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Tu eres de mi propiedad!!! por Nagii Rokudo

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Notas del fanfic:

Los personajes de KHR no me perteneces, perteneces a la gran Akira-sensei

 

Notas del capitulo:

Miko: jajaja cuanto sufrio esta, solo por escribir!!!

Yo: no molestes tenia un bloqueo creativo

Miko: escusas ¬¬ tu solo sabes eso

Yo: mentira yo... *sniff me esforse... *sniff mucho

Miko: como quisiera tener un par de tonfas o un tridente

Yo: jajaja pero no tienes XD

Miko: no... pero conosco otras formas de torturarte jeje *sonrisa sadica*

Yo: *temblando de miedo* disfruten del cap y ojala viva para subir otro :'(

Ese día Tsuna no regreso temprano a casa, el cielo se nublaba amenazando que la tormenta pronto se desataría, el viento soplaba fuerte y golpeaba contra su rostro, su mirada cansada comenzaba nublarse y le costaba mantenerse de pie, él sabía que pronto desfallecería pero aun así tenía que escapar de los brabucones que lo estaban siguiendo, después de todo podía resistir un poco más, no por nada había sobrevivido a los espartanos entrenamientos del asesino más peligroso al servicio de Vongola y su tutor Reborn.

Tsuna no quería pelear, no le gustaba para nada y si entraba en modo hiper seguro que los dejaría en el hospital y eso él no quería y aunque hubiera querido no podía pues se había olvidado sus píldoras y guantes en su mochila, que más que olvidarse la dejo tirada pues lo brabucones se la había quitado a la fuerza, según ellos para evitar que escapase cosa que no les resulto.

Con su cuerpo amoratado por el frio y el dolor de los golpes corrió lo más rápido que pudo, pero no se dio cuenta de la dirección en la que iba y termino encerrándose a sí mismo en un callejón sin salida, siendo bloqueada su única esperanza de huir por aquellos enormes mastodontes que querían desquitar todas sus frustraciones en el pequeño castaño que nada malo les había hecho, solo que según ellos, el castigo era por ser demasiado “dame”.

-Es hora de que escarmientes – mencionó el primer mastodonte con una sonrisa sádica en su rostro.

- Nos divertiremos un rato dame-Tsuna – comento el segundo mastodonte que parecía ser el líder de aquella banda de barbaros que no tenían ni una sola gota de decencia. Ante estas palabras Tsuna tembló pues no le quedaban muchas fuerzas para defenderse o para huir.

-No respondes? Huh – mencionó este de nueva cuenta, Tsuna solo podía mirar a sus perseguidores – bueno eso no importa, prometo que te haremos gritar de dolor – volvió a hablar el mastodonte al tiempo en que sus secuaces se reían a grandes carcajadas pues Tsuna no tenía escapatoria.

-Es hora de empezar – dijo el primer mastodonte que habló antes tronándose los dedos y dio un paso en dirección de Tsuna quien por reflejo retrocedió más tropezándose con quien sabe qué y cayendo de trasero al asfalto. Ante esta acción, los 5 mastodontes rieron haciendo que Tsuna se estremeciera más del miedo que del dolor de haberse golpeado su trasero.

Tsuna como pudo se puso de pie, no les daría el gusto verdad?, sino como podría ser el jefe de una familia mafiosa y ver a la cara a sus amigos y compañeros y en especial a su tutor que tanta fe tenía en él, el pelearía o por lo menos no se las pondría tan fáciles y si caía no caería solo, pues se cargaría con él unos dos mastodontes por lo menos.

-Como me gustaría tener tu determinación – susurro Tsuna alzando a ver al cielo nublado y haciendo puño sus manos.

-Deja de rezar dame-Tsuna – se burló uno de los matones, en eso Tsuna regreso a ver en dirección de sus atacantes, su mirada reflejaba miedo pero también determinación, no estaba dispuesto a caer, no aquí, no ahora. Esa mirada divirtió a sus atacantes, que al verlo tan decidido, uno se lanzó al ataque sin duda, pero Tsuna no se iba a dejar vencer y esquivando el golpe con un poco de dificultad, dio un puñetazo en el abdomen de su atacante, quien por el golpe y la impresión retrocedió un poco. A Tsuna la adrenalina lo recorría al mil por uno, pero eso no iba a ser suficiente para salvarse y eso lo sabían él y los mastodontes.

-Parece que dame-Tsuna después de todo no es tan dame – bufó uno de los compañeros del tipo que intento golpear a Tsuna y no lo logró – ahora parece que tú eres más dame – agregó otro haciendo enfurecer más al atacante que desato su ira contra Tsuna.

Tsuna esquivaba la mayoría de los golpes y atinaba a dar unos cuantos a su atacante haciendo que este se enfureciera más y que sus compañeros se burlaran, la situación empeoraba más a cada segundo hasta que uno de los compañeros del mastodonte lanzo una piedra en dirección de Tsuna que por esquivarla recibió de lleno un golpe en su estómago dejandolo sin aire y tirándolo al suelo.

-Por qué lo hiciste? – replicó furioso el tipo.

-Es que esto se está tardando mucho y pronto lloverá – dijo el que había lanzado la piedra sin mucho importancia.

-Tsk – se quejó el hombre pero debía admitir que había sido de ayuda, volvió la espalda hacia sus compañeros y se inclinó a donde estaba Tsuna hincado abrazado su estómago y agarrándolo por los cabellos, lo alzó asiendo que el castaño llevara sus manos a su cabeza y soltando un bufido de dolor, ante el cual todos rieron.

-Por qué? – pregunto Tsuna con lágrimas en los ojos, su atacante lo miro y rio estrepitosamente – porque eres un dame – dijo aun con sorna y acercándose más a su oído le susurro – y por no ser mío – ante lo cual sorprendió a Tsuna dándole de nuevo un golpe en su abdomen, pero esta vez con más furia. Tsuna solo se quejó del dolor del golpe, ya no podía más, estaba muy cansado y lastimado para intentar defenderse por lo que solo atinó a cerrar sus ojos y ante dicha acción todos los brabucones se abalanzaron donde Tsuna golpeándolo y lanzándoselo como si de una pelota se tratase.

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Las clases habían terminado y Hibary recorría la ciudad en busca de herbívoros que disciplinar, y aunque su sed de sangre era grande, su preocupación no le dejaba estar del todo concentrado, esa tarde a la salida de clases mientras observaba que nadie haga ruido o escandalo se detuvo a observar una melena castaña escondida tras la puerta como esperando que alguien se fuera para evitarlo.

No solía interesarse por los demás, pero ese pequeño “animalillo” que podía ser un poderoso carnívoro cuando se lo proponía, hizo que una sensación nueva se implantara en el pecho del carnívoro más poderoso de Namimori. Al principio creyó que solo era por el hecho de que se hizo fuerte y quería pelear con él, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que ese sentimiento sobrepasaba incluso la admiración pero no entendía de todo el sentimientos, sabía que quería protegerlo y que el herbívoro estuviera con el pero que más quería? Siempre que pensaba en el ese y en ese sentimiento, se sentía incompleto, vacío, pero por qué? Que era lo que le faltaba?

A decir verdad, le molestaba que siempre sonriera así a pesar de los problemas, pero lo que más le molestaba era que aunque él no se lo mereciese, el aun así le regalaba esa hermosa sonrisa que hacía que se le detuviera el corazón, su corazón de hielo, claro que jamás de mostraría tales sentimientos, pues eso era de un herbívoro y él no era débil.

Mientras seguía su recorrido se le paso por la mente aquellos dos herbívoros que siempre estaban con él, pero que por una extraña razón hoy el castaño estaba solo. Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no notó hacia donde se dirigía a lo que escucho como su pequeña ave comenzaba a canturrear su nombre mientras volaba en círculos no muy lejos de donde él estaba. Rápidamente se acercó a donde estaba su ave a lo que pudo divisar una maleta tirada en medio de un parque, sin importarle mucho el porqué de que la maleta se encontrara tirada ahí, buscaría y mordería hasta la muerte a quien sea tan descuidado como para botar sus cosas e incumplir con las normas que él había impuesto, pero fue grande su sorpresa al ver que dentro de la mochila estaban unos guantes blancos con el numero de 27 y unas píldoras que había visto ya antes y él sabía perfectamente de quien eran y que jamás las abandonaría, entonces que estaba pasando con el herbívoro?

-Hibird – llamo rápidamente a su avecilla, - busca a Sawada Tsunayoshi – le ordenó y el ave emprendió su vuelo; él sabía a quién buscaba, pues muchas veces escucho de su amo aquel mismo nombre y aquel humano aunque no fuera su amo le agradaba pues en varias ocasiones le había dado comida y le había mostrado afecto y bondad, encariñándose con el castaño, (mas por la comida). Hibird sobrevolaba el área rápidamente a todo lo que daban sus alitas mientras era seguido por Hibary que busca cuidadosamente al castaño.

El ave se adelantó rápidamente buscando a Tsunayoshi y en un callejón oscuro lo encontró, pero no estaba solo y sabía que necesitaba la ayuda de su amo, -Hibary, Hibary – fue lo que dijo la avecilla para llamar la atención de su amo y guiarlo a donde estaba el castaño por lo que rápidamente fue seguido por su amo que no dudo ni un minuto en ir hasta donde indicaba el ave. Se encaminó al callejón y Hibary ardió en rabia al ver la situación del pequeño castaño. Él se encontraba sujetado por ambos brazos por los brabucones, otro le estaba agarrando del cabello para que este no pudiera esconder su rostro y los otros dos sobrantes lo golpeaban a mano libre como si su vida dependiera de eso. Tsuna tenía los ojos cerrados mientras que por ellos se escapaban lágrimas de dolor, su labio y ceja derecha estaban rotos y sangrantes, su ropa rasgada y ensangrentada, prueba de que estaba muy herido. Ninguno de los brabucones se dio cuenta de la presencia de Hibary hasta que el que golpeaba al castaño en el abdomen dio un golpe muy fuerte y certero haciendo que este escupiera sangre mientras los demás reían. Y solo aquello basto, esa fue la gota que derramo el vaso, eso hizo enojar a Hibary de sobremanera y su gran aura asesina y sed de sangre crecieron, crecieron tanto, al punto de que los brabucones sintieron que les recorría un escalofrió por la espina y pararon de golpear al castaño al instante, y no era para menos, ellos habían despertado a la bestia.

 -Oh… parece que tendré que enseñarles a respetar las reglas! –dijo, mientras que los brabucones lo voltearon a ver, pues conocían perfectamente esa voz y que Tsuna abriera sus ojos  por la sorpresa, permitiendo que un leve destello de esperanza se fijara en ellos, Hibary esbozo una sonrisa lúgubre y llena de odio.

-Hi… Hibary… san – pronuncio el castaño con dificultad esbozando una pequeña y fugaz sonrisa, mientras que su voz sonaba apagada y sin vitalidad.

-Por perturbar la paz en Namimori los morderé hasta la muerte! – dijo para lanzarse de lleno contra los matones y molerlos a golpes, no fue muy difícil pues tardo pocos minutos en deshacerse de los 4 que se abalanzaron sobre él, rápidamente se giró para moler a golpes al último bastardo, pero su enojo creció más al ver la infame acción de este, mala jugada para el tonto bastardo, pues iba a terminar peor que sus compañeros. Con una mano sostenía de la cara a Tsuna, cruzando su brazo por el cuello de este y con la otra tenía una navaja que apuntaba directamente a la cara de este.

-No te acerques, o dejare una marca en esa linda carita – refunfuño el bastardo mientras buscaba una manera de huir utilizando a Tsuna como rehén. Hibary no hizo un solo movimiento, estaba estático, por primera vez en su vida dudaba de como atacar cosa que si noto el maldito y aprovechó para moverse con Tsuna asiendo que este suelte un quejido de dolor por la presión en su cuello.  Hibary miraba impotente la escena, parecía estar en trance, cosa que alarmó a Tsuna pues tenía que ayudarlo de alguna manera.

-Hi..ba..ry..san – mencionó con dificultad el castaño mientras esbozaba una tenue sonrisa y miraba directo a los ojos de este asiendo que reaccionara y se pusiera de nueva cuenta en posición de combate.

-No te acerques! – gritó el atacante pero Hibary, que había entendido a la perfección el mensaje de Tsuna estaba dispuesto a moler a golpes al bastardo a como de lugar. Cuando dio el primer paso el atacante se tensó más y sin querer presionó la navaja contra la cara de Tsuna haciendo que sangrara, eso fue el colmo y Hibary arremetió como bestia salvaje contra aquel hombre que del susto soltó a Tsuna y trato de correr por su vida, cosa que no tuvo éxito pues Hibary lo alcanzó de inmediato y le golpeo sin piedad alguna.

Tsuna estaba tirado en suelo y con dificultad logró ponerse de pie, pero se asustó cuando vio como Hibary golpeaba al hombre, si seguía así lo mataría y él debía impedírselo, nopodía permitir que él se ensuciara de esa manera, no el, no su nube.

-Hi…bary…san – llamó pero no tuvo respuesta, el azabache estaba tan absorto en su ira que no escuchaba nada, solo deseaba matar al sujeto, - Hibary…san – volvió a llamar obteniendo el mismo resultado – Kyoya – pronuncio pero aun así seguía sin respuesta, tenía que apurarse pues pronto mataría al hombre

Notas finales:

jajaja espero les guste la trama no encontraba manera de intoducir el lemon jeje XD

 


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