Red y Pegaso estudiaban para un difícil examen de Álgebra en batalla.
-Me siento exhausto-suspiró Red-es demasiada información-como odio el Álgebra, este tipo de conocimientos no deberían enseñarlo en las escuelas.
-No seas remilgado-lo observó el pensador sonrojado-hasta ahora llevamos la mitad de ejercicios de práctica-¿me estás prestando atención?
-No tienes por qué ser tan molesto, te recordaba mucho más simpático-refregó sus ojos.
-Cuando se trata de estudiar soy algo inflexible.
-Entiendo-puso su cabeza en el escritorio-igual a él-susurró, Pegaso alcanzó a escucharlo.
-Tengo una idea hay un evento en un restaurante de Takoyaki en el centro de Azafrán, si terminamos de estudiar todos los temas, prometo llevarte a comer el fin de semana.
-¿Lo prometes?-se iluminaron sus ojos-como me encanta el Takoyaki-babeó.
-A ti te gusta toda la comida-se burló.
-No es cierto ¿acaso insinúas que soy un glotón?-preguntó molesto.
-No, para nada-respondió sarcástico.
-Como sea-tomó su guía de estudio-ya verás que terminaré todos los temas en un abrir y cerrar de ojos.
Así llegó el fin de semana, Red cumplió su parte del trato por lo que Pegaso debió cumplir su promesa.
-Takoyaki, Takoyaki-coreaba Red muy contento en el camino-ahora que lo pienso hace tiempo que no como Takoyaki, quizá me coma dos porciones, o quizá 3, o tal vez 4, así me aseguraré de no comer en un buen tiempo.
-Me alegra haber traído dinero suficiente-murmuró Pegaso haciendo un gesto gracioso.
-Qué felicidad, hemos llegado-sonrió ampliamente el jovencito-vaya, parece que está lleno-observó una fila enorme para entrar al lugar.
-Siempre me pasa lo mismo-observó molesto-no importa, podemos esperar un buen rato ¿cierto Red?
-Por supuesto, vaya olor, ya me está rugiendo el estómago.
-Entonces siéntate en esa banca mientras yo hago la fila.
-Pero si yo estoy aquí, quizá Pegaso se sienta solitario-hizo un gesto tierno.
-“Pero qué lindo”-se sonrojó-descuida, estaré bien, supongo que son las consecuencias de venir a este sitio sin comprar las boletas.
-¿No compraste boletas para el evento?-preguntó un sujeto de la fila.
-Claro que no, siempre vengo el día del evento ¿hay algo de malo en ello?
-Las boletas se agotaron hace dos días, es un evento muy popular.
-¿Quieres decirme que no podemos entrar?
-Me temo que no amigo.
-Y me vengo a enterar hasta ahora-pasó colores tratando de calmar la rabia-¿ahora qué le diré? Sólo míralo, se ve tan entusiasmado y lo más frustrante es que los puestos ambulantes no trabajan hoy domingo-se acercó avergonzado al jovencito.
-Y bien… ¿ya casi entramos?
-Si, claro, sabes, estaba pensando en que podríamos, comer otra cosa, ya sabes, la ciudad tiene infinidad de platillos deliciosos…
-No, no quiero comer nada más.
-Te entiendo, pero…
-Te dije que no quiero-hizo un berrinche-quiero Takoyaki, me lo prometiste.
-Este lugar tiene una fila muy larga, demasiada gente y además yo olvidé…
-¿Quieres que lo hagamos en casa?-brillaron sus ojos de nuevo-me parece estupendo, además-se quedó mirando el cielo-parece que está a punto de llover.
-Si, hacerlo en casa, a eso me refería-maldición, jamás he hecho Takoyaki.
-¿Dijiste algo?
-Si, quise decir que vayamos ya.
-Muy bien, andando-lo tomó de la mano-Takoyaki, Takoyaki.
-Me he metido en tremendo lio.
Una vez llegaron a la cocina de la escuela Red y Pegaso tenían puestos sus delantales.
-¿Qué deberíamos hacer primero Pegaso-senpai?
-Esto…esto, bueno-su mente estaba en blanco, permíteme un momento, ya sabes, necesito la inspiración-se encerró en la alacena-maldición ¿qué puedo hacer? Un momento, un momento, lo tengo-sacó su móvil-te amo, te amo-lo besaba.
-¿Está todo bien allí adentro?-golpeó Red.
-Si, descuida, ando en mi proceso de inspiración, por favor.
-De acuerdo, no tardes mucho, tengo hambre-luego de ver todos los ingredientes y la forma de preparación salió del lugar.
-Comencemos-sonrió pícaramente.
El chico agregó el caldo a la harina junto con el tazón.
-Esto…Pegaso, creo que la masa está un poco seca-dijo Red rascando su cabeza-se supone de quedar consistente.
-Descuida, ahora verás lo que puedo hacer con esto-empezó a batir rápido la mezcla levantando una gran nube de harina-todo está, cof, cof, bajo control, cof, cof.
-Si tu lo dices-se alejó-mejor traeré la plancha.
-He terminado, ahora vertamos la mezcla en los recipientes.
-No estoy seguro de que debas llenar los moldes, aún falta meterle el pulpo.
-Confía en mi…-se desbordó el primer molde-se lo que hago-entró en pánico.
-Entiendo-lo miró desconcertado-¿puedo agregar la cebolleta?
-Por supuesto.
-Pues…no parece Takoyaki, pero desde que sea de buen sabor-se burló Red.
-Yo te enseñaré-gruñó el pensador-ahora sólo queda esperar a que se cocinen bien-mientras tanto vamos por las salsas.
Pasado un corto tiempo Pegaso y Red fueron a ver como habían quedado los Takoyaki.
-Bueno, pues no son precisamente redondos-miró aterrado Red-pero supongo que tiene buen sabor-tomó el palillo para sacarlo-Pegaso, creo que se han pegado a la plancha.
-Debes estar bromeando, soy toda una eminencia haciendo Takoyaki.
-Pues no parece-lo observó incrédulo-este platillo es un desastre.
-Red, creo que tengo que confesarte algo-agachó su cabeza.
-¿De qué se trata?
-Vaya, parece que están haciendo un verdadero desastre en la cocina-interrumpió Erika-¿qué se supone que es esto?-tomó la plancha.
-Takoyaki-hizo un gesto gracioso Red.
-Pues se ve horrible.
-Oye, será mejor que te calles, además ¿podrías tu hacer algo mejor?-respondió apenado el pensador.
-Soy una experta en Takoyaki-tomó el cuchillo-¿verdad Jin?
-Así es, ya he probado su Takoyaki, es increíble.
-Entonces, manos a la obra.
Luego de una hora Erika había terminado, el resultado simplemente delicioso. Todos se dirigieron a la habitación de Red.
-Será mejor que te calmes, no puedes tragar tantos Takoyaki-decía Pegaso preocupado.
-No deberías extrañarte, siempre come así y no me sorprende si es verdad que no habían almorzado-respondió Erika.
-No me molesten-tragaba varias bolas-además está delicioso.
Luego de un rato el chico se había quedado dormido con su cabeza sobre la mesa, caía un torrencial aguacero, Erika y Jin se habían ido a sus habitaciones.
-Red…-lo miró Pegaso-contigo las cosas comunes son toda una aventura, creo que eso me hace quererte cada día más, descansa-lo llevó a su cama y lo cubrió con su manta-no me arrepiento de haber puesto mis ojos en ti-besó su frente.