Capítulo 038
38 Pensamientos
Dijimos que nunca nos apartaríamos uno del otro,
que estaríamos juntos por siempre y para siempre
— Time boils rain
(Kris)
Aunque esta tarde Se Hun debía volver a trabajar, ya que pese a que estuviesen de vacaciones escolares el debía seguir viviendo, decidió regodearse un poco más en los brazos de su hyung. Ambos se habían quedado dormidos en la cama del mayor en los brazos del otro. Oh estaba cansado como hace mucho no se había sentido y no tenía el más mínimo ánimo para levantarse y seguir con su vida.
Hacía mucho tiempo no se sentía tan cómodo estando con alguien, Lu Han estaba abrazado a él y respiraba con tranquilidad, tenía los labios ligeramente entre abiertos y el cabello completamente enmarañado. Bajo la luz del sol su cabello color chocolate parecía color caoba y tenía la urgente necesidad de retratarlo.
Se irguió con pesadez y decidió dejar la cómoda cama, se dio cuenta que Xi estaba temblando por lo fría que se había puesto la habitación por el aire acondicionado. Así que apago el aparato y se decidió a darse una relajante ducha. Ese día saldría Jong In de viaje y tenía que ponerse de buenos ánimos para ir a despedir a su amigo.
Como eran vacaciones el entraría a trabajar más temprano así tener más fondos, una elección suya que siempre le había resultado muy conveniente. Oh, adoraba la ducha de la casa de Lu Han, la lluvia de agua a la temperatura justa era gruesa y fuerte. Vio con desagrado a sus pies el agua de colores y supuso que tendría que renovarse la tintura antes de que le quedase un feo matorral sin colores definidos. Aunque tal vez volvería al color rubio. Ya decidiría que hacer con su cabello más tarde.
Salió y encontró a Lu Han en una pose, por demás, sugerente. Había pateado las sabanas y su camiseta estaba removida, estaba en una pose extraña que denotaba que estaba padeciendo el calor. Suspiró derrotado y encendió nuevamente el aire, él, por lo general, no tenía problemas con la temperatura, casi nunca sentía calor excesivo y jamás en su vida había transpirado. Pero al parecer, su novio tenía problemas con su temperatura. Como el otro estaba dormido, recorrió la habitación sin problemas estando liado tan solo en una toalla hasta que encontró su mochila. Aquel ciervo color gay le miraba desde el fondo. Lo agarró por los cuernos y lo dejo sobre el escritorio de su novio.
— Debería despertarle antes de irme — le habló al peluche y se sintió un poco idiota por eso.
— Deberías quedarte a desayunar — dijo Xi impostando su voz.
Se Hun miró al mayor con una sonrisa torcida en el rostro. Lu Han se encogió de hombros somnolientamente.
— Fue Edith, no yo —
— Está bien, dile a Edith que me quedo —
***
Chan Yeol miró con una mueca a Baek Hyun, de pasar de tener un excesivo frío pasó a morirse de calor por la fiebre. Y no estaba seguro de que tan bueno era para él salir en esas condiciones, pero el menor había insistido en que quería ir a despedirse del perro feo. Además, su lado más posesivo no quería que nadie viese a Byun con tan poca ropa sobre él, porque si cualquier otra persona se pusiese la misma ropa estaría bien, pero tratándose del delgado y contorneado cuerpecito de su novio él era particularmente celoso. Llevaba una musculosa y unos bermudas –casi lo mismo que él- pero no iba a dejar esa mueca de lado. Pusieron el capote en el coche y prendieron la calefacción. Aun así, el mayor se abanicaba con las manos.
— Odio transpirar — masculló.
— Deberías mudarte a uno de esas ciudades de Europa donde siempre hay nieve —
— ¡Oh! Mi sueño sería ese, no sé si a Europa, pero quien sabe, vivir en Alaska tranquilamente. Tal vez si molesto mucho a mi padre me deje ir allí —
Chan Yeol sonrió animadamente al escuchar hablar tan felizmente a su novio. Le contaba que veía a Park como un sexy cazados de venados, luego recordó que era vegetariano y que no le gustaba la matanza de animales, pero que aun así moría por verlo vestido así. El menor rio suavemente. Como habían llegado temprano decidieron esperar en el auto a que los otros llegasen al aeropuerto.
— Ven aquí — le pidió el menor.
La piel de Baek Hyun ardía, pero ya no le dolía la cabeza y se podía decir que estaba de un humor más o menos bueno, lo que lo estaba agotando era el calor. Byun gateó por el asiento hasta el regazo de su novio. Una de las grandes manos estiró los cortos cabellos de la nuca del mayor y le sopló el cuello. El otro se estremeció y se retorció un poco por las cosquillas, amaba que su novio fuese tan receptivo.
— Channie —ronroneó el mayor — No me hagas eso —
— ¿Por qué? ¿No tenías calor? —sonrió rozando con sus labios la piel del cuello ajeno.
— No seas malito, hace mes y medio que no me tocas de esa manera —
— No lo estoy haciendo con dobles intenciones, Hyunnie — explicó el menor abrazándole fuertemente y asiéndolo contra sí — Ya sabes que no podemos hacerlo, por más que quiera… —
Inconscientemente Baek Hyun se removió sobre el regazo de su novio, haciendo un berrinche silencioso.
— Estoy engripado, no convaleciente —
— Hyunnie, todas las veces dicen lo mismo y… —
— ¡Ah! Si ya lo hemos vivido muchas veces deberías saber que simplemente me debilito un poco, no es nada grave, tú y todos los doctores que me dieron reposo se lo toman demasiado en serio. Nunca ha sido muy grave—
— Estoy preocupado porque sueles recuperarte más pronto y nunca has tenido una crisis nerviosa —
— ¡Ya! Deja de darle más vueltas de las necesarias a la tuerca. Ya paso ¿Si? —
— Pero no lo haremos ni aquí ni ahora —
— ¡Yay~! —
Chan Yeol se sentía un poco mal por haber cedido tan rápido ante los caprichos de su novio, pero siempre terminaba siendo así. Baek Hyun se dio vuelta y le lanzó los brazos al cuello, repartiendo besos por todo su rostro. El menor simplemente acarició su cabello sonriendo tímidamente. Byun siempre tendía a comportarse como un gatito mimoso fregándose por él, el simplemente se dedicaba a acariciarle la espalda de arriba abajo.
***
Kyung Soo caminaba en silencio a su lado, estaban tomados de la mano pero no se dirigían la palabra. Jong In, hacía ya rato que sentía la mano acalambrado, pero no iba a decir nada. Arrastraba su maleta como un niño pequeño que arrastra su mochila cuando seta resentido con sus padres. El mayor miraba el suelo como si fuese a descubrir el secreto de la inmortalidad de esa manera. A veces se miraban de reojo, pero cada vez que el moreno pensaba hablar o decir algo, prefería callarse. Se sentaron viendo como familias y parejas se despedían. Faltaban quince minutos para tomar su vuelo.
— No quiero que nuestro último recuerdo sea así, hyung — murmuró rogando porque no se molestase.
— Yo tampoco, Jong In —
Contuvo la respiración, mordiéndose los labios, el rostro de Jong In estaba demasiado cerca, el menor tenía los ojos cerrados y la frente apoyada sobre la de él. Aunque hubiese querido, no hubiera podido responder otra cosa, ese chico lo tenía de la cabeza. El bailarín besó suavemente sus labios, era un toque dulce e inocente.
— Hyung, ¿te quedaras en mi departamento? —
— No lo creo…
— Hazlo, bueno. Si quieres, puedes quedarte todo lo que quieras. —
— ¿No me pedirás que te espere? —
— No —tragó saliva — No puedo, quiero, pero no puedo —
— Está bien — asintió suavemente. — Pero no me pidas que te olvide —
— Eso era lo único egoísta que planeaba hacer —
Jong In pensó en todo lo que pudieron ser, todas las cosas que pudieron haber hecho y las extrañó sin si quiera haberlas vivido. ¡Ah! ¡Como duele el primer amor! Se recostó suavemente sobre el más pequeño y este le acarició la oscura cabellera. Aun seguían tomados de la mano. Kyung Soo se reprendió mentalmente, debería alentarlo a irse y sin embargo estaba allí, haciendo complicadas cosas simples.
— Espero que te vaya bien, a ti y a Kai —
— Espero lo mismo —
El menor tomó aire y decidió juntar coraje. Miró de reojo al mayor y no se animó. Le hubiera gustado gritarle que lo amaba más que a nada, que no quería dejarle, que nunca lo olvidaría, que siempre sería su primer y su único amor, que lo amaba como nunca alguien alguna vez amó. Le gustaría explicarle que Kai no lo odiaba, que también le gustaba, que le hubiera gustado tener un final feliz. Pero no pudo. En el fondo de su mente, Kai lloraba silenciosamente. Era la primera vez que tenía que ser fuerte por los dos. Kai no podía amar a Kyung Soo, pero Kai amaba a Jong In y se odiaba así mismo. << ¿Quieres decirle algo? >> Se preguntó así mismo.
— Lo siento, Kyung Soo, de verdad lo siento —susurró.
No supo si el mayor lo había escuchado o no, lo siguiente que captó fue la voz alegre de Chan Yeol y los brazos suaves de Baek Hyun. Y Kai se dejo hacer, abrazó fuerte a Byun y respiró por última vez su aroma. El bailarín sujetó tal vez por unos instantes demás al cantante. Kai quiso decirle a él también que sentía todo el daño que le había hecho, pero no pudo, porque no lo sentía.
— Gracias por haber sido un buen amigo de Chan Yeol, Kai — murmuró Baek Hyun sobre su oído — Gracias por cuidarme, Kai — El aludido asintió — Gracias por ser un buen amigo mío, Jong In — exclamó alejándose unos pasos de él.
Park se acercó con sus grandes zancadas y lo abrazó fuertemente, dándole unas palmadas que lo aturdieron. De fondo, vio a Lu Han y Se Hun. Jong In abrió sus brazos para recibir a su amigo y en cambio, recibió un golpe no tan fuerte en el estomago. Luego, Oh le abrazó.
— Buena suerte en Estados Unidos —
— ¡Tienes que ser el mejor de todos, Jong In! — exclamó Chan Yeol.
— Lo seré —
Lu Han se acercó a él.
— No hemos sido muy cercanos, pero es evidente que todos aquí te extrañaran un montón —
— Cuídalos por mí, hyung —
— Lo haré —
La voz de la operadora sonó de fondo, anunciando que todos los pasajeros del vuelo a Estados Unidos debían abordar. Dio una gran reverencia a todos y se despidió. Tomó sus maletas y las arrastró, dio una última mirada hacia atrás y saludó con una mano. Respiró hondo y siguió su camino.
Kyung Soo miraba al piso. Segundos más tardes y casi siendo empujado por Se Hun y por Lu Han, corrió hacia el moreno. Corrió hacia Jong In con todas sus fuerzas, agarrándolo por la remera y haciendo que el otro se girase a verle sorprendido. No había tiempo. Le tomó el rostro entre sus manos y le beso como si no hubiese un mañana, porque para ellos, no había uno. Gravó mentalmente los labios de Jong In sobre los suyos. Aun tomando su rostro con sus manos y con la respiración agitada, habló.
— Te esperaré, no digas nada. Yo estaré aquí cuando vuelvas, no importa si quieres olvidarte de todo, encontraré la manera de recordarte que sigo aquí. No importa si vuelves o no. Te quiero pequeño idiota —
Jong In le sonrió inmensamente, su sonrisa era brillante, tanto, que iluminaba sus ojos oscurecidos. Deseó que esa imagen de su niño quedase para siempre en su memoria, así, congelado con la felicidad a flor de piel. Jong In lo tomó por la cintura y lo abrazó con fuerza asfixiante, pero no le importó y se aferró a esos últimos instantes junto a él.
<<Adios, Kim Jong In>>