Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kansoushita namida tonbo por Matsuoka Rin

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

[RA][Chef!Haru/Policía!Rin][Multiparing][OLD-VERSION]

Kansoushita namida tonbo

Por Aomine Daiki.

I

 

— Un corto circuito

Makoto dijo sosteniendo, aún, con firmeza la boca de la manguera y mirando entre triste y satisfecho la casa calcinada frente a ellos.

— Gracias a ti no logró extenderse a las casas vecinas

Rin comentó, tranquilo, hasta con cierta frivolidad; que no era más que su resignación sobre el trágico asunto en sí. Contemplando por igual, en una pose atractiva, con las caderas recargadas hacia el lado derecho y descansando la mano izquierda en la cintura.

Tachibana acentuó la amarga sonrisa en su boca tras las palabras de Matsuoka. Apretujando la manguera en un intento de liberar la frustración sentida. Se quedaron quietos, los dos, dejando que los demás compañeros de Makoto terminaran de levantar los escombros. Mientras tanto los otros policías interrogaban a los afectados y testigos de los alrededores. El aire estaba contaminado por un aroma fuerte, seco, a madera y papel incinerados. Rin arrugó la nariz intentando aguantar el olor y no estornudar debido a la irritación sentida en el interior de sus narinas.

Para cuando los oficiales se hallaban finalizando el reconocimiento, Matsuoka le dio un último vistazo a la casa (los restos de esta) con esos ojos escarlatas ahora tan fríos como la noche alzada sobre sus cabezas. Brillando las pupilas por las luces rojas y azulosas de las sirenas. Dándose vuelta e intentando retirarse, captando con ello la atención de Makoto.

— ¿Eh?, ¿ya te vas, Rin?

Tratando de alcanzarlo Makoto tiró de la manguera, lográndolo con ciertas trabas.

— Ya no hay nada que podamos hacer. Los heridos han sido trasladados al hospital y ustedes tienen todo bajo control

Ni siquiera lo volteó a ver, continuó caminando con Tachibana siguiéndolo a unos pasos de él.

— Ya veo

La voz se escuchó desilusionada, y ello hizo a Rin enarcar la ceja izquierda. Deteniéndose para volverse a Tachibana que tenía una expresión cabizbaja entre el hollín y las cenizas que le ensuciaban el rostro. No habló de inmediato, solo le miró detenidamente, ganándose un dolor en la garganta.

— Makoto

A la salida de su nombre, Tachibana elevó la cara, exponiendo asombro en esas orbes esmeraldas al tener la imagen déspota, pero bella, de Matsuoka.

— Dile a ese sujeto que si quiere arreglar las cosas tiene que venir él

Las mejillas de Makoto se colorearon, abriéndosele la boca entre temblores y algo parecido a un balbuceo pequeño. Rin lo había descubierto, pero era obvio después de todo. Y Tachibana solo pudo palmearse la frente mentalmente.

— Pero Haru, él-

Volvió a girarse, pero esta ocasión definitivamente, ignorando ya el poema desesperado escrito en la tez de Tachibana.

— Espera, Rin, sabes que Haru no- ¡uwah!

Perdiéndose la caída de Makoto al haberse enredado con la larga manguera y ser socorrido por sus compañeros casi de inmediato.

— ¡Tachibana, ¿estás bien?!

— S-sí, lo lamento

Y de la triste mirada que el joven bombero le regalaba.

Rin

 

Se acercó hasta la patrulla que le correspondía, topándose con su pareja al parecer entretenida asistiendo a las personas que claramente solo se habían acercado al lugar movidas por el morbo y la curiosidad. La mirada se le endureció, igual que el entrecejo, ante las sonrisas descaradas de aquellas mujeres. Pero sin decir nada, salvo tronar la lengua en un ruido que sonó parecido a un: Tch; apoyó los brazos encima del techo del auto, recargando el cuerpo contra este. Esperando a que el otro dejara de perder el tiempo.

Durante su espera el recuerdo de aquellas palabras que le dijera a Makoto hace nada le trajo un horrible sentimiento que le agrió los labios y le quemó el estómago. Esas palabras habían sido la pura verdad. Sí ese sujeto quería solucionar las cosas debía hacerlo de la forma correcta y no mandando a otros que no tenían nada que ver con el asunto para que le arreglaran sus propios problemas. Le había molestado, demasiado, la sola idea de que Makoto quisiera abogar por ese idiota, pero entendía que Tachibana solo quería ayudar y por ello todo esto le enfermaba aún más. ¿Qué a Haru no le importaba lo suficiente como para buscarlo personalmente?, joder, esto apestaba pero no tanto como el no poder volver a casa, a su propia casa, porque el imbécil e insensible adicto de la saba estaba allí. Quería dormir en su cama, ver alguna película en su propio sofá, asar un bistec, pero no, esa vez que discutieron a él se le había ocurrido (en un ataque de ira) la grandiosa idea de largarse del departamento en vez de botar al bastardo. Chirrió los dientes, apretó los puños y cerró enérgico los párpados.

Maldita sea, Haru

Blasfemando contra Nanase, tan fuerte en su mente que no pudiera pensar en nada más que en sus ganas de romperle la cara.

Y estaba tan concentrado en remembrar su enojo que no se percató de que su compañero hace nada terminó de prestar ayuda a las damas y que ahora se hallaba de pie, detrás, con el cuerpo encorvado hacia delante, encima suyo pero siendo cuidadoso en no tocarlo y con los labios cercanos a su oído.

— Si no te quitas no podré irme a casa a sacarme este asqueroso olor de encima

El sonido grave, profundo y cuidadoso penetrándole el oído le heló el cuerpo. El vaho caliente pareció rajarle la oreja y Rin solo abrió enormemente los ojos. Temblándole los iris entre el torpe batir de las largas y oscuras pestañas. Se quedaron así, Matsuoka siendo acorralado entre la patrulla y el cuerpo de su pareja, y éste ahogándole con su propia temperatura emanando vertiginosa entorno al otro.

Rin se movió ligeramente y eso hizo que el otro se enderezara al tiempo en que el primero se daba vuelta para verle.

— No eres el único que tiene ganas de regresar a casa y quitarse este maldito olor, Sousuke

Fue un reclamo que llegó con la frente arrugada de Rin, sus ojos chispeando de molestia y la boca torcida de mala gana. Yamazaki le devolvió la mirada, despectiva y autoritaria. Quedándose los dos en ese pleito callado, interrumpido por Sousuke al sujetar de la barbilla a Matsuoka que ahogó sus quejidos y solo, otra vez, elevó una ceja.

Yamazaki lo obligó a girar el rostro de un lado a otro, pareciendo con ello estar analizando a detalle la cara. Pronto Rin llegó al límite, apartando a su compañero de un manotazo poco amable.

— ¡Hey!

Quejándose Sousuke por lo maleducado que fuera.

— Deja de verme así, me enferma

La lenta respuesta de Yamazaki alertó de forma curiosa a Rin que se quedó a la expectativa.

— Vayamos a casa. Mañana tenemos que estar temprano en la oficina

Sousuke se apartó para dejarlo pasar, ya con una expresión tranquila y esa aura calma que le atraía y la cual resultaba más efectiva que cualquier píldora anti dolores de cabeza.

— Aa

Subieron al auto, colocándose los cinturones de seguridad y permitiendo Matsuoka que Sousuke condujera. Dejando atrás a Makoto que los mirara partir en silencio, con una cara angustiada iluminada por las brillantes luces rojas del carro de bomberos y el vago azul del auto de la policía; pensando en cómo decirle a Haruka que había fracasado, de nuevo.

Ya en el departamento de Yamazaki, este fue el primero en adentrarse al baño, sin que Matsuoka emitiera queja alguna. Pero aún así Sousuke le había ofrecido la oportunidad de ser el primero, oportunidad que Rin rechazó de buena gana, restándole importancia al tiempo. Matsuoka no supo en sí cuánto le llevó a Sou asearse ni tampoco supo notar cuando sacó el móvil y se dispuso a ver detenidamente la pantalla de este sin hacer ninguna otra cosa más que esa. Solo hasta que Yamazaki dijo: "El baño está libre, úsalo"; fue que dejó de mirar el aparato, molestándose consigo mismo, estrujando el teléfono y dejándolo sobre la mesita de centro de mala gana. Incorporándose para responderle a su amigo con algo parecido a: Oh, thank you, y yendo directo al baño.

Cavilando una sola pregunta: ¿Cuándo piensas decidirte, Haru?

Y dejando a la vista y alcance de Sousuke la ventana del inbox de su celular con la leyenda parpadeando: NO NUEVOS MENSAJES. A quién se le endureciendo la vista al toparse con el motivo que mataba tortuosamente las esperanzas de Matsuoka.

Asearse le dio la pauta para relajarse lo suficiente para no pensar más en su pelea con Haruka, eso y la cena preparada por Sousuke quien diestro sazonaba un par verduras y trozos de res con salsa de soya acompañados por una pasta. Rin tomó asiento en el antecomedor, vestido con solo una camisa negra y un short blanco, encontrando encima de este una taza humeante de lo que olía y lucía como té, servida especialmente para él.

— ¿Relajado?

Sousuke le interrogó sin dejar de mover el sartén y prestar atención a lo que hacía.

— Algo así

Subió una de las piernas en la silla, abrazándola y descansando la mejilla contra su rodilla. En una pose mimada, y hasta femenina que Sousuke alcanzó a ver de reojo.

El guisado terminó de cocinarse, siendo servido de inmediato para comerse animosamente. La velada pasó agradablemente, y Rin incluso deseo repetir, terminando por compartir su segundo plato con Sousuke quien al parecer estaba igual de hambriento que él. Ambos levantaron la mesa y ambos lavaron los platos. Rin tallando y Sou secando y acomodándolos apropiadamente en sus respectivos lugares.

— Gracias por la comida

Comentó Rin con una expresión feliz y satisfecha.

— Por lo menos esta vez te comiste todos los vegetales

— No lo digas de esa manera

Sousuke se sonrió al tiempo en que se alejaba en dirección de lo que suponía ser el estudio capturando y despertando curiosidad en Rin.

— ¿Lo harás ya?

— Debo enviarlo antes de las 23:00

— El director sí que sabe como joder

— Igual es mi trabajo. Duérmete ya

— ¿Qué eres, mi madre?

— No pierdas el tiempo

— Claro

Después de esa breve charla Yamazaki se dispuso a escribir su reporte acerca de lo sucedido durante el día, y Matsuoka se recostó en el sofá, pretendiendo reposar un rato antes de retirarse a su cuarto.

Para el instante en que Sousuke finalizó su redacción y salió del estudio se topó con una escena que ya comenzaba a hacérsele familiar. Se acercó hasta la sala y le echó un vistazo a Rin, quien se hallaba completamente dormido encima del mueble, de manera descuidada, en una pose encantadora de no ser porque algo caía de aquellos ya ojos cerrados. Se dobló para verle más de cerca, descubriendo (para su asombro) que eran pequeñas lágrimas corriendo presurosas y atravesando las cálidas mejillas rojas. Ese hecho le resultó molesto, desagradable, empeorando cuando una luz salía de entre las manos de Rin. Algo sostenían y Sou lo tomó sin pensárselo. Se trataba del móvil con un mensaje escrito y aún sin mandar.

LO LAMENTO. HE SIDO UN IDIOTA, HARU.

Un impulso y algo carcomiéndole el raciocinio de forma beligerante, le despertaron las ganas de borrarlo e incluso hacer lo mismo con la información del contacto pero no lo hizo, apretó el botón de guardar y apagó el aparato. Se irguió no sin antes cargar a Rin igual que a una damisela, procurando delicadeza para no despertarlo, y llevarlo a su recámara.

Tensando la mandíbula al oír el llamado frágil, dolido y desesperado de un Rin profundamente dormido que decía: "Haru".

 

Por otro lado, en mitad de una cena solitaria, abastecida de platos altamente elaborados y con un toque refinado y soberbio. Un chef, que cansado ha vuelto a casa después de un día de extenuante trabajo, se arruina el apetito. Es sacrilegio, algo indigno, no desear el pescado delicadamente servido. Pero es que es otro el antojo que tiene Haruka para la cena de esta noche y que ha permanecido desde muchas anteriores. Otro es su apetito que no hace más que clamar por el sabor del cuerpo y la carne de ese molesto policía que lo dejara hace más de dos semanas atrás debido a una riña que seguía considerando estúpida.

Nanase frunce la frente lo suficiente para darle una apariencia peligrosamente malhumorada al semblante.

La comida se enfría y a Haru no parece importarle.

A los lejos, sobre la mesita del teléfono se ubica su celular con la foto y el número de contacto de Matsuoka brillando débilmente.

Nanase se levanta, olvidando alimentarse, sintiéndose un asco por el desperdicio que ha hecho. Todo porque no puede dejar de esperar por un mensaje, que contenga las palabras de Rin, verbales o escritas, que le digan lo que ansía.

Se acerca hasta la mesita para levantar el celular que le cuenta no hay ninguna novedad. Eso lo pudre pero solo fuerza más el gesto fúrico.

Buscando alivio que no llega cuando en medio de la noche y ese hogar vacío, pronuncia un solo nombre: “Rin”.

Deseando que su llamado casi silencioso vuele y se adentre en los sueños de este.

Y regrese con un perdón.

 

つつく...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).