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Efectos Secundarios por Leana

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Notas del capitulo:

Ya no queda nada. Creo que este ha sido uno de los capítulos más difíciles que he escrito.

Espero les guste.

 

 

Capítulo 36

 

 

 

 

El amanecer es grisáceo, quizás el día estaría frío o es que el sol no ha salido en su totalidad para iluminar mejor. Han decidido llegar por la mañana, es la hora perfecta, donde la gente estará activa en sus quehaceres y podrán llevar a cabo el plan con mayor eficacia.

La idea primordial es derrocar al Rey sin derramamiento de sangre, porque todo lo que comienza con violencia y muerte, terminará igual.

Ya han atravesado la muralla María sin muchos problemas, si bien están comenzando a reconstruirla, el Rey no está poniendo empeño en el proyecto, ya que usa los recursos para abastecer su castillo, caprichos y para aumentar el número de soldados de su guardia personal. No sabe lo importante que es volver a poblar esos muros, es una meta muy importante, porque si se vuelven a asentar, la humanidad tomará fuerza, comenzarán a sentirse seguros y motivados, pero el Rey no escucha.

Al final, solamente se mantienen soldados de guardia en aquellos muros, los cuales no cumplen ni siquiera con ese único trabajo. Cinco hombres en la puerta principal, fáciles de reducir debido al alcohol ingerido. Entraron con rapidez luego de amordazarlos y galoparon hasta llegar a Rose, donde las voces de la gente y el sonido de carretas llenan el lugar.

La ciudad dentro de los muros recobra su vida y parece como si nada hubiese sucedido, como si el hecho de que hace tan solo unas semanas los miembros más importantes de la Legión de Reconocimiento no hubiesen “huido”. Pero esa es la idea, que todos pensaran que eran unos cobardes que habían escapado de la furia del Rey, por ello, nadie metería su nariz en el asunto.

Eren está agazapado junto a Reiner, mirando de entre los árboles la actividad que se desarrolla en la entrada principal.

El castaño está muy callado, concentrado en todo lo que sucede, quiere vivir, quiere al fin ganar una batalla y tener su familia sana y salva.

—Así que estas con el Capitán Levi —suelta Reiner de pronto.

—No es algo de tu incumbencia —contesta el castaño sin siquiera mirarlo, pero frunce el ceño de forma brusca.

—Escucha, Eren. Han pasado años desde lo que ocurrió, y no me excusaré, así como tu tenías una tarea que cumplir, nosotros también —explica sin perder la paciencia, pero tampoco insiste en mirar a Eren—. Volví Por Annie y estoy dispuesto a quedarme, a cambiar mi vida por la de ella. Eso debería ser suficiente para limar asperezas.

Sus ojos esmeraldas se vuelven hacia Reiner, que al fin encuentra su mirada. Eren tiene ese debate silencioso, donde se puede palpar el dolor de la traición, el odio que se ha cultivado por años y la necesidad de revancha.

—Cuando te fuiste, ni siquiera lo dudaste, Annie no te importó.

—Te dije que somos Guerreros —contesta Reiner ablandando la expresión y soltando un suspiro—. Pero ella es nuestra amiga y todos estos años viendo a Bertholdt bajo ese velo de dolor, sufriendo con cada día que pasaba… se suponía que nosotros no volveríamos a intervenir con la humanidad, íbamos a crecer bajo nuestra propia cultura así que debíamos olvidarnos de Annie, pero no podía seguir adelante si Berth estaba así.

Eren al fin comprende. Reiner ama a Bertholdt. Mucho. Está dispuesto a devolverle a Annie y quedarse en los muros como prueba de una tregua.

Pero el chico no se destaca por ser una persona que ceda, a pesar de los años transcurridos. Así que se limita a asentir y volver sus ojos hacia la entrada de los muros, donde los soldados pertenecientes a la Tropa Estacionaria se pasean por fuera, ante la ausencia de los antes tan temidos titanes.

—Nosotros si cumplimos con nuestra palabra, les entregaremos a Annie.

Es lo último que dice antes de girarse cuando llega Jean, que los mira a ambos unos instantes, pero guarda silencio, es lo suficientemente perspicaz para sentir la tensión en el ambiente. Se limita a alzar su capucha y esconder sus orejas de zorro bajo la tela.

El plan ha comenzado. Marco y Conny son los que se escabullirán dentro de los muros hasta llegar lo más cerca posible de la puerta del muro Sina.

Los guardias están entre el muro, así que Mikasa junto a Javier se encargan de reducir a los ocho solados de manera silenciosa, dándole paso a Conny y a Marco para adentrarse en la cuidad, cambiándose las chaquetas con las alas bordadas, por las de rosas rojas.

Salen a la luz sintiendo el leve calor matutino tan familiar y Conny clava sus ojos color ámbar unos segundos en Marco, que camina a su lado con el semblante serio, imperturbable. Pero a Conny nada de eso le da buena espina.

Su tarea es llegar hasta la puerta de Sina y mostrarse para que los soldados del Rey los retengan, con aquel escándalo, Christa podría intervenir y revelar la verdad, de que ella es la auténtica Reina y podría probarlo al traer a Reiner, el que luego de su huida se ha vuelto el más buscado a pesar de los años, ya que si volvía a aparecer dentro de los muros, podrían apresarlo y evitar otro ataque.

Sólo deben hacerse notar en el momento exacto, mientras tanto, se mueven entre la gente, mirando los puestos en los que venden fruta y tratando de actuar natural.

Pero a veces ciertos detalles no se perciben…

Un hombre se acerca a ellos desde el costado, Marco lo avista y da la vuelta para devolverse a otro puesto de venta más atrás, pero Conny ve a otros dos hombres acercarse desde la dirección a la que han cambiado y decide desviar su caminata al lado izquierdo, donde hay un pasaje más oscuro. Pero se arrepiente a último momento, ¿qué pasa si los atrapan allí? No podrían llamar la atención y ese es el plan, aunque se adelantara el hecho.

Ese segundo de duda es todo lo que necesitaron los otros soldados para llegar hasta ellos, dejando acorralados al pecoso y a Conny entre el gentío.

—Ustedes —habla un hombre con la chaqueta que luce el símbolo del Unicornio, pero de color negro con bordados en dorado—. Somos la nueva Guardia del Rey y ustedes son unos traidores, ¿creyeron que no los reconoceríamos?

Conny gira el rostro levemente y Marco no le devuelve la mirada, parece tenso, alerta, buscando puntos de fuga. Entonces una escopeta, aunque con el cañón mucho más corto, se alza frente al rostro de Conny al momento en que se gira para volver a encarar al hombre.

—Tenemos órdenes explícitas de eliminar cualquier amenaza para su alteza. Así que yo, Jaime Miller, Líder del escuadrón, los condeno a muerte.

—¡¿Qué?! ¡Tenemos derecho a un juicio público! —Exclama Conny sintiendo todo el peso caer a sus pies ante esa afirmación.

—Lo perdieron cuando decidieron huir y volver para amenazar la vida de nuestro Rey.

El hombre que sostiene el arma alza el pulgar para bajar el gatillo y es cuando Marco avanza unos pasos hasta ponerse frente a Conny, que frunce el ceño ante todos los pensamientos que cruzan su mente en ese instante.

Mientras tanto, entre los muros de la entrada, Jean avanza por inercia susurrando el nombre del azabache, pero se detiene de golpe. Si sale a la luz, ¿de que servirá? Quizás no podrá salvarlo y tiene que seguir adelante con la misión, pero su mente no puede dejar de gritarle que lo salve, que abandone todo y corra para detener a aquel hombre que lo apunta.

Eren mira a Jean, ve su capa moverse cuando su cola se agita y siente lo mismo que hace años, cuando Jean le dijo que Marco había muerto: culpa.

—Perdóname, Levi…

Eren corre entre la multitud y escucha su nombre en la voz de Jean y Reiner a su espalda. Pero no mirará atrás, él tiene una familia y sus amigos también son parte de ella. No perderá a nadie más.

Choca a la gente que suelta chillidos y gritos al reconocerlo, el miedo sigue intacto, como años atrás. La masacre de los titanes jamás será borrada del todo, aunque la humanidad se estuviera reponiendo de todo aquello.

Eren alza la mano cuando ve a Marco y Conny girarse hacia él, a unos metros. Antes de que sus dientes rocen su piel, una mano lo jala desde el hombro y tira de él hacia atrás tan fuerte, que cae de bruces viendo un chico de cabello rubio tomar la delantera.

Todo es calor y humo, vapor lacerante que se expande con una explosión. Ahí, frente a todas aquellas personas, el Titán Colosal se alza con su dura coraza.

—¡Oh, por dios! —una mujer toma a sus niños y corre hacia un pasadizo, siendo seguida por todas aquellas personas que están a su alrededor, sumidas en un arranque de pánico.

El terror tan conocido, ese miedo e impulso que creían que había quedado olvidado, está ahí, latiendo en sus cuerpos, gritándoles que huyan para poder vivir.

Eren se levanta de un salto, sintiendo su piel arder ante el vapor de la trasformación de Reiner. ¿Por qué se ha transformado…? Entonces lo sabe, tendrá que luchar. Alza la mano y los dientes cortan su carne, sintiendo el chorro de sabor metálico contra su paladar. Su cuerpo se expande, como si creciera de golpe, sintiendo que ya no es suyo, sintiéndose un titán.

Marco sale del pasadizo en el que se ha escondido segundos antes de la transformación de Reiner, junto a Conny. Ven a los dos titanes enfrentarse, con Eren rugiendo y Reiner tomando su posición de pelea. Muchos creyeron que habían olvidado el terror al ver aquellas monstruosidades, pero no es así. Marco siente su sangre enfriarse, su pecho se contrae y le cuesta respirar, los recuerdos de cuando fue arrojado a ese sótano vuelven como si hubiese sido el día anterior, recuerda el aroma y el calor sofocante.

Conny posa su mano en el hombro para calmarlo, le sonríe, porque él también quiere pensar que todo estará bien.

Se desata la lucha, el primer golpe lo da Eren, pero Reiner apenas se mueve, alzando el puño y devolviendo el golpe. La pelea apenas ha comenzado y se sabe que Reiner tiene la ventaja de su armadura. Aun así, creerán en Eren, porque jamás se rinde y pelaría hasta que ya no le quedara nada.

—Debemos reunirnos con los demás, esto no estaba previsto —dice Marco al fin, viendo a Conny asentir y rodean el edificio intentando mantener el equilibro ante todos aquellos golpes que hacen temblar el suelo.

Si bien Eren es más ágil y esquiva los golpes con rapidez, cuando los recibe el daño es notorio. Su mandíbula está torcida y la carne de sus brazos magullada, con el vapor saliendo con fuerza. En cambio Reiner, no manifiesta ningún problema.

Con cada segundo, sus golpes se van haciendo más lentos, aquella armadura natural pesa y está haciendo notar sus consecuencias. Aquella batalla no se compara con la que tuvo con Annie, donde eran jóvenes y el dolor estaba fresco, donde la Titán Femenina intentó escapar. Aquí Reiner y Eren pelean frente a frente, donde el único que retrocede es el de ojos esmeralda.

La gente se ha escondido, pero algunos miran desde las esquinas, sintiendo curiosidad, ese impulso humano por tratar de encontrar una respuesta a todo, ¿qué hacen dos tintes peleando en las calles de la cuidad? ¿Qué tiene que ver la Legión de Reconocimiento?

Entonces Eren cae, con la mandíbula colgando desencajada y un rugido lastimero. Reiner avanza hacia él con lentitud, alzando el pie listo para rematar al titán.

Historia aparece corriendo con rapidez, quitándose la capucha y el viento agita sus cabellos rubios.

—¡Alto! —aquel grito ha sido autoritario, sin pizca de miedo o titubeo alguno.

Reiner baja el pie y la enfoca con esos ojos blancos. La chica no se mueve ni un centímetro cuando el enorme titán se mueve, clavando una rodilla en la calle y bajando la cabeza, haciendo una reverencia hacia la rubia.

La gente comienza a salir de sus escondrijos, observando aquella escena sin poder creerlo, mirando a aquella menuda chica con ojos fieros detener al Titán que alguna vez destrozó sus muros, ¡está arrodillado frente a ella!

Entonces de entre el gentío que temerosos se acercan, un hombre rubio se baja la capucha y alza la mirada hacia el titán colosal.

—¡Que viva la verdadera Reina! —Como es de esperarse, la voz de Irvin se hace oír y los murmullos de la gente esparcen aquella declaración como una ráfaga de viento.

“¿Reina?” “Es obvio, un titán se ha arrodillado ante ella” “Sólo mírala, irradia paz y poder”.

Mikasa se ha escabullido entre la gente para liberar a Eren del cuerpo de titán con ayuda de sus espadas, el castaño sigue consiente y es mucho más fácil salir, años entrenando para poder dominar sus poderes. La azabache asiente cuando el chico la mira con las marcas rojas alrededor de sus ojos.

—Llévame hacia Sina, debo reclamar el trono que me pertenece.

Reiner abre su mano para que Historia suba junto a Irvin, mientras que en la otra mano Eren y Mikasa son los que se suben, ellos son piezas importantes en lo que sigue del plan. Jean, Marco y Conny, junto a otros cuatro soldados, deben resguardar la muralla de Rose en caso de un ataque por parte de los soldados del Rey. Sasha y Moblit han quedado a cargo de vigilar la muralla de María, porque si esa misión fracasa, ellos deben volver al cuartel donde se esconderán y esta vez para siempre.

 

 

 

Mikasa aprieta la mano de Eren, se siente igual de incómoda y expectante, porque ya no es sólo a Eren a quien debe cuidar, sino que a los bebés que viene en camino. Todo se decidirá ahora, el Rey la quiere a ella, quiere a Eren a su servicio, pero no pueden entregarse a una causa tan egoísta, deben pelear.

Reiner corre a un ritmo constante pero su velocidad es reducida debido al peso de su coraza. A pesar de que Irvin está atento a su alrededor, se deja cubrir por los duros dedos de Reiner, además de que Pixis ya se ha comunicado con la Legión de Reconocimiento que seguía dentro de los muros, los mismos que habían fingido que estaban en desacuerdo con aquella huida y actuar de su líder, para ganar la confianza del Rey y en ese momento crucial era donde se revelarían para proteger la misión: Christa debe llegar al castillo sana y salva.

Pasan dos horas cuando Reiner se detiene en las afueras de Sina, los muros están resguardados por soldados que se elevan hacia él, pero Reiner no tiene problemas al momento de cumplir con su deber. Resguarda a los cuatro en su nuca, donde deja crecer su coraza y corre para atravesar aquella muralla, aplastando a los soldados que se le acercan por el aire. No se detiene allí y sigue corriendo.

Espadas, gas y gritos a su alrededor. Pero nada importa, él es un titán hecho para aquello, un arma inquebrantable.

En las afueras del castillo, más soldados apuntan con sus armas desde el patio, donde Reiner demuele con el dorso de la mano la pared del jardín frontal y se agacha para que los soldados se detengan ante su proximidad.

Desde las sombras, es Pixis quién aparece.

—Alto al fuego, es una orden.

—¡Pero, Señor!

—¿No he sido claro? —Repite el hombre adquiriendo ese semblante de sabio Líder—. Debemos recibir a nuestra Reina.

Todos se miran con el ceño fruncido, no saben lo que pasa, sólo han oído rumores, simples chismorreos de las calles y entre soldados, pero las órdenes son claras. Las armas apuntan hacia el cielo mientras los soldados retroceden.

Irvin desciende junto a Mikasa, que camina con las espadas en las manos.

—Historia no bajará hasta que nos aseguren que estará bien. Preferimos que sea el Rey quién venga.

—¡¿Cómo osan llamar a nuestro señor así?! ¡Ustedes no tiene nada que exigir! —grita un hombre que tiene bordado el unicornio, pero el color es negro y sus detalles dorados como el que usaba el hombre que los apuntó. Él también pertenece al nuevo escuadrón del Rey.

—Silencio, Ryan —lo interrumpe el hombre rechoncho, que se acerca con el ceño fruncido—. Irvin, he tenido excesiva compasión contigo, debí haberte ejecutado en cuanto comenzaste a traicionarme, ¿con una familia? Yo debería ser todo en tu vida, la cual me pertenece.

Los ojos celestes de Irvin no demuestran cambio o reacción alguna, está concentrado, ésta es su misión final.

—Ahora vienes aquí, aliado con los titanes, ¡van a devorarnos a todos! ¡Has traicionado a tu propia raza!

—No es así, lo sabes. Un Rey debe vivir para su pueblo y tú solo vives para tu egoísmo. Mikasa y Eren no son un arma, son soldados, los que han jurado proteger a la humanidad, ¿y tú los quieres cuidándote día y noche? Tú no eres un Rey, eres un tirano.

—Le cortaré la lengua —ruge Ryan, un hombre de cabello negro como la noche, tomando sus espadas.

El Rey alza la mano para detenerlo y vuelve su mirada hacia Irvin—: Gracias a mí la humanidad crece, no han muerto devorados y tu Legión, que se creen unos héroes, siguen siendo parte de una rama militar cuando sólo nos han traído problemas. Dime Irvin, ¿qué han logrado? Además de ser cena para los titanes.

—Nosotros hemos salvado a la verdadera Reina de ser llevada hace años, cuando los titanes desaparecieron —dicho aquello, Reiner se mueve y los gritos se hacen escuchar, pero Irvin mueve las manos para demostrar que no hay nada que temer.

El titán abre su mano e Historia se baja de un salto, su cabello rubio ondeando al viento y sus ojos azules flameando bondad y decisión.

—Les presento a Historia Reiss, su verdadera Reina.

Todos se miran confundidos, temerosos de lo que está sucediendo. Toda su vida siendo gobernados por un hombre al que le deben todo, y ahora les dicen que no es así y que hay un verdadero gobernante.

—¿Y cómo es que una mocosa puede ser nuestra Reina? —Pregunta Ryan, con una sonrisa de autosuficiencia.

—Reiner —habla la chica y el titán mueve su rostro hacia ella con total atención—. Vuelve a tu forma humana.

Así lo hizo, el vapor sale despedido desde su nuca y el titán parece quedar inerte mientras una sombra se mueve entre el humo hasta llegar a Historia. Su ropa está hecha jirones y las marcas en su rostro son rojas y calientes.

Se detiene frente a la chica mientras las voces de los presentes: el consejo del Rey, soldados y algunas personas influyentes; susurran incrédulas y ponen su atención a lo que sucede. Reconocen a ese titán, es el que había destrozado sus murallas para que la humanidad fuera devorada hace tantos años atrás.

—¿Prometes servirme como muestra de lealtad? ¿Paz entre tu gente y la mía?

—Sí, mi Reina.

Ese pacto es mucho más grande de lo que se alcanza a percibir, es verdadero, Reiner está dando su vida a cambio de la de Annie. Está dispuesto a cuidar de Historia para asegurar la paz entre ambas razas.

—¡Eso no puede ser! —Exclama el Rey, por primera vez moviéndose nervioso, rojo de ira—. ¡Yo soy el Rey! Tú, mocosa, debes ser una bruja…

—¿Una bruja? —Pregunta Pixis enarcando una ceja.

—La familia Reiss eran los verdaderos reyes, pero este hombre usurpó su puesto con un complot y los eliminó a todos. Cuando se enteró de que una pareja había sobrevivido a la persecución, los mandó a matar, sin contar con que habían tenido una hija. La niña había sido criada en una granja por otras personas para cuidar de su identidad y protegerla hasta el momento indicado. Ahora ella viene a reclamar lo que es suyo —explica Irvin alzando el dedo hacia el Rey—. Lo que tú le quitaste le pertenece por derecho de sangre.

Pixis mira con ira al hombre a quien ha llamado su alteza durante tantos años mientras avanza hacia la chica y se arrodilla frente a ella, ofreciéndole su lealtad.

Los soldados pertenecientes a la rama Estacionaria se miran unos momentos antes de imitar a su líder. Lentamente los presentes se van acercando a la chica, porque es innegable aquello, ¡tiene la lealtad de un titán!

El Rey no puede creerlo, mientras grita órdenes entre su desesperación, siente como el poder se le va de las manos y la mirada de los que fueron sus súbditos es reemplazada por la repulsión.

—¡Esto es traición! —Grita mientras saca un arma de su bolsillo y apunta a la rubia, que lo mira unos instantes, sintiendo el terror, pero no se mueve de su lugar.

El hombre tiembla y saben que no podrá apuntar, jamás ha disparado, se nota en su nerviosismo, aun así, Mikasa se pone frente a ella con las espadas cruzadas sobre su pecho.

Pero no es del temeroso Rey de quién debían cuidarse.

—¡Ahg! —El grito de Irvin se hace escuchar y todos se giran para ver la poza de sangre al lado derecho el hombre.

—No subestimes al Escuadrón del Rey —exclama un chico con el cabello negro refulgiendo bajo la luz del sol.

Ha atacado a traición, desde atrás, y le ha cortado el brazo derecho a Irvin.

 

 

Notas finales:

¿Irvin sobrevivirá a esta misión?

 

Este fic tiene escenas inspiradas en el manga, porque, bueno, me dejaron bastante marcada y quiero darles un giro no tan trágico…

Llegados a este punto, espero no dejar de sorprenderlos hasta el último capítulo.

Saludos y besos pegosos~ 


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