-Doctor Choi.- le llamé desde el marco de la puerta el salón.
-¿Si Alumno Lee?- preguntó mirando la lista de asistencia del grupo. –¿Qué pasó?- preguntó mirándome, bajando sus lentes de cristal de armazón casi invisible para mirarme.
-No entregué los reportes no porque no los haya hecho sino porque los perdí de última hora.- contesté, él me indicó que entrara al salón y me sentara en un pupitre frente a él, lo que hice firme pero igual me temblaban las ideas.
-¿Y? con eso voy a calificar este parcial.- asentí.
-Pero.- vamos Minnie, no hay maestro ni profesor que no pueda ceder ante cierto tipo de acuerdos. –¿Habría alguna manera de arreglar?- susurré con un poco de picardía, algo que él logró captar. Vi que dejó las listas bajo sus brazos para mirarme.
-¿Qué clase de trato?- preguntó, entonces sonreí.
-Uno en el que ambos podamos ganar.- ¿cómo es que llegué a esa propuesta?
Fácil, tres palabras. “Fin de parcial”.
Les contaré un poco de mi historia antes de ese momento.
Era final de parcial y no sabía qué tan bien me esté yendo en la materia del Doctor Choi. La última clase que nos dio fue hace dos semanas y nos dejó de tarea leer tres libros y hacer un reporte por unidad ¡¡Por unidad!! Un maldito libro tiene trece de ellas, y para colmo, dijo que tenía que ser a mano.
Pero no era la única persona que nos dijo que leyéramos libros, sino que la Psicológica nos encargó un libro más, uno de política nacional, wii~ política, mi tema favorito. Y la Abogada ¡Nos encargó un libro más! Es casi es un alivio que los otros dos profesores no nos hayan dejado más libros por leer.
Porque para leer bien necesito al menos una semana por libro, para poder digerir las palabras y poder entender bien de lo que hablan, porque luego no falta el término o concepto que no entiendo y no tengo tiempo de investigarlo y comprenderlo. Así que al final tuve que tener noches de lectura loca para al siguiente día ir muy temprano a la escuela. Bien, todo iba marchando maravilla.
Había convertido en PDF algunos de los libros, cuatro de ellos para llevarlo en mi celular y leerlo en cualquier momento libre que tuviera, los compañeros me veían en las canchas leyendo, en el comedor leyendo, incluso en el trasporte público leyendo. Así de comprometido estaba con eso. Porque además de querer aprender tenía que mantener mi beca una que la misma escuela me dio por tener un cien perfecto en la calificación final del semestre anterior.
Si descuidaba mi promedio al menos dos décimas o centésimas me la quitarían. Algo que no podía permitir.
Vivo con mis abuelos porque ellos tienen casa en la cuidad en donde está la Universidad, mis papás mandan dinero cada dos semanas para financiar mis gastos y ayudar con la economía de la casa de los abuelos y ahora que tengo la beca que cubre todos mis gastos escolares, con el dinero extra el abuelo pudo hacer remodelaciones a la casa. Así que no tenía permitido bajo ninguna circunstancia perderla.
Tenía los reportes hechos a manos la semana pasada, la última semana de entrega la dejé para leer bien el último libro. Me interesaba mucho ese tema así que le daría más tiempo y me daría el lujo de investigar bien sobre el mismo para hacer algo mejor. Incluso los reportes no los había hecho en mi cuaderno sino que los hice en hojas blancas, eran perfectos que hasta se los había presumido a los compañeros. No sólo los del Dr. Choi sino los otros dos reportes del libro de la Psicóloga y de la Abogada.
Pero justo hoy en la mañana estaba organizando mis cosas en la mochila, busqué la carpeta en la que tenía mis reportes del Dr. Choi para guardarlos pero no los encontré.
¡Entré en pánico de inmediato!
Los busqué por mi habitación, incluso debajo del colchón de la cama pero no estaban en ningún lado, encontré reportes de semestres pasados, los de la Abogada y la Psicóloga pero no estaban los del Dr. Choi.
Le pregunté al abuelo si no los había visto de casualidad y dijo “Creí que ya no los ocuparías” y el resto no lo escuché porque mi corazón rompiéndose me llenó los oídos. No, corrección, no se estaba rompiendo sino que había explotado.
El abuelo dijo que creyó no las ocuparía más porque lo había dejado cerca del bote de basura, entonces lo tiró.
-…-
¡Tiró mi trabajo parcial a la basura!
Aunque intenté buscarlos en la misma no los encontré porque ya había llevado la basura a tirar, y creo que aunque los encontrara no los podría entregar porque seguramente estarían manchados de algo.
Entonces llegamos a la clase del Dr. Choi.
Como siempre desde que nos ha dado clases, entra y su obsesión compulsiva sale a flote acomodando todas las cosas en un perfecto orden para él, dice que si alguien le mueve las bocinas del lugar en el que él las pone pierde la cabeza, nunca las hemos movidos pero tampoco es como que quisiéramos experimentar.
Mientras trascurrían las clases anteriores a la del Dr. Choi intenté reponer mis reportes a mano en hojas de la libreta, sin embargo no lo conseguí del todo porque ponía atención a lo que explicaban. Así que sólo tuve menos de tres minutos porque el Dr. Choi comenzó a nombrar la lista de asistencia y con ello, tendríamos que dejar nuestros trabajos en su escritorio, en la parte que quedaba entre el proyector, las listas y su café.
Todos pasaron a dejar sus carpetas menos yo. Sólo me encogí en mi pupitre cuando nombró mi apellido y me miró esperando a que llevara mi trabajo, apenas pude negar lento él asintió y se subió las gafas.
El trascurso de la clase fue lentísimo. Lento porque estaba pensado en que no podría perder la beca y que podría hacer esas propuestas para salvarme. Estuve pensando en cómo le pediría “Eso” estaba tan nervioso que no me concentré en la clase ni en la exposición de los compañeros.
¿Cómo sería bueno decirle?
“Profe, estoy dispuesto a hacer lo que sea por mejorar mi promedio ¿Si es que usted me entiende?”
Había escuchado por otros compañeros y compañeras que ya le habían hecho esa propuesta al Dr. Choi con tal de mejorar sus calificaciones, pero nunca supe si llegaron a hacerlo o no, pero sus calificación sí subía uno o dos puntos.
¿Qué tengo por perder? Supongo que sólo el pudor.
Miré al Dr. Choi mientras atacaba con preguntas a los compañeros que habían expuesto, les preguntaba sobre su misma información, cómo en dónde estaba el sistema límbico y por qué lo mencionaban. Mis compañeros claro, como todos unos sabelotodo se trababan y decía que no tenían idea.
Relamí mis labios ansioso cuando el Dr. Choi se levantó de su asiento, un pupitre que había puesto al costado del la fila, a unos cinco asientos de distancia con el mío. Ya había visto antes al Dr. Choi y sus largas piernas, además de los músculos que se le marcaban cuando usaba mangas largas. Y su manzana de Adán, su sensual manzana de Adán que dejaba ver cuando se reía del Sistema Penal y de lo políticos del país.
Así que con eso en mente no fue tan difícil de formular mi petición.
Entonces ahí estaba yo.
-Pero. ¿No habría alguna manera de arreglar?- susurré pícaro a la vez que movía mis piernas para que notara lo que quería.
-¿Qué clase de trato?- preguntó mirándome sonriendo, entonces lo hice yo también.
-Uno en el que ambos podamos ganar.- propuse.
-Sabe lo que está diciendo, ¿Alumno Lee?- se quitó las gafas para dejarlas sobre el escritorio a un lado del proyector.
-Sí.- susurré y tragué saliva.
-¿Qué está dispuesto a hacer por mejorar su calificación? Que es cero desde luego, no entregaste el reporte.- me miró autosuficiente.
-Lo que sea.- dije mirándolo. –Lo que sea.- afirmé sonriéndole.
-Entonces.- susurró.
-Profe.- le llamé. –Digo, Doctor Choi.- corregí porque me seguía mirando expectante. –Si usted quiere yo podría… ya sabe.- miré hacia mi pelvis.
-Entiendo qué es lo que quiere, Alumno Lee.- suspiré aliviado. –¿Qué va a hacer esta tarde?- ¿Esta tarde? ¡Nada! No tengo planes y qué bueno que sea hoy porque tengo entendido en tres días ellos tendrán que subir las calificaciones al sistema.
-Nada.- contesté alzando la mirada para verlo a los ojos, pero sus poderosos ojos negros me intimidaron porque lo que la regresé al suelo.
-Me parece perfecto.- susurró levantándose de la silla al otro lado del escritorio.
-Doctor.- susurré girándome para mirarlo. Había ido a cerrar la puerta con el seguro para que nadie entrara. –Creí que sería en la tarde.-
-¿Así que el Alumno Lee estaría dispuesto a todo por salvar su calificación que es cero por no entregar sus reportes?- asentí dudoso.
-Entonces venga para acá.- me levanté del pupitre para ir con él que seguía a un costado de la puerta. –Póngase enfrente de mí.- asentí y lo hice como me lo pidió. –Gírate, dame la espalda.-
-Doctor.- susurré intentado mirar por encima de mi hombro.
-Si el Alumno Lee está dispuesto a hacer lo que sea, entonces.- tragué saliva pero no sentí su mano por ninguna parte de mi cuerpo, tampoco sentí sus labios en mi cuello, de hecho no sentía nada. –Haga un reporte sobre la regla 34 sub sección D que habla acerca de la indecorosa proposición que acaba de hacerme. También busque en el Código Penal vigente sobre la violación y el abuso de confianza. Busque en Códigos Éticos qué tan mala fue esta propuesta para su reputación como futuro profesional y por último, haga los tres reportes de los libros y entréguelos mañana, en la clase de mi esposa.-
-¿Qué?- pregunté casi riendo.
-El día que me presenté como su entonces profesor de Neuro, les dije mis títulos de nobleza, entre ellos estaba “Especialista en kinestesia y programación neurolingüística” Alumno Lee, sé lo que quería desde que lo nombré y no entregó su trabajo.- se rió de mí y regresó a su asiento.
-Es que yo…- me giré para mirarlo.
-No me importan tus razones para tal propuesta.- dijo revisando sus listas de nuevo, al tiempo que se ponía los lentes.
-Le juro que sí tenía hecho los trabajos pero mi abuelo los tiró a la basura porque los dejé cerca del bote.- caminé apresurado hacia el pupitre que estaba cerca de el escritorio para sentarme y mirarlo. –Tengo una beca y no puedo perderla.-
-No me importan tus razones, Alumno Lee.-
-Profe, digo, Doctor.- me miró por un segundo luego siguió con sus papales.
-Puede retirarse y comenzar a investigar porque sólo tiene un día para hacerlo.- agité mis dedos con desesperación sobre la mesa del pupitre.
-Doctor Choi, yo no suelo hacer esto con los profesores.- lo miré a los ojos.
-Te repito mi título de nobleza, sé leer tu cuerpo. Pero que sea la última vez que esto sucede, independientemente de que sea sólo a mí o no, pero no lo vuelva a hacer. No me gustaría reportarlo con el Consejo Estudiantil. Usted lo ha dicho, Alumno Lee, tiene una beca.-
-Profe yo.-
-Profesor nada, tome sus cosas y vaya a la biblioteca, le diré a mi Señora que le entregarás el trabajo para que te esté esperando.- se levantó de su silla para tomar la taza de café y mirarme. –¿Tiene otra duda?-
¿Le digo?
-¿Este va a ser el último semestre en el que nos dará clases?- pregunté nervioso levantándome del pupitre.
-Mi trayectoria dice…- tomé sus mejillas haciendo que sus labios sobresalieran.
-Le aseguro que mi trabajo estará de cien.- dije mirándolo a los ojos, él sólo alzó una ceja. –Gracias por la oportunidad.- sonreí y no pude evitarlo, tampoco lo quería hacer así que sólo le di un beso en sus labios. –¡Mañana se lo llevo a su Señora!- lo solté y salí corriendo del salón aferrándome a los tirantes de mi mochila.
End Pov’s Taemin
-Tu alumno casi me tira.-dijo Jessica entrando al salón de clases en dónde estaba Minho aun tocándose los labios.
¿Por qué si había leído las intenciones de Taemin no hizo algo para detenerlo?
-Le di un crédito extra y sólo tiene 12 horas para hacerlo.- dijo bajando sus manos al escritorio.
-¿Reprobó tu materia?- preguntó ella dejando una lata de refresco en el escritorio de Minho.
-No, aun no.- contestó destapando el refresco. –De menos ya pasó el parcial.-
-Oye Minho.- dijo Jessica alzando una ceja. –¿Qué pasó aquí y por qué esa sonrisa?-
¡Claro! Jessica también sabía leer el cuerpo humano y cualquier movimiento que él hiciera lo delataría.
-Nada.- contestó levantándose de la silla, con la lata de refresco en la mano para ir al lado de Jessica. –Él te llevará su trabajo mañana.-
-Detente ahí mismo.- exigió, parándolo en el marco de la puerta. –¿Porqué esa sonrisa tan amplia y por qué estabas tocando tus labios? Como si usaras un reforzador de un beso.- miró la espalda de Minho esperando una respuesta pues no la había volteado a ver.
-¿Quieres ir a comer mariscos o comida frita?-