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No llores cascanueces. por Doki Amare Peccavi

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Cap. 4: Me sonrió

 

Había, a mitad del camino un gran marco de cristal carmín, a su alrededor los arbustos rosados esfumaban lo impresionante de la imagen, el césped a azul pastel desentonaba completamente con la escena, el cielo amarillo no hacía más que deprimir todo buen gusto, pero… esas nubes moradas a Deniss le parecieron deslumbrantes. Criss fue el primero en ingresar por el gran marco, siguiéndole el Cascanueces y por ultimo él. De los colores extravagantes sólo el recuerdo quedó, a tonalidades grises, bastantes personas caminando a su alrededor, sin frases en los labios y ojos fijos en el camino. Los arbustos rosas no era más que tristes troncos oscuros.

 

— Todo está… — Murmuró atónito Deniss.  Hasta  las personas habían perdido el color, niños sin sonrisas, ni el viento soplaba, ni el sol sobre ese mundo opaco brindaba rayitos de luz.

 

— No hables…, no les mires… — El cascanueces se viró y observó a Deniss desconcertado —

 

— ¿Por qué? — La respuesta por parte del Cascanueces no llegó. Lo aceptó malhumorado y en todo el trayecto no despegó su mirada de la espalda del sujeto de madera. Intacto, más que perfecto, las casitas ovaladas con techo exuberante y las puertas que en sincronía,  todas las casitas indicaban que habían sido hechas, tal vez, por la misma persona. Era una lástima no poder admirar todo el paisaje con un colorido natural, el Cascanueces había estado en varias ocasiones ahí, en la villa de los constructores de ensueño y ahora era todo una sombra de lo que alguna vez fue.

 

— Cascanueces — Murmuró bajito Criss — ¿Es por aquel lugar? — El cascanueces dirigió su mirada hacia el lugar en dónde Criss apuntaba con su dedo índice, su mirada baja en señal de protección, el Cascanueces asintió y varias personas qu4e hacían una barrera comenzaron a caminar hacia ellos — Si no nos movemos no pueden hacernos nada ¿Cierto…?

 

— Cierto…

 

— Pero vienen hacia nosotros — Deniss estaba detrás del Cascanueces y de Criss, jamás se había enfrentado a nada… de ese tipo

 

— Mentira… ¡Corran! — Criss dejó escapar un grito desesperado…. Mentira que nadie impediría su viaje, Sí, la reina de los ratones había muerto entonces por qué todo igual a cuando ella vivía y su maldición  reinaba.

 

— “No… no está bien, son personas en el tiempo inerte, repiten una y otra vez, mientras envejecen… lo que estaban haciendo antes de que el hechizo fuese lanzado”  — El cascanueces pensaba, mientras corría a como sus piernas de madera podían permitírselo, cuando lo notó, ya corría cada uno a direcciones disidentes — “No se separen…”

 

Deniss corrió sin mirar atrás, estaba demasiado alejado de todos, recargó su cuerpo en un árbol, mientras su respiración se regulaba miró a lo lejos como nadie caminaba hacía él, mordió su labio inferior y negó inmediatamente con la cabeza, si algo le pasaba a esos dos… seguro no podría él encontrar el camino para ir con aquel hombre que podría regresarle a su casa… pero tenía miedo.

 

Deniss… tengo miedo

 Escuchó el rubio la voz de una niña, un escalofrío recorrió su cuerpo se viró hacia todos lados, estaba completamente sólo… esa voz era de…

Recordó lo último que él le dijo después de esa oración: “Eres una cobarde…”

 

Deniss… tengo miedo

Volvió a repetirse, aquel lamentable enunciado en una voz dulce… herida…

 

— Calla… — rogó, y la voz se incrementó, más fuerte, suplicando más y más…

 

— Deniss — Criss corría a su lado, el rubio sintió escalofríos cuando el castaño se acercó hacia él... cuando dijo aquello… — ¡Vámonos… todos han corridos tras el cascanueces! —

 

— ¿Y le dejaremos…? — Cuestionó, con un hilo de voz y los ojos bastante abiertos.

 

— Tengo que sacarte de aquí… regresaré por él —  Deniss se dejó guiar, caminaron de nuevo, durante varios minutos,  por el sendero marcado y llegaron hasta el final de la villa, ahí, en dónde el pasto gris dejaba de ser eso y se convertía en tierra húmeda brillante y llena de color. — Espera aquí… si algo se acerca a ti, no le mires… corre lejos en línea recta, nos encargaremos de encontrarte.

 

Quiso decir cualquier cosa…, vaya cobarde que resultaba ser él, su voz no salía, sus piernas apenas si podían sostenerlo, vio a Criss alejarse, aún tenía, el castaño, su capa, con las provisiones, atadas a su espalda. Se le notaba seguro… tan diferente a él, un silencio, recuerdos que no quería que volviesen.

 

Criss miraba a todos lados, varios aldeanos más permanecían ajenos a lo que ocurría, fueron las voces murmurantes y el grito desgarrador el que atrajo su atención, rodeó las casitas, su respiración empezaba a agitarse y por la bruma desconocida que comenzaba a invadir el lugar llegó hasta dónde el cascanueces se encontraba, rodeado por personas con movimientos extraños, pausas entre sus movimientos y sus articulaciones aún más cuadradas que las propias del cascanueces.

 

— ¿Qué está ocurriendo? — Cuestionó bajito al cascanueces, pero no escuchaba nada, el cascanueces con la mirada baja y cubriendo con la palma de sus manos, su rostro, se mantenía ajeno a todo, era un sollozo, el cascanueces desesperado descubrió más temor del que podía albergar en ese momento… Desesperado, Criss se abalanzó hacia  aquellos hombres y ante el simple contacto con sus manos, ellos desaparecieron, convirtiéndose en bruma húmeda…

 

— ¡No les toques…! — Demandó el cascanueces mientras levantaba su mirada, esos ojos tan llamativos, incluso parecían tener vida, aquellos ojos pintados en madera — No podrán regresar si se vuelven niebla…

 

— “Tú puedes ayudarnos… dinos, dilo ¿Cómo podemos salvarnos…?” — Al unisonó las voces Criss tembló con el simple hecho de escucharlas —

 

— No lo sé, — Dijo apenado, y ellos se acercaban más a él, intentaban tocarle y de nuevo, la niebla volvía a aparecer…

 

— Lo sentimos — Una disculpa que el cascanueces ofreció, pero a ellos no les bastaba con eso. Desesperados, aglomeradamente, dejaron que sus cuerpos chocarán con el cuerpo de Criss, con el cuerpo del cascanueces, cubriendo de nuevo su rostro, el cascanueces dejó que terminarán con lo que ellos no deseaban seguir. Su existencia… si tan sólo le diesen un poco más de tiempo, sólo un poco más para que Deniss…  — Deniss — Cuando el cascanueces levantó la mirada y vio a Criss tan tranquilo notó que no había nadie más a su alrededor. — ¿En dónde está Deniss?

 

— Le he sacado… está bien… ¿Y tú?

 

— ¿Y tú...? — Criss negó con la cabeza, el cascanueces, temblaba… había fallado, era lo que sentía pensaba también en aquello ¿Porqué Deniss se había marchado? Tenían que protegerle, sí, pero a cambio… él tenía que proteger a todos los demás.

 

— Confundido… dijiste que tenían vidas tristes y grises… pero ellos, están sufriendo ¿Porqué si mi madre ha muerto no se ha terminado nada…? — Criss esperó una respuesta que el Cascanueces no fue capaz de ofrecerle, sí una suposición bastante elocuente.

 

— Todo está a la mitad… Criss… es más atroz, creo, de lo que había sido. Porque ella — Refiriéndose a la madre de Criss — No está para controlarlo y… tampoco para revertirlo.

 

— Solamente Deniss podría… ¿No? —

 

— Estoy… confundido… — Pensó el cascanueces; ¿Cómo el que huyó en esta primera batalla podría proteger a todo un reino?, evitó cualquier comentario que pudiese confundirá también a Criss, si ambos dudaban entonces sería un problema, porque los corazones que dudan pierden su valor y su fuerza.  —  pero es seguro que Deniss podrá... 

 

— Es tiempo de marcharnos ¿No…? — El cascanueces asintió, caminaron presurosos, Criss principalmente, el cascanueces un poco más lento… porque una primera parte de él, se quedaba en aquel lugar.

 

Cuando llegaron hasta la salida de la villa, Deniss, en el pasto, se encontraba completamente pálido, bastante fuerte debió de haber sido el susto que se había llevado. Criss le brindó una mano, para ayudarle a ponerse de pie.

 

— Creo que lo mejor es que paremos por hoy, — El castaño dirigió su mirada al cielo — Pasaremos el resto de la tarde descansando, Deniss asintió, pero el Cascanueces se encontraba inconforme.

 

— No es buena idea, Deniss desea volver a su hogar y yo… opino que es muy necesario que nos apresuremos, caminaremos un poco más, hasta que el atardecer llegue. — Y sin dar oportunidad de réplica, el cascanueces empezó a caminar.

 

— Estás molesto por algo — Afirmó Criss, el cascanueces no se viró, ni atendió al llamado del rubio. Entonces no insistió, por algún motivo no le gustó mucho la idea de hablar con el cascanueces en ese momento, porque sus pensamientos ocultos serían difíciles de entender, entonces, pretender comprensión y le distanciaría más del Cascanueces. —

 

Y durante el resto del camino nadie dijo nada, Deniss era quién menos atención puso a aquello, no le importaba demasiado hablar de algo, porque tenía muchas dudas y sería aún más evidente su inexperiencia, porque se sentía con la responsabilidad de seguirles el ritmo… no tenía porqué, pensaba repentinamente, porque no tenía nada que ver con ellos, ni les conocía, ni les importaba conocerles… el cascanueces, antes atento, estuvo demasiado tembloroso durante todo el camino y al atardecer, como lo había dicho, todo sucedió, se refugiaron en un grupito de arbustos, Criss sin reparo se dejó caer en el pasto seco, el cascanueces se sentó sobre un tronco bastante grueso, y Criss, recargando su espalda sobre un árbol, comenzó a observarles, por primera vez fijamente.

 

Comía una manzana bastante azul, Criss, sus labios se pintaban con la pulpa y entonces mordía nuevamente, él, no tenía apetito, así que jugaba a alimentarse mientras masticaba en exceso una de aquellas extrañas manzanas. A quien nunca había visto alimentarse, era al cascanueces… ¿Sería porque era un juguete? El hecho de que se moviese en ocasiones le hacía olvidar que era de madera… le observó, con tallados finos que no dejaban de parecer toscos, en comparación con una figura humana, sus brazos extensos y su cabello negro también eran simplemente madera moldeada y pintada. Sus labios opacados por aquella gran sonrisa y sobretodo, esas mejillas casi nulas que intentaban ser resaltadas por el rubor falso… cuando llegó a los ojos, esos ojos que no expresaban nada a primera vista, pero con atención podrían decir más que una extensa oración… pudo notarlo, el cascanueces le estaba mirando, desde el tronco en el que se había acomodado… tontamente, tal vez por haberse encontrado inspeccionando al cascanueces, tal vez porque en ese momento lo sintió así… Deniss sonrió al cascanueces y este viró inmediatamente su mirada dejando confundido al rubio.

 

— “Cómo puede sonreír después de lo que ocurrió” — Se cuestionó internamente el Cascanueces, sintió estremecerse al recordar aquella sonrisa… — “¿Es que acaso no significa nada para él la gente de este reino...?

 

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