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Efectos Secundarios por Leana

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Notas del capitulo:

Quiero disculparme enormemente por la demora. Han sido meses de no dar señales de vida con este fic, pero es que entre todo lo ocupada que he estado, me había bloqueado de inspiración en cuanto a esta historia.

Debo decir que vi la serie de nuevo y mis ganas renacieron como el Ave Fénix. Así que he finalizado este fic. Tengo todos los capítulos listos para actualizar, porque no quería publicar como cuenta gotas y hacerlos esperar incluso más tiempo.

Como antes, un capítulo por semana y quedan siete.

También quiero dar las gracias por el apoyo incondicional y la paciencia que han tenido, de verdad, ¡son los mejores!

Sin más preámbulos… espero que lo disfruten. 

 

 

Capítulo 32

 

 

 

 

Han pasado dos días completos en los que han tenido que organizar todo el nuevo cuartel, tanto en la limpieza, como en la distribución de las habitaciones, porque tienen que estar preparados para cualquier ataque y continuar con sus tareas, afinando los detalles de su próxima misión.

No han salido de los muros para huir, porque ellos juraron proteger a la humanidad, es cuestión de tiempo para volver.

Pero al fin se permiten un pequeño descanso, por ello Levi busca a Eren después de que terminara su almuerzo, ya que el chico comió antes para turnar la mesa y dejar que los demás reclutas almorzaran.

—Eren —le habla el hombre cuando el chico se detiene frente a él—. Vamos a dar un paseo.

—¡Sí! —Contesta el chico con los ojos esmeralda brillando de emoción.

Levi sonríe levemente al ver la cola perruna de Eren moverse de un lado a otro, mostrando su felicidad ante la idea de poder salir. No se les ha permitido abandonar los muros del cuartel sin haber terminado de organizar todo dentro.

Ya han hecho guardia y recorrido bastante del perímetro y no hay rastro de titanes ni de que soldados los hubiesen seguido, lo más probable es que es porque piensan que no van a volver. Así que simplemente caminan mientras les abren las puertas de madera, que ya no tienen enredaderas y relucen limpias. Evitan los caballos porque la gestación de Levi es equivalente a los cinco meses debido a los genes de titán que aceleran el proceso de formación del bebé y el movimiento del galope puede ser contraproducente. De todos modos, no es muy lejano el destino al que van.

El día resplandece con un sol altísimo y el cielo limpio, libre de muros y nubes, abarcándolo todo. Levi cierra los ojos al sentir el viento despeinar su cabello negro y acariciar su piel con frescura, mueve las orejas felinas hacia los lados, alerta por instinto, pero siente un poco más extraño su sentido animal, lo siente más adormecido.

—Eren —lo llama y el chico se inclina hacia delante para darle su atención, caminando a su lado—. ¿No te has sentido un poco… extraño? Siento como si mis instintos animales se estuvieran “durmiendo”.

Eren frunce el ceño y lo medita unos instantes, con las orejas perrunas firmes sobre su cabeza, parece concentrarse en ello.

—La verdad es que no, me siento exactamente igual, puedo oler y oír como siempre desde que adquirí esta condición. ¿Será que se te está pasando el efecto, Levi? —Pregunta, y Levi lo mira con atención, porque tiene bastante razón, podría ser que esté perdiendo esos instintos—. ¿Eso sería malo para el bebé?

Levi vuelve a alzar sus ojos grises hacia él y siente una extraña opresión en el pecho. Eren aún es impulsivo e inmaduro en algunos aspectos, no, en muchos aspectos; pero en lo que su hijo respecta, es todo sonrisas y entusiasmo, es protector y muy perceptivo. Por eso, ver la expresión preocupada del chico ante aquella idea, le provoca un calor en el pecho muy agradable.

Vuelve a sonreír de medio lado y Eren es consciente de que esos gestos se acentúan en el hombre con cada día, desde que comenzaran su relación, y le hace feliz pensar que puede ser mérito suyo, que el hecho de que lleve un hijo de ambos dentro de él lo haga feliz a pesar de todo. Lo haga olvidar mantener esa expresión tan seria a veces.

De pronto deja de admirar el perfil de su pareja porque el olor que le ha golpeado la nariz es demasiado extraño, lo llama. Es salado y fuerte, también es fresco y nota el viento frío y húmedo deslizarse sobre su piel.

Avanza entre la espesura, su cola se mueve y nota que la tierra comienza a cambiar, ahora es más clara, con pequeñas piedras molidas brillando y enterrándose en sus botas, haciendo menguar la verde espesura.

Levi avanza con rapidez para pasar por delante de Eren, que lo observa intrigado, con las orejas alzadas y tensas, sintiendo su instinto querer dominar y comenzar a correr hasta encontrar el lugar de donde proviene ese aroma.

—Tranquilo, cachorro —dice Levi girándose con una sonrisa antes de abrirse paso entre la espesura y los ojos esmeralda de Eren intentan amoldarse  a la repentina luz que antes era detenida por las hojas de los árboles.

Entonces lo ve. Es enorme, es azul. Brilla. Es hermoso.

—Levi… esto… esto es el mar —suelta medio pregunta, medio seguro. Y avanza cauteloso, recordando las ilustraciones de los libros que Armin le mostraba cuando eran niños, cuando soñaban con conocerlo.

Levi asiente lentamente y se quita las botas, porque la sensación de la arena le gusta, sí, él ya ha estado allí dos veces antes, hace ya muchísimos años, pero sabía que si le contaba a Eren, él querría que le contara como es y Levi no quería arruinar la sorpresa, quiere que lo vea él mismo.

Comienza a caminar con lentitud, sintiendo lo caliente de la arena entre sus dedos mientras Eren intenta seguirlo al tiempo que se quita las botas y cae de bruces sobre la arena cuando pierde el equilibro. Se alza sobre los brazos y la siente, como se escurre entre sus dedos, como le raspa la piel. Está tibia y es agradable.

Entonces ve al felino a una distancia bastante amplia, y no quiere quedarse atrás. Termina por quitarse la otra bota y corre hacia él agitando su cola con emoción. Lo toma del hombro y lo gira haciendo que sus narices choquen.

—Te amo —susurra contra sus labios antes de besarlo torpe y suave.

Levi no admite que espera un poco más de contacto, pero Eren ya ha pasado por su lado y ha emprendido la carrera hacia el agua. Quiere avisarle que es fría y que sabe mal, pero termina por quedarse callando mientras lo ve meterse entre las olas que rompen en la orilla y luego huir cuando se siente intimidado por una. El agua salpica y brilla y se nota que le incomoda al caminar.

Levi sonríe mucho más acentuado, porque Eren se ve feliz y hermoso, con el cabello castaño mojado y cayéndole por la frente. Sus ojos brillan tanto como el mar, verdes, enormes. Eren ya es todo un hombre, pero siempre tendrá algo de infantil para él, algo que querrá proteger y atesorar como la primera vez que lo vio. Porque Levi realmente lo ama, porque se siente afortunado de todo el rumbo que han tomado esos alocados acontecimientos. Porque no se imagina otra vida, una sin Eren.

Ha olvidado lo que imaginaba que ocurría con él en el futuro, lo que pensaba cuando era más joven, cuando tenía por simple objetivo matar titanes. Siempre pensó que terminaría igual de jodido que su tío, uno de los más buscados y fue ejecutado hace años. Pensó que terminaría entre las fauces de un titán, o quizás perdería alguna extremidad y terminaría enseñándole a un montón de niñatos alguna cosa teórica sobre como pelear. Porque no era de los que se rendían, y él había hecho un juramento. Pasara lo que pasara, siempre sería fiel a la Legión. Así terminaría sus días, solo, con su vida al servicio de la humanidad.

Ahora está ahí, frente al mar, con una panza que se le hace extraña a ratos y con el hombre al que ama salpicando agua, siendo feliz. Y él es feliz. Se siente cursi y algo idiota, pero el cosquilleo no abandona su cuerpo y termina por bajar la mirada y ver su abultado vientre, lo acaricia con suavidad y realmente espera que su hijo no tenga una vida tan jodida, que aquella paz perdure de alguna manera. Por primera vez en todos sus años de sangre y sufrimiento, se permite albergar esperanza, de no ser racional y desear lo mejor para su hijo, para Eren. Para él mismo.

Cuando alza la mirada Eren está parado frente a él, empapado y jadeando, con los ojos verdes brillando y se ve tan guapo y tan salvaje que Levi traga con fuerza, sacudiendo su felina cola, la que rasga el aire con un silbido.

Eren lo toma del rostro y lo acerca hacia él para besarlo, tratando de no empaparlo, porque sabe que a Levi le molesta el agua fría desde que es un “gato”, sobre todo cuando le toca las orejas. Pero quiere sentirlo y su lengua es la primera en entrar, luego sus labios lo acarician y termina por derretirse sobre su lengua. Suelta un gruñido complacido sobre sus labios y Levi termina por mandar todo a la mierda y se pega a él, con el agua mojando su uniforme y su reticencia felina reclamando bajo la piel.

Lo quiere en ese momento, porque lo necesita. Lo abraza y se pega a su frío cuerpo lo más que puede, incluso su cola larga y negra se enreda sobre el brazo de Eren, que ahora lo sostiene por la cintura. Se besan con desesperación, sintiendo repercutir todo lo que ha sucedido. Se besan como si nada importara y así es, se tienen el uno al otro y por primera vez, Eren siente el miedo, porque no quiere perderlo, porque ya no son los titanes y su venganza, ahora es Levi, ahora es su hijo.

Se separa levemente, aun jadeando sobre sus labios y Levi termina por lamer los propios, dejando ver sus afilados colmillos felinos.

—Salado —dice y compone una mueca, pero Eren simplemente sonríe para pegar su frente a la del mayor.

—Te amo tanto, tanto, Levi. Y sé que esto es sólo el principio, siento que esto pronto se saldrá de control. —Eren lo mira fijamente y Levi asiente, porque es la verdad. Con el paso de los años, Eren se ha vuelto más perceptivo y comprende perfectamente que haber salido de los muros, es solo una medida de emergencia, para ganar tiempo, y que pronto tendrán que enfrentar al Rey de manera definitiva.

—No te diré que es lo que tienes que hacer, porque siempre haces lo que sientes que debes hacer y eso es suficiente, eso está bien para mí. No sólo eres la esperanza de la humanidad, Eren.

También eres la mía.

Pero eso no lo dice, aun así Eren lo sabe al ver esos ojos grises brillando bajo el sol, mirándolo con una intensidad que va más allá de toda palabra. Vuelve a besarlo, esta vez más tierno, tomándose su tiempo de recorrer esa boca tan conocida pero que siempre lo hace sentir algo distinto. Ahora es felicidad, anhelo de estar juntos.

Eren se aleja y entierra una rodilla en la arena para quedar frente a la panza de Levi.

—No dejaré que nada te pase, a ninguno de los dos. —Besa sobre la tela húmeda debido al abrazo que le dio. Puede sentir como se mueve entre sus manos y alza los ojos verdes hacia Levi con emoción.

—No me ha hecho gracia, lo sentí hasta en las costillas —suelta Levi enarcando una ceja, pero de todos modos pone las manos sobre las de Eren y sonríe con ternura.

No saben lo que se viene y ahora deben preocuparse por algo más que el Rey, ahora son ellos mismos los que tienen mucho que perder si ese hombre se sale con la suya. Pero esos minutos, esos escasos momentos de tranquilidad, los tomarán y atesorarán. Al menos es algo que tienen seguro, algo que vale la pena recordar.

 

 

 

 

 

Regresan al cuartel luego de ver el sol esconderse entre las aguas del mar, una escena inolvidable y el castaño le preguntará a Armin cómo es que eso ocurre, ¿el sol realmente se sumerge en el mar?  

Eren llena la cuba con agua tibia para enjuagarse la sal de mar que se impregna sobre su piel. Se siente emocionado y satisfecho. La ducha es ligera porque no quiere quitarse el aroma por completo, lo quiere ahí por un tiempo, recordándole la sensación de las olas sobre la piel. El agua fría, haciendo arder su piel, pero refrescante. Lo hizo sentir libre al fin, como las aguas que se movían con furia contra la arena.

Eso es lo que buscaba cuando entró en la Legión de Reconocimiento, libertad. No quería seguir encerrado entre esos muros, teniendo miedo y esperando a ser devorados, lo que él quería era recorrer el mundo, descubrir todo lo que tenía para darle y el océano es el principio. Lo había visto en libros junto a Armin. El mar es salvaje e impredecible, está vivo, y representa toda la libertad que Eren quiere.

Con cada ola tirándolo al suelo, raspando sus piernas, sentía la batalla del agua por alejarlo, pero cuando logró adentrase, se dio cuenta que las olas eran más suaves y que terminaban por mecerlo con cariño, sintió que lo aceptaba. Cuando comenzó a moverse sobre el agua, nadando como había aprendido en los ríos dentro del muro, tomó ritmo, dominó aquello y sintió como si pudiera volar, era muy extraño.

Es feliz. Al fin se siente plenamente feliz, pero sabe que debe luchar por conservar todo aquello. Su libertad, a Levi, a su hijo, su familia. Ahora ya no puede ser egoísta, debe pensar antes de actuar. Aunque sonríe de medio lado, porque si pensara antes de actuar ya no sería el mismo, pero dicen que las responsabilidades te hacen cambiar.

Cuando sale de la ducha, se seca el cuerpo y se viste ligero, solo pantalones, su playera de color verde y las botas. Sale del cuarto hacia el pasillo, secándose el cabello con una toalla y de pronto siente el aroma del vapor llegar desde todas partes.

Un olor que ya conoce, uno que despierta el terror dentro de su cuerpo de una manera que ya había creído olvidada. Podría jurar que ve las fauces abrirse a su alrededor y tragarlo como lo habían hecho una vez.

Eren corre hacia el patio y la impotencia crepita por su garganta de manera salvaje cuando recuerda su límite. No puede transformarse, ha perdido la habilidad con la adquisición de los instintos caninos. Maldice fuerte. Piensa en Levi, en sus compañeros, en todo el cuartel. Se supone que ya no hay titanes, se supone que están a salvo.

Gira sobre sus talones y sube por las escaleras al cuarto principal para ver qué sucede a mayor altura. Suelta un jadeo cuando divisa el humo frente a la enorme puerta de madera, pero no se ven los titanes.

Tiene que hacer algo, tiene que defenderlos a todos, a su familia.

Tiene que…

Entonces comienza a retroceder, concentrándose, intentando encontrar ese lado salvaje que desata a su titán interior. Lo llama, brama por esa capacidad y siente el poder en sus entrañas, creciendo hasta su boca y tensando su mandíbula. Siente el hambre, el choque de energía y todo es impulsado por la desesperación, por la adrenalina.

Eren toma impulso al correr y salta por la ventana.

—¡Eren, no! —escucha a Armin gritar a sus espaldas, pero ya es tarde, él está mordiendo su mano y un rayo parte el cielo cuando se transforma.

Lo ve todo desde la altura, sintiéndose adormecido y con instintos básicos dominando. La sensación es familiar y es consciente de que se ha transformado. Con los años ha podido dominar al titán.

Avanza lentamente levantando la enorme pierna y pasando por encima de la muralla. Todo es más lento, debe acostumbrarse a la sensación, pero su cuerpo parece recordar. Tiene un objetivo en mente: matar a los titanes que los amenazan.

No hay nada, la zona de donde sale el vapor es desde el suelo, de entre los árboles, no hay ningún ser enorme acercándose. Abre la boca para rugir, está frustrado y confundido, no sabe que pasa y debe concentrarse o perderá el control con rapidez. No puede perderlo. No haberse transformado por tanto tiempo le está pasando la cuenta.

Entonces unas flechas se le clavan en la piel del hombro y sus enormes ojos enfocan los puntos en su piel donde se abrieron y se engancharon, de un segundo a otro, es una persona la que está de pie en su hombro, pegada a su oído.

—Eren, soy yo —grita aquella persona y Eren reconoce su voz incluso entre el aturdimiento del poder titánico—. Hemos venido para hacer un trato.

El que le susurra esas palabras es Reiner, el rubio que alguna vez los había traicionado, el que había intentado llevárselo.

Ha vuelto para hacer un “trato”.

 

 

Notas finales:

 

¿Qué trato podría querer un “traidor?”

 

La aparición de Reiner no presagia nada bueno, o quizás sí…

Me emocionó mucho escribir la escena donde Eren al fin conoce el mar, porque ya es todo un hombre, pero sigue teniendo esos arranques de niño que lo hacen tan especial.

Gracias por todo y espero sus reviews con el amor inmenso de siempre.

Saludos y besos pegosos~


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