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Efectos Secundarios por Leana

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí retorciéndome por el último triunfo de la Roja, lo siento, pero es que cuando juega Chile me vuelvo loca xD

Ahora, quiero darles las gracias a todas por sus sinceras respuestas y ,sobre todo, por su apoyo incondicional. Debo aclarar que nunca dudé de si seguir el fic, es solo que pensé que podría ser “mucha información”, ya estaba lo de los genes de animales y además el M-preg. Pero ya me quedó bastante claro que de mucho, nada. Así que aquí seguiré actualizando.

¡Gracias por todo!

 

 

Capítulo 24

 

 

 

 

Irvin sigue a Armin, que camina directo hacia el despacho. Le parece extraño el comportamiento del menor, le había sugerido que fueran al cuarto que comparten para conversar en privado, pero Armin ha insistido en que prefiere su oficina. Seguramente como terreno neutral. Lo sabe, se siente muy intrigado por el comportamiento de Armin, que con sus largas orejas gachas, no puede ocultar su inquietud.

Cuando entran, Irvin cierra la puerta y decide no avanzar más, se queda ahí, pero suaviza su mirada, para hacer sentir a Armin seguro en aquel espacio, dándole mudos ánimos para que le hable sobre el asunto.

— Yo… yo… —su voz tiembla, haciendo que Irvin dude en si avanzar o quedarse donde está. Entonces Armin respira profundo, y sin alzar la mirada parece tomar valor—. Hace unos días la Señorita Hanji nos hizo la prueba para saber si tenemos la capacidad de concebir.

No termina de hablar, pero para Irvin todo está dicho. Lo siente en su interior, es como un presentimiento, algo que le demanda proteger a Armin en eso preciso instante. Y al fin puede atar cabos sueltos. Pero se mantiene sereno para que el chico no dude y siga adelante, y tragando con fuerza, sigue mirando ese rostro que parece a punto de llorar.

— Estoy esperando un hijo.

Por fin Irvin suelta el aire contenido en sus pulmones, con fuerza, estaba demasiado expectante a lo que tenía que decir su amante. Pero Armin se precipita sin comprender ésa acción y comienza a hablar de manera tan rápida que el mayor apenas tiene tiempo para decir algo y aclarar el asunto.

— Lo siento, yo… yo no sabía que esto podía pasar —suelta el rubio cerrando los ojos con fuerza, temiendo mirar al hombre que ama y ver su semblante de enojo ante la noticia—. Sé que ya tiene bastantes cosas de las que preocuparse, lo sé, lo sé. Pero… pero yo…

Su monólogo se ve interrumpido por un fuerte abrazo, uno tan apretado que amenaza con ahogarlo. El calor de Irvin traspasa su ropa, haciendo que las piernas le tiemblen y que todo en su mente se detenga con ése contacto.

Siente esa respiración en su cuello, sus orejas se alzan y su corazón casi deja de latir sin querer interpretar aquello aún, hacerse ilusiones ante nada seguro.

— Soy el hombre más feliz dentro de estos muros —dice Irvin, con ése tono de voz que a Armin tanto le gusta, uno que usa solo con él, con una amabilidad sincera y protectora, sin segundas intenciones, sin calcular nada—. Gracias, Armin.

Solo con eso, el chico se larga a llorar. Su rostro se empapa de saladas lágrimas, liberando el miedo, dejando salir a flote su alivio, la incertidumbre que lo tenía al borde de un colapso, y por fin se permite sentir la felicidad propia de saber que está esperando un bebé de la persona a quién más ama en el mundo.

Irvin se aleja, subiendo las manos hasta su rostro y mirando dentro de esos hermosos orbes de color azul. Su trocito de cielo, su tranquilidad, ese chico representa todo para él, y ahora más que nunca. Es natural que tenga miedo, es joven, la relación ha iniciado hace tan poco, pero para Irvin ya es prueba suficiente de que está completamente enamorado de él y que hará lo que sea por cuidarlo, a él y a su bebé.

Se inclina y lo besa, sintiendo el sabor salado de las lágrimas derramadas contra sus labios. Se deja llevar, deslizando la lengua por aquella caliente boca, succionado y mordiendo la piel que tanto ha anhelado. Irvin reclama eso y todo como suyo, enredando los dedos contra el cabello rubio que al parecer está más largo, sintiendo el cuerpo del chico pegarse al suyo en busca de más contacto. Sabiendo que también fue extrañado.

Cuando se aleja, el jadeo suave por parte de Armin lo hace sonreír, agradeciendo poder volver sano y salvo, agradeciendo ese bebé que está en camino.

— Estaremos juntos en esto, Armin. Te amo.

— Yo también, yo también —repite el chico con una sonrisa boba, abrazando al mayor y dándole un casto beso en los labios, en las mejillas, en la punta de la nariz.

Después de aquella noticia, ambos se van al cuarto de Irvin, el cual ahora pertenece a ambos, para pasar lo que resta de la tarde y esa noche, juntos.

El rubio se sienta sobre la cama acomodando las almohadas mientras Irvin mueve el fuego de la chimenea del cuarto para que las llamas se queden encendidas un poco más y así apaciguar el frío que siente Armin.

Se levanta quitándose la bata y se acuesta al lado del chico, soltando un sonido de la más pura satisfacción al sentir lo suave del colchón hundirse bajo su peso y las sábanas deslizarse sobre su piel.

— Aaahh —suspira acariciando la tela, permitiéndose ver casi como un niño—. Debo admitir que extrañaba dormir en una cama y no sobre el duro suelo. Realmente el clima está muy frío, ya no estoy para estos trotes —agrega soltando una risita.

Armin se acurruca a su lado, el mayor desliza su brazo bajo su nuca y lo atrae hacia su pecho para acariciar sus suaves orejas blancas, deleitándose con su aroma, agradeciendo estar de vuelta al fin. Esas largas orejas de conejo son tan delgadas y débiles, que le parece casi increíble que se puedan mantener tensas por tanto tiempo.

— Mañana la Señorita Hanji me entregará los resultados finales sobre mi estado, se ha demorado debido a nuestra condición con los genes de animal.

— Nos entregará —le corrige Irvin y Armin alza el rostro, topándose con una sonrisa suave por parte de ese hombre tan fuerte y calculador, que lo mira con sus ojos celestes, los cuales reflejan como el agua las llamas del fuego en la chimenea del costado—. El bebé es nuestro, mañana iremos juntos, ¿no?

— Por supuesto.

Irvin lo abraza, amoldando las mantas sobre ellos y acomodándose mejor para abrazarlo, inspirando su dulce aroma, dejando que su contacto lo relaje en una época, que a pesar de haberse librado de los titanes, sigue siendo tensa.

En la penumbra de la noche, Irvin no puede resistirse a deslizar la yema de los dedos por ese plano abdomen, sintiendo las cosquillas y los nervios a flor de piel. Un bebé… apenas puede creerlo, a pesar de ser un líder innato, inteligente y con buen dominio de sus sentimientos y acciones, una noticia así lo hace inmensamente feliz, lo hace sentir más humano que nunca.

 

 

 

 

 

Por la mañana, ambos ya están en la enfermería a primera hora, e Irvin revisa los papeles que le ha dado Hanji mientras Armin se abotona la camisa luego de haber sido palpado por segunda vez.

El chico pronto se les une a los mayores, haciendo que Hanji deje de escribir para sonreírles con ánimo.

— Tienes 8 días de gestación, aproximadamente —informa ella cuando Irvin le entrega una de las hojas—. Tu embarazo está en perfectas condiciones, Armin, por ahora. No te asustes, pero tu gestación tiene altos niveles de riesgo. Primero, porque eres hombre, ya sabemos que eso aún es complicado, y segundo, porque aún no sabemos cómo los genes animales actuarán en el feto.

La mano de Irvin se posa sobre la del Armin, que lo mira encontrándose con una sonrisa tranquilizadora, dándole aliento, esperanza y ánimo. Lo que provoca que el calor hormiguee por su pecho hasta atorarse en su garganta.

— Pero siguiendo estos cuidados estarás bien, Armin —dice Hanji con voz alegre, entregándole la hoja donde antes estuvo escribiendo y el rubio puede leer todas las indicaciones que le da la mujer para tener un embarazo exitoso—. Recuerda que vendrás constantemente.

A Armin le impresiona todo el apoyo brindado, tanto por su pareja, como por la científica.

Nunca estuvo en sus planes tener un bebé, ni siquiera se le había pasado por la cabeza en algún momento, aunque fuera muy común el embarazo masculino en su época. Ha sido tan repentino que apenas puede creerlo aún.

Pero ahora que Irvin está a su lado, todo lo demás parece mucho más fácil.

 

 

 

 

 

La noche llega fría e implacable por el invierno que ya no tiene piedad. Dentro del castillo las chimeneas humean tratando de calentar las frías paredes de piedra que se resisten a absorber el calor.

El más afectado de todos es Levi, que aún más sensible que antes, odia el frío que se adhiere a su piel con incomodidad, gruñendo con el ceño fruncido mientras camina hacia el comedor, donde Hanji los espera a todos, tomando el lugar de Irvin sentada como cabecera de mesa.

Pronto todos están reunidos allí para poder cenar, con los estómagos gruñendo a causa del hambre y la espera.

Pero antes de servir los platos con el delicioso caldo preparado por Sasha, la mujer de anteojos se levanta golpeando la mesa para que todos le presten atención.

— Ahora que estamos todos reunidos… ¡ah! ¡Siempre quise decir eso!

Los presentes la quedan mirando mientras Hanji alza ambas manos en puños demostrando la emoción que siente ante todo aquello.

— Apresúrate, lunática, no todos tenemos tiempo de sobra como tú —reclama Levi con el semblante serio, hambriento y con frío.

— Bueno Levi, no te apresures, todo porque tú eres parte importante de la noticia que debo dar.

Ante esas palabras, el felino tensa sus orejas felinas para mirar a la mujer que le sonríe ampliamente. Es cierto, a pesar de que no le gusta la idea, terminó por aceptar de malas ganas aquello. Al fin y al cabo son una familia.

— Ya saben que hace poco hicimos los exámenes para ver quién tiene la capacidad de concebir, y dos de los tres afortunados están, precisamente, esperando un hijo —dice la mujer con los ojos brillantes de expectación—. Armin y Levi están esperando bebés, así que su misión primordial, de ahora en adelante, es cuidar a los futuros miembros de la tropa, de esta familia. ¡Contamos con ustedes!

Es entonces cuando todas las miradas se posan en ellos con rapidez y con el asombro palpado en sus pupilas. En cuanto Levi los mira, todos desvían sus ojos, para esta vez fijarse en Armin, que tiembla ante la vergüenza de esas miradas puestas en él de manera tan escrutadora.

— ¡Qué emoción! —Exclama Sasha mirando a Christa sentada a su lado—. ¿Qué crees que serán? ¿niños? Así podríamos enseñarles a cazar desde pequeños.

— Si fueran niñas podríamos peinarlas y ponerles lindos vestidos —comenta la rubia con la misma emoción en sus ojos.

Ymir la mira unos momentos, enternecida ante su dulce expresión, para luego sonreír mientras le pasa el brazo por los hombros a la chica —Pero los bebés lloran, lloran y apestan.

— ¡Ymir! —Exclama Christa con el ceño fruncido ante las palabras de su novia—. No seas así con ellos, serán muy lindos y nosotros los cuidaremos muy bien.

Armin las observa sintiendo los nervios a flor de piel. Pensó que lo atiborrarían de preguntas incómodas, en cambio, todos parecen muy emocionados con la noticia, lo que lo hace sentir en familia. Una sensación cálida que lo calma y lo hace feliz después de tantos años de sufrimiento, de sentir miedo por encariñarse con otro ser humano y perderlo.

— Solo espero que ese pobre niño no se parezca a Eren —suelta Jean mirando al castaño con una sonrisa burlesca.

— ¡¿Qué has dicho, bastardo?!

— Yo creo que sería una niña, igual al Capitán solo que una expresión más dulce —dice Conny, como siempre, sin pensar y mirando a Jean que alza una ceja.

El comentario causa que Levi agite la cola, pero no dice nada, ya que lo que más le asombra es la expresión de Eren, que se ha sonrojado con violencia mientras mira hacia la nada.

— No te lo imagines, idiota —lo reprende Levi con un codazo suave, divertido por el actuar del cachorro, que deja de agitar la cola.

— Por el bien de esa criatura, ojalas que así sea —termina de agregar Jean volviendo a meter el dedo en la llaga.

— Jean, ya basta —le dice Marco con voz suave y una sonrisa relajada.

— Además —comienza a hablar Eren con el sonrojo aun tatuado en sus pómulos ante la imagen de una niña igual a su pareja—, si tu hijo no saliera igual a Marco, también habría que compadecerse de él, una cara de caballo y además con orejas de zorro.

Pero no son aquellas palabras que ha soltado Eren lo que ha hecho que el corazón de Jean comience a latir desbocado, sino la idea de tener eso precisamente: un hijo con Marco. Lo peor es que puede sentir la mirada del pecoso sobre él, pesada y persistente, como si le estuviera preguntando con esa simple mirada de insistencia qué quiere decir Eren con aquello.

No está listo para hablar del tema, no. Así que se limita a levantar el dedo de en medio hacia Eren mientras se levanta rumbo a la salida, desistiendo de la cena.

Sabe que está huyendo y que no podrá hacerlo por mucho tiempo, y lo peor, es que está siendo injusto con Marco. Pero aun así sus pies se siguen moviendo hacia la puerta que da al pasillo.

Cuando sale y gira, siente a alguien a sus espaldas y sus orejas son las primeras en moverse tratando de captar algo. Se gira para escrutar en la oscuridad con sus pupilas dilatadas, como el animal nocturno que reside en su sangre, pero no hay nadie allí. Decide quedarse quieto un tiempo más, a ver si capta algún otro sonido. Pero no pasa nada.

Se encoje de hombros ignorando aquello, culpando a sus nervios por el regreso de Marco y se dirige a su cuarto sin más.

 

 

 

 

 

El tablero sobre la mesa solo conserva tres piezas, una por parte de Pixis y dos por parte del Rey. La puerta principal se abre interrumpiendo el juego, dejando entrar a un chico que no porta ningún símbolo militar en su uniforme.

Cuando el poderoso hombre lo ve, su ceño se acentúa mientras el chico se acerca al tablero.

— ¿Y bien? —Pregunta el hombre regordete moviendo la pieza antes de volver su atención al chico.

— Le traigo noticias importantes del cuartel de la Legión de Reconocimiento —dice, y ahora tiene la completa atención de Pixis también, que se abstiene de mirarlo para no levantar sospechas—. Ya sabemos qué es lo que está pasando ahí y déjeme decirle que no le gustará nada, mi señor.

— Habla, chico.

— El Capitán Levi, el hombre más fuerte de la humanidad, está esperando un hijo.

— ¡¿Qué?! —El Rey se lo queda viendo con la boca abierta, frunciendo el ceño y apretando los puños con fuerza e indignación.

— Y eso no es todo —prosigue el que resulta ser el espía del Rey, en una misión tan secreta, que ni Pixis pudo haberlo previsto o haberse enterado—, el chico estratega también está en cinta y él es la pareja del Líder de la Legión.

Pixis quiere soltar una carcajada, porque no se puede imaginar cómo estarán todos allí con la llegada de bebés. Es increíble como todos aquellos niños que conoció ahora están hechos todos unos hombres, listos para formar una familia.

Esa sensación y pensamientos duran solo un instante, ya que la forma en la que se ha enterado es la peor. Alza su vista hacia el Rey, que sonríe socarronamente, con la mirada sombría.

— Esto es… ¡perfecto! —Exclama el hombre con la victoria brillando tras sus codiciosos ojos—. Su tarea es protegerme, no formar una familia. Esta es la oportunidad perfecta para eliminar a la Legión y así poder dejar a Ackerman dentro de mi guardia personal. Sólo diremos que ellos necesitan su castigo correspondiente…

Pixis mueve la pieza.

Jaque mate.

 

 

Notas finales:

¿Qué planea hacer el Rey ahora que sabe aquello?

Esto está de locos, sí, más aún. Es que las cosas se complican por momentos, pero bueno, nada de adelantos.

Ojalá les haya gustado este tiernucho capítulo. El Irvin x Armin se esta ganando nuestros corazones hace rato.

Otro aviso: desde la primera semana de Julio actualizaré dentro de la semana, ya que los fines de semana de ese mes los dejaré para un evento por el cumpleaños de Kasamatsu Yukio, de Kuroko no Basket. Por si alguna ama al Senpai tanto como yo, estén atentas a mi Facebook :3

Saludos y besos pegosos~


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