Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No llores cascanueces. por Doki Amare Peccavi

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

Antes de empezar el capítulo, voy a cuatro cosas importantes.

  1. Del  dibujo de Deniss, Clara y el Cascanueces que les dejo como obsequio de navidad y año nuevo.
  2. De la canción que fue musa para esta historial. -The Nutcracker: Pas De Deux-
  3. Del enorme agradecimiento a NaoKaleidoscope por su comentario. (También fue musa )

 

Disfruten el capítulo final...

Cap. 10: No llores cascanueces…

 

Si no quieres que se marche  entonces...

No llores cascanueces…

 

.*.

 

Su príncipe bajaba las escaleras, le hizo una reverencia y esperó a que estuviese a su lado. El cascanueces sonrió un poco, le quería tanto.

 

— Has vuelto…— Contenía su enojo el príncipe, quería saber primero qué había ocurrido, quería saber él, todo sobre Clara — ¿Y Clara?

 

— Clara no… — Un nudo en su garganta. Su príncipe estaría tan dolido cuando lo supiese, recordó un poco, la canasta con bayas seguía en sus manos — Traje Bayas rojas.

 

— Te pregunté por Clara.

 

— Hay  una villita con muchas de ellas. Un hombre amable me las ha obsequiado y…

 

— ¡Eres un inútil! ¡TE ENVIE POR CLARA Y TÚ… me traes bayas! — Arrebató de las manos del cascanueces la canasta y las arrojó al suelo y explotaron varías bayas tras ser pisadas con saña, después se acercó lentamente a su súbdito, tomó entre sus manos el cuello blanco de su camisa de muñeco, le sostuvo con fuerza y mirándole fijamente habló  — ¿Dime en dónde está Clara?

 

.*.

 

— Espera Deniss — Criss por fin pudo dar alcance.

 

— Ha estado mintiendo — Murmuró el rubio, bastante agitado.  — ¿Para qué quería a mi hermana?

 

— Lo siento, no debí de haber dicho eso — Criss sostuvo con fuerzas la mano de Deniss para que no se alejara de nuevo — Me enojé, porque el cascanueces dijo que regresaría  a servir al palacio. Ese príncipe es una aberración al mundo. — Las palabras con Deniss no funcionaban, Criss decidió contar más — Hace algún tiempo un rumor empezó a correr. Un viejo viajero dijo: «La he encontrado... es apenas una niña, la salvación para todo es ella... Clara». Todos buscaron al indicado para guiar a esa niña hasta este reino, el príncipe del reino de los juguetes tendría que ser, por eso empezaron su búsqueda, pero.... el príncipe resultó ser un cobarde… El cascanueces no fue siempre una figura de madera, enfrentó a mi madre para proteger a su príncipe y mi madre le convirtió en madera — Guardó silencio, de pronto notaba todo con más claridad Criss lo había descubierto —  Ella era buena, fue tan cariñosa conmigo, intentó ganarse mi amor por de todas las formas pero… mi corazón estaba sellado, mi corazón de piedra nunca pudo corresponderle, no era tan mala, con los súbditos fue estricta y firme pero una buena gobernante.

 

— Criss… — El rubio miró con pena al castaño

 

— ¡Por eso lo siento! Se malinterpretó todo y el cascanueces no es culpable de nada… y si le dejamos volverá con ese príncipe… ¡Cuando se entere de que Clara no está con él matará enseguida al cascanueces!

 

— ¿Matarle? — Deniss abrió los ojos con horror… sintió que algo dentro de él se hundía lentamente. — ¿Sería capaz?

 

— De eso y más…

.*.

 

— ¿Clara está con los hombres que te acompañaban? — El cascanueces negó, intentó apartarse del príncipe un poco, pero el príncipe le sostenía fuertemente apoyando el cuerpo del cascanueces sobre su pecho mientras con fuerza y brusquedad obligaba al cascanueces a poner la palma de su mano sobre la llama encendida de una vela encendida. — Estás de su parte ¿No es cierto? Me has traicionado…

 

— No… yo jamás podría traicionarle — Salió de sus labios la declaración que escondía desde que tenía memoria, el amor que fue creciendo mientras él crecía, la adoración y el deber. — No podría traicionarle porque le quiero.

 

— Eres un mentiroso…

 

— No — Negó e inmediatamente después el cascanueces mordió su labio inferior, comenzaban a escurrir lágrimas por sus ojos, ¿Era un mentiroso? Deniss le había llamado de esa manera también. Dejó de ejercer fuerza, el príncipe sostuvo la mano del súbdito sobre la llama. Y su mano empezó a crujir, el cascanueces frunció el ceño mientras las lágrimas seguían cayendo.

 

— Iré a buscar a Clara — Afirmó el príncipe, planeando sus actos — Si tus amigos le han hecho algo les mataré y Clara estará por siempre conmigo.

 

— Clara ha muerto — Soltó bajito el cascanueces mientras miraba como el humo gris comenzaba a salir de su mano. — Clara… ha muerto…

 

El príncipe soltó de golpe al cascanueces y éste cayó al suelo, su mano terminó de quebrarse por la caída, con la mirada vacía pensó. Que todo estaba bien ahora…

 

— Tú mataste a mi Clara — Colérico el príncipe desenvainó su espada de plata. Combinaba tanto con sus cabellos.  —¡¡Mataste a mi clara!!

 

El cascanueces le vio pero no le miraba. Escuchaba pero no le oía.

 

— No, no es su Clara… Clara es de Deniss, él le quería y sufrió cuando murió.

 

— ¿Qué estás diciendo?

 

— Le amaba verdaderamente, clara también le quería. Por eso no podría ser su Clara — Soltó un suspiro el cascanueces. Empezaba a entender todo. — Aunque yo le quiera usted no podrá quererme ni un poco… nunca. No es mi príncipe, usted no puede ser mi príncipe.

 

.*.

 

Deniss corrió detrás de Criss, se adentraron y demoraron un poco. Criss era bueno con la espada, de un sólo movimiento derribó a los tres hombres que estaban en la entrada del palacio. Al anciano con barba no hubo necesidad de derrotarle, echó a correr en cuanto vio lo que ocurrió, se adentraron por los pasillos, buscaron entre todas las habitaciones. Acelerado el corazón de ambos… necesitaban ver al cascanueces.

 

«No… no es su Clara… Clara es de Deniss»

 

Escucharon ambos, pararon en seco al ver como el príncipe golpeaba al cascanueces. Criss no pudo evitarlo se adentró a la habitación y esquivó a algunos de los súbditos que habían permanecido congelados por tantos años. Entonces vio a ese príncipe que tantos problemas había traído. Era su medio hermano y para ser sinceros tenía mucho en similitud con él de lo que había imaginado: ambos sugestivos, buenos mozos, el mismo brillo en los ojos, los mismos labios.

 

Criss miró hacia los tronos. Tanto el rey como la reina permanecían petrificados. Criss sintió escalofríos, era la primera vez que miraba a su padre.

 

— Déjale — Ordenó el Príncipe castaño, el príncipe de cabellos plateados paró en seco sus golpes, examinó con la mirada al recién llegado. — Deniss. Saca al cascanueces de aquí. — Murmuró bajito y el rubio asintió con la cabeza, permaneció escondido tras los cuerpos quietos. — Es muy cobarde de tu parte atacar a quién no puede defenderse.

 

— ¿Y tú quién eres? — Criss sonrió ante la cuestión levantó entre su mano la espada dorada dada por las hadas. Tiró la corona de su cabeza y se plantó como igual ante aquel príncipe.

 

— Soy quién debo ser — Dio el primer ataque y ante el asombro del castaño, su oponente supo defenderse. Hábil muy hábil que resultó ser ese príncipe cobarde.

 

Criss siguió atacando, alejó al príncipe del cuerpo del cascanueces, Deniss entendió inmediatamente, corrió hasta el cascanueces e intentó levantarle. El cascanueces no cooperó en nada.

 

— Anda levántate, témenos que salir de aquí — Dijo en susurró pero el cascanueces permanecía con la mirada baja. — Criss está haciendo su mayor esfuerzo, por favor, tenemos que salir de aquí.

 

El príncipe viró su cuerpo para evitar un ataque de Criss, miró al cascanueces siendo levantado por otro joven, frunció el ceño. El cascanueces no saldría de ahí, tenía que matarle… Criss comenzó a tener ventaja, el príncipe enfureció aún más.

 

— Ya sé quién eres… — El príncipe sonrió de manera burlona a Criss — Eres el hijo de esa asquerosa rata, príncipe rata tenías que ser.

 

Criss perdió el control un momento. El príncipe supo aprovechar. Empujó a Criss al suelo y enterró la espada en su hombro derecho, el crujido de la espada penetrándole fue acompañado de un grito desgarrador. Removió la espada un poco más sobre la carne sangrando y Criss con un intenso dolor reprimió un segundo grito, el príncipe sonrió con maldad, sacó de lleno la espada y la hundió esta vez en una de sus piernas.  Aun era muy pronto para matarle. El dolor fue demasiado, Criss sintió como todo le daba vuelvas.

 

Fue cerrando los ojos poco a poco, el príncipe giró su cuerpo hacia donde estaba el cascanueces, ido con la mirada apagada mientras le arrastraba hacia afuera de la habitación.

 

— ¡Alto ahí! — Deniss ni siquiera se detuvo a verle, siguió guiando el cuerpo del cascanueces hacia otro lugar, el príncipe corrió de tras de ellos, les dio alcance y con fuerza separó a ambos jóvenes. — No te voy a perdonar…

 

Sería imposible que Deniss se defendiese siquiera, no tenía una espada, no sabía  usarla, el cascanueces no reaccionaba, frunció el ceño, Criss estaba herido ¿Qué podía hacer? ¿Cómo había llegado a eso?

 

Tú sabes muy bien… que es lo que él quiere

 

— ¿Por qué querías a Clara? — Deniss lanzó la primera pregunta. El príncipe no dijo nada, su mirada penetrante le heló el corazón. — ¿Por qué a Clara? — El príncipe estaba justo a su lado. Lo cierto era que sí hablaba de Clara al príncipe no le importaría ni Criss ni el súbdito de madera. — Es una suerte que ella no haya tenido el desagrado de conocerte.  

 

Y las ofensas prosiguieron, Deniss alejó al príncipe del Cascanueces y de Criss, era un tonto, sus manos temblaban y su voz comenzaba a sonar entrecortada, el príncipe no hacía más que mirarle, avanzar a cada insulto, tanto odio en una mirada joven, no le conocía, no habría gustado de conocerle, no entendía nada y sin embargo, lo que más le preocupaba era no saber qué ocurriría si no podía detenerle… primero el cascanueces, después Criss. Con aquel odio sin sentido, Deniss pudo verse a sí mismo reflejado en el príncipe… el también odiaba sin motivo, culpaba a todos de su suerte y extrañaba lo que no podía tenerse más… había estado tan ciego.

 

.*.

 

— Cascanueces,  escucharme —

 

— No… — Suplicó bajito el cascanueces — No quiero…

 

— No seas niño por favor, escucha lo que tengo que decirte — La niña le hablaba de forma dulce, el cascanueces hundía el rostro entre sus rodillas y ella acariciaba su cabello. — Mi hermano está en peligro, cascanueces ayúdale.

 

— No puedo ayudarle… no, no puedo…

 

— Sí puedes, tú puedes hacerlo, no dejes que el príncipe le haga daño, Deniss quiere ayudarte, se está esforzando por cuidar de ustedes, Criss está en aquella habitación herido… cascanueces no le dejes solo. Cascanueces… despierta…  defiende a aquellos que te quien…

 

No fue un dulce cuento de navidad, mi corazón cambió ese invierno

Y mi príncipe, no es más mío, con una espada ha roto mi corazón

Y esa molesta rata, no es más una rata, es Criss y nos ha defendido

Y ahora aparezco ante ti, Deniss. Debes ponerte de nuevo el pijama

 

Su vista nublada fue enfocándose un poco más. Desapareció la voz de clara pero su presencia estaba más presente que nunca, el cascanueces apenas si pudo ponerse de pie, sus piernas chuecas trastabillaron y tenía una mano rota que bailaba sin pudor.

 

Gracias

Por permitirme conocerte

 

Una estela en espiral comenzó a rodearle, luz cálida, el cascanueces sintió pequeñas agujas desprendiéndose poco a poco de su piel; un dolor de cabeza intenso, no dejó nunca de pensar en ellos dos, en Deniss, en Criss.

 

Gracias.

Hubo una vez un hombre que dejó a su reino de juguetes, por la mujer que amaba

Él era mi padre.

 

Gracias.

Hubo una vez a una mujer, que me regaló la vida y perdió la suya

Ella era mi madre.

 

Gracias

Hubo una vez una niña que como mota de luz guió a su hermano hacia mí

Ella fue Clara.

 

Gracias…

Hubo una vez dos personas.

Criss & Deniss

 

.*.

 

Tanto el príncipe como Deniss se asustaron ante el crujir de las paredes, el suelo fue brillando más y más, ambos, sin mencionar nada corrieron hacia la mota enorme de luz que les llamaba insistentemente… la gran estela de luz brillante les cegó un momento.

 

En la habitación continua, Criss sintió un terso contacto que le despertaba, era limpio, puro y amable… y se le antojaba tan familiar que abrió los ojos para ver de quien se traba y sin embargo, lo único que puedo ver fue la inmensa luz que se colaba por el marco de la puerta, sus heridas dolían otra vez, miró a su alrededor… todo lleno de sangre, su estomago empezaba a revolverse.

 

Bastante esfuerzo le costó ponerse de pie y al primer paso cayó por la punzada que había sentido en su pierna, necesitaba ver el origen de esa luz porque se sentía tan atraído, apenas si pudo arrastrarse con su brazo sin heridas. El Rey Criss se arrastró por el suelo. Asombrado, era una bella estela de luz que envolvía con cariño a ese niño:

 

— Cascanueces — Murmuró Criss con un nudo en su garganta. — Que tonto… no me di cuenta antes.

 

En una explosión de luces, y el príncipe… tuvo miedo y con espada en mano se abalanzó hacia el cascanueces. Incluso en aquel momento hubo algo que impidió su ataque; un cuerpo delgado que se posó justo enfrente de su súbdito y que se llevó la peor parte… el acto que provocó tanto odio.

 

— ¡DENISS! — Gritó fuerte Criss que veía la espada incrustada en el estómago, empuñada hasta que salió por la espalda de Deniss. Cayeron las primeras gotas de sangre y ante el contacto el suelo se volvió algodón de azúcar, el príncipe de cabellos plata miró con asombro, su mirada opaca brilló con maldad, retiró con fuerza la espada y la sangre salpicó en las paredes, Deniss cayó al suelo.

 

El príncipe entendió.

Salpicó un poco más y más allá,

Sometiendo a una metamorfosis toda lo que tocaba la sangre de Deniss.

 

— Cascanueces — Llamó Deniss al cascanueces, suplicó por atención… el cascanueces dejó de ser envuelto por la estela, se acercó a Deniss, la sangre manchaba sus manos— Cascanueces Criss me dijo tantas cosas, lo siento, lo que… dije… lo siento…

 

— Deniss — El cascanueces recostó su frente en el pecho de Deniss… y el rubio sonrió.

 

— Me alegro tanto de — Su voz se entrecortó, la sangre del rubio también manchó al cascanueces y su piel fue dejando aquella apariencia de madera, los ojos de muñeca desaparecieron, el cabello oscuro del cascanueces tenía curiosas puntas enroscadas, Deniss tragó saliva con dificultad y verdaderas lágrimas de dolor escurrían por el rostro del cascanueces. — Tú… — El hechizo se rompía, ahí, frente al rubio estaba un jovencito buen mozo con uniforme militar y todo aquello, el cascanueces no lo notaba porque las lágrimas cegaban sus ojos, mientras una estrellita de cristal brillante se iba formando a su lado.

 

— ¡Basta de juegos! — Murmuró el príncipe, acercándose hasta Deniss, se inclinó para tomarle de la mano hizo fuerza para empezar a arrastrarlo, el cascanueces contra el suelo resintió aquel brusco movimiento.

 

El príncipe con saña jaló de Deniss llevándole hasta el salón en donde sus padres y los súbditos se encontraban congelados, al pasar junto a Criss depositó una patada con saña sobre la herida en su pierna para impedir algún movimiento. La sangre de Deniss a su paso iba dejando aquella nueva textura suave en el suelo, el príncipe pensó entonces que si era tan poderoso aquel líquido, podría romper el encanto en sus padres.

 

Manchó su mano de sangre y la restregó en el rostro de su padre pero nada ocurrió.

Presionó por segunda vez en la herida y nada pasaba, después con sus dos manos pero no había ningún cambio.

 

Criss intentó levantarse, era inútil.

 

— ¡Cascanueces has algo! Va a matarle…  — El cascanueces tomó entre sus manos la estrella de cristal, sonrió con tristeza y caminó con pies descansos sobre el camino de algodón dejado por Deniss…

 

“¿Deseas tanto volver?”

 

— Príncipe, no funciona de esa forma, nunca podría ser así. — Murmuró bajito y su príncipe paró en seco, con las manos llenas de sangre y las lágrimas de impotencia en su rostro — Puedo ayudarte pero necesito que te alejes de Deniss…

 

— Todo esto es tú culpa —Chilló el príncipe y le apuntó con el dedo.  

 

— Sí, entonces, ven a mi lado, deja a Deniss por favor.

 

— ¿Por qué te importa tanto? — Una idea caló en sus corazón. El príncipe sintió que empezaba a perder su poder. — ¿Te importa más que yo?

 

El cascanueces son respondió, quedaba poco tiempo.

 

“Sí. En verdad que quiero volver y arreglarlo todo…”

 

— Sé que puedo hacerte volver — elevó las manos sobre su cabeza y tras un suspiro fuerte, estrelló con todas sus fuerzas la estrellita de cristal que sus lágrimas habían formado — Porque… es lo que quieres…

 

“Entonces… hay que esforzarnos para que vuelvas…”

 

La luz comenzaba a lastimarle, Entonces Deniss abrió los ojos, restregó el interior de su brazo sobre su rostro y recordó, con temor levantó la mirada y miró hacia su estomago… su pijama estaba desabotonado… pero debía de tener algo más alarmante que un botón desacomodado ¿No? Miró a su alrededor, estaba recostado en uno de los sillones, la sala estaba como la noche anterior, las velas en el árbol ya se habían apagado, los regalos estaban desenvueltos. Se puso de pie y no encontró por ningún lado sus zapatillas.

 

— ¡Auch! — Dejó escapar un quejido e inmediatamente, miró al suelo y notó un montoncito de vidrios regados por todas partes, de su pie salía sangre y por un momento se quedó completamente paralizado. Retiró el vidrio y sin temor a lastimarse caminó hacia el árbol,  buscó sobre la repisa de la chimenea, entre los juguetes… y no le encontró por ningún lado; sintió temor, pedía a gritos una prueba y sin embargo, no fue capaz de pensar que todo había sido un simple sueño.

 

.*.

 

Drosselmeyer abrió los ojos de golpe, con un gesto amargo en su rostro y los ojos llorosos se levantó, colocó apenas si bien la bata negra sobre su cuerpo y se acercó al reloj “cucú” que anunciaba las ocho de la mañana… “toc-toc” en la puerta.

 

— Mi príncipe es… — Murmuró alarmado…

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» D’amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

(º·.¸ (¨*·.¸       ¸. ·*¨) ¸. ·º) 
«. ·°·~*~' Fin ~*~·°·. »
(¸.·º(¸.·¨*         *¨·.¸)º·.¸)

 

 

La muerte de la reina rata no fue el motivo del fin de las maldiciones…

… lo que ayudó a romperlas fue amor que poco apoco fuiste demostrando por nosotros.

Gracias por querernos.

Y gracias a Clara, que donde  quiera que esté, siempre te cuida.

 

Notas finales:

 

4. Nos vemos en el epílogo. ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).