Capítulo 013.
13 Tormentas
Aunque intente evitarte,
No hay lugar donde pueda esconderme
— Lucifer
(SHINee)
Jong In llegó corriendo, sabía que no estarían ni Se Hun ni Kyung Soo aún, era demasiado temprano, pero precisamente debido a eso. No es que fuera un acosador ni nada. En efecto, fue casi un accidente como encontró la casa de su hyung favorito. Había terminado sus asuntos con una mujer que hacía bastante tiempo le venía pisando los talones y luego de asegurarse de haber dejado pruebas, se fue caminando muy tranquilamente bajo la lluvia. Iba paseando distraídamente por las casas, cuando creyó escuchar unos gritos provenientes de una casa. Era casi como si un perro estuviese chillando y como él amaba a los animales, le patearía el trasero a cualquiera que estuviese maltratando a un inocente animalito.
Así fue como se asomó a esa gran casa de tejas naranjas. Las cortinas estaban arrimadas, pero como escuchaba los gritos se asomó a mirar. Había una mínima rendija, pero lo que vio, le dejo sin aire.
Aunque no estuviese de frente, podía reconocer la figura de Kyung Soo en cualquier lado y esa no sería la excepción, el tenía un plato de algo en la mano, estaba parado detrás de una silla, temblando, como si la cosa de madera fuese a protegerlo del monstruo que tenía frente a él. Pensó que estaba enfermo de algo por la manera en como su cuerpo se sacudía por el miedo, si no le gustara demasiado no habría podido reconocerle, ese rostro lleno de lastimaduras y golpes no podía ser el de su dulce repostero con carácter de demonio. Segundos más tarde se enteró que eso era alguna clase de sopa cuando el hombre robusto y de edad avanzada se plantó frente a él y le dio un manotazo al plato volcando su contenido sobre el más bajito. Eso le dolió hasta a él cuando Kyung Soo chilló por el contenido hirviente.
Había corrido como alma que se lo lleva el diablo a buscar a Seung Hyun o a Dae Sung, ambos eran mayores de edad y podían hacer algo, como irrumpir en una casa y darle una patada al tipo porque se lo merecía.
Kai había pensado que era buena idea tirar la puerta abajo y abalanzarse sobre el viejo, pero Jong In se atajó así mismo antes de que fuese demasiado tarde y optó por lo más razonable.
— ¡Seung Hyun-nim! ¡Seung Hyun-nim! —
— ¿Qué pasa chico? Parece como si hubieras visto un fantasma —
— ¡A Kyung Soo! ¡A Kyung Soo su lo que sea que sea ese tipo lo golpea! ¡Lo vi! —
— Espera ¿Qué? — ese fue Dae Sung.
— Sí, yo estaba por allí visitando a alguien y escuché unos gritos y me asomé, creí que era un perro… —
Jong In no se había dado cuenta en qué momento había empezado a hablar fuerte, ni en qué momento comenzó a hablar rapidísimo, al final se dio cuenta que estaba sollozando y que le faltaba el aire.
— Calmate — Seung Hyun hizo que se sentara y le pidió a Tae Yang o Young Bae, le llamaban de ambas maneras que le trajera un vaso de agua, el siempre solía cantar en las noches y asintió rápidamente —Bien, bien. Esto no está nada bien —
El hombre se pasó las manos por el cabello ¿Qué haría? A Dae Sung se le había borrado esa sonrisa hermosa que siempre tenía en el rostro, ahora le daba aire al bailarín sacudiendo un menú como si fuese un abanico. Además, le pidió a Seung Ri que trajera una toalla y algo para secar al muchachito. Seung Hyun le daba palmadas en la espalda.
Quince minutos más tardes recibieron una llamada. Kyung Soo le dijo a Seung Hyun que no podía ir porque estaba muy enfermo por el cambio de clima y no podía ir. Fue la primera vez que faltaba al trabajo.
— ¿¡Y si esta muerto?! — exclamó horrorizado el bailarín.
Seung Hyun había tenido que llamar a su repostero suplente. Afortunadamente Ji Yong se había llevado a la cocina al bailarín, él no sabía cómo diablos calmar a un adolescente en estado de pánico. Decidió que por la noche iría a hablar con Kyung Soo y asegurarse de que estuviera bien, si llamaba a la policía y no podían probar nada, sería más peligroso para el pelinegro.
— ¡Ah! ¿Por qué me hacen esto? Un día mi corazón fallará de esta manera — masculló exasperado y preocupado.
Sobre las siete y aun bajo una lluvia que se hacía cada vez más y más torrencial, llegó Se Hun acompañado de Xi Lu Han. Dae Sung le contó a grandes rasgos la historia. Oh asintió secamente y esa actitud le dejó bastante sorprendido al mayor. Él, se sentó en el lugar que siempre ocupaba Jong In.
— Es que Jong In tiene una increíble capacidad para juntarse con ese tipo de personas — masculló entre dientes el rubio.
— ¿Ese tipo de personas? — preguntó el chico con rostro de ciervo.
— Ya sabe, sus amigos están bastante trastornados. Sería recomendable para su salud emocional que nos dejara de lado y se asociara a personas sanas —
La noche pasó con relativa tranquilidad. El bailarín hizo catarsis ayudando a los cocineros y no hizo mayor escándalo, pero eso posiblemente se debió a los tres tranquilizantes que Se Hun casi le obligó a tragar. Le pidió a Dae Sung que lo vigile el resto de la noche y que por nada del mundo le dejase ir a su casa. Todos los mayores acataron las órdenes del pequeño sin decir ni una sola palabra, Oh debía tener sus razones. Ji Yong insistió en que Lu Han se quedase hasta que escampe, pero la lluvia parecía caer cada vez más fuerte.
— Parece que el cielo está por romperse — masculló Xi escuchando como se aproximaba una tormenta.
— Los trenes están frenados — comentó Seung Ri — acaban de informarlo por la radio —
— ¿Y cómo volveré? —
— Podrías quedarte en casa de Se Hun, queda a una cuadra de aquí — propuso el ídolo.
— Si, es tarde y ustedes estudiantes deberían ir a dormir. Yo me encargaré de Jong In y de Kyung Soo ¿Estás seguro que no te pasaste de la raya con las pastillas? —
— Ha tomado peores cosas — farfulló el rubio rodando los ojos. — No va a morir por tres tranquilizantes. Si se muestra calmado déjenlo así, si por algún motivo parece demasiado enérgico por favor, denle más de estas cosas — el joven le tendió el frasco de tranquilizantes a su Jefe.
Bajo el paraguas de Lu Han se dirigieron a su casa. Se Hun estaba bastante incomodo por la idea, pero no opuso mayor resistencia, no dejaría que su hyung fuese caminando bajo la lluvia torrencial completamente solo.
Su casa estaba ubicada en medio de otras, pero no llamaba la atención, era pequeña y casi pasaba desapercibida. La puerta de metal oxidado que había perdido su color daba a un largo pasillo que desembocaba en la casa en sí misma. La casa tenía tres habitaciones en total. La principal era la que hacía de sala, de comedor y de cocina. Luego había un baño hacia un rincón y más allá, una única habitación.
Lu Han miraba a su alrededor con sus brillantes ojos de avellanas escaneándolo todo, absorbiendo todo como una esponja. Si bien necesitaba una remodelación, tenía el aire de una persona que ordena constantemente su hogar. Aun así, había un perfecto desorden de maderas, pinturas, pinceles, cuadros y manteles esparcidos por toda la habitación. Muchos eran paisajes pero en muchos había lobos retratados y supuso que al rubio le gustaban mucho esos animales.
Eso explicaba el olor a pintura fresca que el menor siempre tenía. No sabía que estaba sonriendo cuando deslizaba sus dedos por las pinturas secas. En un rincón, Se Hun observaba sus reacciones. El mayor estaba demasiado concentrado en los cuadros. Sobre la mesa en medio de la habitación había un cuadernillo, se inclinó y observó su perfil retratado en carboncillo. Lo sujeto entre sus manos como si fuese a romperse en cualquier momento.
— ¿Esto lo dibujaste tú? —
Miró como los ojos negros de Se Hun parecían brillar en la penumbra de la habitación. El menor asintió vagamente. Lu Han no sabía si perderse en su mirada o adorar eternamente las líneas que habían dibujado su rostro.
— Creerá que es raro —
— Creo que es hermoso —
Se Hun se ofreció a cocinar algo de ramen instantáneo que sería lo más rápido, Xi nunca había probado eso por lo que aceptó con curiosidad. El menor le ofreció su ducha. Y el mayor necesitaba despejarse.
Mientras el agua comenzaba a hervir, Se Hun sintió como el agua comenzó a caer en la ducha. Se dio cuenta que posiblemente su hyung no traía consigo un cambio de ropa, fue hasta su habitación y como la diferencia de alturas entre ellos no era tan grande, estaría bien si le prestaba cualquier cosa siempre y cuando no fuese demasiado grande.
Como su ducha tenía cortina, entreabrió la puerta y dejó la ropa limpia sobre el suelo.
— Hyung, allí le dejo una muda de ropa —
— ¡Ah! Muchas gracias, Se Hun-ssi —
Mientras terminó de preparar la comida, la luz parpadeó y se apagó. Escuchó un chillido desde el baño y supuso que el calefón se había pagado también, sonrió un poco. Se asomó a la puerta y vio que toda la zona estaba a oscuras. Hubo un apagón.
— ¡Se Hun-ssi! ¡Se Hun-ssi! ¿Estás ahí? —
Se Hun estaba seguro que sin la calefacción estaría bastante fresco.
— ¡Se Hun-ssi! ¡Se Hun-ssi! —
La casa no era muy grande, pero la lluvia apagaba el sondo de los gritos de Lu Han. Cinco minutos más tarde, el cantante salió corriendo del baño, aun un poco húmedo pero ya completamente vestido. Cuando pudo divisar la figura del menor en la sala, cuidándose de no tropezar con nada se aferró a la delgada figura del rubio.
— ¿Hyung? ¿Le tiene miedo a la oscuridad? —
— Algo —
— No tiene por qué…
Un trueno interrumpió lo que quiso decir, instantes más tarde, la sala se iluminó por completo de blanco. Lu Han chilló y se aferró más a la figura del más alta. Tenía pánico de las tormentas. Las odiaba y podía ponerse a llorar como niña. <<Soy todo un hombre, no me pondré a llorar ahora>> Pero otro trueno lo ensordeció, gritó cerrando los ojos y hundiendo la cabeza en el hueco del cuello del menor.
Se Hun rodeó el cuerpo de su hyung con sus brazos, suspirando.
La noche sería larga.