No importa lo rápido que sucedan las cosas…
No importa cuán fácil o difícil, o como hayan sido…
Soy completamente tuyo… Cuando tú ni siquiera me perteneces.
¿Es así como deben ser las cosas? Saber que siempre terminas en mi cama. Pero ¿Acaso debo conformarme? Si… Debo hacerlo.
No necesito que me expliques, quítate esa marca de pintalabios y ven de nunca deberías salir.
La luz del pasillo acaricio la espalda desnuda del chico mientras este se daba la vuelta en el lecho con ojos adormilados y sonreía de forma leve, el había llegado, de nuevo, como cada noche, había vuelto a él.
- Kris... -
No hubo respuesta, no mas que su cuerpo acercándose mientras la mano del menor se deslizaba por el cuello ajeno mientras enfocaba su mirada en aquella pupila sin culpa, allí estaba, no lo había decepcionado, como cada noche que esperaba por él, había vuelto a casa, tarde, pero había vuelto, no necesitaba de decir lo que había hecho, el menor lo sabía, esa sonrisa adormilada y dolida que salía de sus belfos mientras las manos ajenas se paseaban con libertad por su espalda dejando suaves e inentendibles formas mientras se perdía en aquellos ojos, queriendo encontrar un “Sera la última vez, no volveré a irme” que sabía, jamás encontraría, esos ojos que le miraba con serenidad, sin sentir culpa por lo que había hecho, aun sabiendo que el sufría.
Sufría por aquel deseo egoísta, porque no encontraba como reprocharle, porque lo amaba… Masoquistamente lo amaba y necesitaba como una droga que le carcomía las entrañas mientras lo único que podía hacer era sonreír.
-Bienvenido a casa… -
No era como si no se apreciara, no era como si no hubiera intentado reprocharle, pedirle que se detuviera, que no necesitara a nadie más que a él, a sus manos, a su cuerpo, a sus labios ¿Por qué demonios tenia que marcharse? ¿Por qué tratarlo como a un muñeco sin valor? ¿Por qué buscar en otras manos, en otros labios, besos y caricias que estaba más que dispuesto a darle? Supo que no tenia remedio, y lo intento, fue el quien intento alejarse, dejar de reprocharle, dejar de pedirle que se detuviera, fue entonces cuando él lo dijo…
“Un cuerpo le pertenece a cualquiera Chanyeol… Un corazón solo le pertenece a una persona”
El cinismo… El cinismo y al mismo tiempo la extraña felicidad que se tornaba melancólica mientras sentía su mundo desmoronarse cuyo único pilar en pie fue el… El que lo miraba con aquella tranquilidad, con su conciencia limpia y mirada serena, porque en su mente lo que hacía no estaba mal, poseía un deseo carnal que debía ser llenado, solo eso, un deseo, pero él lo tenía más que claro, su corazón le pertenecía a Chanyeol, siempre había sido así.
No era perfecto, no era aquel príncipe soñado con el que todos imaginan, claro que no, quizás la peor parte de todo fue que nunca intento ocultarlo, y supo que había cometido un error, Chanyeol cometió el error…
Se enamoró.
Sus finos dedos se deslizaron por la camiseta del mayor tomándolo por el cuello mientras lo acercaba a si, aquel sabor a alcohol marcado en su boca, el menor se sentía en paz, porque sabía que Kris nunca besaba a nadie en los labios más que no fuera el, no estaba en sus costumbres, su cuerpo, sus manos, las marcas que dejaba y permitía que dejaran en su cuello, esos eran los infieles del cuento.
Pero hare lo que los olvides… Cada noche, el único toque que recordaras será el mío…
No me expliques nada… quítate esa marca de pintalabios…
Soy completamente tuyo.