Hacía un hermoso día de primavera en Pueblo Paleta, dos chicos descansaban en la frondosa hierba y las hermosas flores de la temporada.
-Se siente muy tranquilo estar aquí ¿verdad Agatha?-preguntó un pequeño Oak.
-Si, es lo mejor-lo tomó de la mano-se siente muy bien-sonrió.
-Wow, mira amiga, es una nube con la forma de un Poliwhirl-la soltó.
-Vaya, es cierto-miró sorprendida la chica.
-Oye ¿vamos por unos helados?-se incorporó de un brinco.
-Está bien.
-Andando entonces-le extendió caballerosamente la mano.
-Si, gracias Samuel-se sonrojó.
Ambos chicos se montaron en sus bicicletas y se dirigieron a la plaza central del pueblo, en el camino conversaron un poco.
-Samuel ¿te puedo preguntar algo?
-Claro, dime de qué se trata.
-¿Hay alguien que te guste?¿alguna niña quizá?
-En absoluto, las niñas son horribles con sus tonterías y delicadezas.
-Entiendo-calló un momento la chica-sabes yo soy una chica también.
-Agatha tu eres diferente-seguía pedaleando.
-Sabes, no quisiera que quizá tu te llegaras a fijar en alguien más.
Oak frenó en seco y se quedó observándola.
-Así que es eso-susurró-eres una tontita-comenzó a reírse hilarantemente.
-Agghh, eres un bobo Samuel ¿por qué te burlas así de mi?-dijo enojada.
-Escucha bien Agatha-tomó su rostro-tu eres mi mejor amiga, jamás te dejaré sola ¿lo has entendido?-la abrazó-eres alguien muy importante en mi corazón.
Al llegar a la plaza y comer el helado los dos chicos se despidieron.
-Te veo mañana Agatha-se despedía a lo lejos el pequeño Oak-mañana iremos a el riachuelo a pescar, no lo olvides.
-Estaré temprano esperando-sonrió plena.
-¿Cuándo le dirás la verdad?-la interrumpió una chica idéntica a ella.
-¿De qué hablas?-saltó asustada.
-Hermanita eres tan tonta, tratando de ocultar lo que es obvio-hizo un además delicado.
-Gaia, siempre tan irritante, ocúpate de tus propios asuntos.
-Veo que aunque somos hermanas gemelas no dejamos de ser tan diferentes, tu pareces un chico y yo…soy hermosa y delicada.
-Cállate, además para tu información Samuel dijo que siempre estará a mi lado, dijo que las chicas le parecen horribles.
-Veo-la miró irónica-esperemos un tiempo a ver si piensa igual.
-¿De qué hablas?
-Nada, solo que con el tiempo los hombres comienzan a sentir cosas especiales por las chicas, es natural.
-No entiendo nada.
-Solo digo que a menos que Oak sea raro pronto te dejará hermanita, en fin, nos vemos en la casa, voy a comprar unos zapatos-se marchó.
-¿Sola?¿Sin Samuel?-susurró abatida.
Al otro día Samuel fue a casa de Agatha.
-Creí que estabas lista.
-Lo siento, no esperé amanecer enferma-se tapó con la cobija-creo que no podremos ir hoy a pescar.
-Entiendo-hizo un puchero-espero puedas amanecer mejor, quiero que pesquemos algunos Pokemon.
-Gracias amigo-ahora, será mejor que te vayas, me da miedo contagiarte.
-Entendido, recupérate pronto-se marchó.
Una vez el chico cerró la puerta Agatha rompió en llanto.
-Me siento tan mal-se levantó y comenzó a romper sus cosas. Gaia tuvo que entrar y calmarla.
-Trata de mantenerte serena-la abrazó-todo estará bien.
-No quiero, no quiero que se aleje de mi-sollozaba.
Así pasaron los días y aunque Samuel iba siempre para ver como estaba, ella se hacía negar.
Pasaron 3 semanas y el pequeño Oak no volvió. Gaia preocupada de ver que su hermana no comía ni salía de su habitación decidió hablar con ella.
-No puedes seguir así.
-Déjame en paz, si no lo voy a ver más será mejor.
-No, no debes rendirte tan pronto, aún hay una esperanza, porque Samuel se puede enamorar de ti, si estás con él, te verá más adelante como algo más que una amiga.
-¿Tu crees?
-Estoy segura, anda, ve a buscarlo-le quitó la cobija que la cubría.
-Tienes razón-dio un salto y corrió a arreglarse.
Con ayuda de Gaia la chica quedó radiante y hermosa.
-Te ves muy bien hermana, ahora si pareces de la familia-empuñó su mano.
-Agradece que estoy de buen humor, sino te golpearía.
-Oye, yo solo hacía un comentario.
-Como sea-sacudió su cabeza-me voy a buscar a Samuel.
-Adelante, ve Agatha.
La chica corría con gran prisa a la casa del chico.
-“Samuel, este sentimiento, juro que se hará real, eres alguien muy especial para mi, te quiero”
Agatha llegó a la casa de Oak, pero no pudo seguir adelante, había visto algo que la dejó perpleja. Samuel estaba ayudando a bajar las cosas de una nueva chica que se había mudado en el vecindario.
-¿Y cuánto tiempo piensan quedarse?-sonrió.
-No lo se, creo que mucho-respondió tímida.
-Eso suena grandioso-estaba tan distraído que tropezó con una manguera y dejó caer una caja que llevaba.
-Eres muy gracioso-sonrió la chica.
-Si, soy algo torpe ¿Cómo te llamas?
-Soy Mizuki ¿y tu?
-Samuel, soy Samuel Oak.
Agatha contempló la escena mientras su corazón se hacía trizas.
-Abuela, abuela-gritaba Yellow-¿me escuchas?
-¿Me decías algo?-tomó su cabeza
-Te quedaste elevada por un momento.
-No es nada, descuida mi querido nieto.
-A veces eres un poco extraña-la miró desconcertado.
-Lo se, lo se, ahora vamos a cenar.
-¿Vendrá mi Tía abuela Gaia la otra semana?
-Así es, ya sabes que no ha cambiado nada.
Recordar es vivir ¿pero qué hacer con un recuerdo doloroso? ¿Vale la pena seguir con ese sentimiento que tanto daño hace? No lo se, pero siempre que piense en ti, estarás en mi corazón Samuel.