Advertencia: Spoilers de Cura Mortal.
Cartas a la muerte: Capitulo único.
Querido Newt:
Sé que te parecerá que soy un estúpido sin embargo hay cosas que todavía rondan por mi cabeza, lastiman mi alma e interrumpen mis sueños. Sé que si estuvieras aquí solo te reirías y me darías un golpe en la cabeza, diciéndome tu típico “Tommy, todo estará bien así que deja de pensar en tanta poplus” pero ese es el problema que tú no estás aquí para hacerlo. Todavía sigo preguntándome ¿Qué hubiera pasado esa noche si el que hubiera muerto fuera yo? Tal vez ahora estaría a tu lado, tal vez nos encontraríamos en un mundo en el que no existiera el dolor, no hubiera miedo, ni tampoco esa enfermedad que había empezado todo. ¿Me hace egoísta y mala persona que una parte de mí se alegrara de todo lo que paso? Después de todo sin todo esto no te hubiera conocido, aunque tampoco te hubiera perdido.
Todavía suelo levantarme por la madrugada gritando por las pesadillas, por los recuerdos de ese fatídico encuentro en el que tu vida se terminó en mis manos y todavía nadie ha dicho nada. Nadie ha hecho nada. Y eso en el fondo me desquicia, me enloquece, es como si tuviera la sensación de que ellos saben lo que hice y que cada vez que me miran me lo recriminan, pero todavía no me castigan por ello. ¿Así se siente tener la llamarada? ¿Tú también pasaste por eso?
A veces pienso que siento lo mismo que sentiste esas pocas semanas y me odio a mí mismo por lo hipócrita que es eso. Nunca eh pasado por lo que tú y nunca lo pasare, después de todo soy Muni. Ni siquiera esos meses en la tercera prueba se podrían comparar. Pero ya me hice la idea de que me queda mucho tiempo por delante para volver a verte. Y no te preocupes no hare nada tonto con mi vida, sería como un insulto hacia ti. Lo siento, ya debo irme, el mundo real me llama.
Te amo.
Tommy.
Thomas tomo la pequeña nota y la metió dentro de un sobre rustico para luego guardarla en su cajón junto a otras cartas con el mismo remitente, que nunca habrían de ser enviadas, pero allí estaban a la espera de ser leídas por alguien. Tal vez, algún día, llegarían hasta la persona para la que fueron escritas. Tal vez, algún día, Thomas seria el que se las entregara.
Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.
- Despedida, Jorge Luis Borges.
Dedicado a todos los larchos que se quedaron con un agujero en el corazón, a los Munis que sobrevivieron y a todos esos Cranks que vamos a extrañar.