Capítulo 32
32 Galletas
Cuando Kai entró en la cocina lo primero que vio fue la menuda espalda de Kyung Soo, enfundado en una camiseta de mangas cortas que le iba demasiado grande. No era de él, así que supuso que era de su ex novio, eso le molestó, así que se acercó apretando los dientes. ¿Por qué tenía que usar la ropa de su ex pareja? Hico chillar la silla deslizándola por el suelo para llamar la atención. El muchacho, le miró por sobre su hombro y sonrió abiertamente. Por algún motivo, pensó que esa sonrisa era para él, no para Jong In.
El mayor se volteó y le invitó a sentarse en la mesa, lo hizo muy a regañadientes y desparramándose sobre el asiento. Había un mantel sobre la mesa. El bailarín miró con atención lo que el otro dejaba, eran una fuente llena de galletas. El amaba las cosas dulces, con cierta desconfianza tomo una galleta y se la llevó a la boca. Masticó suavemente antes de darse cuenta de algo, tragando con la garganta seca.
— ¿Estas son…? —
— Galletas de coco —
Kai miró con ojos vacíos las deliciosas galletas, eran exactamente iguales a las que hacía su mamá. Sus ojos negros se posaron sobre los ajenos, que esperaban su reacción. Se levantó y lo empujó acorralándolo contra la heladera. Kyung Soo ahogó un chillido por la sorpresa.
— ¿Estás procurando ponerme sensible o qué? —
— ¿Q-qué? —
— ¿Qué haces en esta casa después de todo? ¿No es horrible convivir con una o mejor dicho, dos personas tan inestables? —
— N-no ¡Claro que no! No sé qué te pasa, pero cuando dije que me quedaría al lado de ustedes lo dije enserio —
— Awww~ Enterneces mi corazón —
Por algún motivo el tono sarcástico de Kai no lo exasperó, si no que le causó cierto recelo. Estaba pisando tierra resbaladiza. <<Oh, Dios>> así lo confirmó cuando el bailarín atacó sus labios con tanta prisa que le sacó el aliento y apenas si pudo tomar un poco de aire en medio de beso y beso. Y no estaba seguro de si eso podía clasificarse como beso, las mordidas y la manera en que chupaba sus labios como si fueran otra cosa se sentía genial, pero no dejaba de estar sorprendido. Había confirmado que, aunque Jong In era un tierno cachorro, Kai era un lobo <<Y me va a comer>> pensó el mayor sintiéndose como caperucita roja y maldijo por tener una remera de ese tono.
Y estaba seguro que siendo las cinco de la tarde, con Se Hun en el colegio como el niño bueno que era, no había nadie que pudiera salvarlo del lobo feroz.
Su cerebro se desconectó cuando el menor lo agarró fuertemente de la cintura y lo subió a la mesada, casi ni le importó que los platos se hicieran añicos sobre la lava manos, más allá del escalofrío que lo recorrió, pero no tuvo mucho tiempo para sentir o hacer algo. El moreno mordió su cuello, así de simple, como si fuera un vampiro, inconscientemente llevó la cabeza hacia atrás. A duras penas y con movimientos bruscos pero bien definidos, Kai se deshizo de sus pantalones de chándal tirando junto con ellos de su ropa interior, Kyung Soo quiso apartarlo y hacer algo para cubrirse, pero la boca ajena recorriendo su piel de manera tan salvaje no le dejaba pensar coherentemente, además, su cuerpo parecía no querer hacerle caso. A pesar de estar sentado en la mesada, el bailarín hacía uso y abuso de sus dotes artístico fregándose como una serpiente contra él. Sus toques eran justos y certeros, toco aquí y allá, apretando entre mucho y demasiado y lo tuvo justo donde quería. Duro y lloriqueando por más. El mayor, no se reconocía así mismo, arañando y aferrándose a los brazos del menor con una mezcla de sensaciones encontradas dentro de él que lo mareaban más de lo que ya estaba. Se deslizó más cerca del borde para poder sentir el cuerpo ajeno más de cerca.
— Estás aquí porque te gusto, me deseas — su voz era sorprendentemente limpia, pero más ronca por la excitación
Él no podía hilar un pensamiento sano y tampoco sabía que decir, estaba balbuceando cosas sin sentido con tan solo un par de toques. Cuando la mano morena le dio un jalón a su polla, chilló.
— Respóndeme —
— S-sí… ¡Ah! —
— Buen chico — le dio una sarcástica palmadita en la cabeza.
Casi sintió ganas de llorar cuando eso le hizo acordar a Jong In. Pero no pudo pensar demasiado tiempo en el chico sonriente, porque aulló de dolor cuando se vio empujado bruscamente sobre la mesada chocando contra la fría superficie metálica.
— Odio que pienses en otra cosa que no sea en mí —
— Umgh… ¡K! ¡K-Kai! —
— Buen chico — repitió con esa misma sonrisa socarrona.
Sin previo aviso apoyó ambas mano sobre la camiseta roja y la rasgó, satisfecho con el pavor grabado a fuego vivo en el rostro ajeno. Odiaba esa camiseta y el olor que desprendía, no era el suyo. Tomó en brazos al mayor y se fregó descaradamente contra él, friccionando sus cuerpos, su transpiración y la ajena se mezclaban y no quedaba rastro de perfume ajeno. Volvió a volcarlo con brusquedad y vio como Kyung Soo se obligaba a sí mismo a quedarse quieto para no romper ninguno de los platos que estaban frágilmente apoyados cerca de él. Abrió sus piernas tomándolas como quiso, apoyándolas sobre sus hombros. Las pálidas manos ajenas buscaban su tacto y Kai dejo que se aferraran a su pecho y a sus clavículas. Como pudo, porque no eligió sabiamente la posición más cómoda, sacó su miembro duro como piedra de sus pantalones.
Oh, sí Do lo estaba disfrutando era obvio que no lo conocía bien aún. Sonrió con insuficiencia cuando tomó sus caderas con una mano y con la otra metió la punta de polla. El mayor se sobresaltó a sobre manera, abriendo más sus grandes ojos.
— Eres mío, Do Kyung Soo —
Se vio reflejado en los grandes ojos oscuros del repostero. Y ¡Oh! Como se encantaba así mismo, pero él no era más delicioso que el caramelo que tenía bajo él. Apretó su agarre sobre las caderas, esta vez apoyándose con sus dos manos.
— Dilo —
— S-soy… tuyo — dijo en vaho.
Sonrió torcido antes de penetrarlo, hasta el fondo, rápido, duro y de una sola vez. Disfruto como la carne se apretaba a su alrededor, asfixiando su miembro. Pero era más hermoso escuchar el aullido de dolor que dio el mayor, sus ojos rebosantes de lágrimas. Él simplemente podía tener un orgasmo sensorial con eso. No esperó demasiado, se movió a su antojo, con un ritmo rápido y certero que solo él conocía. En algún punto no supo identificar sil os gemidos eran de dolor o de placer, pero ambas cosas eran igual de buenas. Por más que amaba ver su rostro demostrando mil y un expresiones por segundo, quería más. Lo volteó sin cuidado y los jadeos ahogados del mayor le hicieron aun más feliz. Lo puso en cuatro y Kyung Soo apoyó su frente sobre la pared de azulejos al igual que sus manos, intentando aferrarse a algo. Sus dedos se deslizaban por la pared. Era un lio de gemidos y jadeos ahogados por sus labios que besaban la pared. Kai gruñía suavemente, todo lo contrario a su ritmo que hacía estragos en la conciencia del mayor, no sabía qué hacer con sus cuerpo o donde poner sus manos. Una de las manos ajenas se deslizó juguetonamente por su cadera hasta alcanzar su miembro y masturbarlo con rapidez. No era tan malo, después de todo.
Con tal intensidad, no tardó demasiado más en venirse dentro del repostero que se vino segundos más tarde que él.
***
Jong In miró a Se Hun como si en sus ojos negros pudiese encontrar la respuesta a todo.
— Siento que hice algo muy malo —
— ¿Kai? —
— Estuve fuera más de cuatro horas, aun estoy algo mareado —
— Pregúntale a Kyung Soo — sugirió.
Sabía que había tenido sexo porque no desconocía su anotomía, pero no por eso se sentía menos tranquilo. Llevó el teléfono a su oreja y esperó. Justo cuando estaba por colgar, pensando que Kyung Soo estaría demasiado ocupado atendiendo la cocina de EXO como para responderle, atendió.
— ¿Kai? —
— No, Jong In — respondió — No creo que Kai sea del tipo de llamadas, hyung — sonrió.
— ¿Qué pasa, Jong In? —susurró con la voz rota, como si estuviese ronco.
— Ah…Bueno, estuve fuera por cuatro horas y tu eres de los pocos que siempre está pendiente de mi ¿Hizo algo raro? —
— ¿Kai? No, se comportó como siempre. Seguiría hablándote, pero estoy trabajando —
***
Llegó a casa luego de ensayar un par de horas. Todo estaba excesivamente limpio. Frunció el ceño y fue a la cocina a buscar algo para tomar. Tenía cierta noción de sus platos y supo que alguno de ellos faltaba. Aun con el ceño fruncido abrió la heladera y un escalofrío le recorrió, intentó ignorar esa sensación pero supo que algo andaba mal. Tomó agua y notó algo sobre la mesa. Se acercó con cuidado y vio las galletas de coco en un platón. <<Oh, no>> pensó. Si Kai hubiese visto eso, sin dudas, enloquecería. Había algo que andaba demasiado mal.
***
Ese día, Lu Han se levantó con los ánimos por el techo. Casi brincó de la cama, era un sábado brillante y hermoso, hacía un calor bastante soportable. Krystal lo recibió con un enorme pastel de cumpleaños y Sulli con un enorme ramo de flores. Les sonrió a las cinco muchachas, porque Luna, Victoria y Amber, se habían complotado entre las tres y le habían regalado The Heirs en DVD. Tuvieron un desayuno hermoso y todos rieron sentamos a la mesa. En medio de la comida, mientras se metía una galleta a la boca, su celular vibró. Las muchachas se dedicaron miradas cómplices cuando vieron la sonrisa enamorada en el rostro ajeno.
— Veámonos esta tarde — leyó en voz alta, antes de chillar emocionado.
Todos los presentes aplaudieron muy felices.