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Efectos Secundarios por Leana

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Notas del capitulo:

Definitivamente ustedes son las mejores ♥

Me han devuelto las ganas de seguir avanzando con este fic! Prometo no volver a dudar y terminarlo C:

Las amodoro *3*

 

 

Capítulo 10

 

 

 

 

Mikasa corre por el largo pasillo en busca de su hermano, mira hacia todos lados sintiendo lo agitada de su respiración, y de pronto escucha unas voces desde su costado. No las distingue con claridad debido a la distancia, pero no pierde tiempo y corre hacia allí. Al llegar se topa con el jardín principal y con dos hombres ahí de pie, distingue a Eren parado frente al Capitán con una flor en su mano, pero eso no es lo que le importa, sus ojos se clavan en esas orejas perrunas que sobresalen entre esos cabellos castaños y cuando sigue bajando su mirada nota una cola peluda y frondosa que se esconde entre sus piernas. Su pecho se infla cuando toma aire con la intención de llamar a su hermano.

Pero cuando ve a Levi avanzar hacia el chico su grito queda atorado en su garganta mientras él desliza su mano por la nuca del menor y lo jala hacia sí. Levi resbala su lengua por la mejilla del castaño y a Mikasa le parece oír una especie de jadeo. Entonces nota las orejas  gatunas del mayor, que se alzan con un espasmo.

La chica siente la ira subírsele por el pecho hasta la cabeza, y con las manos en puños sale de las sombras directo hacia la pareja que se gira a verla cuando oyen sus pasos.

— ¡Aléjate de él! —Exclama Mikasa con la voz cargada de furia—. ¡Abusivo! ¡¡Deja a mi hermano!!

— ¡Espera, Mikasa! —Eren la detiene tomándola de la cintura y atrayéndola hacia su pecho.

— ¡Te mataré! —Amenaza la azabache agitándose entre los brazos de su hermano adoptivo.

— Quiero ver como lo intentas, niña —responde Levi con las orejas hacia atrás y agitando la cola con irritación, pero su semblante sigue siendo monótono y aburrido, al igual que su tono de voz que detona claro aburrimiento.

Mikasa se agita un poco más pero Eren sigue apresándola. El menor se ha hecho más fuerte desde la última vez que se vieron y ella lo nota. La chica intenta calmarse y centra su atención en el cambio de su hermano, deteniendo sus movimientos y girándose para ver las orejas peludas. Cuando Eren se da cuenta de que su hermana está más calmada, la suelta con lentitud.

Mikasa se gira a su alrededor y lo observa con los ojos entrecerrados haciendo que él  trague con dificultad. De pronto ella frunce el ceño al ver su cola, la toma y le da un apretón curioso, provocando que Eren dé un respingo y su rostro hierva de vergüenza.

Levi nota la reacción del menor y parpadea varias veces sintiendo que el enojo se apodera de él, avanza y quita la mano de Mikasa sin ser brusco pero tampoco amable. Cuando sus miradas se topan la tensión aumenta en el aire volviéndolo espeso.

A pesar de que el felino quiere decirle que lo deje en paz, no lo dirá y Eren lo sabe, y descifrando la mirada amenazante que el mayor le da a Mikasa, mete su cola entre las piernas y cierra los ojos con fuerza.

— Mikasa… ¡Levi es mi novio!

— ¿Tu... qué? —Pregunta la chica estupefacta, haciendo que Eren abra un ojo, los que había cerrado cuando confesó aquello, con el calor alojado en sus pómulos.

— ¿Ahora eres sorda? —Dice Levi con voz calmada, pero con el sarcasmo escurriendo por cada palabra.

— Ahora si te mato...

La chica hace un nuevo intento por tirársele encima a Levi. Eren la toma subiéndola sobre su hombro, más por protegerla a ella que por la seguridad del felino, puesto que podría descuartizarla en un parpadeo y no es exageración.

Levi observa a la chica con irritación, se cruza de brazos mientras su cola gatuna se agita de un lado a otro. Odia el esfuerzo innecesario y Mikasa está haciendo un escándalo superfluo.

— ¡No te atrevas a tocarlo!

— Detente Mikasa, por favor…

Eren se gira para sacar a la azabache de ahí, si esos dos siguen en el mismo lugar, uno terminará sin cabeza y ése no será Levi. Camina por el pasillo y la lleva de vuelta a la cocina. La baja sentadora sobre la silla y se gira para cerrar la puerta con extrema lentitud, prolongando el momento de enfrentarla. Suelta un suspiro cansado mientras sirve un vaso de agua para ofrecérselo a Mikasa.

— Es una larga y complicada historia...

— Eso Hanjie ya me lo contó —lo interrumpe Mikasa refiriéndose a su cambio corporal—. Lo que quiero saber es qué te hizo ese depravado...

— No le digas así, Mikasa —dice el chico frunciendo el ceño sentándose frente a ella—. Escucha... yo... estoy enamorado de él.

— ¡Eren!

— Y de verdad me encantaría que tú me apoyaras... eres mi hermana y bueno, aunque no estés de acuerdo, no lo dejaré. Pero tampoco quiero perderte, eres mi familia. La única que me queda.

La resolución en la mirada de Eren provoca una punzada en el pecho de Mikasa, ésas palabras significan mucho más para ella que cualquier otra cosa en el mundo. Muchos pueden pensar que ella está enamorada del castaño, pero no es así. Es algo mucho más profundo, es ése amor incondicional y sincero que sientes por alguien que ha arriesgado su propia vida por ti. Que sabes que haría lo que sea por salvarte y estás dispuesto a hacer lo mismo. Es amor fraternal, puro, aunque no compartan la misma sangre, comparten el lazo que se forja con el cariño.

Aunque la chica más de una vez pensó en que su hermano llegaría con alguna novia, jamás se le paso por la mente que no fuera chica, sino hombre, además mayor. Y para variar ese Capitán que lo golpeó sin Sequeira conocerlo. Con un suspiro de resignación Mikasa mira hacia un costado y se cruza de brazos.

— Sabes que tienes mi apoyo, siempre.

— Me alegra oír eso, Mikasa —responde Eren con una sonrisa, alzando la mano para tocar su hombro en un gesto de agradecimiento.

 

 

 

 

 

La cena está servida y Sasha es la primera en sentarse, pronto se une Irvin y Hanji, luego los demás. El último en entrar es Levi, que camina hacia la encimera sacando un vaso y coloca la flor dentro, después de llenarlo con agua. Eren se sonroja al ver lo que hace y vuelve su vista a la comida ocultando una sonrisa.

Nadie dice nada mientras Levi se sienta junto al castaño. Conny sirve agua cuando ve la mano del Capitán, disimuladamente, tomar la del castaño dándole un apretón.

— ¡Springer! —exclama Hanjie cuando ve el vaso del chico rebalsado de agua y mojando la mesa.

— ¡Lo siento! —El calvito siente la tensión entre Mikasa y Levi, lo que lo pone muy nervioso al tener sus miradas de vuelta.

Conny se levanta a buscar un paño para secar y Armin frunce el ceño al ver la actitud de Levi, que a pesar de que ni mira al castaño se nota esa aura de posesividad. Realmente es extraño y todos saben  a qué se debe: Mikasa observa a la pareja frente a ella con una mirada letal. Entonces Ymir suelta una carcajada y Christa la golpea por debajo de la mesa.

— ¿Qué? —Pregunta la pecosa secándose una lágrima—. Solo mírala... se lanzará sobre la mesa en cualquier momento.

— Esto está muy bueno —comenta Marco refiriéndose a la comida, intentando destensar el ambiente.

Todos sienten lo cargado de la atmósfera, Mikasa mira a ambos con su rostro de total irritación y como si en cualquier momento se lanzara a la garganta de aquel hombre que está sentado junto a Eren. Mientras el castaño intenta comer, Levi parece indiferente a todo, sigue como si nada, pero el menor se da cuenta de la cercanía de éste.

— Parece que el felino sin darse cuenta está marcando su territorio —murmura Irvin cerca de la castaña con voz divertida.

— Es cierto, los gatos suelen ser muy celosos y posesivos —comenta Hanjie con complicidad para luego tomar otra cucharada de su sopa.

Irvin solo sonríe entretenido por la actitud que ha tomado su tan querido amigo, que al parecer ni se ha dado cuenta y parece seguir ignorándolos. Pero al ver el semblante letal de la hermana adoptiva de Eren, una punzada de alerta se enciende en su mente. Al parecer tendrá que tener los ojos abiertos, para no perder a las dos personas más fuertes de la humanidad, y no en manos de titanes, sino entre ellos.

Pero mientras no se maten... será entretenido ver al felino dejar las cosas claras con su pareja.

 

 

 

 

 

El rubio toca la puerta con los nudillos, después de escuchar el “adelante” Armin abre la puerta con un poco de dificultad debido al montón de papeles que lleva en las manos. Todos contienen información resumida sobre la poción y sus efectos, además de una justificación extensa del porqué se deben esperar a que los efectos  cesen por sí solos y no forzar una solución.

Armin siente sus largas orejas tensarse, el nerviosismo pronto comienza a hacer efecto en él mientras avanza hacia el escritorio. Irvin ni siquiera ha alzado la mirada, tiene sus celestes ojos clavados en unos papeles frente a él, que al parecer son más importantes que la presencia del menor ahí.

— Señor —habla Armin con voz temblorosa, tragando de manera sonora al esperar la respuesta.

— ¿Qué se te ofrece, Arlert? —la voz del hombre suena tensa haciendo que el chico deje sus largas orejas decaer.

— Vengo a hablarle sobre la poción.

— ¿Por qué no vino Hanji?

— P-pues… —tartamudea desviando la vista. Si antes el mayor lo evitaba, ahora es simplemente duro con él—, ella está ocupada… y como estoy libre me pidió que yo viniera.

Irvin se lleva la mano al puente de la nariz para apretarlo con fuerza. Se siente cansado y muy irritado, aún no se le ocurre qué hacer para que el Rey deje en paz a Mikasa, además de que debe lidiar con el innecesario papeleo con todos los detalles de la excursión fuera de los muros. Todo se arremolina en su mente y en estos momentos lo que menos quiere es lidiar con el problema que ha provocado Hanji. Irvin no es tonto, sabe que la mujer ha enviado a Armin por algo y tiene perfectamente claro que no es nada bueno.

El mayor alza su celeste mirada hacia Armin de pie frente a él, tiembla abrazando los papeles contra su pecho, sus orejas gachas lo hacen ver vulnerable y dulce. Irvin suelta un suspiro sacudiendo la cabeza y hace un gesto con la mano volviendo la vista a los documentos frente a él.

— En estos momentos no puedo revisarlos, Armin —dice con voz gruesa, sin siquiera tomarse la molestia de ser amable, como lo hacía con anterioridad—. Vuelve mañana.

Eso fue una orden. Armin asiente con un nudo formándose en su garganta, se gira y sale con rapidez. No se detiene y comienza a correr rumbo a su cuarto y cierra la puerta dejando caer los papeles al suelo. Intenta respirar, pero su pecho le duele con la angustia arremolinándose en su interior. Parpadea sintiendo las lágrimas caer por su rostro, sus orejas decaen por completo mientras él se desliza por la puerta hasta el suelo. Se abraza las rodillas comenzando a llorar con ganas.

— ¿Qué hice para que se molestara así? —Pregunta con un sollozo lastimero, tragando con fuerza, como si la respuesta llegara de la nada, como si su mente fuera a formular alguna teoría.

Pero Armin simplemente no lo comprende. Irvin lo ha evitado desde el accidente en el bosque de los Árboles Gigantes, ¿será que está enojado por ello? Pero si así fuera el mayor no se habría quedado con él para cuidarlo. Todo es tan confuso en su mente, el blondo suelta una nueva oleada de lágrimas y sollozos. Está enamorado de Irvin, lo desea desde lo más profundo de su ser, se conformaba con ser servirle en lo que pudiera, pero ahora el Líder de la Legión también le ha quitado eso.

Su cuerpo tiembla con tristeza, le duelen los ojos por la salinidad y su mente se nubla con cada conjetura que comienza a nacer, pero que no lo lleva a ningún lado. Simplemente no sabe  por qué Irvin se comporta así con él. Pero ya no puede hacer nada, por fin acepta que el mayor es simplemente inalcanzable para él.

 

 

 

 

 

Marco camina por el pasillo principal hacia la salida del cuartel. Irvin lo sigue junto a Levi y Jean. Esta noche es la Graduación de los nuevos soldados, donde decidirán a que rama pertenecerán. Es una de las decisiones más importantes para los reclutas y los preparativos hechos por la Legión de Reconocimiento ya están listos.

El pecoso siente la brisa fría de la noche, se coloca la capa y sube a su caballo, Jean los sigue cabalgando desde atrás. Los demás en el cuartel ya se han adelantado al interior de los muros y esperan la llegada de los demás funcionarios.

Una vez que han llegado al cuartel, Jean se baja del caballo mirando las rejas del campo de entrenamiento que los tuvieron reclusos durante tres años. Siente la nostalgia inundar su cuerpo mientras tapa sus orejas con la capa y esconde su esponjosa cola tras la tela.

— Aún recuerdo la bienvenida que nos dio Keith —dice Marco tras el castaño ceniza, que se gira esbozando una sonrisa.

— Estoy seguro que más de alguno se orinó, sobre todo Conny —Jean se larga a reír al recordar a Keith alzando a Conny por la cabeza.

Marco toca el hombro del zorruno chico, que se gira completamente para ver esos oscuros ojos cafés. El pecoso le sonríe tan ampliamente como de costumbre, deslumbrándolo con esa aura tranquilizadora que lo ayudó en los momentos más oscuros de sus misiones. De la nada Marco se acerca para darle un fuerte abrazo, Jean siente sus orejas tensarse pero la tela le impide el libre movimiento. Aun así la sensación que recorre su columna vertebral lo estremece, sintiendo el calor que emana del cuerpo de Marco, traspasando su ropa y dejándolo débil. Jean se siente confundido, si bien no es la primera vez que el moreno tiene esa clase de cercanía hacia él, nunca termina de acostumbrarse a esa sensación de deliciosa calidez.

— Eh, no te emociones —Jean pone sus manos en el pecho del pecoso para separarlos sin mucha convicción—. Despégate un poco.

— Lo siento —dice Marco alejándose para acomodar la capa de su mejor amigo y cubrir cualquier rastro de esas bellas y rojas orejas—. Debemos ir al escenario.

Ambos caminan hacia el interior, en la parte de atrás del escenario, reuniéndose con los demás a un costado de la plataforma de madera. Armin le sonríe a Marco mientras le cede el lugar para que mire mejor hacia los hombres que dan el discurso de todos los años, justo antes que él. Explican lo importante que es esta noche para su futuro, las ramas correspondientes y como siempre recalcan que la de más prestigio es la Policía Militar.

El primero en hablar es un hombre perteneciente a las Tropas Estacionarias. Pero el discurso cambia, habla sobre lo importante que es mantener el orden de la ciudadanía dentro de los muros, del correcto comportamiento que deben tener para dar el ejemplo, y que ahora desarrollan una tarea mucho más significativa que antes. Luego viene el turno de la Legión de Reconocimiento, pero esta vez no es Irvin el que habla, sino Marco.

El moreno camina a paso firme, haciendo que sus botas resuenen contra la madera con fuerza. A Jean se le aprieta el pecho al ver la determinación en esos amables ojos cafés.

— Como saben, las distintas ramas han cambiado —dice Marco con las manos atrás, posición firme y semblante serio—, pero no les mentiré. Nada nos asegura que los titanes no regresen. Pero ya es hora de que comencemos a recuperar lo que es nuestro y esa es una de las nuevas tareas de la Legión: reconocer el mundo fuera de los muros.

Marco sonríe levemente cuando los cadetes comienzan a murmurar entre ellos, se nota la aceleración y los dejes de adrenalina en cada joven.

— Si quieren, pueden asegurar sus vidas, están en todo su derecho —continúa en moreno con una sonrisa de completa comprensión—. Todos queremos seguir vivos, pero también queremos recuperar nuestra libertad ¿no? Como dijo un querido amigo: no queremos seguir viviendo como ganado. Y esta, esta es nuestra oportunidad.

De pronto los aplausos de expanden por los presentes, que sonríen alzando las manos en un puño para demostrar su acuerdo. Jean sonríe con el orgullo bullendo por sus venas, siempre ha creído que Marco posee un don extraordinario para convencer a los demás. Incluso si se tratara de algo vil, el pecoso lo haría ver valeroso y correcto.

Irvin también se dio cuenta de ese talento y lo ha usado para atraer nuevos talentos hacia la Legión, si bien antes eso no le importaba al rubio, ahora sí. Porque necesita gente de su lado para poder recuperar la tierra que alguna vez le perteneció a la humanidad.

— Bienvenidos a la libertad.

Y con eso, Marco se gira para bajar de la plataforma. Mientras se acerca a sus amigos, Jean siente sus orejas tensarse, el aroma del pecoso le llena las fosas nasales. No quiere admitirlo, pero en el fondo le encanta esa faceta decidida de su mejor amigo, se ve tan seguro de sí mismo que simplemente se siente derretir.

Jean frunce el ceño, sabe que esas emociones no son normales entre amigos, por ello decide despejar su mente de esas cosas y felicitar a su amigo por tan buen discurso. Fingir que nada pasa.

 

 

Notas finales:

 

¿Jean por fin se dará cuenta de sus sentimientos?

 

Debo confesar que estos dos son los que más me han costado :c Realmente los entiendo, sus miedos, su necesidad y sentimientos. Todo con Jean y Marco es delicado.

Ojalá les haya gustado este capítulo C:

Si bien Mikasa a veces me saca desquicio, me gusta el personaje cuando no tiene que ver con esa obsesión con Eren u odio con Levi xDD Así que bueno, trate de ser neutral y que se notara la relación que tiene ella y Eren a mis ojos. Porque realmente odiaría que Eren x Mikasa sea canon, weón, noooo!

Prefiero a mi rubia Annie ♥ ¬_¬

 

Saludos y besos pegosos~


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