ejercicio para hacer abdominales. Su clase ya estaba cerrada y seguramente habría empezado.

Rodeé todos los aparatos que se encontraban cerca de la habitación donde estaban haciendo el Trx, cada vez estaba más nervioso. Mi cabeza me decía que me fuese ya del gimnasio. Que cogiese mis cosas y me fuese para casa, pero mi cuerpo era incapaz de reaccionar correctamente a esas órdenes y tan solo perdía el tiempo de máquina en máquina esperando al final de su clase y a ver si se acercaba a mí.

-Es suficiente Sebas- Miré a mí alrededor comprobando que no había nadie y suspiré aliviado, lo había dicho en voz alta y no quería parecer un loco.

Me alejé de las máquinas y me puse a correr un rato en la cinta. Eso me haría distraerme y además aprovecharía para hacer los enfriamientos.

 

Ocho kilómetros. Había estado ocho kilómetros mirando a un punto fijo. Paré la máquina y bajé sintiendo como el suelo aún se movía en mis pies. Caminé lentamente hacia los vestuarios, realmente debía de haber estado tiempo ahí subido porque estaba todo bastante vacío. Entré por la puerta jugueteando con la llave entre mis dedos y me dirigí al casillero para coger las cosas. Las cogí y volví a cerrarlo recuperando ésta vez si la llave.

-¿Te vas?- Me dio un vuelco al corazón al oír su voz. Me di la vuelta y me lo encontré viniendo hacia mí.

-Si ya acabé.- Sé que lo dije con total indiferencia pero era lo que me había prometido.

-¿Por qué no viniste a mi clase? ¿Ya te aburriste?- Negué con la cabeza.

-Hoy me dolía el hombro y preferí no entrar.

-Mentiroso- Dictaminó al segundo. Alcé una ceja.

-¿Perdón?

-Quiero decir… He visto cómo hacías ejercicios con las pesas y si te duele el hombro…- Sonreí pícaro.

-¿Acaso me estabas mirando?- Ya me estaba hartando de toda ésta situación. Jose pareció ponerse nervioso.

-Pensé que igual estabas enfadado conmigo.

-¿Por qué iba a estarlo?

-Porque ayer no me acerqué a ti y eso.

-Estabas con tu novia, es normal y yo con mis amigos.

-¿Andrea no es tú novia?- Reí. ¿Se había pensado que Andrea y yo éramos novios?

-Que va, el chico que estaba ayer con nosotros es su novio.- Miró hacia abajo avergonzado. Realmente estaba perdiendo mi paciencia. Cada vez que me decidía a ignorarle o a que era imaginación mía ocurrían cosas así. -¿Algo más?- Inquirí molesto pero a la vez divertido. Él negó con la cabeza y me di la vuelta.

-Espera- Agarró mi hombro impidiéndome continuar.

-que ocurre- si no salía ya de ahí… Iba a acabar rompiéndome o excitándome o llorando. La verdad es que estaba sintiendo demasiadas cosas a la vez. Mi cabeza había formado un revoltijo de sentimientos que no me dejaban aclarar mis ideas.

-Esto es difícil para mí- Esto era el colmo. No sé qué pasó en mi interior pero instintivamente besé esos pequeños labios que intentaban pronunciar palabra.

Sentí cómo su boca se cerró ante la intromisión y sus ojos se abrieron como platos. Posó sus dos manos sobre mis hombros en un intento de apartarme pero acabó dejándolas ahí, inertes. Tan solo apoyadas dándome alguna especia de contacto. Su boca empezó a reaccionar y nuestras lenguas se juntaron mezclando nuestra saliva. Mordí su labio y mi pene reaccionó al oír un gemido de su parte.

Nos separamos unos milímetros aún con nuestras frentes pegadas y un hilo de saliva se quedó atrapado en ese espacio.

-Se acabó- Dije decidido sin aguantar más. No me había rechazado el beso. Se había insinuado y ahora mi miembro suplicaba en mis pantalones apretados por un poco de atención. Le agarré del brazo separándome completamente de él y lo llevé hacia la ducha antes de que alguien pasase y nos encontrase en medio apogeo sexual. Lo metí dentro de la ducha y cerré la puerta detrás de mí dándonos intimidad.

Me miraba entre asustado entre excitado, con sus ojos del profundo océano fijamente. Recorriendo mi cuerpo y centrándose en mis labios. Me paré esperando alguna reacción de su parte. Se cercó lentamente hacia a mí y rozó mi labio inferior con su dedo para luego introducir ferozmente su lengua. Estrellé su cuerpo junto al mío contra la pared y me quité hábilmente la camiseta.

Parecía descontrolado y nervioso, haciéndome pensar que de verdad jamás había estado con un hombre. ¿Realmente iba a ser yo su primera vez? Sonreí entre sus besos. Me separé de él y le di la vuelta dejándolo contra la pared.

-Espera…- Dijo nervioso poniendo sus manos en sus pantalones impidiendo que pudiese bajarlos del todo.

-Yo puedo hacerte sentir cosas que jamás imaginaste- Susurré sensualmente provocando que se sonrojara y soltase poco apoco la prenda dejándome hacer. Era totalmente cierto. Si realmente nunca había estado con un hombre, el placer que podía blindarle era el mayor que podía conocer en su vida.

Terminé de bajar sus pantalones y agarré su precioso culo, abarcándolo entre mis manos y disfrutando de él. Me agaché hasta quedar de rodillas y el echado hacia delante y con una mano empecé a acariciar su cuerpo y su agujero, mientras con la otra masajeaba su miembro.

-Aaahhh- Gimió haciendo que mi corazón diese un vuelco. Me acerqué con mi lengua a su trasero y empecé a probar su dulce sabor. Metiendo mi lengua en su agujero y deslizándola de abajo a arriba. Sacándola y recorriendo la parte baja de su espalda mientras sentía cómo las gotas de sudor iban invadiendo nuestros cuerpos y cómo las gotas pre seminales salían invadiendo mis sentidos. Me erguí colocándome contra su cuerpo y me acerqué como pude a su oído.

-Seré gentil- Susurré acercando peligrosamente mis dedos. Metí mi primer dedo rápidamente y sentí como su cuerpo se tensaba y daba un pequeño saltito. Me quedé quito, sin moverlo a penas hasta sentí que volvía a relajarse entre mis brazos. Comencé entonces a tocar su punto exacto de placer.

-Diossss…- Sonreí satisfecho. Otro hombre que descubría el paraíso. Metí un dedo más lentamente comprobando cómo su trasero se acostumbraba cada vez mejor a la intromisión. Mi pene estaba totalmente erecto ante la imagen de sus ojos suplicantes y sus sonidos jadeantes. Mi cuerpo me pedía instintivamente introducirme en él.

-mmmm…- Murmuré metiendo otro más. La sensación de su apretado trasero en mis dedos era increíble. Jose empezó a mover sus caderas haciéndome saber que su cuerpo necesitaba más de mí. Saqué mis dedos de su agujero y puse la punta de mi pene en su lugar.

Me eché hacia delante besando su cuello y empecé a entrar lentamente mientras mi mano aumentaba la velocidad alrededor de su polla.

Mi lengua recorrió su cuello y Jose echó la cabeza hacia atrás con un gemido de placer. Cuando mi pene estuvo totalmente dentro de él esperé unos segundos a que su cuerpo se acostumbrara y empecé a moverme lentamente, entrando y saliendo de ese precioso agujero.

Mis manos ahora invadieron todo su abdomen manoseándolo y estirando de sus pezones.

-aaaah…Sebas…mmmm- Que susurrase mi nombre entre gemidos casi hace que me corra. Mis movimientos se hicieron más rápidos y sentía cómo el éxtasis de placer estaba pronto a aparecer en mí.

-aaah…Me encanta tu culo…-Dije penetrándole con más profundidad. –Me encanta tu cuerpo…aaah- Acaricié sus pezones y di vueltas alrededor de ellos empinándolos aún más. –Me encantas tú…- Acerqué y besé su cabello. Jose torció la cara como pudo y nuestros labios se juntaron en un beso apasionado.

-Voy a…. ahhh… Voy….Me voy…- Tan solo con esas palabras sentí cómo en mi cuerpo se extendía una descarga eléctrica que nubló mis sentidos descargando todo mi semen dentro de él y notando como su polla se relajaba entre mis manos manchándonos a ambos en cuanto dejo salir su leche.

En cuanto la sensación de tocar el cielo disminuyó noté cómo su cuerpo se venía hacia abajo y me preocupé.

-¿estás bien?- Dije agachándome a su lado y encendiendo el grifo de la ducha para limpiarnos. Jose me miró atentamente.

-Dios mío… Ha sido increíble.- sonreí.

-¿No te he hecho daño?- Negó.

-Creo que estoy bien- sonreí y le ayudé a levantarse.

-Mañana te dolerá la cadera. Te lo aseguro.- Rió tocándose el cabello nervioso.

-Jamás pensé que sería capaz de hacer esto. Me regañaba a mí mismo por soñarlo y pensé que sería demasiado cobarde para intentarlo si quiera. Pero no sé… En cuanto todo empezó… Simplemente dejé de pensar, me dejé llevar.- Sonreí. Menos mal que había sido así.

-¿Volveremos a vernos?- Tenía que saberlo, realmente en mi interior quería que fuese así, no podía acabar en un polvo de un día.

-Uff… Eso espero- Sonrió y sonreí con él feliz. No pensaría en nada por el momento, no sabría qué sería de nosotros. Pero… Por ahora, esto había sido real y eso era lo importante. Volví a mirarle y me refugié en esos pequeños labios que esperaba volver a besar.

 

 

 FIN

Notas finales:

Espero que os haya gustado y que le guste a Sebas =) jejeje agradecería alguna opinión =)

Un abrazo! Nos leemos ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).