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Efectos Secundarios por Leana

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Notas del capitulo:

Lo sientooo! Siempre termino olvidando que ahora actualizo los miércoles D: es que ya me había acostumbrado a los sábados y lo peor es que el asunto de los exámenes finales me absorben como arenas movedizas! Si no fuera por Kaas realmente no habría actualizado.

Aquí les traigo un nuevo capítulo y algo tierno de Irvin y Armin ♥

*Un saludito a Kass, nena, gracias por recordármelo y este capi con Irvin y Armin va dedicado a ti C: Saludos~

 

 

Capítulo 14

 

 

 

 

La luz del sol se cuela tenue por la ventana mientras Levi se acomoda el pañuelo pulcramente blanco alrededor del cuello. La mañana está bastante fría así que el hombre siente las ganas de beber una taza de tibia y fresca leche con algo de café para ganar energía.

Sale de su cuarto cerrando la puerta con cuidado, luego camina rumbo a la cocina donde Eren se acerca por el pasillo en dirección opuesta. El felino nota su mirada cabizbaja y un mal presentimiento se aloja en su pecho. Suelta un leve suspiro tensando sus negras orejas cuando se topan frente a frente.

— Buenos días, Capitán.

— Aún queda un rato antes de que el desayuno esté listo —dice el Levi sintiendo su cola agitarse con incomodidad—. Así que sería perfecto revisar el cuarto de los útiles de aseo antes, para ver qué es lo que se necesita y vayan al mercado antes de almuerzo.

— Sí, señor.

Levi observa sus reacciones, pero todas son de extrema y fingida indiferencia. Compone una mueca de fastidio al pasar a su lado rumbo al cuarto. Una vez que llegan, nota que Eren no cierra la puerta, sus orejas están gachas y su cola caída le dan claros indicios de que está apenado, quizás algo preocupado también.

El mocoso siempre ha sido un libro abierto para el mayor y eso es lo que le gusta de él. No es su verdadera intención ordenar el cuarto, solo quiere estar con el chico un poco, la noche anterior no se despidieron en muy buenos términos. Tampoco es como si Levi fuera a disculparse, solo quiere sentir su presencia, su compañía. Pero su comportamiento distante y cabizbajo comienzan a irritarlo a un punto apenas soportable.

Se gira tensando sus orejas gatunas y comienza a revisar las repisas mientras el castaño chequea las escobas y plumeros. Levi agudiza su oído, el corazón del chico late con normalidad, no de manera rápida como suele hacerlo cuando están juntos.

— ¿Pasa algo, mocoso?

— No.

No dice nada más, ni siquiera emite sonido alguno. Levi aprieta los dientes enojado, sintiendo los colmillos rasparle el labio inferior y se apresura en ordenar los distintos objetos con el fin de calmarse un poco.

No piensa seguirle su estúpido juego, si el chico se comportará de esa manera, que siga con su berrinche.

 

 

 

 

 

El Capitán termina de firmar la pila de documentos acomodados en un costado de su escritorio. Se lleva la mano a la nuca y frota moviendo el cuello de manera circular para calmar el dolor.

De pronto sus orejas negras se alzan al oír unos pasos a lo lejos, alza la vista y pronto escucha que tocan a su puerta. Sonríe para sus adentros, adora estos nuevos sentidos, lo hacen aún más letal y le encantaría emplearlos en el campo de batalla. Entonces recuerda que ya no hay titanes, frunce el ceño y comienza a pensar en un nuevo pasatiempo cuando vuelve a oír el golpeteo.

— Pase.

— Levi —lo llama Hanji con voz suave, lo que le trae un mal presentimiento al felino, eso no es nada propio de ella—, la comida esta lista.

— Está bien —contesta, se levanta tomando la chaqueta y comienza a colocársela—. ¿Por qué sigues parada en mi puerta?

— ¿Reprendiste a Eren?

— No.

— Es que… él… bueno, está tan triste...

— No te entrometas, cuatro ojos.

Dicho aquello, la mujer suelta un suspiro y salen juntos hacia el pasillo. Realmente ella quiere ayudar, pero Levi suele ser tan hermético a veces que la chica duda de cuáles son los momentos en los que debe intervenir y en cuáles no.

Una vez que llegan a la mesa, el mayor se sienta en el mismo lugar de siempre, a la derecha de Irvin, justo después de Hanjie. Pero el asiento de su costado esta vacío y el que llega a sentarse no es el chico que siempre lo ocupa.

— Buenas tardes, Capitán —lo saluda Marco con una sonrisa.

— Buenas —contesta Levi de manera escueta.

Alza la vista y ve al castaño sentado junto a Mikasa y un leve tic en su ceja izquierda se hace presente. Desvía la mirada hacia su plato comenzando a comer. Escucha sus risas, la voz animada de Eren mientras habla con la asiática. Levi siente el calor atorarse en su pecho de una manera extraña, muy incómoda. Siente los celos, pero también irritación porque a pesar de que es muy consciente de que el chico es muy joven, no puede entender que se comporte de manera tan inmadura. Lo peor es que de alguna manera está logrando su cometido: Levi desea que su calor, esa efusiva atención que demuestra, vuelva a él. Eso jamás ha sucedido antes, quizás sea porque los gatos suelen ser muy posesivos. Levi decide no darle más vueltas al asunto y seguir comiendo la espesa sopa que humea en su plato.

— Señor...

Levi tarda unos momentos en reconocer que aquella voz lo llama a él y por inercia se gira para ver al pecoso, que lo mira con expresión algo incómoda.

— ¡Levi! —Exclama Hanji haciendo que el susodicho gire el rostro de nuevo, pero hacia el lado contrario—. Tranquiliza esa cola tuya, es como un látigo golpeando contra mi costado.

Entonces el felino cae en la cuenta de que su cola se agita entre el respaldo de la silla y su propia espalda, chocando a la pelirroja y a Marco sentados a sus costados. Ahora sí está enojado, le cuesta controlar los impulsos de su lado animal y no está acostumbrado a ser tan “demostrativo”. Calmando su cola, vuelve a centrar su atención al platillo, pensando en que Eren realmente se las pagará.

 

 

 

 

 

Irvin se sienta sobre el sillón de su despacho con los papeles frente a él, comienza a leer los documentos que se deben firmar para la autorización de la compra de nuevos implementos para los escuadrones que están siendo entrenados.

El rubio suspira con cansancio, la luz anaranjada del atardecer baña las paredes a su alrededor y el leve calor comienza a desaparecer. Pronto la puerta frente a él se abre, dejando ver a un chico de bellos ojos azules. Debido a su cabello ahora corto, esas orejas largas y felpudas resaltan en su cabeza mucho más. Irvin sonríe al verlo entrar, el chico camina hacia el escritorio y toma algunos documentos para ir en su dirección. Armin se hace hueco entre sus piernas y se sienta revisando los papeles que acaba de tomar.

Se siente muy feliz, el nerviosismo en el conejito ha disminuido con el paso de los días y ahora puede disfrutar mucho más de la intimidad con el mayor. Irvin se inclina apoyando el mentón en el hombro de Armin para dejar que su aliento caliente la piel expuesta.

— ¿Qué opinas sobre cambiar el material de los tanques de gas?

— Um —Armin se lleva la mano al mentón y frunce el ceño ante la concentración—. Hanji me habló de eso el otro día y creo que sería bastante bueno. Si hiciéramos el material aún más liviano, nuestra agilidad aumentaría considerablemente.

— ¿Pero? —Irvin conoce demasiado bien a su joven amante y sabe que el chico sopesa todas las posibilidades.

— El costo también aumentaría. Dudo que el Rey quiera cooperar con ello, además subir los impuestos sería otro golpe para una humanidad que recién comienza a levantarse.

Irvin sonríe, es justo lo que concluyó cuando estuvo conversando con Mike. El mayor siente su orgullo inflarse ante las expectativas puestas en Armin, independiente de sus sentimientos por él, Irvin siempre ha pensado que el chico es muy capaz de sustituirlo, incluso de mejor manera. Pero aún es muy joven y tiene cosas por las que pasar antes de hacerse cargo de la Legión en caso de que algo sucediese.

El mayor está tan absorto en sus pensamientos que no nota cuando Armin se gira y atrapa sus labios con delicadeza. El beso es suave, cuando Armin se aleja nota la sonrisa de Irvin, que lo observa con sus intensos ojos celestes. El menor se muerde el labio girando su cuerpo, toma el rostro de Irvin para atraerlo al suyo y volver a juntar sus labios.

El beso cobra fuerza, sus bocas se mueven de un lado a otro a un ritmo acompasado pero profundo. La lengua de Armin explora la boca de su rubio amante con anhelo y curiosidad. Irvin siempre le permite tener el control al principio, como si lo dejara aprender por sí solo.

Pero de alguna manera los besos ya no se le hacen suficientes. Armin siente su sangre calentar con cada roce de sus labios, tan húmedos y calientes que lo hacen sentir que se derrite en su boca. Abre más los labios para permitir un mejor acceso de aquel músculo, que se frota contra el suyo con insistencia. Armin siente su orejas tensarse y ya no resiste los impulsos que su cuerpo provoca a merced de ese instinto animal que recorre sus venas. El menor se gira sin soltar los labios de Irvin, para besarlo mejor. Su columna se curva y las manos del mayor se deslizan por su espalda, causando un torrente de escalofríos que lo hacen estremecer de ansiedad.

— Mn —se queja quedo entre la boca de Irvin, que abre los ojos para observar aquel semblante.

El mayor siente la respiración agitada de Armin contra su boca y sin ser del todo consiente, aumenta la profundidad de aquel beso. Atrapa los labios del rubio y succiona con fuerza, haciendo que se estremezca entre sus brazos. El húmedo contacto enciende cada fibra de su ser y Armin pronto comienza a desesperarse. Abre las piernas e intenta subirse a horcajadas sobre Irvin, cuando lo logra, el mayor nota el bulto del chico restregarse contra él. Se excita, como hace mucho tiempo no le pasa, pero no puede dejarse llevar. Armin aún es inexperto en eso y sabe que su comportamiento tan lascivo se debe en parte a aquellos genes.

Sabe de conejos, su padre se lo enseñaba en la escuela como la rama de “Flora y Fauna” y por ello es consciente de que esos animalitos están en celo todo el año y solo se detiene cuando están preñados. Recordando aquello, Irvin comienza a bajar la intensidad de aquel contacto, el beso poco a poco se detiene y Armin abre los ojos un tanto desorientado. El menor quiere preguntar qué va mal, pero Irvin anticipa aquello y deposita un casto beso sobre sus labios para luego sonreír con tranquilidad.

— Te tengo una sorpresa, Armin.

El susodicho parpadea un par de veces. Las ideas en su mente no son claras y últimamente se destaca por aquella curiosidad que ha aumentado desde el accidente. Así que no se le hace difícil olvidar todo lo demás y concentrase en lo que le ha dicho el mayor.

— ¿Enserio? ¿Para mí? —Pregunta el chico abriendo con amplitud sus bellos ojos azules.

— Sígueme.

Irvin lo toma de la cintura y lo insta a ponerse de pie. Cuando él también lo hace, se adelanta caminando hacia la ventana tras el sillón en que estaban sentados. Abre las cortinas y deja entrar el leve haz de luz anaranjado que ciega por momentos a Armin. Sus largas orejas se remueven intentando captar algún sonido, el chico olfatea el aire pero su sentido no está tan desarrollado como el de Eren, así que solo inspira el perfume de Irvin que sigue prendado en su piel.

El mayor abre ambas puertas de cristal y Armin observa el balcón que se muestra frente a sus ojos. Irvin lo invita a pasar, el chico lo hace y sus ojos se iluminan cuando se da cuenta de que puede ver todo desde allí arriba, cada detalle del paisaje, que ahora está bañado por los rayos del atardecer que se cuelan entre las nubes grises.

— Es hermoso —susurra Armin poniendo las manos en el borde de la baranda—. No sabía que en esta torre había un balcón.

— Bueno, eso es porque no abro las cortinas con frecuencia, puesto que el exceso de luz me incomoda al momento de leer. Además tampoco tengo mucho tiempo para disfrutar de esta vista —explica Irvin sentándose en una de las sillas que allí se encuentra, con una mesita para el té en medio de ellas—. ¿Te gusta?

— ¡Me encanta! —Exclama el rubio tensando sus largar orejas e Irvin nota su peluda cola agitarse de vez en cuando.

— Los conejos son muy curiosos y les gusta estar en las alturas, así pueden localizar a su depredador.

Armin se gira regalándole una radiante sonrisa al mayor, se acerca con lentitud y se sienta en la silla al lado de aquel hombre. Sus ojos vuelven hacia el atardecer disfrutando de aquella vista de toda la parte trasera del cuartel, el bosque que se extiende alrededor con un lago que brilla rojo por la luz, además de las montañas donde tras ellas está el campo de entrenamiento.

— Sabe mucho de conejos ¿solía cazarlos?

Esas palabras salen de la boca de Armin de manera despreocupada, casi automática. Irvin pestañea un par de veces y relaja su expresión al notar que el tono no oculta nada. Puede que el chico se sienta temeroso, esos instintos pueden hacerlo sensible ante aquellos animales, puesto que comparten un “vínculo” genético. Pero no es eso, es solo una pregunta curiosa.

— No —responde el mayor acomodándose mejor en la silla—. Mi padre me enseñó un poco de la Fauna en la escuela, y bueno, debo admitir que investigué por mi cuenta también.

Armin gira el rostro ante la voz ronca de Irvin, sus ojos se encuentran con los del mayor y no puede evitar estremecerse ante aquella mirada intensa. Traga con dificultad al comprender que Irvin solo se mantenía al margen por su bien, pero que sus sentimientos son legítimos. Lo mejor es que Armin le corresponde con la misma intensidad, desde mucho antes que Irvin comenzara a sentir amor por él.

No está dispuesto a desperdiciar su tiempo juntos. Y con ello en mente, el chico se levanta y camina hacia Irvin, se sienta en su regazo y el mayor comienza a acariciar su corto pero sedoso cabello rubio. Desliza sus dedos por la piel fina de las orejas de Armin, delgada y tan suave que le cuesta creer que el menor las pueda tensar para mantenerlas alzadas.

— Puedes venir aquí cuando gustes —dice Irvin al meterse la mano en el bolsillo de la chaqueta y buscar la llave que luego le tiende a Armin—. Esta es la copia de la llave de mi despacho, eres libre de entrar y salir a gusto.

Siente esas orejas estremecerse entre sus dedos, Irvin observa el rostro de Armin y este tiene los ojos vidriosos a causa de la emoción. El mayor siempre se ha destacado por ser receloso con respecto a sus secretos y Armin sabe que con ese simple gesto, Irvin le está diciendo que confía plenamente en él. Que no hay secretos entre ellos y que pueden contar el uno con el otro como la pareja que ahora son.

Porque esa llave simboliza mucho más que una simple ofrenda, significa que Irvin se está entregando por completo.

 

 

 

 

 

Es alrededor de media noche, Levi sale de la ducha componiendo una mueca, odia que sus peludas orejas se mojen. Sale del cuarto sacudiendo la toalla sobre su cabello y se coloca el pijama para acostarse a dormir. Pero las mantas pulcramente estiradas lo hacen sentir extraño, hace solo una noche las estaba compartiendo con Eren. Disfrutando de su calor, de su aroma.

Suelta un bufido caminando hacia la puerta, baja por las escaleras que dan al calabozo y se detiene tras los barrotes. Sus orejas gatunas se alzan intentado captar algún sonido que le indique que le menor está despierto, pero nada llega hasta él. Entra con un sigilo muy propio de él y que ha aumentado como el de un gato, y se acerca alumbrando la cama con la antorcha que acaba de sacar de un costado de la pared. Efectivamente Eren está dormido.

Levi traga con dificultad sintiendo la decepción recorrer su pecho de manera espesa. No es totalmente consiente de sus acciones y  su mano acaricia ese cabello castaño, el menor se remueve entre las mantas, pero Levi no obtiene respuesta alguna. Suelta un suspiro suave, se gira sobre sus talones y sale del calabozo a paso rápido.

El pecho le duele y siente por primera vez en muchos años el miedo. Por eso no quería aferrarse al mocoso. Sus caricias se le hacen tan necesarias como el aire, por más que las evitó, por más que trató de detener todos ésos sentimientos, el estúpido niñato se ha colado en lo más profundo de su corazón.

El felino regresa a su cuarto y se muerde el labio caminando hacia la cama. El contacto frío con las mantas lo hace gruñir, pero no evita que los recuerdos vuelvan a su mente. Cometió el mismo error antes: dejó que aquel hombre se colara en su corazón. Se permitió amarlo, para que luego desapareciera y lo dejara solo. Y Levi no quiere volver a sentir aquella sensación de vacío, no de nuevo.

 

 

Notas finales:

 

¿Qué pasará entre Levi y Eren ahora?

 

El capitán tiene su pasado, uno difícil de olvidar. Eren tendrá paciencia? Él aunque ha perdido a muchos no tiene miedo de amar~

Aaaw! Irvin y Armin han hecho furor por aquí xdd y eso me encanta! Creí que sería una pareja poco aceptada. Aw, son las mejores!! ♥

Gracias por sus reviews y la paciencia que me han tenido, ya verán, después del 15 de diciembre tendre todo el tiempo del mundo para reviews y más fics!!


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